El Papa, a las vírgenes consagradas: «Mantened alejada la tentación del parloteo y del chisme»

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«¡No apaguéis la profecía de vuestra vocación! Estáis llamadas, no por mérito vuestro, sino por la misericordia de Dios, a hacer resplandecer en vuestra existencia el rostro de la Iglesia, Esposa de Cristo, que es virgen porque, a pesar de estar compuesta por pecadores, custodia íntegra la fe, concibe y hace crecer una humanidad nueva».

El Papa Francisco ha escrito un mensaje a las vírgenes consagradas en el 50 aniversario de la promulgación, en tiempos de Pablo VI, del rito de la consagración de vírgenes.

Estaba previsto un encuentro en Roma para celebrar el citado aniversario. Sin embargo, como ha ocurrido con numerosos eventos, la epidemia del coronavirus a frustrado el proyecto. El Papa, en vista lo cual, ha querido escribir este mensaje dirigido a estas mujeres.

«Vuestra llamada pone de relieve la inagotable y multiforme riqueza de los dones del Espíritu del Resucitado, que hace nuevas todas las cosas», escribe Su Santidad. Asegura que la vocación de estas mujeres es «un signo de esperanza».

La fidelidad del Padre pone «aún hoy» en el corazón de algunas mujeres «el deseo de ser consagradas al Señor en la virginidad vivida en su ambiente social y cultural ordinario, arraigadas en una Iglesia particular, en una forma de vida antigua y al mismo tiempo nueva y moderna», continúa el Pontífice.

«¡No apaguéis la profecía de vuestra vocación!», les exhorta el Pontífice. «Estáis llamadas, no por mérito vuestro, sino por la misericordia de Dios, a hacer resplandecer en vuestra existencia el rostro de la Iglesia, Esposa de Cristo, que es virgen porque, a pesar de estar compuesta por pecadores, custodia íntegra la fe, concibe y hace crecer una humanidad nueva», afirma el Santo Padre.

Francisco, les anima, mencionando la pandemia de coronavirus, a no cerrar los ojos y a no huir. «Atravesad con delicadeza el dolor y el sufrimiento, perseverad en proclamar el Evangelio de la vida plena para todos», les dice.

También les apremia a tejer «relaciones auténticas», que «rescaten» a los barrios de nuestras ciudades «de la soledad y del anonimato». «Sed capaces de parresia, pero mantened alejada la tentación del parloteo y del chisme. Tened la sabiduría, la iniciativa y la autoridad de la caridad, para oponeros a la arrogancia y prevenir los abusos de poder», escribe el Pontífice.

«Como signo de la Iglesia esposa, que podáis ser siempre mujeres de la alegría, a ejemplo de María de Nazaret», dice al final de su mensaje el Papa.

Les ofrecemos el mensaje en su integridad, publicado en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Queridas hermanas:

1. Hace cincuenta años la Sagrada Congregación para el Culto Divino, por mandato de san Pablo VI, promulgaba el nuevo Rito de la Consagración de las vírgenes. La pandemia aún en curso ha obligado a aplazar el encuentro internacional convocado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica para celebrar este importante aniversario. Sin embargo, deseo igualmente unirme a vuestra acción de gracias por este «doble don del Señor a su Iglesia» ―como os dijo san Juan Pablo II con ocasión del 25 aniversario―: el Rito renovado y un Ordo fidelium «restituido a la comunidad eclesial» (Discurso a las participantes en el Congreso Internacional del Ordo virginum, 2 junio 1995).

Vuestra forma de vida encuentra su primera fuente en el Rito, tiene su configuración jurídica en el can. 604 del Código de Derecho Canónico, y desde 2018 en la Instrucción Ecclesiae Sponsae imago. Vuestra llamada pone de relieve la inagotable y multiforme riqueza de los dones del Espíritu del Resucitado, que hace nuevas todas las cosas (cf. Ap 21,5). Al mismo tiempo, es un signo de esperanza: la fidelidad del Padre pone aún hoy en el corazón de algunas mujeres el deseo de ser consagradas al Señor en la virginidad vivida en su ambiente social y cultural ordinario, arraigadas en una Iglesia particular, en una forma de vida antigua y al mismo tiempo nueva y moderna.

Acompañadas por los obispos, habéis profundizado en la especificidad de vuestra forma de vida consagrada, experimentando que la consagración os constituye en la Iglesia un Ordo fidelium particular. Proseguid en este camino, colaborad con los obispos para encontrar serios itinerarios de discernimiento vocacional y de formación inicial y permanente. En efecto, el don de vuestra vocación se manifiesta en la sinfonía de la Iglesia, que se edifica cuando puede reconocer en vosotras mujeres capaces de vivir el don de la sororidad.

2. Cincuenta años después del Rito renovado, quisiera deciros: ¡no apaguéis la profecía de vuestra vocación! Estáis llamadas, no por mérito vuestro, sino por la misericordia de Dios, a hacer resplandecer en vuestra existencia el rostro de la Iglesia, Esposa de Cristo, que es virgen porque, a pesar de estar compuesta por pecadores, custodia íntegra la fe, concibe y hace crecer una humanidad nueva.

