El Register ha tenido acceso a una serie de documentos que indican que oficiales del Vaticano emplearon métodos encubiertos y engañosos para desviar 50 millones de euros de un hospital infantil a un instituto en quiebra.
(Edward Pentin/NCR)- Usando métodos costosos y engañosos, algunos oficiales del Vaticano desviaron 50 millones de euros pertenecientes al Hospital Infantil Bambino Gesù, en Roma, para garantizar un préstamo por la misma cantidad, en 2014, a un hospital dermatológico italiano en bancarrota, a pesar de que el cardenal nombrado para vigilar que hubiera transparencia financiera advirtiera que no había que seguir adelante con dicha transacción.
Según los documentos a los que ha tenido acceso el Register, los oficiales, incluyendo dos asesores laicos que recibieron comisiones de seis cifras además de sus elevados sueldos por sus «esfuerzos», trabajaron con dos cardenales de la curia para que el Hospital Bambino Gesù, que está bajo la autoridad vaticana, garantizara un préstamo al Istituto Dermopatico dell’Immacolata (IDI).
En esa época, el IDI, entonces propiedad de la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción (CFIC), estaba a punto de quebrar, con unas deudas que ascendían a 600 millones de euros. En 2015 se creó otra institución, una fundación llamada Fundación Luigi Maria Monti, para salvar el IDI y mantenerlo en el ámbito de la atención sanitaria católica.
Como informó la CNA en noviembre, el cardenal George Pell, entonces prefecto de la Secretaría Económica del Vaticano, se opuso firmemente a dicho préstamo, pero el papa Francisco ignoró su oposición y acordó que la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) fuera adelante con la transacción. El Santo Padre más tarde canceló la garantía crediticia del hospital cuando se dio cuenta del error, pero el APSA aún tiene que devolverle al hospital infantil los 50 millones de euros.
Los documentos demuestran que los oficiales del Vaticano ocultaron el origen del préstamo al forzar al Bambino Gesù a depositar los fondos en el APSA, el departamento vaticano responsable también de la gestión inmobiliaria, bajo forma de un «certificado de depósito» (CD) emitido por el propio APSA; es decir, con la forma de un préstamo sin riesgo, que tiene que ser devuelto en el arco de un tiempo establecido. El APSA luego utilizó el CD como garantía subsidiaría al préstamo concedido al IDI, que fue entregado a la congregación.
El plan hacía parecer que fue la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y no el hospital del Bambino Gesù -un hospital muy respetado y reconocido en Italia, financiado en su mayor parte por el Estado italiano-, el que estaba financiando la CFIC, propietaria del IDI, algo totalmente irregular debido, precisamente, al hecho de que es el Estado italiano el que contribuye mayormente a este hospital infantil.
«Humo y espejos»
«La transacción del préstamo y la garantía fue llevada a cabo de manera encubierta por el APSA, a escondidas del público», ha dicho una fuente informada al Register. «No fue el APSA quien dejó el dinero a la Fundación Luigi Monti o al IDI. Formalmente, fue prestado a la congregación (CFIC) que, a su vez, dio orden al APSA de que lo pagara de su cuenta a la fundación; todo una cuestión de humo y espejos».
En marzo de 2015, un recibo de confirmación de la operación, al que ha tenido acceso el Register, documenta la transferencia de fondos de la congregación a la fundación.
Según otros documentos a los que también ha tenido acceso el Register, en 2016 la actual presidenta del Bambino Gesù, Mariella Enoc, le pidió al cardenal Domenico Calcagno, presidente del APSA, que liquidara el CD y devolviera los 50 millones de euros al hospital infantil.
El Register entiende que, hasta la fecha, los fondos no han sido devueltos, aunque Antonio Leozappa, presidente de la Fundación Luigi Monti, ha sugerido que los préstamos concedidos al IDI podrían ser devueltos «en 2022 en el caso de que haya ganancias».
El 5 de diciembre, el Register mandó un email directo al sucesor del cardenal Calcagno, el arzobispo Nunzio Galantino, para que confirmara si se devolverían los 50 millones de euros al Hospital del Bambino Gesù, pero no ha recibido respuesta.
Aunque estaba comprometido en ayudar a prevenir que el IDI colapsara, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, el cardenal Pell advirtió en 2014 al papa y al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, que no siguieran adelante con el préstamo.
«Consideraba inmoral condenar a un hospital infantil a perder dinero que es necesario para el tratamiento de niños enfermos», ha declarado la fuente vaticana al Register.
La fuente ha añadido que el cardenal Pell también creía que era «sumamente peligroso mezclar el patrimonio del hospital infantil, formado en su gran mayoría por fondos públicos del gobierno italiano, con el déficit y las deudas cada vez mayores del IDI».
Rechazo del Banco Vaticano
Una razón clave por la que los oficiales del Vaticano creen que no tuvieron otra opción más que este camino es que el Instituto para las Obras de Religión (IOR), también conocido como Banco Vaticano, se había negado a conceder el préstamo basándose en que era muy arriesgado y sería una violación de sus nuevos procedimientos.
