Papa Francisco: «¡Somos los hijos del gran Rey!»

Vatican Media
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«Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura».

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano, como viene siendo habitual en tiempos de coronavirus. El Papa, continuando el ciclo de catequesis sobre la oración, ha hablado hoy del tema “El misterio de la creación” (Sal 8,4- 5.10).

«La belleza y el misterio de la Creación generan en el corazón del hombre el primer movimiento que suscita la oración», ha dicho el Papa refiriéndose al Catecismo. «El hombre orante contempla el misterio de la existencia a su alrededor» y se pregunta «qué diseño de amor debe haber detrás de una obra tan poderosa», manifestó Su Santidad.

El hombre, ha dicho el Pontífice, aunque es una «criatura fragilísima», es la única «consciente de tal profusión de belleza». «¡Nosotros somos conscientes de esta belleza!», ha exclamado el Papa. La oración del hombre, explica, «está estrechamente ligada al sentimiento de asombro».

«La relación con Dios es la grandeza del hombre», es su «entronización», ha dicho el Sucesor de Pedro. «Por naturaleza no somos casi nada, pequeños, pero por vocación, por llamada, ¡somos los hijos del gran Rey!», ha exclamado.

«Si la trama de la vida, con todas sus amarguras, corre a veces el riesgo de ahogar en nosotros el don de la oración, basta con contemplar un cielo estrellado, una puesta de sol, una flor…, para reavivar la chispa de la acción de gracias», ha manifestado el Papa.

«Los hombres y las mujeres que rezan saben que la esperanza es más fuerte que el desánimo», y creen que el amor «es más fuerte que la muerte, y que sin duda un día triunfará», ha recalcado Su Santidad. «La oración te ilumina: te ilumina el alma, te ilumina el corazón y te ilumina el rostro. Incluso en los tiempos más oscuros, incluso en los tiempos de dolor más grande», ha subrayado Francisco.

«Todos somos portadores de alegría. ¿Lo habíais pensado? ¿Qué eres un portador de alegría? ¿O prefieres llevar malas noticias, cosas que entristecen?», ha preguntado el Papa a los espectadores que seguían la catequesis por ‘streaming’. «Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura», ha explicado.

«Alabemos a Dios, contentos simplemente de existir», ha recomendado el Pontífice argentino, y ha animado a mirar el universo, sus bellezas, e incluso nuestras cruces y decir: «Pero, tú existes, tú nos hiciste así, para ti». «Es necesario sentir esa inquietud del corazón que lleva a dar gracias y a alabar a Dios», ha añadido.

«Somos los hijos del gran Rey, del Creador, capaces de leer su firma en toda la creación; esa creación que hoy nosotros custodiamos, pero en esa creación está la firma de Dios que lo hizo por amor», dijo Francisco al final de su catequesis.

Catequesis del Santo Padre, publicada en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Continuamos nuestra catequesis sobre la oración, meditando sobre el misterio de la Creación. La vida, el simple hecho de existir, abre el corazón del ser humano a la oración.

La primera página de la Biblia se parece a un gran himno de acción de gracias. El relato de la Creación está ritmado por ritornelos donde se reafirma continuamente la bondad y la belleza de todo lo que existe. Dios, con su palabra, llama a la vida, y todas las cosas entran en la existencia. Con la palabra, separa la luz de las tinieblas, alterna el día y la noche, intervala las estaciones, abre una paleta de colores con la variedad de las plantas y de los animales. En este bosque desbordante que rápidamente derrota al caos, el hombre aparece en último lugar. Y esta aparición provoca un exceso de exultación que amplifica la satisfacción y el gozo: «Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien» (Gn 1:31). Bueno, pero también bello: Se ve la belleza de toda la Creación.

La belleza y el misterio de la Creación generan en el corazón del hombre el primer movimiento que suscita la oración (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2566). Así dice el Salmo octavo que hemos escuchado al principio: «Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste tú, ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán, para que de él te cuides?». (vv. 4-5). El hombre orante contempla el misterio de la existencia a su alrededor, ve el cielo estrellado que lo cubre -que los astrofísicos nos muestran hoy en día en toda su inmensidad- y se pregunta qué diseño de amor debe haber detrás de una obra tan poderosa… Y, en esta inmensidad ilimitada ¿qué es el hombre? «Qué poco», dice otro salmo (cf. 89:48): un ser que nace, un ser que muere, una criatura fragilísima. Y, sin embargo, en todo el universo, el ser humano es la única criatura consciente de tal profusión de belleza. Un ser pequeño que nace, muere, hoy está y mañana ya no, es el único consciente de esta belleza. ¡Nosotros somos conscientes de esta belleza!.

