La Sagrada Familia

|

(Mercaba.org)- Se celebra la fiesta de la sagrada familia el domingo que cae dentro de la octava de navidad. Es una fiesta de devoción, introducida por primera vez como celebración opcional en 1893. El culto de la sagrada familia se hizo muy popular en el siglo pasado, sobre todo en Canadá. El papa León XIII lo promovió muchísimo. En unos tiempos en que las fuerzas secularizantes constituían una amenaza clara para la familia cristiana, se propuso a la sagrada familia de Nazaret como modelo, como fuente de inspiración y de ayuda.

Su origen relativamente reciente y el hecho de que propende al sentimentalismo han hecho que esta fiesta no goce de aceptación universal. Ciertamente tenemos que disociarla de un tipo de espiritualidad un tanto superficial, que presenta pinturas ñoñas e idílicas de la familia de Nazaret y que se refleja en un determinado tipo de arte religioso muy popular en el siglo pasado. La liturgia de la fiesta no constituye el espaldarazo ni la perpetuación de una piedad tan equivocada. Trataremos de verla aquí de manera objetiva y positiva.

Si la consideramos de manera positiva, la fiesta puede ayudarnos a ver la encarnación en un contexto más amplio, a considerar sus consecuencias culturales y sociales. Efectivamente, no basta con decir que el hijo de Dios se hizo hombre. Esto sucedió en un tiempo y en un lugar concretos. El adoptó una familia, un hogar, una ciudad, un medio cultural determinados; creció en este entorno, fue educado en la fe judía, aprendió el oficio de carpintero e hizo amigos. Los años pasados en Nazaret fueron años de formación, de preparación para su misión.

En una exquisita homilía que se lee en el Oficio de lecturas, el papa Pablo VI llama la atención sobre este aspecto de la encarnación. Y reflexionando sobre la vida familiar de Cristo en Nazaret, dice: «Sobre todo aquí se hace patente la importancia de tener en cuenta la pintura general de su vida entre nosotros, con su concreto entorno de lugar, tiempo, costumbres, lengua, práctica religiosa». Dios se hizo hombre, trabajador, carpintero e hijo de carpintero, nazareno, cuyos padres eran conocidos en aquel lugar. Le reconocemos como verdadero hombre, pero no perdemos de vista jamás su naturaleza divina. Efectivamente, «adoramos al hijo del Dios vivo que se hizo» Hijo en una familia humana».

Navidad es un tiempo hogareño, familiar. Y esto tiene una importancia religiosa y psicológica: necesitamos volver a los orígenes, a las raíces, a la familia de cuando en cuando. En el plano espiritual hacemos esto en nuestras celebraciones litúrgicas, renovando nuestros «orígenes sagrados» cuando celebramos el nacimiento de nuestro Señor. La cueva, el pesebre…, allí comenzó todo. Pero el hogar fue el entorno en el que aprendimos la fe por primera vez. Para los judíos de otros tiempos era una obligación sagrada la de volver al hogar y a la familia. Toda la noción del Año Jubilar da testimonio de esto: «Cada uno de vosotros recobrará su propiedad, cada uno de vosotros se reintegrará a su clan» (Lev 25,10). De esta manera, la navidad es una especie de celebración de familia en el plano humano y en el espiritual.

El Antiguo Testamento da testimonio de un elevadísimo ideal de vida familiar en el pueblo judío. Aparece claramente esto en la primera lectura de la misma, tomada del Levítico (3,2-14), que destaca la virtud del amor y de la obediencia filiales. Indudablemente, san Pablo se inspiró en este y en otros textos similares cuando escribió de comunidad y de vida familiar en el Señor. En el Oficio de lecturas tenemos su tratado del capítulo 5 de Efesios, donde habla del amor y de la fidelidad conyugales, de la obediencia mutua, del deber de los hijos para con los padres y de éstos para con aquéllos. La segunda lectura de la misa, tomada del capítulo 3 de la carta a los de Colosas, ofrece un bello ideal no sólo de vida familiar, sino de vida comunitaria en general.

La vida familiar es un valor importantísimo, pero no absoluto. Jesús buscó ante todo la voluntad de su Padre. Los lazos familiares estaban subordinados a la misión que él había recibido del Padre. Las lecturas evangélicas para el ciclo trienal aluden de una forma un tanto inquietante a lo que espera a Jesús y a sus padres: él será mal interpretado y perseguido, será «signo de contradicción», y una espada de dolor atravesará el corazón de su madre.

«¿No sabíais que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?» Y llegará el momento en que Jesús abandone el hogar y a sus padres para adoptar la vida incómoda de un predicador itinerante, sin hogar y sin un lugar donde reclinar su cabeza. No deja de amar a sus padres ni rompe todos los lazos y relaciones con el hogar, pero tiene que distanciarse de la vida segura circunscrita a Nazaret, a fin de entregarse por completo a su misión. Había que establecer nuevas relaciones que trascendieran el parentesco puramente humano. Jesús mismo llegaría a declarar que sus padres y sus hermanos eran los que hacían la voluntad de su Padre.

Los seguidores de Jesús están llamados también a dejar la seguridad del hogar y de la familia, a sacrificar todo aquello que es lo más deseable desde una perspectiva humana. Ese es el contenido de toda vocación religiosa o de una vocación que encierra una llamada concreta a seguir a Cristo y a servir a sus hermanos. Es necesario que nos perdamos a nosotros mismos para encontrarnos. Hay que ampliar el horizonte de nuestra familia para abrazar a todos los hombres y mujeres. Esto no significa un frío distanciamiento de nuestra propia parentela, sino la no esclavización en el apego a ellos. Jesús no se distanció de su madre, pues ella le acompañó hasta el final. Nosotros no dejamos o abandonamos a nuestros padres o familiares, sino que establecemos una relación nueva y más profunda con ellos. Porque el Señor, complacido en nuestro sacrificio, nos devolverá, en una forma más profunda y bella, a nuestros padres, hermanos, hermanas y amigos.

VINCENT RYAN
ADVIENTO-EPIFANÍA
Edic. Paulinas, Madrid-1986, págs. 91-95

Publicado en Mercaba.org

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
7 comentarios en “La Sagrada Familia
  1. Una frase del Santo Padre Francisco que aplica a la difícil situación que atravesia la Iglesia debido a la reciente publicación de las «donaciones» de Mccarrick :
    «No dejes que los fracasos de la Iglesia, te distancien de Dios»

  2. Son tantas las novedades, tanto el deseo de cambio, tanto despreciar lo antiguo que ya la «Familia» empieza a ser pieza de museo.
    Por éso no debe perderse de vista el mensaje de la Virgen María, que aunque el padre es la cabeza de la familia, la madre es el corazón, y ella dijo; » Al final, mi corazón inmaculado triunfará»
    Y, si interpretamos bien esas palabras, nos llevan al Corazón del Hijo, pues el de
    la madre, late solo por El y para El, y José, tan hermoso está con los dos. 🥰.

    1. Es un horror lo que díces. Ni siquiera entiendes la tragedia que significa el aborto ni el que un niño muera en pecado original aunque inocente de todo acción. Es profundamente impío tu comentario, estás bendiciendo lo mismo que Satanas pide y «bendice»: los abortos. Y el rechazo al sufrimiento que tanto te horroriza deviene facilmente en rechazo a la Cruz. Medita sobre lo que has dicho.

  3. He tenido el honor de asistir hoy a misa del Domingo de la Sagrada Familia en un destacado templo español, oficiada por el obispo diocesano, y cuál ha sido mi satisfacción, que dicho prelado ha recomendado vivamente que trabajemos los documentos de los dos últimos Sínodos, Amoris Laetitia y no recuerdo el nombre del otro.
    Eso para que luego digáis, que si herejía, que si maranatha, que si el katejón, que si el rollo que tenéis.

  4. Lo único que importa, es la familia, no las homilías ni los sínodos, ni quién está de Papa, sino dejar que la familia cumpla su misión de amar y educar a sus hijos, Que no los arrebate el estado ni las ideologías, ya que la familia es el núcleo de la sociedad, y Dios mismo se procuró una; la más bella y santa, José y María como padres.

  5. Feliz fiesta de la Sagrada Familia a todos, también a los que componéis Infovaticana. Últimamente vengo menos, y es porque con frecuencia las noticias relacionadas con el Vaticano son más lamentables que cualquier otra noticia del mundo católico y cristiano. Buscamos todos, en un tiempo de dura prueba, medios de comunicación que nos ayuden a tener más esperanza, más paz y perspectiva cristiana, sin camuflar la verdad, pero no centrándose tanto en lo que ocurre en «palacio».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles