Cardenal Cañizares: “No acoger a los inmigrantes no es cristiano”

por Carlos Esteban | 28 febrero, 2020

En vísperas de las elecciones en la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, concede una entrevista a Religión Digital en la que confirma las tendencias políticas del episcopado español, incluido el prescriptivo ‘palo’ a Vox, que debe estar incluido en todo argumentario clerical.

No les voy a resumir la entrevista, que la tienen aquí; ni siquiera comentaré sobre el vivo interés que Cañizares, como aspirante a presidir la CEE, observa en la defensa de los privilegios y espacios de poder de la Iglesia en España. Me centraré solo en el apartado en el que repite con la convicción de un megáfono su oposición a Vox en particular y su defensa del utopismo migratorio en general.

Aquí están, ipsa verba: “La labor de la Iglesia es formar a los cristianos, ofrecer pautas morales que digan que no acoger a los inmigrantes no es cristiano. Mateo 25 es el discurso de la Iglesia. Ser cristiano es cumplir el mandato de ‘Tuve hambre y me disteis de comer; me acogisteis..’. Pero no un día, sino todo el tiempo que sea necesario…”.

Y: “Hay discriminaciones, hay excluidos… y hemos de abrir la puerta. No simplemente la de mi casa, sino la de todos. Hay mucha propaganda, los reciben en el puerto, y luego los dejan, y elevan las vallas”.

Y: “Demos papeles a estos hombres que vienen, démosles casa y cobijo. En Valencia hemos abierto una residencia para menores. Cuando cumplan los 18 años, ¿dónde van? Están sin papeles. Estamos hablando con las autoridades locales y autonómicas para eso. Ahí estamos luchando”.

Me limitaré a hacerle a Su Eminencia algunas preguntas sobre el particular, preguntas que, naturalmente, no responderá, porque InfoVaticana no es suficientemente pura para nuestros amados pastores.

Eminencia, ¿quién no tiene papeles? Los refugiados e inmigrantes legales los tienen, se lo aseguro. Quien no tiene papeles es porque ha llegado a España saltándose sus leyes, de un modo ilegal. ¿Quiere el arzobispo fomentar la ilegalidad, la quiebra de la ley? Porque es exactamente eso. O peor: quiere premiarla. Si dejamos un momento aparte toda la sentimentalidad en este asunto, dar papeles a quien ha incumplido la ley para entrar en España para solucionar este problema es exactamente como resolver el problema de la ocupación de viviendas dando al okupa la escritura de la casa.

Abolir las fronteras es una medida disparatada, pero coherente. Si la propusieran, el debate sería diferente. Pero no, todavía no he oído a un solo obispo español que proponga tal cosa. Quizá sea el corolario lógico, pero no se puede discutir lo que nadie propone. Lo que proponen, en cambio, es que se incentive la entrada ilegal. Porque darles “papeles, casa y cobijo” es exactamente premiar una acción ilegal.

Aún más: es premiar una peligrosísima gymkhana; es, lo quieran o no, incentivar que un subsahariano pobre de algún país pobre se endeude hasta las cejas para pagar a un traficante de personas, que no son baratos y contra los que Su Santidad ha fulminado a menudo.

Es, lo quieran o no, incentivar un peligroso viaje que puede acabar trágicamente, en muertes, esclavización, y, en una proporción desoladora, violaciones.

Es, lo quieran o no, incentivar una travesía marina en atestadas balsas que, como también señalaba el Papa, ha convertido el Mediterráneo en un cementerio.

Es, lo quieran o no, animar un espejismo, porque esos inmigrantes se encuentran de repente en un país extraño, lejos de los suyos, con una alta tasa de paro y en muchos casos abocados a la mendicidad, a trabajos precarios en condiciones de semiesclavitud, a la prostitución y a la delincuencia.

Es, lo quieran o no, vaciar países pobres de su principal capital, la población más joven y dinámica. Y es dar a gobernantes corruptos la excusa perfecta para no arreglar las condiciones y deshacerse de los descontentos que podrían desafiar su poder.

No todo, pero parte de eso podría evitarse, claro, aboliendo las fronteras. Pero Cañizares y el resto del alto clero es lo bastante inteligente para darse cuenta de lo que significaría eso: el número de habitantes del Tercer Mundo que se dice dispuesto a emigrar al primero se cuenta en cientos de millones, según datos de Pew Research, y anegar España con África sería, por lógica, colapsar los servicios sociales y, en definitiva, hacer de España un país africano en su sentido más tristemente peyorativo.

Más preguntas: ¿Por qué todo eso no se les ha ocurrido antes? Si es un imperativo evangélico tan evidente, si legalizar a todo el que entre ilegalmente en un país es lo que exige el Evangelio, y no somos cristianos si nos oponemos a ello, ¿por qué no hay nada de esa súbita obsesión en los mensajes de los obispos previo a la elevación de Francisco al solio pontificio?

Más: ¿nos ha iluminado de repente el Espíritu Santo para que lo entendamos, y la Iglesia ‘in toto’ se equivocaba hasta ahora, dos mil años de error? ¿Cómo es que en dos milenios nadie, ni Papas, ni santos, ni doctores de la Iglesia ni teólogos había advertido que los gobernantes no tienen derecho a controlar sus fronteras en vistas del bien común de los gobernados, sino que, de hecho, los dos Papas anteriores han escrito en sentido contrario?

¿Va Su Eminencia a incidir en esta peligrosa tendencia a pensar que todos los pecados tienen soluciones políticas, que el único pecado es opinar de modo políticamente incorrecto?

A continuación les ofrecemos el extracto de la entrevista en el que habla sobre inmigración:

-España es un país de acogida, y frontera con Africa y Latinoamérica. Hay algunos discursos, como el de Vox, que se autoproclama defensor de la moral cristiana y que, ante la inmigración, tiene un discurso muy distinto al suyo o al que defiende el Papa Francisco…

La labor de la Iglesia es formar a los cristianos, ofrecer pautas morales que digan que no acoger a los inmigrantes no es cristiano. Mateo 25 es el discurso de la Iglesia. Ser cristiano es cumplir el mandato de ‘Tuve hambre y me disteis de comer; me acogisteis..’. Pero no un día, sino todo el tiempo que sea necesario…

-Ahí sí que puede haber puntos de acuerdo con este gobierno….

No, no. Que el Gobierno acepte esos principios, que acepte. Que desgraciadamente, los gobiernos hoy, no digo el nuestro, ninguno, se basan en estos principios. La solidaridad es una palabra muy bonita, pero no es la que mueve las legislaciones Hay discriminaciones, hay excluidos… y hemos de abrir la puerta. No simplemente la de mi casa, sino la de todos. Hay mucha propaganda, los reciben en el puerto, y luego los dejan, y elevan las vallas.

-¿Dónde está la política de acogida al refugiado?

No le voy a decir al político qué legislación tiene que hacer, pero ha de tener en cuenta el bien común. Demos papeles a estos hombres que vienen, démosles casa y cobijo. En Valencia hemos abierto una residencia para menores. Cuando cumplan los 18 años, ¿dónde van? Están sin papeles. Estamos hablando con las autoridades locales y autonómicas para eso. Ahí estamos luchando.