El cardenal Dolan da gracias a Dios por la democracia

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El cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, ha sido el encargado de realizar la oración de apertura de la convención del Partido Republicano, que se está celebrando estos días y que nombrará a Donald Trump candidato a la reelección como presidente de Estados Unidos en las próximas elecciones del 3 de noviembre.

En esos comicios Trump se enfrentará a Joe Biden, el que fuera vicepresidente durante el mandato de Barak Obama. Biden, candidato del Partido Demócrata, fue nombrado candidato oficialmente hace unos días durante la convención de su partido, que también contó con la oración de un clérigo católico, el mediático y polémico jesuita James Martin.

Martin pidió, entre otras cosas, por la mujer, los negros que temen por sus vidas, los adolescentes LGTB que sufren acoso y por los no nacidos en el vientre materno. Dolan coincidió con él en esto último, además de pedir por los inmigrantes y refugiados y de agradecer a Dios «la democracia».

Tanto Martin como Dolan fueron criticados por su participación en estos actos, cuando se anunció su presencia días antes. El purpurado se defendió de las acusaciones a través de Twitter, alegando que como sacerdote, si le invitan para rezar, una de sus «más sagradas obligaciones» es acudir y recuerda que también fue invitado en la convención de 2012.

Bendición del cardenal Dolan, ofrecida por America:

Oremos. Y debemos orar, como ciudadanos agradecidos de un país que audazmente afirmamos ser una nación bajo Dios.

Debemos orar, alabando al Señor por un país donde la libertad de religión es tan apreciada.

Donde tanto los republicanos como los demócratas comienzan sus convenciones inclinando las cabezas en oración.

Debemos orar, conscientes de los que sufren de Covid y de los fatigados líderes que se preocupan por ellos y por todos nosotros. Debemos orar para que todas las vidas sean protegidas y respetadas, en nuestras ciudades atribuladas y la policía que las custodia.

En situaciones mundiales tensas donde nuestros hombres y mujeres de uniforme mantienen la paz.

Por la vida inocente del bebé en el útero.

Por nuestros mayores en cuidados de enfermería y hospicio.

Por nuestros inmigrantes y refugiados.

Por aquellas vidas amenazadas por la persecución religiosa en todo el mundo, o por la peste, el hambre, las drogas, la trata de personas o la guerra.

Debemos orar en Acción de Gracias, en Acción de Gracias, querido Dios por la democracia.

Al pedir tu mano, Padre Todopoderoso, sobre esta convención y los nominados de ambas partes, y su sabiduría sobre un electorado tan ansioso por cumplir con su deber de ciudadanía fiel.

Oremos por atrevernos a pedirlo.

En Dios confiamos.

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Comentarios
14 comentarios en “El cardenal Dolan da gracias a Dios por la democracia
  1. «además de pedir por los inmigrantes y refugiados»
    Gracias Su Eminencia por recordarles, a los americanos, que los refugiados son importantes, como dice nuestro amadísimo Santo Padre Francisco Estamos llamados a vivir el Evangelio, a través de nuestro prójimo.

  2. ¿Y tú como sabes que no intentan convertirlos en sus oraciones y dando ejemplo de caridad?, ¿para tí que es convertirlos pasarse todos los días injuriándolos e inventando calumnias? ¿Esa es tu idea de evangelización?

  3. Todos los que tenemos contacto con la marginalidad,con personas que sufren situaciones indignas,sabemos de las heridas tan grandes que eso causa en sus vidas,por tanto la Evangelización,es lenta y sanadora,proponiendo la como una oportunidad de adherirse a Alguien que cambiará sus vidas,si ellos lo permiten,colaborando con el deseo de abandonar la vida que llevan ahora y que tanto dolor les causa.Pero lo que tenemos claro es que ninguna imposición soluciona el problema.Solo el Amor puede Sanar.

  4. Una muestra de que en EEUU se acabaría la democracia con los partidarios de Biden es la introducción del trino del cardenal. «Me han cuestionado el que haya estado de acuerdo en ofrecer una plegaria en la convención republicana».

  5. Una democracia que contradice los más elementales mandamientos divinos no puede ser un don de Dios, sino del mismísimo Satán. Es una blasfemia decir que la democracia popular, que se salta a la torera la soberanía divina, es un don que debemos agradecer a Dios. Sólo es aceptable una democracia sometida o sujeta a la soberanía de Dios y en la que los políticos no osen legislar contra la Ley divina.

    Si la alta jerarquía católica considera a esta democracia popular como un don de Dios es que hemos perdido los papeles y estamos totalmente desnortados. !Ay, Señor, qué cruz, cuanto más tendremos que soportar a los progresmodernistas¡

    1. Si ciertos «cantamañanas»» ganan algún día las elecciones en las que la mayoría de los ciudadanos están de acuerdo en abolir el divorcio, el gaymonio, el aborto y demás leyes impías, sería perfectamente democrático hacerlo al día siguiente. No se trata de imponer un orden teocrático en contra de la voluntad popular, sino de proponerlo democráticamente, y si sale el más votado hacer realidad la piadosa voluntad del pueblo sometida voluntariamente a la ley divina.

      Es cierto que hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, pero el primero que tiene que dar a Dios lo que es de Dios es el mismo César, respetando la Ley divina y no legislando en su contra. Cuando el César legisla saltándose a la torera las más elementales leyes divinas está abusando de su poder y usurpando el lugar de Dios como legislador supremo. Es entonces un César indigno que osa despreciar a Dios y su Santos Mandatos y construye la inmuda pocilga de Satán en vez de la Ciudad de Dios.

    2. También el César debe dar a Dios lo que es de Dios. Cuando el César legisla contra la Ley de Dios está usurpando a Dios su concición de Legislador Supremo a cuya ley divina deben ajustarse todas las leyes humanas y no al revés. Cuando el César legisla contra la Ley divina no está dando a Dios lo que es Dios y se convierte en un político indigno e impío.

      Si algún cantamañanas ganase unas elecciones en las que la mayoría popular quisiera derogar las leyes impías, como la el divorcio, el aborto, el gaymonio, etc. sería perfectamente democrático hacerlo la día siguiente. Te animo a que te sumes gozosamente a la construcción de la Ciudad de Dios, en la cual se legisla sin contradecir la Ley divina. Lo contrario, legislar contra Dios, es contruir la inmunda pocilga de Sa tán instaurando una política impía, en la cual muchos se revuelcan y refocilan como porcos peccorinos en charca nauseabunda.

      1. Bien, ya sabemos que hoy por hoy el mundo, en general, está en contra de los valores morales católicos (matrimonio indisoluble, respeto a la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, no a las relaciones sexuales contranatura, no al autoerotismo o masturbación, no a las relaciones sexuales antes del matrimonio, etc.). Incluso esta negativa actitud frente a la moral católica se da por desgracia en naciones otrora católicas.

        Lo que se lleva, lo que está de moda, es oponerse a los mandatos divinos, construir la pocilga del Dia blo y oponerse a la Ciudad de Dios

        Pero ante tal situación cabe adoptar una posición conformista y pragmática: adaptarse a las circunstancias, incluso asumiendo muchas posturas anticatólicas, y dejar que escampe; o bien una actitud inconformista y combativa: luchar por hacer una sociedad conforme a los mandatos divinos. A Vd. le veo conformista y pragmático. Yo soy partidariode dar la cara y luchar contra los inicuos albañiles de Sa tán.

      2. Bueno, su posición es que como la mayor parte de la población está a favor del divorcio, pues no hagamos nada, dejemos a la sociedad tranquila incumpliendo los mandatos divinos. Adopta Vd.una posición conformista y pragmática que no comparto.

        A la sociedad impía hay que tratar de convertirla. Ya sabe Vd. aquello de «id al mundo entero y predicar el Evangelio», lo cual incluye el exhortar a la gente a cumplir los mandatos divinos, entre los que figura la indisolubilidad del matrimonio.

  6. No olvidemos que fue un acto de «democracia» lo que llevó a nuestro Señor a la cruz
    El pueblo fue consultado «¿A quien queréis que os suelte?»

  7. La Iglesia no es una organización democrática. La Iglesia la fundó Jesucristo y no la hizo democrática, sino jerárquica y cooptativa. Los paganos griegos ya eran democráticos en la época de Jesús y, en cierta medida, también los romanos, pero Jesús parece ignorarles. En el Reino de Dios no hay democracia y Jesús no vino a predicarla. Tampoco era un revolucionario político, en el sentido de que no pide rebelarse contra un poder extranjero que está ocupando, oprimiendo y explotando su propio país. Ni siquiera llama a las armas, como debería hacer el más simple patriota, para defender el lugar más sagrado de la nación: el templo; es más, dice literalmente que hay que huir a los montes cuando se vea a los enemigos asediar Jerusalén. Da la sensación de que Jesús es totalmente ajeno a las obsesiones del día a día de sus connacionales. En resumen, que su Reino no es de este mundo y la democracia no es de su Reino.

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