«El tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado»

|

El Papa critica, en su mensaje por la Jornada Mundial de los pobres, a quienes «tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices».

El Vaticano ha publicado esta mañana el Mensaje del Santo Padre para la IV Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra el XXXIII domingo del Tiempo Ordinario – este año el 15 de noviembre de 2020- y cuyo tema «Tiende tu mano al pobre» (Sir. 7:32).

Les ofrecemos el mensaje del Santo Padre, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Tiende tu mano al pobre” (cf. Sir 7,32)

“Tiende tu mano al pobre” (cf. Sir 7,32). La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).

1. Tomemos en nuestras manos el Eclesiástico, también conocido como Sirácida, uno de los libros del Antiguo Testamento. Aquí encontramos las palabras de un sabio maestro que vivió unos doscientos años antes de Cristo. Él buscaba la sabiduría que hace a los hombres mejores y capaces de escrutar en profundidad las vicisitudes de la vida. Lo hizo en un momento de dura prueba para el pueblo de Israel, un tiempo de dolor, luto y miseria causado por el dominio de las potencias extranjeras. Siendo un hombre de gran fe, arraigado en las tradiciones de sus antepasados, su primer pensamiento fue dirigirse a Dios para pedirle el don de la sabiduría. Y el Señor le ayudó.

Desde las primeras páginas del libro, el Sirácida expone sus consejos sobre muchas situaciones concretas de la vida, y la pobreza es una de ellas. Insiste en el hecho de que en la angustia hay que confiar en Dios: «Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad. Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en la adversidad y en la humillación. Porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación. En las enfermedades y en la pobreza pon tu confianza en él. Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis» (2,2-7).

2. Página tras página, descubrimos un precioso compendio de sugerencias sobre cómo actuar a la luz de una relación íntima con Dios, creador y amante de la creación, justo y providente con todos sus hijos. Sin embargo, la constante referencia a Dios no impide mirar al hombre concreto; al contrario, las dos cosas están estrechamente relacionadas.

Lo demuestra claramente el pasaje del cual se toma el título de este Mensaje (cf. 7,29-36). La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres.

3. ¡Qué actual es esta antigua enseñanza, también para nosotros! En efecto, la Palabra de Dios va más allá del espacio, del tiempo, de las religiones y de las culturas. La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella, es una condición para una vida plenamente humana. La opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo a disposición o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. El poder de la gracia de Dios no puede ser sofocado por la tendencia narcisista a ponerse siempre uno mismo en primer lugar.

Mantener la mirada hacia el pobre es difícil, pero muy necesario para dar a nuestra vida personal y social la dirección correcta. No se trata de emplear muchas palabras, sino de comprometer concretamente la vida, movidos por la caridad divina. Cada año, con la Jornada Mundial de los Pobres, vuelvo sobre esta realidad fundamental para la vida de la Iglesia, porque los pobres están y estarán siempre con nosotros (cf. Jn 12,8) para ayudarnos a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana.

4. El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros. Y para apoyar a los pobres es fundamental vivir la pobreza evangélica en primera persona. No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad.

Es cierto, la Iglesia no tiene soluciones generales que proponer, pero ofrece, con la gracia de Cristo, su testimonio y sus gestos de compartir. También se siente en la obligación de presentar las exigencias de los que no tienen lo necesario para vivir. Recordar a todos el gran valor del bien común es para el pueblo cristiano un compromiso de vida, que se realiza en el intento de no olvidar a ninguno de aquellos cuya humanidad es violada en las necesidades fundamentales.

5. Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida. ¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra a una vorágine de indiferencia, hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad. Así sucede que, sólo cuando ocurren hechos que alteran el curso de nuestra vida, nuestros ojos se vuelven capaces de vislumbrar la bondad de los santos “de la puerta de al lado”, «de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7), pero de los que nadie habla. Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza.

6. Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano tendida de la enfermera y del enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano tendida del que trabaja en la administración y proporciona los medios para salvar el mayor número posible de vidas. La mano tendida del farmacéutico, quién está expuesto a tantas peticiones en un contacto arriesgado con la gente. La mano tendida del sacerdote que bendice con el corazón desgarrado. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo.

7. Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente. Ella, más bien, ofrece el testimonio de cómo nos preparamos a reconocer al pobre para sostenerlo en el tiempo de la necesidad. Uno no improvisa instrumentos de misericordia. Es necesario un entrenamiento cotidiano, que proceda de la conciencia de lo mucho que necesitamos, nosotros los primeros, de una mano tendida hacia nosotros.

Este momento que estamos viviendo ha puesto en crisis muchas certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el sentido del límite y la restricción de la libertad. La pérdida de trabajo, de los afectos más queridos y la falta de las relaciones interpersonales habituales han abierto de golpe horizontes que ya no estábamos acostumbrados a observar. Nuestras riquezas espirituales y materiales fueron puestas en tela de juicio y descubrimos que teníamos miedo. Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo […]. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad […]. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento de nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del cuidado del ambiente» (Carta enc. Laudato si’, 229). En definitiva, las graves crisis económicas, financieras y políticas no cesarán mientras permitamos que la responsabilidad que cada uno debe sentir hacia al prójimo y hacia cada persona permanezca aletargada.

8. “Tiende la mano al pobre” es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino. Es una llamada a llevar las cargas de los más débiles, como recuerda san Pablo: «Mediante el amor, poneos al servicio los unos de los otros. Porque toda la Ley encuentra su plenitud en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. […] Llevad las cargas los unos de los otros» (Ga 5,13-14; 6,2). El Apóstol enseña que la libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona de la autenticidad de la fe que profesamos.

El libro del Eclesiástico viene otra vez en nuestra ayuda: sugiere acciones concretas para apoyar a los más débiles y también utiliza algunas imágenes evocadoras. En un primer momento toma en consideración la debilidad de cuantos están tristes: «No evites a los que lloran» (7,34). El período de la pandemia nos obligó a un aislamiento forzoso, incluso impidiendo que pudiéramos consolar y permanecer cerca de amigos y conocidos afligidos por la pérdida de sus seres queridos. Y sigue diciendo el autor sagrado: «No dejes de visitar al enfermo» (7,35). Hemos experimentado la imposibilidad de estar cerca de los que sufren, y al mismo tiempo hemos tomado conciencia de la fragilidad de nuestra existencia. En resumen, la Palabra de Dios nunca nos deja tranquilos y continúa estimulándonos al bien.

9. “Tiende la mano al pobre” destaca, por contraste, la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices. La indiferencia y el cinismo son su alimento diario. ¡Qué diferencia respecto a las generosas manos que hemos descrito! De hecho, hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza. Hay manos tendidas que en las sombras intercambian dosis de muerte para enriquecerse y vivir en el lujo y el desenfreno efímero. Hay manos tendidas que por debajo intercambian favores ilegales por ganancias fáciles y corruptas. Y también hay manos tendidas que, en el puritanismo hipócrita, establecen leyes que ellos mismos no observan.

En este panorama, «los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 54). No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero.

10. «En todas tus acciones, ten presente tu final» (Sir 7,36). Esta es la expresión con la que el Sirácida concluye su reflexión. El texto se presta a una doble interpretación. La primera hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las mismas posibilidades que nosotros. Existe también una segunda interpretación, que evidencia más bien el propósito, el objetivo hacia el que cada uno tiende. Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otro que el amor. Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de existir. Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida, entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quien no hace pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de vivir según el estilo de los discípulos de Cristo.

En este camino de encuentro cotidiano con los pobres, nos acompaña la Madre de Dios que, de modo particular, es la Madre de los pobres. La Virgen María conoce de cerca las dificultades y sufrimientos de quienes están marginados, porque ella misma se encontró dando a luz al Hijo de Dios en un establo. Por la amenaza de Herodes, con José su esposo y el pequeño Jesús huyó a otro país, y la condición de refugiados marcó a la sagrada familia durante algunos años. Que la oración a la Madre de los pobres pueda reunir a sus hijos predilectos y a cuantos les sirven en el nombre de Cristo. Y que esta misma oración transforme la mano tendida en un abrazo de comunión y de renovada fraternidad.

Roma, en San Juan de Letrán, 13 de junio de 2020, memoria litúrgica de san Antonio de Padua.

FRANCISCO

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
58 comentarios en “«El tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado»
  1. El que ora de verdad, ama de verdad.
    Don Jorge tiene la mala costumbre de oponer cualidades y acciones cristianas, cuando en realidad la acción del Espíritu Santo unifica nuestro ser que quedó roto y escindido por el pecado.
    En el santo todo es uno y cuando ora, ama, rinde culto y de su llenarse de Dios surgen el apostolado eficaz y el amor misericordioso para con el prójimo. No divida Ud. más y súmese a la acción unificadora del Espíritu de Dios en la vida de los que creemos en Jesucristo.

    1. Don Jorge, del barrio de Pésimos Aires (83 años), de acuerdo con Don George Soros alias «copito de nieve» (89 años), han decidido que a sus edades (172 años en total), como no tienen nada que hacer, se han puesto a peinar gatos…

      1. esas suposiciones y exageraciones, extrapolando lo que escribe Alvar, os pone al nivel de los fanáticos que comentan por aquí, sacando conclusiones aberrantes

      2. «Adviertan aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración». San Juan de la Cruz. Doctor de la Iglesia.

  2. Es verdad, el papa hace especial referencia a los rígidos, que se la dan de beatos y que viven, aparentemente, una vida perfecta, pero que cuando de ayudar al prójimo se trata, hacen la vista gorda.

      1. Por cierto, la imagen que ilustra la noticia es magnífica, reconforta y anima ver que los descartados de la sociedad (ancianos, pobres, etc. ) son invitados a un banquete con el sucesor de Pedro.

  3. ¿ Cuándo vas a hablar de lo que no te atreves a hablar, para no contristar al pensamiento único, al ecumenismo ecumaníaco, a las dictaduras comunistas y al islam religión de paz ? ¿ Hasta cuándo tanta sumisión al politically correct ? ¿ Hasta cuando vas a seguir caricaturizando a los católicos ? Ahh y no reduzcas las necesidades del prójimo a las puramente económicas. El problema de hoy no es el exceso de oración. ¡ Ojalá ! Es el defecto. Apenas se reza. Apenas hay adoración del Santísimo, ante el que nunca te arrodillas, como deberías hacer, si es que crees en la Presencia real de Jesucristo en la eucaristía, lo que resulta harto dudoso.

  4. A algunos no se nos ocurriría nunca decir eso, pues se da por hecho que el asiduo contacto con Dios te lleva irremediablemente a darte y atender a los demás, «Ora et labora». De lo contrario, parece muy despectivo ese pensamiento, pero claro, algunos debemos ser muy rígidos por pensar y actuar de otra manera. Como decía San Benito, ora y trabaja, oración y trabajo van unidos y proyectado a los demás.

  5. ¿ Porque siempre ridiculizando a los católicos que rezan ? Porque Francisco no reza, pero le gusta salir en la foto de banquetes con supuestos pobres, profanando iglesias, trasformadas en comederos y evacuatorios. Los católicos que rezan de verdad son los que más ayudan al prójimo, pues detectan en el prójimo, no sólo las necesidades materiales, sino las espirituales. La misericorditis reduce las obras de misericordia a las meramente corporales. Es un reduccionismo, un recortar a Jesucristo y, por tanto, a la humanidad. Jesucristo es quien mejor conoce lo que hay en el hombre, pues, en Jesucristo, Dios revela al hombre, no sólo lo que es Dios, sino lo que es el hombre.

    1. Los fariseos acusaban a Jesús de lo mismo, de profanar templos, rodearse de pecadores, mendigos e impuros. Si lo criticáis por eso, el papa va por el camino correcto.

    2. Canalli te contesto a lo que me pusiste arriba. En realidad si se dice Pésimos Aires, se entiende ello como algo peyorativo hacia los que viven allí, y por lo tanto racista y xenófobo. Es como decirles panchitos a los que son mejicanos. Es racismo. Y por tanto condenable desde el punto de vista moral.

