El Papa: No podemos «ser cristianos» si somos «sembradores de guerra»

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Lo dijo el Papa esta mañana en su homilía en Santa Marta, donde el Pontífice ha reflexionado sobre la primera lectura en la que San Juan señala el camino para alcanzar la paz. También recuerda que la paz en el mundo “se construye a partir de la paz en los corazones”.

(Giada Aquilino/Vatican News)- No podemos «ser cristianos» si somos «sembradores de guerra» en la familia, en nuestro vecindario, en el lugar de trabajo: «que el Señor nos dé el Espíritu Santo para permanecer en Él y nos enseñe a amar simplemente, sin declarar la guerra a los demás». Esta ha sido la oración del Papa durante la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. Momento en el que también ha recordado la oración por el comienzo de la Liturgia, con la invocación a Dios, para que otorgue a «todas las personas» una «paz segura».

Cuando hablamos de paz, inmediatamente pensamos en guerras, que no haya guerras en el mundo, que haya paz segura, es la imagen que nos viene siempre, paz y no guerras, pero siempre afuera: en ese país, en esa situación … Incluso en estos días que ha habido tantos fuegos de guerra encendidos, la mente inmediatamente va allí cuando hablamos de paz, [cuando oramos para que] el Señor nos dé la paz. Y esto está bien; y debemos orar por la paz mundial, siempre debemos tener ante nosotros este don de Dios que es la paz y pedirlo para todos.

Al mismo tiempo, Francisco también exhorta a preguntarnos «cómo» la paz va «a casa», si nuestro corazón está «en paz» o «ansioso», siempre «en guerra, en tensión por tener algo más, dominar, hacerse sentir». La «paz del pueblo» o de un país – explica – «se siembra en el corazón»: «si no tenemos paz en el corazón, ¿cómo pensamos que habrá paz en el mundo»? pregunta el Papa y explica que «habitualmente» no pensamos en ello. La primera lectura de hoy, de San Juan Apóstol – continua el Pontífice – «nos muestra el camino hacia la paz interior» y que no es otro que «permanecer en el Señor».

Donde está el Señor hay paz. Es él quien hace la paz, es el Espíritu Santo que envía para hacer las paces dentro de nosotros. Si permanecemos en el Señor, nuestro corazón estará en paz; y si habitualmente permanecemos en el Señor cuando cometemos un pecado o un defecto, será el Espíritu quien nos hará saber este error, este desliz. Permanecer en el Señor ¿Y cómo permanecemos en el Señor? El apóstol dice: «Si nos amamos los unos a los otros». Esta es la pregunta, este es el secreto de la paz.

Francisco hoy también ha hablado de «amor verdadero», asegurando que no es ese de las «telenovelas» ni del «espectáculo», sino ese que nos empuja a hablar «bien» de los demás: «de lo contrario, si no puedo hablar bien, cierro la boca» dice el Papa, porque hablar a las espaldas y criticar a otros es «guerra». 

Francisco además explica que el amor «se ve en las cosas pequeñas» y asegura que si hay guerra en nuestro corazón, entonces «habrá guerra en nuestra familia, habrá guerra en nuestro vecindario y habrá guerra en nuestro lugar de trabajo». También ha hablado de los «celos», de la «envidia» y de los «chismes» subrayando que estos malos hábitos nos llevan a hacer guerra entre nosotros, destruyen y son – ha dicho – «mugre». Ante esto, el Papa invita a reflexionar sobre cuántas veces hablamos «con espíritu de paz» y cuántas «con espíritu de guerra», también sobre cuántas veces somos capaces de decir: «todos tienen sus pecados, yo miro los míos y los otros tendrán los suyos, así que cierro la boca». En este sentido, además, Francisco recuerda que “ensuciar” al otro “no es amor” y tampoco es “la paz segura que hemos pedido en la oración”.

Al final de su homilía, el Santo Padre explica que cuando el diablo logra hacernos hacer la guerra y enciende ese «fuego», «está feliz, porque ya no tiene que trabajar»: «somos nosotros que trabajamos para destruirnos», «somos nosotros que llevamos a delante la guerra, la destrucción, destruyéndonos primero a nosotros mismos porque sacamos el amor y luego a los demás». En este sentido, el Papa puntualiza que, en efecto, uno es «dependiente de este hábito de ensuciar a otros»: «es una semilla que el diablo ha puesto en nuestro interior» concluye.