La oración del hombre está estrechamente ligada al sentimiento de asombro. La grandeza del hombre es infinitesimal cuando se compara con las dimensiones del universo. Sus conquistas más grandes parecen poca cosa… Pero el hombre no es nada. En la oración, se afirma rotundamente un sentimiento de misericordia. Nada existe por casualidad: el secreto del universo reside en una mirada benévola que alguien cruza con nuestros ojos. El Salmo afirma que somos poco menos que un Dios, que estamos coronados de gloria y de esplendor (cf. 8:6). La relación con Dios es la grandeza del hombre: su entronización. Por naturaleza no somos casi nada, pequeños, pero por vocación, por llamada, ¡somos los hijos del gran Rey!.

Esta es una experiencia que muchos de nosotros ha tenido. Si la trama de la vida, con todas sus amarguras, corre a veces el riesgo de ahogar en nosotros el don de la oración, basta con contemplar un cielo estrellado, una puesta de sol, una flor…, para reavivar la chispa de la acción de gracias. Esta experiencia es quizás la base de la primera página de la Biblia.

Cuando se escribió el gran relato bíblico de la Creación, el pueblo de Israel no estaba atravesando por días felices. Una potencia enemiga había ocupado la tierra; muchos habían sido deportados, y se encontraban ahora esclavizados en Mesopotamia. No había patria, ni templo, ni vida social y religiosa, nada.

Y sin embargo, partiendo precisamente de la gran historia de la Creación, alguien comenzó a encontrar motivos para dar gracias, para alabar a Dios por la existencia. La oración es la primera fuerza de la esperanza. Tú rezas y la esperanza crece, avanza. Yo diría que la oración abre la puerta a la esperanza. La esperanza está ahí, pero con mi oración le abro la puerta. Porque los hombres de oración custodian las verdades basilares; son los que repiten, primero a sí mismos y luego a todos los demás, que esta vida, a pesar de todas sus fatigas y pruebas, a pesar de sus días difíciles, está llena de una gracia por la que maravillarse. Y como tal, siempre debe ser defendida y protegida.

Los hombres y las mujeres que rezan saben que la esperanza es más fuerte que el desánimo. Creen que el amor es más fuerte que la muerte, y que sin duda un día triunfará , aunque en tiempos y formas que nosotros no conocemos. Los hombres y mujeres de oración llevan en sus rostros destellos de luz: porque incluso en los días más oscuros el sol no deja de iluminarlos. La oración te ilumina: te ilumina el alma, te ilumina el corazón y te ilumina el rostro. Incluso en los tiempos más oscuros, incluso en los tiempos de dolor más grande.

Todos somos portadores de alegría. ¿Lo habíais pensado? ¿Qué eres un portador de alegría? ¿O prefieres llevar malas noticias, cosas que entristecen? Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura. Alabemos a Dios, contentos simplemente de existir. Miremos el universo, miremos sus bellezas y miremos también nuestras cruces y digamos: «Pero, tú existes, tú nos hiciste así, para ti». Es necesario sentir esa inquietud del corazón que lleva a dar gracias y a alabar a Dios. Somos los hijos del gran Rey, del Creador, capaces de leer su firma en toda la creación; esa creación que hoy nosotros custodiamos, pero en esa creación está la firma de Dios que lo hizo por amor. Qué el Señor haga que lo entendamos cada vez más profundamente y nos lleve a decir “gracias”: y ese “gracias” es una hermosa oración.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Que Jesús resucitado, con la fuerza de su Espíritu Santo, nos haga portadores de alegría, afiance en nosotros la esperanza y también la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte y que triunfa siempre. Que Dios los bendiga.

Saludos en polaco

Saludo cordialmente a todos los polacos. En estos días celebramos el centenario del nacimiento de san Juan Pablo II. Pastor de gran fe, amaba encomendar a Dios en la oración a la Iglesia y a toda la humanidad. Al elegir el lema episcopal «Totus Tuus», nos enseñó también que en los momentos difíciles debemos recurrir a la Madre de Dios, que puede ayudarnos e interceder por nosotros. Que su vida, construida sobre una oración profunda, intensa y confiada , sea un ejemplo para los cristianos de hoy. Os bendigo de todo corazón.

Saludos en italiano

La fiesta, ya cercana, de la Ascensión del Señor me brinda la ocasión para exhortar a todos a ser testigos generosos de Cristo Resucitado, sabiendo bien que Él está siempre con nosotros y nos sostiene a lo largo del camino.

Dirijo un pensamiento especial a los ancianos, los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Jesucristo, al ascender al cielo, deja un mensaje y un programa para toda la Iglesia: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes… enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mateo 28, 19-20). Que vuestro ideal y vuestro compromiso sea dar a conocer la palabra de salvación de Cristo y dar testimonio de ella en la vida cotidiana. ¡A todos mi bendición!

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Comentarios
28 comentarios en “Papa Francisco: «¡Somos los hijos del gran Rey!»
  1. “Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura”.