El cardenal Pell concluyó que esta fue la razón por la que el cardenal Calcagno, el cardenal Giuseppe Versaldi, entonces presidente de la CFIC, y Giuseppe Profiti, entonces presidente del Bambino Gesù, insistieran en obtener la garantía crediticia del hospital infantil, junto al hecho de que sabían que el hospital disponía de los fondos necesarios para el préstamo. Según los documentos examinados por el Register, los tres suscribieron la garantía crediticia del Bambino Gesù.
Sin embargo, antes de hacerlo intentaron persuadir al cardenal Pell y al papa contratando los servicios del gigante KPMG para que llevara a cabo un estudio de viabilidad con el fin de demostrar que el préstamo se devolvería y cómo se devolvería. Pero cuando desde el despacho del cardenal Pell se pidió a KPMG que firmara el estudio, la empresa se negó. El Register ha preguntado a la sucursal italiana de KPMG, que fue la que llevó a cabo el estudio, por qué se negó a firmarlo; hasta la fecha no ha recibido respuesta.
Respaldados por ese estudio, el papa Francisco y el cardenal Parolin siguieron adelante con el préstamo de 50 millones de euros a pesar de la oposición del cardenal Pell y de otros, algo que según la fuente vaticana se ha convertido en un patrón de comportamiento.
«El papa, de nuevo, eligió ignorar a su propia autoridad de vigilancia y apoyar a los líderes de la ‘vieja guardia’, a los que no ha conseguido reemplazar», ha dicho la fuente.
El 28 de noviembre, en comentarios hechos al veterano vaticanista Sandro Magister, Leozappa dijo que la Fundación Luigi Monti no había recibido ninguna financiación del APSA ni del Bambino Gesù. Pero la cuestión no ha sido nunca esta, ya que los documentos demuestran que el préstamo fue entregado a la congregación y no a la fundación, aunque esta era, con el IDI, la beneficiaria final del préstamo.
Laicos recibiendo comisiones
Y aunque el cardenal Parolin declarara a la Catholic News Agency que él era responsable de las «operaciones relacionadas con el IDI», dos laicos tuvieron un papel significativo como asesores del APSA en toda esta transacción: el profesor Franco Dalla Sega, de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, y Carmine Stingone, un abogado romano. Ambos recibieron comisiones de seis cifras por los esfuerzos realizados para conseguir que se garantizara el préstamo.
En julio de 2016, en una carta dirigida a ambos, monseñor Mauro Rivella, secretario del APSA, les agradecía sus servicios profesionales y detallaba que recibirían un «0,25% del valor total de la operación de 50 millones de euros», es decir, una suma de 125.000 euros, más gastos. En enero de 2017, un comprobante de pago del APSA demuestra que Dalla Sega recibió una suma total de casi 175.000 euros, además de su salario como asesor del APSA, cargo que aún mantiene. Stingone ha dejado de trabajar en el dicasterio.
Dalla Sega formaba parte de la junta directiva de la Fundación Luigi Monti mientras garantizaba el préstamo para la CFIC, lo que supone un claro conflicto de intereses, algo que más tarde llamaría la atención del cardenal Pell y Libero Milone, el antiguo auditor general del Vaticano.
El 5 de diciembre, el Register le preguntó a Dalla Sega por qué negoció el préstamo a pesar de la oposición del cardenal Pell y de otros, cómo justificaba una comisión de esa envergadura además de su sueldo y si el APSA le devolvería el préstamo al Bambino Gesù; hasta la fecha no ha respondido.
Publicado por Edward Pentin en The Register.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.
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La corrupción doctrinal lleva de la mano a la corrupción moral. La verdad y el Bien van de la mano. La mentira y el mal también.
Hola chicas….cómo vamos con los cotilleos de hoy…???? Qué sería de ustedes si su INFOCHISMESECLESIALES…???? Y sin su amada Bezunegui??? Y sin su amada Carlitos Esteban??? Siiiiii….ya seeeeee….se morirían de aburrimiento….!!! POBRECITAAAAASSSSSS…..
Bueno, les dejo para leer un nuevo artículo de Fernando Vidal en (ese sí, un verdadero medio) VIDA NUEVA DIGITAL. Se titula: LAS 20 TACTICAS MEDIÁTICAS DEL FUNDAMENTALISMO CATÓLICO. Pueden buscarlo: no tiene desperdicio.
lAS IGLESIAS SON NAVES Y EN ELLAS PUEDEN HABER TIENDAS DE CAMPAÑA IDEAL PARA LOS PROBLEMAS DE CHILE QUE QUEMAS IGLESIA NO PUEDEN QUEMAR IGLESIS CON GENTE POBRE DENTRO.VER EN LA WEB
Menuda casa de putas en la que se está convirtidendo el Vaticano!!!!