(Agencia Fides)- Desde los primeros días de la emergencia de Covid-19, Caritas Italiana ha intensificado el contacto y la coordinación de las 218 Caritas diocesanas que operan en Italia. Una primera encuesta nacional, realizada del 9 al 24 de abril, permitió fotografiar los cambios en las necesidades, fragilidades y solicitudes hechas a los centros y servicios de escucha de Caritas, luego del impacto del Covid-19. Los datos se refieren a 101 Caritas diocesanas, equivalentes al 46% del total.
Se confirma la duplicación de las personas que por primera vez recurren a los centros y servicios de escucha de la Caritas diocesana con respecto al período previo a la emergencia. La demanda de bienes de primera necesidad, alimentos, víveres, y comida a domicilio, emporios solidarios, comedores, ropa… está creciendo, pero también la solicitud de ayuda económica para el pago de facturas, alquileres y gastos para la administración de la casa. Al mismo tiempo, aumenta la necesidad de escucha, apoyo psicológico, compañía y orientación para las prácticas burocráticas relacionadas con las medidas de apoyo y trabajo. Un hecho reconfortante es la participación de la comunidad y la activación solidaria que en el 76.2% de las Cáritas monitoreadas involucraban organismos públicos, organismos privados o del tercer sector, parroquias, grupos voluntarios, individuos.
Los jóvenes voluntarios, menores de 34 años, que participan en actividades y servicios, han aumentado en el 59.4% de las Caritas, lo que permite hacer frente a la caída de la participación de los mayores de 65 años que han permanecido inactivos por razones de precaución. Desafortunadamente, 42 voluntarios y operadores han dado positivo al Covid 19 en 22 Caritas diocesanas y en 9 Caritas se han registrado 10 muertes. Ante las necesidades y solicitudes cambiantes, los servicios e intervenciones también han cambiado o se han adaptado, en particular: los servicios de asistencia telefónica y de escucha con 22.700 contactos registrados o incluso en hospitales y en las Rsa; el suministro de comidas para llevar y entregas a domicilio a más de 56.500 personas; el suministro de equipos de protección personal y desinfectantes a aproximadamente 290.000 personas; actividades de apoyo para nómadas, carruseles y artistas de circo obligados a establecerse en un lugar; la compra de medicamentos y productos para la salud; la remodelación de servicios para personas sin hogar; servicios de apoyo psicológico; iniciativas de ayuda familiar para el trabajo inteligente y la educación a distancia; intervenciones en apoyo de pequeñas empresas; acompañamiento a la experiencia del luto.
Muchas diócesis han puesto sus instalaciones a disposición de médicos y/o enfermeras, personas en cuarentena y sin hogar. Hasta la fecha, hay 68 estructuras con casi 1.450 puestos a disposición de la Protección Civil y el Sistema Nacional de Salud de parte de 48 diócesis en toda Italia. A estas se suman otras 46 estructuras, con más de 1.100 puestos en 34 diócesis, disponibles para personas en cuarentena y / o dados de alta de hospitales y más de 64 estructuras con más de 1,200 lugares en 42 diócesis para la acogida de personas sin hogar, además de la hospitalidad residencial ordinaria.
Publicado por la Agencia Fides.
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Pero Cáritas no puede convertirse en una ONG más. Si Cáritas no ofrece a Jesucristo entero y verdadero, que cuida el cuerpo y el alma, está de sobra. Alimento del cuerpo y alimento del alma van unidos. Pan y palabra, hostia y oración.
Cáritas es un medio de evangelización: Para los que reciben por que saben que quien está al otro lado lo hace en nombre de Dios y trata de auidar. Para los que ofrecen por que ejercen la Caridad. Quien quiere lo toma, quien no, no.
¿Por que os gusta tan poco Cáritas?
Si fuera por tí todos los que somos voluntarios de Cáritas o los que lo son de otra organización estaríamos eliminados.
La caridad de cristo nos urge. caritas no es una organización para la expansión de la fe, es para materializar el Amor de Dios al prójimo. Posiblemente hará lo mismo que hacen otras ONGs, pero no lo hará por el mismo motivo. Canaliza la accion caritativa y social. No es un organismo de extensión o preservación de la fe.
La organización Cáritas nació en la ciudad alemana de Colonia, el 9 de noviembre de 1897. Fue creada por el prelado Lorenz Werthmann (1858–1951) bajo el nombre original en alemán «Charitasverband für das katholische Deutschland» («Liga caritativa para la Alemania católica»).
En 1919 fue reconocida por la conferencia episcopal como la unión de las asociaciones diocesanas dedicadas a actividades de caridad.
Durante la época del nacionalsocialismo la asociación Cáritas perdió fuerza política y legal, a pesar de haber sido legalmente reconocida desde 1933. La sede de Cáritas en Alemania se encuentra desde sus inicios en Friburgo de Brisgovia.
Después de la Segunda guerra mundial Cáritas Alemania incrementó sus actividades en la distribución de ayuda y en la década de los años sesenta llegaron voluntarios extranjeros para ayudar a los damnificados tanto de catástrofes naturales como de la posguerra.
En 1951 se constituye como «Conferencia Internacional».
Siguiendo el modelo alemán se crearon organizaciones nacionales de Cáritas en otros países del mundo.