Juntamente con el Espíritu, con toda la Iglesia y con todos los oyentes de la Palabra, estáis invitadas a entregaros a Cristo y a decirle: «¡Ven!» (Ap 22,17), para permanecer en la fuerza dada por su respuesta: «¡Sí, vengo pronto!» (Ap 22,20). Esta visita del Esposo es el horizonte de vuestro camino eclesial, vuestra meta, la promesa que hay que acoger cada día. De este modo «podréis ser estrellas que orientan el camino del mundo» (Benedicto XVI, Discurso a un grupo de vírgenes consagradas con ocasión del Segundo Congreso del “Ordo Virginum”, 15 mayo 2008).

Os invito a releer y meditar los textos del Rito, donde resuena el sentido de vuestra vocación: estáis llamadas a experimentar y testimoniar que Dios, en su Hijo, nos ha amado primero, que su amor es para todos y tiene la fuerza de transformar a los pecadores en santos. En efecto, «Cristo amó a su Iglesia: Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra» (Ef 5,25-26). Vuestra vida revelará la tensión escatológica que anima a toda la creación, que impulsa toda la historia y nace de la invitación del Resucitado: “Levántate, hermosa mía y vente” (cf. Ct 2,10; Orígenes, Homilías sobre el Cantar de los cantares II,12).

3. La Homilía propuesta por el Rito de Consagración os exhorta: «Amad a todos y dad preferencia a los pobres» (n. 29). La consagración os reserva para Dios sin haceros ajenas al ambiente donde vivís y en el que estáis llamadas a realizar vuestro propio testimonio en el estilo de la proximidad evangélica (cf. Ecclesiae Sponsae imago, 37-38). Que vuestra consagración virginal, con esta cercanía específica a los hombres y mujeres de hoy, ayude a la Iglesia a amar a los pobres, a reconocer la pobreza material y espiritual, a socorrer a los más frágiles e indefensos, a los que sufren por la enfermedad física y psíquica, a los pequeños y a los ancianos, a los que corren el riesgo de ser descartados.

Sed mujeres de misericordia, expertas en humanidad. Mujeres que creen «en lo revolucionario de la ternura y del cariño» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 288). La pandemia nos enseña que «es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad» (Homilía en la Celebración de la Divina Misericordia, 19 abril 2020). Que lo que está sucediendo en el mundo os sacuda: no cerréis los ojos y no huyáis, atravesad con delicadeza el dolor y el sufrimiento, perseverad en proclamar el Evangelio de la vida plena para todos.

La Oración de consagración, que invoca para vosotras los dones multiformes del Espíritu, pide que viváis en una casta libertas (Rito de la Consagración de las vírgenes, 38). Que este sea vuestro estilo de relación, para ser signo del amor esponsal que une a Cristo con la Iglesia, virgen madre, hermana y amiga de la humanidad. Con vuestra bondad (cf. Flp 4,5), tejed relaciones auténticas, que rescaten a los barrios de nuestras ciudades de la soledad y del anonimato. Sed capaces de parresia, pero mantened alejada la tentación del parloteo y del chisme. Tened la sabiduría, la iniciativa y la autoridad de la caridad, para oponeros a la arrogancia y prevenir los abusos de poder.

4. En la solemnidad de Pentecostés, deseo bendecir a cada una de vosotras, así como a las mujeres que se están preparando para recibir esta consagración y a todas las que la recibirán en el futuro. «El Espíritu Paráclito es dado a la Iglesia como principio inagotable de su alegría de esposa de Cristo glorificado» (S. Pablo VI, Exhort. ap. Gaudete in Domino, 29). Como signo de la Iglesia esposa, que podáis ser siempre mujeres de la alegría, a ejemplo de María de Nazaret, mujer del Magnificat, madre del Evangelio viviente.

Roma, San Juan de Letrán, 31 de mayo de 2020, solemnidad de Pentecostés.

Francisco

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Comentarios
12 comentarios en “El Papa, a las vírgenes consagradas: «Mantened alejada la tentación del parloteo y del chisme»
  1. Un remanso de paz en medio de tanto feminismo eclesial. Con qué humildad aceptan la recomendación papal de no caer en la tentación del parloteo o el chisme.

  2. Bergoglio únicamente se atreve a hablar de los pecados que condena también el pensamiento único. Quieren hacer lo que les da la gana y nos prohiben criticarles. Pues va a ser que no, por su propio bien, para que se enmienden.

  3. La obediencia es siempre en la verdad, y la Verdad es Jesucristo el Señor, el Dios Uno y Trino, por lo que la obediencia no es una obediencia ciega, es en la verdad, la que se encuentra en el Señor y su Evangelio.

  4. Un pero para eso estamos. El «aún hoy», le ha traicionado el subconsciente. ¿ Por qué?. pues por que piensa que es una institución caduca contraria al modernismo que predica e impulsa, lo hace asombrado de que existan mujeres todavía dispuestas a entregarse por Cristo, ser sus esposas siguiendo el mandato evangélico.

  5. Las modas actuales ofenden mucho al Señor y llevan muchas almas al inf ierno. Es edificante ver a estas humildes vírgenes con vestidos pudorosos, que esconden más que resaltan sus encantos femeninos. Ojala todas las mujeres católicas fuesen tan pudorosa y recatadamente vestidas.

  6. Lo triste es que ésta es una vocación de la que se habla poquísimo. La variedad de carismas es una maravilla y un tesoro eclesial, pero las delegaciones diocesanas de pastoral vocacional sólo se preocupan de llevar chicos al seminario. Con mal acierto además y pocos frutos.
    Si una chica siente algo en su corazón sobre este tipo de consagración, ¿quién la orienta? ¿dónde acude? Creo conocer bastante mi diócesis y no conozco aquí ninguna virgen consagrada.

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