Publicado en Vatican News.

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Comentarios
24 comentarios en “El Papa: No podemos «ser cristianos» si somos «sembradores de guerra»
  1. Claro ya se ven los resultados en la abarrotadísima Plaza de San Pedro con millones de fieles esperando a que les dé un par de golpes en la mano (o en sálvese sea la parte si le dan cancha) con cara de mala h……..ia. No sólo tiene menos público que ciegos en una competición de tiro al blanco, sino que le aplauden todos los enemigos de la Iglesia.

  2. Gracias a Dios por el Papa que tenemos, es verdad, hay demasiada guerra y el espiritu competitivo, inocuado en los niños, desde que son pequeños, crea seres insaciables, egoistas y preocupados solamente por el bienestar personal económico en una selva de superficialidad y del salvese quien pueda, sin preocuparse de los demás, esta es la causa de las guerras a pequeño nível, pero, a gran nivel, es la causante de las guerras, cada vez más sofisticadas y que pueden aniquilar la vida humana en este planeta para siempre.

  3. No podemos “ser cristianos” si somos “sembradores de guerra”
    Hace un día dice que «la guerra es muy mala»
    Francisco. Sigue así. Con las verdades de Perogrullo, es imposible fallar.

  4. Las guerras comienzan con un abuso, con una injusticia o una ambición, a fin de cuentas, con el pecado.
    Y cuando surge un conflicto, llaman a sus conciliadores y procuran arreglarlo sin llegar a más, pero si en lugar de arreglar las cosas se crea una enorme confusión, la guerra comienza. Y no tienen que ser con armas, la guerra de ideas es tan destructiva como la de misiles.
    Ahora estámos en guerra.
    ¿Acaso no se ve?
    Es la guerra de seguir siendo Cristiano Católico o entregarse a los deseos del mundo. Y en ello se juega el alma.

  5. Pobrecito nuestro Santo Padre, que confusión debe tener en su conciencia; predicar e intentar por la Gracia de Dios vivir los Santos Evangelios y sus inmutables Mandamientos, y representar santamente a Jesús N.S. en nuestra amada Iglesia; y por otro lado, y paralelamente obedecer al poder mundial obsecionándose con los migrantes, unificar todas las religiones SIN JESUCRISTO N.S., someter la Iglesia a la agenda LGTB, aceptar la homosexualidad como querida por Dios, querer introducir un nuevo rito eucarístico pachamámico; y entre tanto amor a la «casa común», adorar la creación, antes que liberar a las Almas de yugo del pecado de Satanás.

    Recemos, recemos por él, con mucho amor en el Espíritu de Jesús N.S. por Sta María Virgen; Salmo 34 es muy liberador de las cadenas demoníacas, y sumemos sacrificios; pronto el Demonio expulsará espuma por su boca…y se nos concederá la PAZ de JESÚS!

    1. Yo, personalmente, ya me he cansado de poner la otra megilla. Una cosa es ser cristiano y otra bien distinta es ser tonto. Los musulmanes nos estan masacrando de todas las formas posibles y el Santo Padre los esta bendiciendo.
      Tendremos que resucitar a la ORDEN DEL TEMPLE y volver a encomendarles a los templarios la Santa labor de defender al cristianismo.

    2. . Gracias, tú sí le dices Santo Padre con verdadero respeto.
      Estás interesada de verdad por un mundo mejor. Aquí somos varios que solo pasamos el rato, (empezando conmigo), y otros que son solo serviles del p4p4, lo quieren más que a Dios, no ven que los que creen que lo atacan no es a el, sino a sus «novedades» que son, muchas, verdaderamente erróneas. Confunde mucho y hay gran desorden espiritual.

      1. Nuestra lucha no es contra hombres y/ó mujeres.

        Nuestra lucha es en el ESPÍRITU de CRISTO N.S. contra Satanás, Lucifer, y toda la Legión de Espíritus infernales; encuentren donde se encuentren, estén donde estén, sea en el Pa pa, en un Sacerdote, en un niño, en la creación.

        Hay quienes han tenido la Gracia de verlo actuar, de verlo y hasta de ser tocados por su persona.
        ¿Le faltan evidencias para creer en el Demonio?

  6. Pelea, Señor, contra los que me atacan, guerrea contra los que me hacen guerra;
    empuña el escudo y la adarga, levántate y ven en mi auxilio;
    blande la lanza y cierra el paso a los que me persiguen; di a mi alma: “Yo soy tu victoria”.

    Sufran una derrota vergonzosa los que me persiguen a muerte,
    vuelvan la espalda con ignominia los que traman mi daño;
    sean paja frente al viento, cuando el ángel del Señor los desbarate;
    sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el ángel del Señor los persiga.
    Porque sin motivo me escondían redes, me abrían zanjas mortales:
    que los sorprenda el desastre imprevisto, que los enrede la red que escondieron, y caigan en la zanja que abrieron.
    Y yo me alegraré con el Señor, gozando de su victoria;
    todo mi ser proclamará:
    “Señor, ¿quién como tú que defiendes al débil del poderoso, al pobre y humilde, del explotador?”.

  7. Se presentaban testigos violentos: me acusaban de cosas que ni sabía,
    me pagaban mal por bien; dejándome desamparado.
    Yo, en cambio, cuando estaban enfermos, me vestía de saco,
    me mortificaba con ayunos y desde dentro repetía mi oración.
    Como por un amigo o por un hermano, andaba triste; cabizbajo y sombrío, como quien llora a su madre.
    Pero cuando yo tropecé, se alegraron, se juntaron contra mí y me golpearon por sorpresa; me laceraban sin cesar,
    cruelmente se burlaban de mí, rechinando los dientes de odio.

    Señor, ¿cuándo vas a mirarlo?, defiende mi vida de los que rugen, mi único bien, de los leones,
    y te daré gracias en la gran asamblea, te alabaré entre la multitud del pueblo.
    Que no canten victoria mis enemigos traidores, que no hagan guiños a mi costa los que me odian sin razón;
    no viven en paz ni con la gente pacífica, traman engaños;
    se ríen de mí a carcajadas diciendo: “Con nuestros ojos lo hemos visto”.

  8. Señor, tú lo has visto, no te calles, Señor, no te quedes a distancia;
    despierta, levántate, Dios mío, Señor mío, defiende mi causa.
    Júzgame tú según tu justicia, Señor Dios mío, que no triunfen de mí; que no piensen: “¡Qué bien! ¡Lo que queríamos!”; que no digan: “Nos lo hemos tragado”.
    Sufran una derrota afrentosa los que se alegran de mi desgracia, queden cubiertos de vergüenza y oprobio los que se envalentonaban contra mí.

    Que canten y se alegren los que desean mi victoria, que repitan siempre: “Grande es el Señor” los que desean la paz a tu siervo.
    Mi lengua anunciará tu justicia, todos los días te alabará.

    Amén.

  9. Pos el Trumpito cree que tiene detras al dios de Israel, el mas sanguinario del que se tienen noticias. Vamos venaos✈✈✈✈✈🇺🇸🇺🇸🇺🇸🇺🇸

  10. Como frecuentemente, y «como no existían grabadoras», el Vicario , corrige al Presidente. Porque el texto evangélico dice: «…no he venido a traer paz sino guerra, he venido a separar al hijo de su padre… los enemigos del hombre serán los de su propia casa»(Mt. 10,34). Y, entre otras cosas, les dice a sus discipulos: «…la paz os dejó, mi paz os doy, pero no os la doy como la da el mundo…» (Jn 14,27).
    Desde luego me quedo con el «Presidente», aunque en su tiempo no hubiera grabadoras pero que sí afirmó: «…mis palabras no pasarán».

  11. Sí, parece que puedo. No, Trump es solo un obstáculo en la evolución de la humanidad. Un paso atrás. La humanidad evoluciona dando dos o tres pasos hacia delante y uno o dos hacia atras. En cuanto al Anticristo, no es uno, sino incontables.

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