«De acuerdo con el hermoso nombre que lleváis y que es la palabra clave del Evangelio, estáis ordenados a la «caridad». Toda vuestra tarea consiste en vivir de la caridad, en dar testimonio de ella, en ponerla por obra de forma concreta y con otros. No permitamos que la palabra caridad y su realidad se devalúen. No es meramente el fruto de una piedad sentimental y pasajera. Es un amor muy hondo proyectado al prójimo, a todas las personas y, en especial, a las personas necesitadas. Su justificación y dinamismo dimanan del valor que se conceda a la persona, a su dignidad, a su derecho de acceder a una vida honrosa, a pesar de la miseria material o moral que le pueda afligir por desventuras, cataclismos naturales, enfermedades, situaciones sociales injustas, etc. Basta que esta persona tenga necesidad, urgente a veces, de alimento, casa, vestido, medio de ganarse el pan, consuelo en la soledad, visitas o sustento para ella y para los suyos.
Y si esta persona tiene tan gran valía a nuestros ojos, es porque la tiene primero a los ojos de Dios; es que Cristo se identifica con ella (cf. Mt 25, 34-40); es que Cristo nos pide hacer por ella lo que desearíamos para nosotros mismos en iguales circunstancias (cf. Mt 7, 12).
Los cristianos no serían dignos de este nombre si no procuraran llegar a esta caridad que viene de Dios. Deben dar testimonio de ella personalmente y ninguno está dispensado de ejercerla. Ni nadie tiene tampoco el monopolio. Pero es fundamental que los cristianos den testimonio de ella solidariamente, que su corazón esté imbuido de ella, que su deseo de acción caritativa sea luminoso, que se coordinen las iniciativas. Es ésta la tarea de las asociaciones de caridad dentro de la Iglesia y, especialmente, de las Cáritas.
Cuando se llega a definir con tal profundidad la caridad, ya no es cuestión de oponer en la Iglesia las medidas de ayuda a las actividades propulsoras del desarrollo. Las dos deben ir a la par. ¿Cómo no preocuparse de establecer para el día de mañana condiciones de vida tales que las miserias endémicas de la actualidad puedan superarse o evitarse en el porvenir, en cuanto dependa de nosotros? Pero, ¿qué valor tendría este interés por la promoción humana, si hiciera caso omiso de las necesidades vitales del mismo día de hoy que no pueden esperar? Dado que, gracias a Dios, nuestra sociedad cada vez se afana más por preparar un mañana mejor, los cristianos deben estar presentes en ella a su modo, es decir, movidos por el amor y la justicia, tratando de promover a todo el hombre y de hacer que los mismos interesados participen en su propio desarrollo. Os habéis ocupado intensamente de ello en esta asamblea general.
Pero, por otra parte, en su deseo de planificarlo todo, nuestra sociedad tiene tendencia a minimizar, como provisionales, ciertos casos personales de urgencia, ciertas situaciones imprevistas de socorro, ciertas categorías de marginados. Sabéis también que surgen sin cesar nuevos tipos de pobres en todas nuestras sociedades, al margen del «progreso». «Porque pobres, en todo tiempo los tendréis con vosotros», decía Jesús (Mt 26, 11). Cáritas debe fijarse como objetivo primario y vocación singular, el interés por localizarlos, ayudarles con miras educativas y sensibilizar hacía ellos a los demás. Y vigilemos siempre para que las sumas recogidas para estos pobres, a veces incluso donadas por otros pobres, se destinen efectivamente al servicio de los pobres.
Es lo mismo cuando vemos a una persona que tiende su mano y te dice «una caridad» todavía le sigue mucho el “por amor de Dios «.
Por amor de Dios, y ya no se puede uno resistir,
Se le da, (apenas) pero no haces más,, si acaso alguna palabra, una sonrisa.
Càritas da,, a veces los que van ni creen en Dios, pero.. (por amor de Dios) se da de lo que otros dan. Yo fui voluntaria por 2 años,, y me enteré.
Por amor de de Dios,, los que puedan ayudar, ayuden.
Hay en castellano una palabra preciosa: pordiosero. Por dura que pueda parecer.
Y es preciosa porque iguala al que está en necesidad como al que le ayuda. El origen es la expresión POR DIOS OS PIDO …
Tan pordiosero es el que da como el que pide. Porque, por Dios uno lo pide, y por Dios, el otra se lo da.
Por otra parte, vuestra coordinación a nivel internacional y el hecho de que estéis reconocidos ante las Organizaciones internacionales con estatuto consultivo, os dan posibilidad y os imponen el deber de dar testimonio de caridad cristiana precisamente a nivel de dichas instancias internacionales o intergubernamentales. Se trata de una presencia y acción que tienen su importancia. El Concilio Vaticano II os exhorta a ello (cf. Gaudium et spes, 90). Sabéis hasta qué punto aprecia la Santa Sede esta actividad internacional en la que no vacila en participar activamente desde el nivel que le es propio.
Que se descubra en todos los sitios a través de vuestras palabras y acciones, el Ágape del Señor que no tiene límite. Sea este amor el fermento evangélico que contribuya a hacer de nuestro universo, un mundo donde la fraternidad y solidaridad sean vividas realmente y en el que los hombres puedan vivir una vida digna de los hijos de Dios.»
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A LOS PARTICIPANTES EN LA XI ASAMBLEA GENERAL DE «CARITAS INTERNATIONALIS» (28 de mayo de 1979)