Obispos españoles: «La conversión ecológica se hace apremiante en nuestros días»

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Mañana comienza  el «Tiempo de la Creación», que este año, como recordó ayer el Papa en el Ángelus, tiene como lema el «Jubileo de la Tierra», con motivo del 50 aniversario de la celebración del día de la Tierra.

La Conferencia Episcopal Española ha querido sumarse al evento a través de un mensaje emitido por la Comisión Episcopal para Pastoral Social y Promoción Humana. En el escrito la CEE recuerda «que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás».

«En tiempos de zozobra, cuando los descuidos nos asaltan, hemos de pedir a Dios una auténtica revolución de la ternura y de los cuidados que nos ayude a mostrar, desde la oración y el servicio silencioso, que “el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás” (LS 70)», dice el mensaje citando la encíclica sobre ecología de Papa Francisco Laudato Si.

Los obispos españoles de esta Comisión Episcopal quieren hacernos participes «de nuestros sueños en un mundo donde los cuidados estén en el centro de la política, la economía, la ética, la familia y la pastoral».

«La conversión ecológica se hace apremiante en nuestros días», se puede leer en el escrito. Sí, han leído bien, no se refieren a la conversión a Cristo sino a la ecológica. «La crisis del COVID19, como nos ha recordado el Papa reiteradamente no es un asunto absolutamente independiente de la crisis ecológica que vive el planeta. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación tienen una relación directa con la génesis y desarrollo de enfermedades. Cuidar de la “madre tierra” lleva consigo nuestro propio cuidado, pues no podemos olvidar que “somos tierra” (LS 2)», continúan.

También, «con dolor profundo», los prelados lamentan cómo se ha podido comprobar durante la epidemia «el abandono injusto de miles de personas mayores por el mero hecho de la edad, el crecimiento de las desigualdades sociales y educativas, así como algunas prácticas irresponsables de personas e instituciones que hacen aún más urgente una conversión de los cuidados».

MENSAJE ANTE LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN
POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
(1 de septiembre de 2020)

 EL CUIDADO DE LA FRAGILIDAD

El Papa Francisco nos ha recordado que la pandemia del COVID19 ha sido una auténtica tempestad, pues ha “desenmascarado nuestra vulnerabilidad y ha dejado al descubierto nuestras falsas y superfluas seguridades”[1]. Como consecuencia de ello, vivimos tiempos de hondo sufrimiento, incertidumbre y perplejidad que agudizan la urgencia del cuidado de la fragilidad.

La experiencia de estos meses de pandemia ha puesto al descubierto la convicción, expresada en Laudato si, “de que en el mundo todo está conectado”[2]. Estamos experimentando a flor de piel la interdependencia planetaria, la corresponsabilidad fraterna y la necesidad de la compasión humana.

Esta tempestad global, ha impactado en un mundo sumido en una profunda “crisis de los cuidados”. Esta crisis tiene sus manifestaciones en los descuidos hacia “nuestra oprimida y devastada tierra” (LS 2), en los descuidos hacia nuestros hermanos y hermanas bajo la “cultura del descarte” (LS 43), y en el descuido de nuestra vida interior que tanta relación tiene con “el cuidado de la ecología y con el bien común” (LS 225).

En tiempos de zozobra, cuando los descuidos nos asaltan, hemos de pedir a Dios una auténtica revolución de la ternura y de los cuidados que nos ayude a mostrar, desde la oración y el servicio silencioso, que “el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás” (LS 70). Velar responsablemente por nuestra vida es un imperativo evangélico, pero este cuidado no puede convertirse en un egoísmo indiferente que olvida a los prójimos y no custodia la creación “que gime bajo dolores de parto” (Rom 8, 22). En ningún momento hemos de olvidar “la unción de la corresponsabilidad para cuidar y no poner en riesgo la vida de los demás”[3].

“La Caridad de Cristo nos apremia” (2 Cor 5,14) y nos impulsa a cuidar la fragilidad de nuestra “madre tierra, la de nuestros semejantes y la propia, pues somos “templos del espíritu”[4]. En todo momento, hemos de reconocer que no son dimensiones independientes, sino espacios intrínsecamente relacionados entre sí que aspiran a construir una “sociedad de los cuidados”.

“Custodios de todo lo creado” (LS 236)

Como Obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, queremos haceros participes de nuestros sueños en un mundo donde los cuidados estén en el centro de la política, la economía, la ética, la familia y la pastoral.

La conversión ecológica se hace apremiante en nuestros días. La crisis del COVID19, como nos ha recordado el Papa reiteradamente no es un asunto absolutamente independiente de la crisis ecológica que vive el planeta. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación tienen una relación directa con la génesis y desarrollo de enfermedades. Cuidar de la “madre tierra” lleva consigo nuestro propio cuidado, pues no podemos olvidar que “somos tierra” (LS 2).

Con especial intensidad, en estos tiempos de tránsito, custodiar la casa común significa construir una “cultura del cuidado” de la Creación. “La ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad” (LS 143) para promover un nuevo estilo de vida[5]. La cultura del cuidado de la Creación debe “cultivar sin desarraigar” (QA, 28) una verdadera conversión de las ideas, las actitudes y las prácticas. Un cultivo para cosechar miradas “que vayan más allá de lo inmediato” (LS 36) y que aceleren la venida del Reino[6].

Cuidar del prójimo

Estos meses hemos podido contemplar el potencial humano para el cuidado de los hermanos y hermanas. Las profesiones del cuidado han sido testimonio de la grandeza de la humanidad, las familias han sabido acompañar incluso en la distancia, las organizaciones sociales han respondido con prontitud y creatividad al impacto social de la pandemia, y la Iglesia, desde su profunda humildad, se ha mostrado “experta en humanidad” (Pablo VI) en momentos complejos. Las personas, creadas para amar, hemos constatado que “en medio de los límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado (LS 58).

También, con dolor profundo, hemos podido observar el abandono injusto de miles de personas mayores por el mero hecho de la edad, el crecimiento de las desigualdades sociales y educativas, así como algunas prácticas irresponsables de personas e instituciones que hacen aún más urgente una conversión de los cuidados.

Toda la vida está en juego cuando descuidamos la relación con el prójimo, pues tenemos el encargo y el deber de cuidar y custodiar a nuestros prójimos cercanos y lejanos. “Cuando todas estas relaciones son descuidadas, cuando la justicia ya no habita en la tierra, la Biblia nos dice que toda la vida está en peligro” (LS 70).  la Iglesia debe participar en las cadenas globales de cuidados que se expresan desde la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta[7].

Espiritualidad del cuidado

No hay conversión pastoral posible sin el cuidado profundo del gusto espiritual de ser tierra[8] y pueblo[9]. La paz interior, la profundidad del corazón, la experiencia de sentirse cuidado por un “Dios que es Amor” (1ª Jn 4,8) son condiciones básicas “para una austeridad responsable, para la contemplación agradecida del mundo y para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente” (LS 241).

Sin una mística que nos anime, nos aliente y nos sostenga, es imposible construir una auténtica sociedad de los cuidados. Necesitamos de “la espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo” (LS 216) y para experimentar que “todo lo puedo con el que me da fuerzas” (Flp 4, 13).

La cultura del cuidado no se fundamenta únicamente en el desarrollo ético de nuestras actitudes y prácticas, sino que exige que “despertemos el sentido estético y contemplativo”[10] para acoger con gratitud y gratuidad la misión a la que somos convocados.

En esta Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, pidamos al Señor, que es el primero en cuidar de nosotros, que “nos enseñe a cuidar de nuestros hermanos y hermanas, y del ambiente que cada día Él nos regala” (QA 41), desde la honda espiritualidad evangélica que nos alienta. Nos unimos en este quinto aniversario de la encíclica Laudato si a la convocatoria del Papa Francisco para celebrar un año especial, que va desde el 21 de mayo de 2020 hasta el 24 de mayo de 2021, año en el que “todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades” (LS, 14).

Departamento de Ecología Integral

Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana


[1] Bendición “urbi et orbi” del Santo Padre Francisco. Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia. Viernes, 27 de marzo de 2020

[2] FRANCISCO. Encíclica Laudato si, 16. En adelante LS.

[3] Papa Francisco “Un Plan para Resucitar”. Revista Vida Nueva 17/04/2020

[4] Cfr. 1 Corintios 6:19

[5] Cfr. LS 211

[6] Cfr: 2 Pe 3,12

[7] Cfr.LS 16

[8] Cfr. LS 2

[9] FRANCISCO. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium,268

[10] PIO XI.Encíclica Quadragesimo anno, 56

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Comentarios
26 comentarios en “Obispos españoles: «La conversión ecológica se hace apremiante en nuestros días»
    1. Estamos a tiempo de salvar nuestra Casa común. Si tenemos la posibilidad de contribuir con el planeta ¿por qué no hacerlo? Vosotros repetís mucho aquello de que tarde o temprano la Tierra será destruida, pero ¿esa no es una forma de tentar a Dios ?
      Si algo podemos hacer, hagámoslo. Enhorabuena al Papa Francisco!

      1. Nadie niega que haya que cuidar a la creación de Dios y a sus criaturas, pero lo que hastía es que, de repente, parece haberse convertido en la única y principal misión de la Iglesia, cuando en absoluto es así. Si a eso le añade, que también esta es la mayor preocupación y el principal mensaje de aquellos que quieren hacer de la tierra nuestra morada permanente y que rechazan cualquier «salvación» que no sea meramente temporal y realizada por el propio hombre, entenderá que muchos estemos hasta las narices del asunto y que sospechemos que no se trata de algo inocente.

  1. ¿Para cuando la conversión de Genova 13 TV,en un canal católico , a ejemplo del canal EWTN , que entretiene sanamente, y forma en toda su programación?, ¿darán esta noticia en Genova 13 TV? , visto en «Contando Estrelas» : «Las barbaridades del informe socialista que el PP apoyó para promover el aborto en Polonia»

    1. Te dirán que no, que es muy aburrido emitir cosas de religión constantemente, que con la Misa de la mañana, la Adoración Eucarística de después, alguna que otra oración por ahí suelta, y películas de santos los viernes por la noche ya es más que suficiente. Por eso dejé de seguir ese canal.

      1. El único canal de TV que verdaderamente defiende el Derecho Natural y los valores cristianos, es El Toro TV, anteriormente Intereconomía. Dial 124 de Movistar.

  2. Lo que se hace apremiante en nuestros días es oponerse a los criminales que llegan incluso a permitir el aborto hasta el momento mismo del nacimiento; a los que están imponiendo la aberrante ideología de género y quieren convertir la sociedad, y hasta la misma Iglesia de Cristo, en una nueva Sodoma; y poner en primer lugar la conversión a Jesucristo; porque, si no, esa «conversión ecológica» no nos librará de que sea el mismo Dios quien se vuelva a encargar de oprimir y devastar la tierra, ya maldita por el pecado del primer hombre, como castigo ante la magnitud de nuestros pecados (véase el libro del Apocalipsis).

  3. ¿Y qué tengo que hacer para convertirme ecológicamente…? El tema me da malas vibraciones pero si lo dice el Papa y la CEE, pues habrá que intentarlo. Dicho esto, no veo claro el qué consiste o si basta ir de flowerpower y blablalear a diestro y siniestro.

  4. Empiezo a pensar que muchos han equivocado su carrera. Ya existen científicos arquitectos e ingenieros de todo tipo, y si faltaba alguno tenemos a los ecologistas, para que encima la curia más relevante se ponga a disertar sobre la ecología. Que se pongan a estudiar el Antiguo y Nuevo Testamento en profundidad y algo de pedagogía, para que se instale el amor a Dios en profundidad en nuestras almas. Después se quejan de que se vayan vaciando las iglesias …

  5. Todo lo q no sea la conversión de los corazones a JC sinceramente, carece de importancia. Lo demás se nos dará por añadidura, … si nos conviene.

  6. Y estamos hasta la coronilla de todos estos desvaríos!!! Que la Iglesia se dedique a su principal misión encomendada por su fundador Jesucristo que es convertir y salvar almas.

  7. De acuerdo con Juan.
    Por otro lado,estamos en una era solar,se derriten los polos hagamos lo que hagamos.
    Tercero,se piensan que se puede matar a millones de personas(abortos) y la creacion no se va a conmover??????

  8. Segun el evangelio, es nuestro Padre celestial quien se encarga de alimentar a las aves y de vestir a las hierbas del campo. A nosotros nos dice Jesus: «buscar primero de todo el reino de Dios y su justicia». Mt 6, 25-34.
    No sé, pero tanta ternura y tantos cuidados, creo que están debilitando las almas, que necesitan mucha fortaleza para luchar contra sus enemigos: el mundo, el demonio y la carne.
    La tierra se queda aqui, pero nosotros tenemos que entrar por la puerta estrecha. Tampoco me siento ni tierra ni pueblo, sino hija de Dios, y lo de la humildad de la Iglesia, con los decretazos que han soltado los obispos, para dejarnos sin sacramentos, es muy discutible.

  9. Voy a pensar que era verdad aquello de que «los obispos españoles tienen tortícolis de tanto mirar a Roma»
    Qué seguidismo en la estupidez más contraproducente
    ¡¡¡Conversión del corazón ya!!!
    ¡¡¡Conversión a Jesucristo!!!

  10. Jesús no vino a predicar ningún ecologismo. Es más, muchas de sus parábolas hacen referencia al cultivo de la tierra y no a dejarla para que trisquen los animales silvestres. Cuando hace una comparación entre los lirios del campo y los hombres, acaba diciendo que «No os apuréis, vosotros valéis más». Nosotros, la Humanidad, estamos hechos para administrar la Creación, no para adorarla. La Tierra y la Naturaleza no son Dios, no se tienen que adorar, se tienen que administrar, no ser esclavos de ella. Dominarla y administrarla para nuestro propio provecho. Eso dice el Señor.

  11. Yo que la CEE nombraría a Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg como madre superiora de la orden de Ntra Sra de la Pachamama. Seguro que resurgirían las vocaciones

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