      1. NO es racismo. TÚ interpretas que es racismo. Es lo absurdo del mundo actual en que un presunto respeto al otro lleva a una hipersensibilidad irracional. ¿Qué sentido discriminatorio por raza tiene el término «Pésimos Aires»? ¿Insultar a cada habitante de la ciudad? Y llevarlo al ámbito moral es de una insensatez propia de los que escriben por aquí, como por ejemplo los que no perdonan a los obispos por haber adoptado medidas higiénico-sanitarias excepcionales para la comunión.
        Flaco favor se hace al respeto a los derechos de los demás y a los derechos humanos cuando se criminaliza toda frase o pensamiento sobre el prójimo que no sea favorable. No puede convertirse a toda minusvaloración en una delito aborrecible de racismo o, ya puestos, de genocidio. Ciertos prejuicios no ayudan a la convivencia, pero no son crímenes horrendos. Hacer chistes con lso de Lepe poniéndoles de tontos no es defender su exterminio. Lo mismo con los gitanos, o con los bonaerenses.

        1. Realmente es racismo. Si fueras argentino y de Buenos Aires lo entenderías. ¿ Realmente te gustaría que se metieran con la ciudad en la que naciste haciendo un burdo juego de palabras? Creo que no.

  6. Sobre el activismo de los modernistas, en el evangelio hay un episodio que deja las cosas claras.

    Jesús dice: «Marta, Marta, te afanas por muchas cosas, pero solo una es necesaria, Maria escogió la mejor parte y no le será quitada».

    El problema de hoy en día es lo contrario. La Iglesia lleva a cabo muchas actividades caritativas, como Manos Unidas, Caritas, colonias para jóvenes, etc. donde la predicación de Cristo está casi ausente.

    Desde hace años MUCHOS de dentro y fuera de la Iglesia, están empeñados en convertirla en una enorme ONG.

      1. Me remito a varios artículos del gran periodista Aldo María Valli en su blog Duc In Altum, con abundancia de análisis documental y testimonios personales al respecto.

    1. ¿La predicación de Cristo esta ausente? Usted se nota jamás ha estado en Cáritas. Yo soy voluntario, y lo que dices solo proviene de un fanático envidioso y que lo dice porque el no ayuda ni a su madre y entonces tiene que calumniar a las buenas personas que hacen buenos actos.

      1. Markus, conozco muy varias parroquias de mi ciudad. Ni en Caritas se habla de Cristo ni en las Colonias con jóvenes se da formación religiosa, de hecho buena parte de voluntario y monitores no van a Misa habitualmente. Así que no me venga con monsergas ni juicios temerarios.

    2. pues mira qué heterodoxos lso primeros cristianos y San Lorenzo de forma muy evidente, que se dedicaban a atender a las necesidades MATERIALES de los pobres. Es que eran ya modernistas.

      1. Pues lea en los Hechos de los Apóstoles, que decidieron nombrar diáconos para atender a las necesidades materiales, de la Comunidad, porque los Apóstoles debían dedicarse a la Oración y Predicación.

        1. pues qué modernistas eran, «gastar» a diáconos para esas necesidades materiales. Lo que dice y hace el Santo Padre está en perfecta continuida con la doctrina y praxis de la Iglesia desde los primeros cristianos, pero para los fundamentalistas, todo es modernismo. Menos mal que Dios os ha enviado a Trump como profeta contra este mundo tan malo. Él si que defiende la oración.

  7. Un texto plagado de significativos silencios y afirmaciones incorrectas como decir que «la Palabra de Dios va más alla de las religiones». O también: «La Iglesia no tiene soluciones generales que proponer». Insiste en hablar de «los santos de la puerta de al lado» como si alguien, aunque ni siquiera esté bautizado, por hacer algo bueno ya fuera santo. Incluso pone como ejemplo a los farmacéuticos (cuando hoy la mayoría de farmacias son abortorios).
    Propone la «exigencia de una nueva fraternidad».
    Se muestra preocupado por la «falta del cuidado del ambiente». Atribuye a la pandemia «el aislamiento forzoso» cuando los causantes fueron los dirigentes de turno.
    Habla de «puritanismo hipócrita», cuando hoy de esto hay poco. Hace listados de injusticias pero olvidándose como siempre del aborto o la ideología de genero.
    No habla de convertir a los pobres, propósito que siempre estuvo en los santos.
    Etc.

