«¡Para ver a Dios hay que liberar al corazón de sus engaños!»

"Para ver a Dios no hay que cambiar de gafas o de punto de mira, o cambiar de autores teológicos que enseñen el camino" Vatican Media
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La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar, como ya viene siendo habitual debido al encierro por el coronavirus, en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano. El Papa ha reanudado la catequesis sobre las Bienaventuranzas, hablando esta vez de la sexta: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt. 5, 8).

«¿Cómo llegar a esta intimidad, a conocer a Dios con los ojos?», se pregunta el Santo Padre. «Para contemplar, es necesario entrar dentro de nosotros mismos y hacer espacio a Dios», dice el Papa, añadiendo que, para ver a Dios «no hay que cambiar de gafas o de punto de mira, o cambiar de autores teológicos que enseñen el camino». «¡Hay que liberar el corazón de sus engaños!», exclama el Pontífice, «este es el único camino».

Para el Papa, la madurez decisiva se da cuando nos damos cuenta de que «nuestro peor enemigo se esconde a menudo en nuestro corazón». La batalla es contra los engaños internos que generan nuestros pecados, porque los pecados «cambian la visión interior, cambian la valoración de las cosas, muestran cosas que no son verdaderas, o al menos que non son tan verdaderas», dice Francisco.

«El puro de corazón vive en la presencia del Señor, conservando en el corazón lo que es digno de la relación con Él; sólo así posee una vida «unificada», lineal, no tortuosa sino simple», nos dice Su Santidad. «Esta purificación interior implica el reconocimiento de esa parte del corazón que está bajo el influjo del mal» y así aprender «el arte de dejarse siempre adiestrar y guiar por el Espíritu Santo».

Este camino del corazón nos llevará a «ver a Dios», y en esa visión beatífica hay una dimensión futura, escatológica, «es la alegría del Reino de los Cielos hacia la que vamos». «Pero existe también la otra dimensión: ver a Dios significa comprender los designios de la Providencia en lo que nos sucede, reconocer su presencia en los sacramentos, su presencia en los hermanos, especialmente en los pobres y los que sufren, y reconocerlo allí donde se manifiesta», añade el Santo Padre citando el Catecismo.

Esta bienaventuranza es fruto de las anteriores, dice el Papa refiriéndose a anteriores catequesis. «Si hemos escuchado la sed del bien que habita en nosotros y somos conscientes de que vivimos de misericordia, comienza un camino de liberación que dura toda la vida y nos lleva al Cielo».

«No tengamos miedo, abramos las puertas de nuestro corazón al Espíritu Santo para que nos purifique y nos haga avanzar por este camino hacia la alegría plena», afirma el Papa Francisco.

Catequesis del Santo Padre en español, publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy leemos juntos la sexta bienaventuranza, que promete la visión de Dios y tiene como condición la pureza de corazón.

Un salmo dice: «Dice de tí mi corazón: ‘Busca su rostro’. Sí, Yahvé ,tu rostro busco. No me ocultes tu rostro» (27:8-9).

Este lenguaje manifiesta la sed de una relación personal con Dios, no mecánica, no algo nublada, no: personal, que el libro de Job también expresa como signo de una relación sincera. Dice así el libro de Job: «Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos» (Jb 42:5).Y muchas veces pienso que este es el camino de la vida, en nuestra relación con Dios. Conocemos a Dios de oídas, pero con nuestra experiencia avanzamos, avanzamos, avanzamos y al final lo conocemos directamente, si somos fieles… Y esta es la madurez del Espíritu.

¿Cómo llegar a esta intimidad, a conocer a Dios con los ojos? Se puede pensar, por ejemplo, en los discípulos de Emaús, que tienen al Señor Jesús a su lado, «pero sus ojos estaban retenidos para que no lo conocieran» (Lc 24:16). El Señor les abrirá los ojos al final de un camino que culmina con la fracción del pan y que había empezado con un reproche: «¡Oh, insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!” Es el reproche del principio (Lc 24:25). Este es el origen de su ceguera: el corazón insensato y tardo. Y cuando el corazón es insensato y tardo, no se ven las cosas. Se ven las cosas como nubladas.

Aquí reside la sabiduría de esta bienaventuranza: para contemplar, es necesario entrar dentro de nosotros mismos y hacer espacio a Dios porque, como dice San Agustín, «Dios es más interior que lo más íntimo mío » («interior intimo meo»: Confesiones, III,6,11). Para ver a Dios no hay que cambiar de gafas o de punto de mira, o cambiar de autores teológicos que enseñen el camino: ¡hay que liberar el corazón de sus engaños! Este es el único camino.

Es una madurez decisiva: cuando nos damos cuenta de que nuestro peor enemigo se esconde a menudo en nuestro corazón. La batalla más noble es contra los engaños internos que generan nuestros pecados. Porque los pecados cambian la visión interior, cambian la valoración de las cosas, muestran cosas que no son verdaderas, o al menos que non son tan verdaderas.

Por lo tanto, es importante entender qué es la «pureza de corazón». Para ello debemos recordar que para la Biblia el corazón no consiste sólo en los sentimientos, sino que es el lugar más íntimo del ser humano, el espacio interior donde la persona es ella misma. Esto, según la mentalidad bíblica.

El Evangelio de Mateo dice: «Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!» (6,23). Esta «luz» es la mirada del corazón, la perspectiva, la síntesis, el punto de lectura de la realidad (cf. Evangelii gaudium, 143).

¿Pero qué significa corazón «puro»? El puro de corazón vive en la presencia del Señor, conservando en el corazón lo que es digno de la relación con Él; sólo así posee una vida «unificada», lineal, no tortuosa sino simple.

El corazón purificado es, por lo tanto, el resultado de un proceso que implica una liberación y una renuncia. El puro de corazón no nace así, ha vivido una simplificación interior, aprendiendo a negar el mal dentro de sí, algo que en la Biblia se llama circuncisión del corazón (cf. Dt 10:16; 30:6; Ez 44:9; Jer 4:4).

Esta purificación interior implica el reconocimiento de esa parte del corazón que está bajo el influjo del mal: -“Sabe, Padre, siento esto, veo esto y está mal” : reconocer la parte mala, la parte que está nublada por el mal – para aprender el arte de dejarse siempre adiestrar y guiar por el Espíritu Santo. El camino del corazón enfermo, del corazón pecador, del corazón que no puede ver bien las cosas, porque está en pecado, a la plenitud de la luz del corazón es obra del Espíritu Santo. Él es quien nos guía para recorrer este camino. Y así, a través de este camino del corazón, llegamos a «ver a Dios».

En esta visión beatífica hay una dimensión futura, escatológica, como en todas las Bienaventuranzas: es la alegría del Reino de los Cielos hacia la que vamos. Pero existe también la otra dimensión: ver a Dios significa comprender los designios de la Providencia en lo que nos sucede, reconocer su presencia en los sacramentos, su presencia en los hermanos, especialmente en los pobres y los que sufren, y reconocerlo allí donde se manifiesta (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2519).

Esta bienaventuranza es un poco el fruto de las anteriores: si hemos escuchado la sed del bien que habita en nosotros y somos conscientes de que vivimos de misericordia, comienza un camino de liberación que dura toda la vida y nos lleva al Cielo. Es un trabajo serio, un trabajo que hace el Espíritu Santo si le damos espacio para que lo haga, si estamos abiertos a la acción del Espíritu Santo. Por eso podemos decir que es una obra de Dios en nosotros – en las pruebas y en las purificaciones de la vida – y esta obra de Dios y del Espíritu Santo lleva a una gran alegría, a una paz verdadera. No tengamos miedo, abramos las puertas de nuestro corazón al Espíritu Santo para que nos purifique y nos haga avanzar por este camino hacia la alegría plena.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Pidamos al Señor que nos conceda pureza y sencillez de corazón para descubrir su Providencia en los sucesos de la vida cotidiana. Y tengamos presentes, en estos momentos de prueba y oscuridad, a todos nuestros hermanos y hermanas que sufren, y a quienes los ayudan y acompañan con amor y generosidad. Que Dios los bendiga.

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Comentarios
19 comentarios en “«¡Para ver a Dios hay que liberar al corazón de sus engaños!»
  1. Pues viejo mentiroso, a ver si nos aplicamos el cuento. Como no cambies tu si que no «veras a Dios». Asi que nos dejamos de errores doctrinales, blafemias y de adoraciones a idolos. Te enteras bergopachamama?

  2. Qué gran enseñanza nos deja Francisco en cada audiencia general. Es un pastor humilde, un hombre de fé que nos invita a todos a seguir el camino de Jesús. Los que lo critican sin caridad y lo insultan, ya tendrán que rendir cuentas al Altísimo.
    Dios bendiga a Papa Francisco

  3. ¡ Qué ocasión perdida para hablar de la castidad y de la pureza ! No se atreve. Bueno, no es que no se atreva, es que ni siquiera valora estas virtudes imprescindibles para tener limpio el corazón. A Francisco lo que le va es la suciedad, el lío. Nunca habla de las exigencias del 6º y 9º mandamientos y hasta mejor que no lo haga, pues, si lo hace, es para hablar de las situaciones irregulares, que no tienen que pasar a dejar de vivir en pecado sino a recibir la comunión, pues es lo que Dios les pide. La mayor blasfemia de la historia.

    1. Nunca ha condenado las acciones impuras, los pensamientos y deseos impuros, las relaciones prematrimoniales, extramatrimoniales, el adulterio, pues este es su nombre, ni tan siquiera la pornografía, una adicción que destruye las familias, y no digamos la masturbación, el pecado solitario, que utiliza las fuentes de la vida para el placer por el placer. Es un cobarde. No nos confirma en la Fe. Sólo sabe contristar y perseguir a los católicos. Tenemos una gran desgracia con este hombre que va derecho a un lugar en el que no cree, pero que ya verá si no se convierte, lo que no parece muy verosímil hoy por hoy, pues sigue en las andadas.

  4. Tiene razón Poe, una cosa es la crítica constructiva y otra cosa insultar al Santo Padre, que es el vicario de Cristo y que no parece estar en sus cabales. Rezad por el.

    1. Entre el modernismo de la Compañía de Jesús, la teología de la liberación y la miserias inadmisibles de las Villas Miserias de BSAS, El Papa Francisco es víctima de todos estos factores que le han influido en su vida, y que probablemente no pueda sustraerse de ellos. Por eso, creo que en estas fechas de la Semana Santa, debemos de dejar de insultar al Vicarios de Cristo, representante de Dios en tierra, no lo olvidemos, aunque no lo entendamos, y dedicarlo a rezar por el y la iglesia que falta nos hace.

      1. ROSAE,

        Mt 5,21

        «Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal. 22.Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego.»
        Mateo, 5 – Bíblia Católica Online

        Palabra de Dios!

          1. Rosae,
            El texto que he mencionado es de Jesús.Él lo dijo no yo.Eso es lo que Él quiere que hagamos. Son tiempos de sufrimiento para quienes amamos a Cristo pero fíjese en lo que Él hizo en la cruz : pidió perdón para sus verdugos. No les ofendió ni les llamó endemoniados ni nada.Sólo pidió perdón al Padre y cada vez estoy más convencida de que el camino es ese : pedir perdón al Padre por aquellos que creamos que hieren a Cristo. Recuerde también cómo Jesus le pregunta a Pedro , cuando este saca la espada para defenderle, si no ha de beber de la copa que el Padre ha destinado para Él. La Iglesia tiene que vivir todo lo q Jesús vivió, todos los santos lo han visto así, y si ha de beber de esta copa no saquemos la espada.Oremos y pidamos perdón para los q le hieran.

            Saludos fraternos y bendiciones

  5. Y por si fuera poco en este nef asto día Francisco pide a la iglesia, a la suya se supone, y a la ‘sociedad’ que ‘acoja’ a los sin techo. Su antecesor, el rígido y car ca Pio XII, no tuvo ningún problema en abrir todas las puertas posibles para acoger y salvar a todos los que pudo. Son muchos los que vinieron al mundo en la cama del Pio XII de Castelgandolfo y no sé ras gó nadie las vestiduras. Muchos conventos y monasterios de Roma y alrededores, que estaban a rebosar y eran mucho más pobres que ahora, se convirtieron en refugios improvisados

    1. Son momentos en que nos cuesta mucho creer, estamos har tos y saturados de palabras vacías. Son siete años de la nada y ha llegado el momento de la verdad. Santa Marta está casi vacía y con muy poco esfuerzo se puede preparar para unas trescientas personas. El Palacio Apostólico está vacío y la villa de Castelgandolfo también, no estaría de más predicar, por una vez, aunque solo sea una vez, con el ejemplo y dejar de lanzar dardos. Specola.

  6. La trampa berg ogli ana moder nista de dar un discurso ortodoxo de vez en cuando para asi apaciguar a los neo cons pa pola tras y ciertos sitios web para que crean que tienen a un papa conservador y fiel como si fuese otro Juan Pablo II o Benedicto XVI. Mañana dara otro discurso o entrevista donde de nuevo sacara sus garras filoma rxis tas y soltara otra he.re.jia mas.
    No me engañas Be rgo glio con tus ambiguedades y dobles discursos.

    1. Este fiel retrato es el que no quieren ver los papólatras, los idólatras, que se marcharán al infi erno con quien les dá la oportuna ración de carnaza, si no se convierten.

  7. Rosae,
    El texto que he mencionado es de Jesús.Él lo dijo no yo.Eso es lo que Él quiere que hagamos. Son tiempos de sufrimiento para quienes amamos a Cristo pero fíjese en lo que Él hizo en la cruz : pidió perdón para sus verdugos. No les ofendió ni les llamó endemoniados ni nada.Sólo pidió perdón al Padre y cada vez estoy más convencida de que el camino es ese : pedir perdón al Padre por aquellos que creamos que hieren a Cristo. Recuerde también cómo Jesus le pregunta a Pedro , cuando este saca la espada para defenderle, si no ha de beber de la copa que el Padre ha destinado para Él. La Iglesia tiene que vivir todo lo q Jesús vivió, todos los santos lo han visto así, y si ha de beber de esta copa no saquemos la espada.Oremos y pidamos perdón para los q le hieran.

    Saludos fraternos y bendiciones

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