El Papa: «Necesitamos medios de comunicación que puedan ayudar a las personas a distinguir el bien del mal»

Vatican Media
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Solamente con la mirada del Espíritu «podemos trabajar eficazmente para superar las enfermedades del racismo, la injusticia y la indiferencia, que desfiguran el rostro de nuestra común familia».

El Papa Francisco ha enviado un mensaje a la Conferencia de Medios Católicos, patrocinada por la Asociación de Prensa Católica, que por primera vez se está celebrando de manera virtual debido a la pandemia de coronavirus.

Francisco observa que la experiencia «de estos meses pasados», en referencia al coronavirus, «nos ha demostrado que la misión de los medios de comunicación es esencial para acercar a las personas, acortar las distancias, proveer la información necesaria y abrir las mentes y los corazones a la verdad».

El Pontífice explica que el «ideal de unidad en medio de la diversidad» reflejado en el lema de los Estados Unidos, «también debe inspirar el servicio que ustedes ofrecen al bien común». «Ello es urgentemente necesario hoy, en una era marcada por conflictos y polarizaciones a los que la propia comunidad católica no es inmune», asegura.

Según Francisco, necesitamos medios de comunicación capaces de «construir puentes, defender la vida y abatir los muros, visibles e invisibles, que impiden el diálogo sincero y la comunicación verdadera entre personas y comunidades». Medios de comunicación que puedan ayudar a las personas, «especialmente a los jóvenes, a distinguir el bien del mal; a desarrollar juicios sólidos basados en una presentación clara e imparcial de los hechos; y a comprender la importancia de trabajar por la justicia, la concordia social y el respeto a nuestra casa común». Su Santidad señala que necesitamos «hombres y mujeres con sólidos valores que protejan la comunicación de todo lo que puede distorsionarla o desviarla hacia otros propósitos».

La comunicación, dice el Papa, «no es meramente una cuestión de competencia profesional». Un verdadero comunicador, añade, «se dedica completamente al bien de los demás en todos los niveles, desde la vida de cada persona a la vida de toda la familia humana». «No podemos comunicar verdaderamente si no nos involucramos personalmente, si no podemos testimoniar personalmente la verdad del mensaje que transmitimos», explica.

El Pontífice pide la efusión de los dones del Espíritu Santo -sabiduría, entendimiento y consejo- sobre los participantes y los trabajos de su Conferencia. «Solamente la mirada del Espíritu nos permite no cerrar los ojos ante los que sufren y buscar el verdadero bien para todos. Solamente con esa mirada podemos trabajar eficazmente para superar las enfermedades del racismo, la injusticia y la indiferencia, que desfiguran el rostro de nuestra común familia», asegura el Santo Padre.

«Que el espíritu de comunión con el obispo de Roma, que ha sido siempre un sello distintivo de la prensa católica de sus países, los mantenga a todos ustedes unidos en la fe y firmes ante las efímeras modas culturales que carecen de la fragancia de la verdad evangélica», termina invocando el Papa antes de pedir que recen por él.

Les ofrecemos el mensaje del Papa, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

A los miembros de la Asociación de Prensa Católica

Este año, por primera vez en su historia, la Asociación de Prensa Católica organiza la Conferencia de Medios Católicos de manera virtual, a causa de la situación sanitaria actual. Ante todo, deseo expresar mi cercanía a quienes han sido afectados por el virus y a quienes, incluso a riesgo de sus vidas, han trabajado y siguen trabajando para asistir a nuestros hermanos y hermanas que lo necesitan.

El tema que ustedes han elegido para la Conferencia de este año —Together While Apart, Juntos mientras estamos separados— expresa elocuentemente el sentido de unión que, paradójicamente, ha surgido de la experiencia de distanciamiento social impuesta por la pandemia. En mi mensaje del año pasado para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, reflexioné sobre cómo la comunicación nos permite ser, como dice San Pablo, “miembros unos de otros” (cfr. Ef 4,25), llamados a vivir en comunión dentro de una red de relaciones en continua expansión. A causa de la pandemia, todos hemos percibido más plenamente esta verdad. De hecho, la experiencia de estos meses pasados nos ha demostrado que la misión de los medios de comunicación es esencial para acercar a las personas, acortar las distancias, proveer la información necesaria y abrir las mentes y los corazones a la verdad.

Fue precisamente esta constatación la que llevó a la creación de los primeros periódicos católicos en sus países, además del constante apoyo que les prestaron los Pastores de la Iglesia. Lo vemos en el caso del Catholic Miscellany de Charleston, fundado en 1822 por el obispo John England, y que fue seguido de muchos otros periódicos y revistas. Hoy, como entonces, nuestras comunidades cuentan con los periódicos, la radio, la televisión y las redes sociales para compartir, comunicar, informar y unir.

E pluribus unum, el ideal de unidad en medio de la diversidad reflejado en el lema de los Estados Unidos, también debe inspirar el servicio que ustedes ofrecen al bien común. Ello es urgentemente necesario hoy, en una era marcada por conflictos y polarizaciones a los que la propia comunidad católica no es inmune.

Necesitamos medios de comunicación capaces de construir puentes, defender la vida y abatir los muros, visibles e invisibles, que impiden el diálogo sincero y la comunicación verdadera entre personas y comunidades. Necesitamos medios de comunicación que puedan ayudar a las personas, especialmente a los jóvenes, a distinguir el bien del mal; a desarrollar juicios sólidos basados en una presentación clara e imparcial de los hechos; y a comprender la importancia de trabajar por la justicia, la concordia social y el respeto a nuestra casa común. Necesitamos hombres y mujeres con sólidos valores que protejan la comunicación de todo lo que puede distorsionarla o desviarla hacia otros propósitos.

Les pido, por tanto, que permanezcan unidos y sean signo de unidad también entre ustedes. Los medios de comunicación pueden ser grandes o pequeños, pero en la Iglesia estas no son categorías importantes. En la Iglesia, todos hemos sido bautizados en un único Espíritu y hechos miembros de un solo cuerpo (cfr. 1 Cor 12:13). Como en todo cuerpo, a menudo son los miembros más pequeños los que, al final, son los más necesarios. Lo mismo sucede en el cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros, dondequiera que nos encontremos, está llamado a contribuir, mediante la profesión de la verdad en el amor, al crecimiento de la Iglesia hasta su plena madurez en Cristo (cfr. Ef 4:15).

La comunicación, lo sabemos, no es meramente una cuestión de competencia profesional. Un verdadero comunicador se dedica completamente al bien de los demás en todos los niveles, desde la vida de cada persona a la vida de toda la familia humana. No podemos comunicar verdaderamente si no nos involucramos personalmente, si no podemos testimoniar personalmente la verdad del mensaje que transmitimos. Toda comunicación tiene su fuente última en la vida de Dios Uno y Trino, que comparte con nosotros las riquezas de su vida divina y, a su vez, nos pide que, unidos en el servicio a su Verdad, comuniquemos ese tesoro a los demás.

Queridos amigos, invoco cordialmente sobre ustedes y sobre los trabajos de su Conferencia la efusión de los dones del Espíritu Santo de sabiduría, entendimiento y consejo. Solamente la mirada del Espíritu nos permite no cerrar los ojos ante los que sufren y buscar el verdadero bien para todos. Solamente con esa mirada podemos trabajar eficazmente para superar las enfermedades del racismo, la injusticia y la indiferencia, que desfiguran el rostro de nuestra común familia. Que, través de su dedicación y su trabajo diario, puedan ustedes ayudar a los demás a contemplar las situaciones y las personas con los ojos del Espíritu. Que cuando nuestro mundo hable apresuradamente con adjetivos y adverbios, los comunicadores cristianos hablen con sustantivos que reconozcan y presenten la silenciosa reivindicación de la verdad y promuevan la dignidad humana. Que donde el mundo ve conflictos y divisiones, puedan ustedes mirar a los pobres y a quienes sufren, y dar voz a las súplicas de nuestros hermanos y hermanas necesitados de misericordia y comprensión.

La Iglesia celebró ayer la solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo. Que el espíritu de comunión con el obispo de Roma, que ha sido siempre un sello distintivo de la prensa católica de sus países, los mantenga a todos ustedes unidos en la fe y firmes ante las efímeras modas culturales que carecen de la fragancia de la verdad evangélica. Sigamos rezando juntos por la reconciliación y la paz en nuestro mundo. Les aseguro mi apoyo y mis oraciones por ustedes y sus familias. Y les pido, por favor, que me recuerden en sus oraciones.

Vaticano, 30 de junio de 2020

 

Francisco

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Comentarios
12 comentarios en “El Papa: «Necesitamos medios de comunicación que puedan ayudar a las personas a distinguir el bien del mal»
  1. Totalmente de acuerdo, uno mismo sabe casi siempre cuando ha actuado mal, porque su conciencia se lo dicta. Pero los medios de comunicación tanto profanos profanos, como religiosos deforman nuestra conciencia, y cuesta distinguir lo bueno de lo malo. Gracias Francisco y Cia deja a los corderos en paz con Dios y su conciencia.

