A las 21.37 del 2 de abril de 2005, víspera del Domingo de la Misericordia, el Papa Juan Pablo II expiró. Ya han pasado 15 años desde que el Papa polaco finalizara su peregrinación por este mundo.
Juan Pablo II ejerció su ministerio con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la “sollicitudo omnium Ecclesiarum” y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.
Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas (más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000) y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo.
Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con primeros ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.
Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia. Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.
Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno “in pectore”, cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.
Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).
Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.
Karol Wojtyla nació en Wadowice, cerca de Cracovia (Polonia), el 18 de mayo de 1920 en una familia modesta. Su padre, Karol, aprendiz de sastre como su abuelo, fue llamado a las armas en 1900 por el ejército de ocupación austriaco y llegó a oficial en 1915. Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la primera comunión, y a los 18 recibió la Confirmación.
Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro. Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.
A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, el cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del “Teatro Rapsódico”, también clandestino.
Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.
Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.
En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada “Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.
Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el cardenal Wojtyla tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.
Fue canonizado el 27 de abril de 2014 junto al Papa Juan XXIII por el Papa Francisco. Ya han pasado 15 años desde que el Papa venido “di un paese lontano” finalizara su peregrinación por este mundo.
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Deo Gratias
Una sola palabra sobre él: M A G N O!!!!
Otra palabra: ASÍS.
Lamentable. Muchos protestantes evangelicos y testigos de jehova se burlaron de ese suceso y lo compararon con la torre de babel.
Sí señor: magno!
La hermenéutica de la continuidad. Ya sabes…..
Hoy ya sabemos que esa estrategia fue un error, y se debía haber puesto orden con la contundencia debida. Mucha. Y no con paños calientes y reorientando vía «reinterpretación» del CVII.
Recuerdo de pequeño, muy niño, no teníamos televisor (hoy tampoco), cuando llegó a nuestra Nación; recuerdo a mi amado Padre saliendo de noche de casa, con un bolso (el día anterior); y recuerdo la emoción ¡¡¡venía el Papa, y mi Padre iba a verlo, que alegría, que increíble poder ver, aunque sea de lejos al PAPA, que maravilla!!!
¡¡Cuantos viajes, cuantas fortaleza, que espíritu!! cuanto sufrimiento y piedad verlo pobrecito ancianito (seguramente teledirigido por la mafia LA VAN DA y SA TA NÁS, en ve ne nan do el mundo Católico).
Hoy, sin dar muchas explicaciones, de “CRUZANDO EL UMBRAL DE LA ESPERANZA”, “LA TEOLOGÍA DEL CUERPO” “EL GRAN CATECISMO”, “CVII” y la desbordante Misericordia perdonadora de todo PE CA DO y DE MO NIO; recemos, para que NUESTRO DIOS PADRE, DIOS HIJO, Y DIOS ESPÍRITU SANTO, y MARÍA SANTÍSIMA lo haya recibido ó lo reciba en su GLORIA.
SA TA NÁS es inmirable, el IN FIER NO es indeseable, y el PUR GA TO RIO muy desesperante, OH MI DIOS.
es inmirable, e intocable (no da gusto, felicidad, alegría, paz, que te toque ó tocarlo, NINGUNA)
Querido Juan Pablo II…
Bueno, le debemos entre otras perlas el escándalo de las religiones en Asís mil veces condenado por los papas previos, y un catecismo donde pone que la antigua alianza nunca ha sido revocada. Vamos, que hay dos religiones verdaderas puestas por Dios, con lo cual las dos son falsas pues se contradicen. Bueno, como Cristo se ha unido a todo hombre para siempre, qué mas dará. Bueno, y sacar a la Kovalska del Index, como si lo condenado por un papa por ir contra la fe se pudiese descondenar por otro papa porque es bueno para la fe. Menudo circo.
Siempre te responden que qué importa lo que dijesen otros papas previos. Pues por eso mismo, que le importará a Francisco lo que dijera Juan Pablo en sus encíclicas. Si lo que ata un pa pa no puede atar al siguiente, entonces Francisco tampoco está atado a Juan Pablo. Cada papa un magisterio diferente. Un circo de magisterio.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros!
Han pasado ya quince años y sin embargo parece que fue ayer , tan profunda fue la huella que dejó en los corazones de la mayoría de los católicos. Porque todo él respiraba santidad . Fue un regalo de Dios , un rayo de luz en una época de grandes tinieblas. Estaba lleno de amor y lo irradió al mundo a través de sus viajes, de sus encíclicas , de su modo sencillo y austero de vivir en oración permanente – se levantaba muy temprano y permanecía horas ante el Altísimo -, de su modo ejemplar de aceptar la enfermedad con humildad y de enseñarnos a todos lo que realmente es el valor, de su modo de defender la doctrina milenaria de la Iglesia y de resistir estoicamente y en soledad todos los embates de los enemigos de la Iglesia que intentaron que renunciara al Papado. Pero él nunca se bajo de la Cruz. Permaneció aferrado a ella hasta el final . Y la gente comprendió su grandeza e inmediatamente , nada más morir, gritó entre lágrimas : ¡Santo súbito , santo súbito!. Y santo es .
Siento mucha honra y respeto por este papa, su rostro lleno de paz siempre me agrado, aunque me quedan preguntas como porque no co rto de un solo a los h e r e j e s dentro la Iglesia especialmente esos que contaminaron a la orden jesu ita y cuyas consecuencias la estamos viviendo con el m ise ra b le que hoy se sienta en la silla de Pedro.
Un gran actor.
El inicio de Asis culmina en la Pachamama, sólo por ahora
Fue un Padre para la Humanidad.
Infundía sobre todo esperanza, optimismo, intimidad con Dios. Su devoción a la Virgen impulsaba a querer tiernamente a la Madre de Dios.
Fue teólogo profundo, trabajador infatigable, defensor de la vida y defensor de la buena muerte, defensor de la familia, amigo de los pobres, intelectual, deportista, austero, alegre, cercano.
Además de encíclicas fundamentales, se le debe el Catecismo de la Iglesia Católica.
Hizo ver que el hombre corriente puede santificarse y también santificar el mundo en su actividad laboral habitual, en familia, en sociedad, con los parientes, amigos y compañeros.
Fue mensaje especial suyo el de la valentía cristiana: «No tengais miedo. Abrid las puertas a Cristo», de par en par, de la cultura, de la sociedad, de la educación, del arte, de cualquier actividad honesta.
Fue un gigante de la fe. Su gran fuerza emanaba de una vida interior potente.
Fueron innumerables ls riquezas que entregó a la Iglesia y al mundo.