La noche del día 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, una multitud derribó, prendió fuego y golpeó a martillazos una estatua de San Junípero Serra en Sacramento, informa CNA.
La estatua, que se encuentra en los terrenos del Capitolio Estatal de California, es la tercera escultura del misionero español que es derribada en California en las últimas semanas, en el contexto de los ataques iconoclastas que se están produciendo en el país en las últimas semanas, con la muerte de George Floyd como telón de fondo.
Muchas personas se reunieron en el parque frente al Capitolio en torno a las 9 de la noche del 4 de julio, según informaron varios medios. Un sujeto le quemó la cara del santo mallorquín, tras lo cual la derribaron. Cuando la estatua cayó, la gente comenzó a golpearla con mazos y otros objetos, bailando y saltando sobre ella. «Levántate, pueblo mío, levántate», coreaban mientras destruían la estatua, informa CNA.
El obispo de la diócesis de Sacramento, Jaime Soto, ha emitido una nota en la que manifiesta que estas acciones «pueden haber intentado llamar la atención a las memorias dolorosas y rencorosas sobre el pasado de California» pero «este acto de vandalismo no hace nada para construir el futuro».
Según el prelado no se puede «cuestionar» que los pueblos indígenas de California «sufrieron una gran angustia durante el periodo colonial y luego enfrentaron el horror de una genocida» bajo el recién formado Estado de California. «Aunque es cierto que Padre Serra trabajó bajo un sistema colonial, el Fraile denunció sus maldades y se esforzó para proteger la dignidad de los pueblos indígenas», cometa Soto en su escrito.
Les ofrecemos el comunicado del obispo de Sacramento
A noche, la estatua de San Junipero Serra fue desfigurada y tumbada de su lugar en el Parque del Capitolio. Las acciones de los autores pueden haber intentado llamar la atención a las memorias dolorosas y rencorosas sobre el pasado de California pero este acto de vandalismo no hace nada para construir el futuro.
No se puede cuestionar, los pueblos indígenas de California sufrieron una gran angustia durante el periodo colonial y luego enfrentaron el horror de una genocida, hecha con una aprobación gubernamental, bajo el recién formado Estado de California. Este legado lastima el corazón. Aunque es cierto que Padre Serra trabajó bajo un sistema colonial, el Fraile denunció sus maldades y se esforzó para proteger la dignidad de los pueblos indígenas. No puede medir su santidad como misionero en la frustración de los esfuerzos para detener la explotación o aun sus propias fallas. Santidad, al fin, es más el resultado de la gracia divina y nuestra disposición de colaborar con Su misericordia. La carta de Mons. Gómez de primero de Julio ilustra algunos de los hechos de este fraile franciscano en este sentido: https://angelusnews.com/voices/letter-to-the-faithful-for-the-memorial-of-st-junipero-serra/
Comprender los esfuerzos del Padre Serra de traer luz a la obscuridad amarga de la avaricia colonial es la difícil tarea de historiadores. Así es también la exigente labor nuestra para encaminar el futuro con esperanza. Que el trabajo arduo de superar la plaga del racismo no sea tumbado por desorden nocturno. El diálogo no debe abdicarse al vandalismo. Ni deben estos episodios preocupantes distraernos de las tareas de justicia y caridad con que un mejor California sería construido.
En este fin de semana de cuatro de julio, el Día de Independencia, nos recordemos nuestra causa común de ser monumentos vivos a aquellas palabras inscrito en el alma americano, “Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”
Todos los monumentos son imperfectos como son nuestros esfuerzos de cumplir con los principales valores americanos. La tarea principal es edificar comunidad, no tumbarla.