  2. Si usted desea distinguir el bien del mal, no lo dude: ¡Religión Digital!
    Y si lo que quiere es ir con la verdad por delante, ni lo piense: ¡Vidal & Bastante!

  3. Las proclamas de siempre como «abatir muros», «respeto a la casa común», «superar la enfermedad del racismo», «la familia común»; lenguaje «inclusivo» con lo de «hermanos y hermanas». Pero ni una palabra en defensa de la vida no nacida ni contra el adoctrinamiento lgtbi. Y encima una exhortación a la adhesión incondicional a las opiniones de Francisco, como si desde el respeto no pudiera haber un sano espíritu crítico.

    1. Esas proclamas (y los silencios que las acompañan) implican: invasión musulmana de Europa, ecologicismo, BLM para derrocar a Trump, connivencia con el aborto y la ideología de género, etc., con el apoyo de la mayor parte de la prensa católica, que ya no es salvaguarda de la verdad.

  4. Y dijo Dios al Hombre.
    El Espíritu Santo dijo al Hombre: He aquí que te hago sabio entre todos los sabios. Mas serás un sabio incógnito pues nadie te comprenderá. No especularás con el conocimiento; no comerciarás con él, pues no es tuyo, yo te lo doy. De cualquier forma no podrás pues nadie te comprenderá.

    ¿Qué me importa Señor que nadie me comprenda si con esto consigo yo despejar las incógnitas de mi vida; Qué me importa Señor si con esto consigo yo no engañarme a mi mismo? Respondió
    el Hombre a su Espíritu, henchido él de felicidad por tal inmerecidos don, mientras Él ascendía y ascendía hacia fuera de este tiempo.

    Y el Espíritu Santo hizo ver y comprender al Hombre quién era él dentro del contexto universal del todo tiempo y espacio; y como él, y solamente él con la ayuda del Dios todopoderoso podía conseguir lo que nadie, ninguno otro, pudiera conseguir. (Lc.18,26;Mt.19,25-26)

  5. Claro.
    La verdad la podemos encontrar fácilmente en los medios de comunicación.
    Francisco ya podía haber estudiado ingeniería de puentes, ya que tanto le gustan aunque no sería servidora la que pasara por uno de ellos.
    Habla de construir puentes y derribar muros cuando hace lo contrario, construir muros y derribar puentes.
    Todo al revés, como aquel a quien sirve.

  6. Ni un sólo medio de comunicación, de los que cortan el bacalao me refiero, han dicho que la pandemia puede ser un castigo divino y que por tanto lo que deberíamos hacer lo primero de todo, por si acaso, es convertirnos a Dios, cambiar de estilo de vida, derogar las leyes impías de la democracia atea y hacer nuevas leyes que sean conformes con la voluntad divina.

    En esta sociedad sólo cuenta la voluntad del hombre; a cualquier político que vaya contra la voluntad de Dios le damos la bienvenida y le aplaudimos, pero hemos arrojado a Dios y a su santa ley de la política, los bárbaros de la democracia atea han vuelto y nos han comido el coco a casi todos los católicos. Como los católicos parece que vamos a seguir dormidos, sin reaccionar, nos acabarán comiendo la merienda y las cosa pública irá cada vez peor.

    Es muy posible que Dios, ante la maldad creciente del mundo mundial, nos siga enviando nuevos y más terribles castigos. Ssin conversión, no hay solución.

  7. ¡Claro! Hacen falta medios que ayuden a distinguir el bien del mal, sobre todo y fundamentalmente la verdad de la mentira, es inconcebible que un medio se dedique a difundir mentiras, a manipular informaciones. Por cierto ¿No fueron los medios vaticanos que difundieron una mentira acerca del apoyo del papa Benedicto a un panfleto, osea, libro, dedicado a Bergoglio? Que cuando se descubrió no les quedó otra de cambiar al encargado de las noticias. Bueno la ley entra por casa. Que vaticans news de el ejemplo y empiece a distinguir la verdadera información de la falsa. Que cuando se hable de lo que sucede en la curia vaticana se diga la verdad y nada más que la verdad. Sólo así harán creíble su discurso

  8. ¿ Reclamar el Obolo de san Pedro para los pobres y dejar que algunos cardenales se se dediquen a la especulación inmobiliaria en Londres, a las offshore suizas y a enredar en la antes poderosa Orden de Malta. no es el famoso CLERICALISMO, tantas veces criticado por SU SANTIDAD ?.

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