    Si esto es así, como es, ¿ porqué te empeñas en amargarnos la vida a los católicos, caricaturizándonos, insultándonos y persiguiéndonos a muerte porque odias el catolicismo, que quieres extinguir, para dar paso a la nueva religión universal, que no requiere más que una vaga fraternidad universal ?

    1. ¡Maravilloso mensaje de Su Santidad!
      ¡Cuánto esperanza y alegría nos generan las palabras del Papa, inspiradas siempre en la palabra de Cristo.
      En cambio los rígidos que merodean por aquí ¿no os cansáis de vivir amargados? Poned atención a lo que ha dicho el papa!!

      1. Anda ya insensato, se nota tu artificio, es un elogio postizo, pero cuando veas el cartel que dice; «perded toda esperanza» , ya será demasiado tarde.

  2. La filiación divina se adquiere por el bautismo, pero esto eres incapaz de decirlo, porque crees que no hace falta que se bauticen los no católicos. Estás privando de la gracia de Dios a multitudes de gentes por el capricho de construir una religión a la medida de tus caprichos y tu ignorancia manifiesta.

    1. Los hijos del gran Rey somos los católicos, a los que odias, a los que persigues, quizás por eso mismo. Se ve que te gustaría que fueran todos sin necesidad de bautismo, de conversión, pero Dios ha hecho las cosas de manera diferente a tus caprichos bobalicones.

      1. PUEBLO DE REYES, ASAMBLEA SANTA,
        PUEBLO SACERDOTAL, PUEBLO DE DIOS,
        BENDICE A TU SEÑOR

        1. Te cantamos, oh Hijo amado del Padre,
        Te alabamos, eterna palabra salida de Dios.
        Te cantamos, oh Hijo de la Virgen María,
        Te alabamos, oh Cristo, nuestro hermano, nuestro Salvador.

        2.Te cantamos a ti, esplendor de la gloria,
        Te alabamos, estrella radiante que anuncias el día.
        Te cantamos, oh luz que iluminas nuestras sombras.
        Te alabamos, antorcha de la nueva Jerusalén.

        3. Te cantamos, Mesías que anunciaron los profetas.
        Te alabamos, oh hijo de Abraham e hijo de David.
        Te cantamos, Mesías esperado por los pobres.
        Te alabamos, oh Cristo nuestro rey de humilde corazón.

        4. Te cantamos, mediador entre Dios y los hombres,
        Te alabamos, oh ruta viviente camino del cielo.
        Te cantamos, sacerdote de la nueva alianza.
        Te alabamos, Tú eres nuestra paz por la sangre de la Cruz.

      2. 5. Te cantamos, cordero de la Pascua eterna,
        Te alabamos, oh víctima que borras nuestros pecados.
        Te cantamos, oh templo de la nueva alianza,
        oh piedra angular y roca de Israel.

  3. Somos todos criaturas de Dios e hijos de Adán ;alma viviente; con la creación todos somos criaturas muy amadas por Dios.

    En el seno trinitario el Padre engendró a su Unigénito de la misma esencia ;sustancia y naturaleza divina y por Medio de la Encarnación cumplió el plan eterno de Redención para el Hombre y para aquellos que por el Bautismo sumergidos en la Muerte y Resurrección de Jesús pasemos a ser Hijos ;en el Único Hijo de Dios Padre y así podamos participar de la naturaleza Divina.
    Siendo El el Rey de Reyes y Señor de Señores.

    Jesucristo nos pasa de la primera creación natural al Nuevo Nacimiento del agua y del Espíritu pues somos cristianos injertados en El.
    No basta predicar la religión natural de las criaturas ;el cristiano por gracia tiene un Salvador Hijo del Eterno.

    Hablemos continuamente del Señor; no nos carguemos la Cruz salvadora que es donde nos agarramos en este tiempo difícil y el Padre resucitó y cantamos alabanzas a YAH por medio de su Santo Espíritu.

  4. Este vive en una feliz inopia mirando al cielo y a las estrellas, buscando ovnis quizás. Está bien no ser un aguafiestas, pero su responsabilidad está en este mundo tiranizado por el mal. Recuerdo una viñeta del caricaturista Matín Morales en la transición. Se veían en medio del campo a un jornalero con boina y cayado y a un señorito andaluz montado a caballo con sombrero cordobés y botas camperas. Y este le espetaba al jornalero;
    Yo la democracia la entiendo así, vosotros respetáis mis cortijos y yo respetaré vuestro paro. Pues el Papa es así, el respeta nuestra indigencia espiritual, el no va a socorrernos, no va a hacer nada, y menos evangelizar, eso es proselitismo, se lava las manos. Total la misericorditis lo arregla todo. Eso de que hay una fiesta en el cielo cuando un pecador se arrepiente, no va con el.

