| 28 agosto, 2020
El Vaticano informó ayer de la escapada del Papa Francisco fuera de los muros del Vaticano, para ir a rezar ante la tumba de la madre de san Agustín.
La tumba de santa Mónica, cuya fiesta celebrábamos ayer, se encuentra a tan sólo 2 kilómetros de la residencia del Pontífice -Santa Marta- en la iglesia romana de San Agustín, a unos pasos de la famosa Plaza Navona.
Allí quiso acudir el Santo Padre para tener un momento de oración, tras el cual regresó al Vaticano.
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La agenda está demasiado vacía y él casi ausente en los medios.
París bien vale una Misa.
Santa Mónica consiguió, con la ayuda de la gracia, la conversión de su hijo Agustín. Conversión, un vocablo ausente en el vocabulario miserikordítico.
Qué gesto más hermoso en su sobriedad y sencillez, así es nuestro amado Papa Francisco, sin parafernalias y protocolos, un fiel más que, con mucha devoción emprende una pequeña romería y hace oración seguramente por las madres que sufren y piden a Dios por sus seres amados. ¡Dios bendiga al Santo Padre!!!
¿También cuando pego a la china? ó ¿Cuándo dijo a una monja que le daba la mano pero que no le mordiera
Te pasas a veces Belzunegui. La tienes tomada con Francesco
Santa Mónica bendita, te rogamos intercedas ante Dios para que Francisco I se arrepienta de autorizar la comunión de los adúlteros impenitentes en ciertos casos. El adulterio es un pecado grave y autorizar a comulgar a los que lo cometen un sacrilegio. Poco nos castiga Dios para lo mucho malo que hacemos.