    1. eres de un fanatismo y una falta de inteligencia para entender las palabras en su recto sentido como las dice el Papa que sólo te puedes comparar con este pobre paranoico excatólico que firma como Belzunegui. Supongo que tu nick no responda a la verdad, aunque también entre los sacerdotes se han encontrado criminales, ateos y pedófilos, los normal, gracias a Dios, aún, y pese a infovati y sus fanáticos, es que los sacerdotes católicos de verdad huyen del fanatismo, buscan a Dios y le dan a conocer a los demás. Lo contrario de lo que tu expresas en tus biliosos y retorcidos comentarios

  8. Ni la pobreza material es la única pobreza, ni es la peor. Y, por otra parte, eso de que el tiempo de oración no puede servir de excusa para no atender a los necesitados es un falso dilema. Está el Papa cuestionando la vida contemplativa? O la vida de las misioneras de la caridad, que solo comienzan su servicio a los necesitados tras la oración y la misa? Cada vez entiendo menos a este hombre: lo mejor que se puede decir de él es que o su pensamiento o su expresión son burdos y carentes de toda sutileza

  9. Pues entonces se acabó la oracion. El mismo Jesús dijo «A los pobres siempre los tendréis». Si hemos de anteponer la acción a la contemplación la vida espiritual se secará indefectiblemente.

  10. Quiero mucho a una persona que para su desgracia es masón.
    Vive haciéndo caridades, se ofrece para servir,, dá a cuantos ve necesitados, tiene muchas obras,, pero tiene su corazón cerrado a Dios. APARENTEMENTE,
    Es al contrario de lo que dice el papa,, cuánto deseo que diga;
    Dios mío, Perdóname.
    Éso le pido yo a Dios 😁

    1. Sí Markus, tienes razón. Mis pecados y los de mucha gente, hicieron que Cristo aceptase la Cruz.
      ! Por éso estoy tan agradecida con El, porque cargó con mis muchos pecados y todavía me da la oportunidad de ir con Él ahora que me muera,,,!! 😁 estoy feliz!! Tú también puedes ir,, te llevas un trapito para no dejar tanta baba y ya
      🐌,, 😁

      1. Y yo me refería que hasta tú, que actuas como un guardaespaldas, tienes cabida en el cielo,, 😁, siempre y cuando te arrepientas sinceramente de tus múltiples pecados, cargues con tu trapito y….
        !! Allá nos vemos!! 👋,,

    2. te pones al nivel de los conspiranoicos: al mismo saco Opus, fanatismo y todo lo que te cae mal o no comprendes. No se si los del Opus se fustigarán. Yo la única vez qu he oído predicar en público a favor de la mortificación corporal fue en la universidad, a un claretiano. Es un modo ascético tradicional en la Iglesia. Hay varios santos nada paranoicos y que se esforzaron muchísimo en ayudar a los pobres, y que también usaban ese medio para unirse más al sufrimiento de Cristo. Si no lo entiendes, Markus, quizá seas tan poco católico como los fariseos que pululan por este medio… Revisa el Catecismo de la Iglesia Católica

      1. Yo tengo el Catesismo y no habla de flagelarse.
        Habla de mortificación, que puede ser de muchas formas.
        Markus se burla de los que se «flagelan», pues que empiece a burlarse de los que se están
        «flagelando» una rodilla en protesta ridícula apoyando a demócratas. 😂😂,
        !! Se están flagelando, han de ser del….
        🔥Opus Daemonium!!

      2. Yo no sé de los palmares, solo sé de Santa Teresa de Jesús, (por lo pronto) Se daba unas buenas «friegas»,, ella y sus monjas, y lo que en ellos es locura,, en éstos payasos de la rodilla adolorida, es todo un «logro», y ya verás tú, si alguna vez doblarán sus rodillas ante Dios.
        Aquí en México, te darías gusto, 😁,, entran mis paisanos desde el atrio, hincados hasta el altar. 😘,
        ! Cómo quiero a ésos locos!

      3. Markus, tu desconocimiento de la moral y da la práctica de la vida católica es muy llamativo. La mortificación no es «obligatoria». Tampoco Jesús pidió que se hicieran votos ni que hubiera gente que se apartara del mundo sólo para dedicarse a Dios. Y son prácticas que han desarrollado los cristianos como modo de identificarse con Cristo. Para eso está la autoridad en la Iglesia: para orientar qué prácticas son aceptables y qué ideas o prácticas son disonantes con el mensaje de Cristo. Lo malo no es fustigarse, sino que la cuestión es por qué: ¡por gusto? eso es una patología que los psquiatras tienen catalogada. ¿Por sufrir en el propio cuerpo algo de lo que Él padeció y renunciar a uno mismo pidiendo perdón por los pecados de la Humanidad? Eso es absolutamente católico. Eso se identifica con el mensaje de Cristo sobre el pecado y la salvación. No puedes ser un «fundamentalista» que no acepte realidades de otros católicos sólo porque no te gustan.

  11. Primer mandamiento: amaras a DIOS sobre todas las cosas.
    Todo ser humano, por el hecho de nacer, tiene el derecho y la obligación de adorar a DIOS.
    Todo, todo lo demás llegará por añadidura

    1. el fundamentalista saca esas palabras de contexto y no se preocupa por la realidad inmediata, como si fuera Dios el que tiene que hacer el trabajo que nos ha encargado a los hombres. Los cristianos, desde los tiempos apostólicos, advirtieron que era imposible desligar la predicación del servicio al pobre y necesitado, TAMBIÉN mmaterial, no sólo espiritual. Otro que no frecuenta el Catecismo de la Iglesia Católica

      1. El bebé abortado es el más pobre entre los pobres porque no es querido ni por su propia madre. Pero ya sabemos que «no hay que obsesionarse con este tema».
        ¿Sabes cuanta gente muere de hambre cada año en el mundo y cuántos son abortados? Hay 5 veces más muertos por aborto que por hambre. Un detallito sin importancia para lo que les preocupa tanto los pobres.

        1. Detallito que los fundamentalistas siempre usáis en vuestras tontas argumentaciones contra quienes no os han contradicho en eso. Su Santidad ha reiterado de modo claro y firme la doctrina moral sobre la maldad del aborto, que es un grave crimen a los ojos de Dios. Pero como dijo que no puede ser el único tema del que se habla, vuestras escasas entendederas os hacen asumir como dogma que el Papa está ¡a favor! Sois insoportables por vuestro fanatismo: se habla de una cosa y siempre sacáis otra que no se discute. Es una obsesión por buscar enemigos, típica de los paranoicos.

  12. Markus; el «fundamentalista» católico, es ése que entrega con valor, con gusto su vida por Cristo.
    Ese que aunque tenga miedo porque es humano tenerlo, vence al miedo (palabra de moda) y decide la opción por Dios,, (No te vayas a confundir de «opción por los pobres»)
    Son situaciones diametralmente opuestas. La opción por Dios es amarlo con locura y permitir que Él actúe en nuestras vidas como le plazca, a Él le pertenecemos los fundamentalistas.

    1. No: los fundamentalistas pretenden que Dios piense y actúe como ellos piensan. Carecen de prudencia y de sindéresis. Confunden lo accidental y prudencial con lo esencial. Su actitud es radicalmente la contraria de la del cristiano, aunque defiendan los mismos dogmas.

      1. Fundamento es el principio o base de una cosa, es la razón principal o el motivo.
        Fundamentalista persona que sigue al pie de la letra y defiende a muerte un pensamiento, una forma de vivir, una religión, un partido político, etc.
        Si se deja de ser Fundamentalista religioso,, se aceptará que cambien el dia del Señor, de domingo a sábado, no importa.
        Que se ordenen mujeres para sacerdotes,, no importa,, Se habrá terminado la esencia y el fundamento de mi religión.

  13. Pues muy bien, es verdad que la oración no debe ser excusa para eso… pero la pregunta: ¿conoce alguien a algún católico que emplee la oración con tal finalidad? Porque yo no. A los católicos que conozco, la oración les sirve como camino de santificación, no como excusa para dejar de ayudar al prójimo necesitado. Pero lo mismo es que me falta mundo por ver.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles