«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra»

anunciacion
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Hoy celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor, 9 meses antes del día de Navidad. Les ofrecemos las lecturas propias del día.

En estos momentos extraordinarios, sin misas en muchos sitios, desde InfoVaticana te animamos a leer estas lecturas en familia, meditarlas juntos, rezar el Padrenuestro y una comunión espiritual.

Primera lectura (Isaías 7, 10-14; 8, 10b)

En aquellos días, el Señor habló a Acaz y le dijo: «Pide una signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz: «No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías: «Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, porque con nosotros está Dios».

Salmo (Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11)

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.

«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.

Segunda lectura (Hb 10, 4-10)

Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: He aquí que vengo -pues está escrito en el comienzo del libro acerca de mi- para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad». Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Evangelio (Lucas 1, 26-38)

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

(Dominicos.org)

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Comentarios
2 comentarios en “«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra»
  1. Gracias madre mía por tu fiat, por tu sí, un sí que, no sólo cambia la historia, ¡ la restaura !, pues había resultado comprometida por el pecado original de Adan y Eva, del que la misericorditis vigente no habla nada, no quiere hablar, ¿ por ignorancia, negación, vergüenza ?. Tu sí aplasta un no y nos asegura, si correspondemos también con nuestro sí, un futuro, un futuro celestial, paradisíaco. ¡ Gracias María !

  2. Desde toda la eternidad Dios la eligió para ser Madre del Verbo, Madre de Dios, la preservó sin mancha, Madre Inmaculada, la guardo para El, Madre Castísima, siempre Virgen, en Ella el pecado no tiene frutos, Madre asunta al cielo, hoy celebramos la anunciación del Ángel, un momento histórico único para humanidad, el inicio de nuestra redención, “ hágase en mi, según tu palabra” María con su fiat nos abrió el camino de la redención, gracias Madre Correndentora

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