Cardenal Müller: Es hora de poner toda nuestra esperanza en Dios

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El ex prefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, ha escrito una reflexión sobre estos tiempos de pandemia y miedo en la que hace hincapié en la oportunidad que nos brinda de volver nuestra mirada a Dios y poner en Él toda nuestra esperanza.

Müller señala en su breve reflexión que la excepcionalidad de la actual situación, con una pandemia extendida por todo el planeta que ha muchos nos obliga al enclaustramiento y la inactividad, supone también para el católico una oportunidad “para reflexionar sobre lo que es importante sin que nuestra atención se desvíe por las numerosas distracciones de la vida moderna”.

to reflect on what is important without our attention being distracted by the many distractions of modern life.”

Porque, continúa el cardenal, “el creyente sabe que nuestra vida está en manos de Dios. No tenemos un hogar permanente en la tierra. Tras la muerte, debemos responder ante el Juicio de Dios de nuestros actos y del curso entero de nuestra vida. Pero podemos confiar en la misericordia de Dios en la vida y en la muerte con solo encomendarnos a ella”.

Situaciones como las que hoy vive el mundo no ayudan a recordar, apunta Müller, que incluso si “hacemos todo lo humanamente posible en medicina y usamos la razón que Dios nos ha dado para optimizar las condiciones de vida, seguimos encontrando un límite a nuestras posibilidades. No sabemos cuándo, pero sabemos que la hora del adiós a este mundo llegará”.

Y concluye: “Durante la Cuaresma previa a la Pascua, pongamos toda nuestra esperanza en Dios. Su hijo es el Siervo de Dios profetizado en el Antiguo Testamento Que “llevó sobre sí nuestra enfermedad y nuestros sufrimientos”.

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Comentarios
16 comentarios en “Cardenal Müller: Es hora de poner toda nuestra esperanza en Dios
  1. Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam.
    Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam.
    Amplius lava me ab iniquitate mea: et a peccato meo munda me.
    Quoniam iniquitatem meam ego cognosco: et peccatum meum contra me est semper.
    Tibi soli peccavi, et malum coram te feci: ut justificeris in sermonibus tuis, et vincas cum judicaris.
    Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
    Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi.
    Asperges me hysopo, et mundabor: lavabis me, et super nivem dealbabor.
    Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exsultabunt ossa humiliata.
    Averte faciem tuam a peccatis meis: et omnes iniquitates meas dele.
    Cor mundum crea in me, Deus: et spiritum rectum innova in visceribus meis.
    Ne proiicias me a facie tua: et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
    Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me.

    1. Docebo iniquos vias tuas: et impii ad te convertentur.
      Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae: et exsultabit lingua mea justitiam tuam.
      Domine, labia mea aperies: et os meum annuntiabit laudem tuam.
      Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique: holocaustis non delectaberis.
      Sacrificium Deo spiritus contribulatus: cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.
      Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion: ut aedificentur muri Ierusalem.
      Tunc acceptabis sacrificium justitiae, oblationes, et holocausta: tunc imponent super altare tuum vitulos.

  2. Padre Pio, San Pio de Pietralcina : «No te inquietes cuando no puedas meditar , no puedas comulgar o no puedas llegar a todas las prácticas de devoción . En esta situación, busca suplirlas de otro modo , manteniéndote unida a nuestro Señor con una voluntad amorosa, con las oraciones jaculatorias, con las comuniones espirituales». (Epist III, pag. 424 )

  3. Dios Padre Omnipotente te imploramos detengas a este peste. Solo tú Señor puedes salvarnos. Ya no más Padre por favor.
    Ten piedad de nosotros y del mundo entero.

  4. A Dios no le importa tanto nuestra salvación física, sea: la que hoy día más pronto que tarde ha de morir; que aquella otra: la que concierne a la salvación de nuestra propia alma que si no es despreciada, lo cierto es que muy a menudo la tenemos demasiado olvidada. De aquí que no esté demás considerar que este «coronavirus» sea una señal divina a la que conviene tener en cuenta para que nos despierte contra nuestra ambición por tener y poseer; y dominar y adorar el nuevo becerro de oro de nuestra existencia.

    1. Sí, que se haga su Santa Voluntad siempre. Pero mi humilde opinión es que nadie desea y tampoco debe desear su propia muerte. Otra cosa es estar bien preparados y rezar a S. José, para tenerla buena y Santa. Y sobre todo, confiar en Él, que es Quien todo lo puede. Yo personalmente, a mis 50 años, prefiero seguirme preparando para mi día final.

      1. De donde ha salido este sujeto jajajajajajajajajaja que pena da. Como Belzunegui-Satan es un papolatra de Benedict. Yo creo que ambos tienen sueños eróticos con él.

  5. Muchos no han entendido porqué los “encendieron”. Muchos han dejado su luz debajo de la mesa. Muchos no se han enterado que su misión era que fueran faro de guía para quienes entraban en la Casa. Nuestro Señor prendió luces con una intención y justo en el momento que más deben irradiar, se apagan o se ponen en modo “standby”. Iluso el que crea que el mando del interruptor lo tiene el. Accionar el mecanismo puede hacerlo solo Dios. Pidámosle que perdone nuestro letargo y vuelva a dar fuerza a nuestras lámparas, nos vuelva a colocar encima de la mesa para poder darle la Gloria que El merece.

    VIVA CRISTO REY

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