  5. Como criterio de interpretación tenemos que tener presente que si el Vaticano nos dice que no hay riesgo de quiebra es porque ya están en ella, para entendernos. Dinero no hay y se está estudiando como hacer caja con los menores daños colaterales. Reconocer una verdad es genéticamente contrario al ser y al obrar de la hidra vaticana. Ayer terminábamos con las noticias que nos llegaban sobre movimientos inmobiliarios en Suiza. Specola.

  6. Todo apunta a que se está revisando el inventario para ver de dónde se puede echar mano sin causar un grave daño de imagen en Roma, en donde no es bien visto el dilapidar un patrimonio conseguido con tanto esfuerzo para tapar una infame gestión y una dolosa imprevisión. Nos dicen que no tenemos peligro de quiebra, pero si de efectivo. Tenemos la impresión de que se ha optado por vender las pocas joyas que quedan de la abuela y seguir con un gasto descontrolado para no perjudicar la imagen de Francisco con recortes y despidos. Se espera que la crisis, o el pontificado, o las dos cosas, duren poco y entremos en otra fase.

  7. Pero no dirá que los moros, los budistas, los satanistas y demás «religiones» no son hijos del Gran Rey. Unos por no estar bautizados, otros por renegar del bautismo.

  8. Todos… menos tú, Narciso, perdón, Francisco. No eres hijo de rey. Tú eres hijo del príncipe de este mundo. Al que sirves.

      1. Susanaa,

        La pregunta es:
        ¿quien es el Rey: el Padre o el hijo? Y…

        ¿qué relación tenemos con el Rey: filial, o bien fraternal/ exponsal ?

        1. ACS,yo soy hija de Dios Padre,hermana por adopción,de Jesús,y en tanto que miembro de la Iglesia,esposa del Espíritu Santo,dulce huésped del alma.

          1. Susanaa,

            Supongo q has querido decir:»en tanti q miembroo Iglesia, esposa de Cristo»en lugar de esposa del Esp. Santo.

            Pero yo entiendo q el Rey es Jesús, el Rey de los judíos, no? O es el Padre?

  9. A ver, Bergoglio, que no te enteras. Todos somos criaturas de Dios, pero no todos somos hijos de Dios. Deja de dar la vuelta a la realidad

  10. Solo he leído el enunciado y no sigo, porque si el Gran Rey al que se refiere es el que esperan los hijos de Satanás, Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nos asista. Es como para mirarlo bajo el microscopio.

  11. A mí me ha gustado mucho, he de reconocerlo. La grandeza de la Creación rima e invita a contemplación y oración. Sólo he fruncido el ceño con la expresión «somos hijos del gran Rey». No. Todos no. La filiación divina no la tiene todo ser humano. Sólo los que creemos en Jesús como Hijo unigénito de Dios adquirimos la condición de «hijos adoptivos de Dios». Los demás son criaturas de Dios, cierto, por encima de las demás criaturas de Dios, llamados a ser hijos, sí, porque Dios quiere que todo ser humano goce de ese título hermoso, pero no son sus hijos. De entre ellos, los hebreos son «el pueblo de Dios», pero los que aceptamos a Jesús como uno con Dios somos un escalón más alto, somos «hijos adoptados por Dios», por el amor que Él profesa a su Hijo y a quienes amamos a su Hijo. Ya no somos «el pueblo de Dios», sino la familia de Dios y, como pasa también en las familias, sus miembros pueden, y de hecho pertenecen, a distintos pueblos.

  12. Y la expresión «gran Rey» me ha producido cierta desazón. Se parece demasiado a «gran Arquitecto». Si alguien ha visto la expresión «el gran Rey» en la Biblia, le agradecería mucho que me lo dijese. Y aunque el cristianismo incide mucho en la realeza de Jesús: «Tú lo has dicho, soy Rey», el mensaje, la oración que el divino maestro nos enseña es que Dios es nuestro padre. Nos ama como tal, porque ama a su Hijo y ama como hijos a quienes amamos a Jesús. Como padre da vida, alimenta, protege Y CORRIGE. El título por el cual todos los días nos dirigimos a Dios es «padre» y nunca «majestad».

    1. Con Bergoglio, piensa lo peor y te quedarás corto, cortísimo. Cuando da un paso atrás es para recuperar a los papólatras y coger carrerilla.

  13. ¿Quien es el gran rey? Me lo explique el papa Francisco. Yo solo tengo un Rey : Cristo Rey segunda persona de Dios Santisima?Trinidad. Por lo tanto no hsy otro Dios ni otro nombre ni en el cielo ni en la tierra…. (San Pablo). Ala. Mahoma buda crisna Pachamama… Fslsos dioses esto es demonios. Hoy como se hacen ñrocesiobes en la bssilica del vaticano a la pacha mama y todo eso pues que me exolique a quien se refiere con lo del gran rey.

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