7.4.20 • California State Capitol
Community members gathered to remove a statue depicting one of California’s earliest colonizers, an 18th century Roman Catholic priest.
pic.twitter.com/h2ecdD7wTR— Black Zebra Productions (@blackzebrapro) July 6, 2020
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Hombre, InfoVaticana, ¿ahora lloriqueáis por otro desmán sacrílego más (y van…) de una ideología alentada desde el minuto uno por el Santo Padre y su jerarquía, llegando incluso a arrodillarse físicamente ante ella (con las efusivas felicitaciones consiguientes del respetadísimo pontífice). Pues a ver si os aclaraís, hermanos, porque a este paso vais a acabar por aburrir a Vidal y hacer que ponga fin a la época de rebajas…
Francisco, manifiéstate. Pero manifiéstate contra el derribo, a ver si te vas a manifestar como sueles.
Francisco y la mayoría del episcopado norteamericano están alentado el BLM, del que derivan las destrucciones de las estatuas de San Junípero.
Las palabras del obispo de Sacramento son inaceptables; es erróneo hablar de «gran angustia durante el periodo colonial» como si los españoles hubiéramos sido unos genocidas, lo cual es falso. La angustia se padecía con las culturas precolombinas, que hacían sacrificios humanos, practicaban la antropofagia, violaban a las mujeres de los enemigos, y otras tropelías. España lo que les llevó fue la civilización y el orden. Y por supuesto lo más importante: la de.
Quería decir: lo más importante: la fe.
Ese obispo californiano da por hecho lo que llama «la plaga del racismo» que es una falacia, pues en EEUU no hay racismo institucional. Es un obispo que alienta el BLM. Y como dice el refrán «Cría cuervos y te sacarán los ojos.» Un obispo no tiene que promover revoluciones sino promover la santidad.
“Aunque es cierto que Padre Serra trabajó bajo un sistema colonial, el Fraile denunció sus maldades y se esforzó para proteger la dignidad de los pueblos indígenas”, cometa Soto en su escrito.
Siguen sin tener pajolera idea metiendo en el mismo saco el sistema virreinal español y el colonial inglés. Vemos los resultados del mismo genocidio indígena al sur y el norte del río Grande, de las decenas de universidades españolas y CERO universidades inglesas…
Parece mentira ver y oir estos reclamos contra las estatuas de personas que mostraron amor a la nacion Norteamericana., aunque no estuvieran libres de errores humanos. A ver si todos estos indviduos iconoclastas y amantes del alboroto y la falta de orden en la sociedad no se atreven a decir ni una sola palabra, nin un solo grito, contra la institucion Planned Parenthood que es el altar siniestro (de izqierda, quiere decir) donde millones de niños negros que estaban por nacer sufrieron muerte por descuartizamiento a pedazos desde que se legalizo el crimen contra los no nacidosl Bien se sabe que los abortos de los no nacidos negros superan las cantidades proporcionales a otras etnias. Hay un genocidio institucional y sistematico en los Estados Unidos contra los negros, que ya casi no son la mayoria de las minorias, cediendo el primer puesto a los latinos,. Cada niño negro que muere en manos de Planned Parenthood supera en crueldad y abuso a toda la maldad atribuidad a la colonizacion.,
El obispo incurre en varios errores de bulto. No puede hablarse de «periodo colonial» porque España no tenía colonias, tenía Provincias y Virreinatos. Una diferencia notable.
Por otro lado, ¿cuál es el criterio de «angustia colectiva»? Me parece una banalidad irresponsable, de tinte más político que espiritual. El obispo no debe ignorar que no hay mayor angustia que la vida en ausencia de Dios o a sus espaldas, y fueron los españoles, con todos sus defectos humanos, quienes llevaron a California la buena nueva del Hijo de Dios, muerto y resucitado para el perdón de nuestros pecados.
Más: el obispo quiere ofrecer un cuadro falso, de Fray Junípero luchando en solitario contra un poder político opresor, cuando en absoluto era el caso. En tiempos de éste gran santo balear ya se estaba gestando la Novísima Recopilación del Derecho Indiano, el derecho más humanitario y garantista del mundo entero en aquella época.
Muy desafortunada la intervención del Obispo, es evidente. Oremos por él.
…Y todo para destruirlo…