«Esperemos que el Tribunal Supremo ponga remedio a este escándalo»

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Andrew Bolt, periodista de Sky News Australia, ha reconstruido meticulosamente los movimientos del cardenal Pell y los de su acusador, demostrando que la versión de la supuesta víctima de abusos no se sostiene. Y ante la revisión del recurso del cardenal dice: «Esperemos que el Tribunal Supremo ponga remedio a este escándalo».

(NBQ)- El cardenal George Pell es inocente de la acusación que lo ha llevado a ser condenado por abusos. Lo demuestra una investigación realizada por Sky News Australia, que ha reconstruido meticulosamente los movimientos del purpurado y los de su acusador, basándose precisamente en el testimonio de este último. El autor de la investigación es un periodista australiano muy conocido, tanto en la prensa escrita como en la televisión: Andrew Bolt, que ha roto una lanza a favor del cardenal, cuya petición de revisión de la sentencia ha sido acogida por el Tribunal Supremo australiano.

Una toma de posición sumamente valiente, la de Bolt y Sky News, porque el clima de caza de brujas respecto a los sacerdotes católicos y a Pell ha llegado al súmmum, como se ha podido comprobar por los comentarios de otros periodistas, que han provocado además represalias contra la cadena televisiva por parte de los activistas.

En su alegato Andrew Bolt dice: «El recurso al Tribunal Supremo es la última posibilidad que tiene el cardenal Pell de ser reconocido inocente de la acusación de haber agredido a dos chicos del coro… Pero también es la última posibilidad, en mi opinión, para que un sistema judicial absuelva a un hombre inocente. Y el hecho de que el Tribunal Supremo haya decidido acoger su petición debería preocupar a dos de los tres jueces que le condenaron en agosto. En el pasado, el Tribunal Supremo observó lo peligroso que puede ser confiar demasiado en un aparente testimonio en lugar de centrarse en otros puntos que son, objetivamente, más importantes y fiables. Y esto es exactamente lo que ha sucedido. Porque los dos jueces de mayoría han considerado que el acusador decía la verdad. Pero, de hecho, su historía falta de credibilidad».

Sigue Bolt, resumiendo todo el caso: «Pell ha sido acusado de haber molestado a dos chicos de trece años en una sacristía normalmente llena de gente después de misa, y con la puerta abierta. Y más increíble aún, según la acusación lo habría hecho a pesar de que otras personas han testificado que era su deber no dejarlo nunca solo hasta que no abandonaba el edificio. Y también han dicho que Pell estaba en la puerta de la iglesia hablando con los parroquianos, no en la sacristía. Y observen que todo esto se sostiene únicamente por la palabra, que no tiene respaldo de ningún tipo, de ese chico que dice haber sido víctima de abusos. Su compañero, que le dijo a su madre que no había sufrido abusos, ha fallecido».

En el proceso de apelación dos de los jueces aceptaron la palabra del acusador -sin ningún tipo de prueba que le respaldara-, mientras que el tercer juez, Mark Weinberg, que tiene mayor experiencia penal que sus colegas, escribió más de doscientas páginas para oponerse a la decisión, afirmando que hay una posibilidad real de que Pell no cometiera el crimen del que ha sido acusado.

Sigue afirmando Bolt: «Pero iré más allá. No sólo es improbable que Pell haya atacado a esos dos chicos, sino que no habría podido cometer ese crimen por una razón muy simple, a saber: que el acusador afirma que estaba en el exterior de la catedral en el momento en que Pell, según los jueces, debería estar dentro cometiendo los abusos, si los abusos realmente han sido perpetrados». Y sigue: «Ahora ustedes podrían replicar: ¿cómo es posible que sea tan sencillo y que los jueces no se hayan dado cuenta y que en cambio usted, un periodista, sí se haya percatado de esto?». Responde Bolt: «Es verdaderamente sencillo y este es el escándalo».

Bolt recuerda que según los jueces de la apelación, Pell habría tenido a disposición cinco o seis minutos de «oración privada» durante los cuales habría cometido el crimen por el que ha sido condenado. Sin embargo, Bolt demuestra que hay dos cosas que lo hacen imposible. La primera: el acusador ha afirmado que abandonó la procesión, que había salido por la puerta principal y estaba dando la vuelta a la catedral, para volver a la sacristía, a la que entró con su compañero por una pequeña puerta lateral, dirigiéndose ambos al armario donde se guardaba el vino para la misa, siendo sorprendidos por Pell, que habría abusado de ellos. Bolt demuestra (como se puede ver en el mapa: el verde es la cabeza de la procesión, el amarillo indica a los dos chicos) que es imposible: la cabeza de la procesión ya habría llegado a la sacristía en el momento en el que los dos chicos entraban, por lo que no habrían podido robar el vino y ser sorprendidos por Pell.

Además Bolt ha recorrido, cronometrándolo, el recorrido realizado por la procesión y ha descubierto que los dos muchachos habrían llegado al armario poco antes de que terminaran los cinco o seis minutos durante los cuales, según el jurado, Pell habría abusado de ellos. «Estos cinco-seis minutos, dice Bolt, habrían sido necesarios para ir del altar a la puerta principal y volver, pasando por el lateral de la catedral, a la sacristía», que, como se ve en el mapa, está al fondo a la derecha. «Y, según el juez, este habría sido el único periodo de tiempo en el que Pell habría podido estar a solas con los chicos. Es la segunda cosa imposible».

Después, Bolt pide perdón por haber utilizado tanto tiempo en dar la explicación, que el  jurado no ha comprendido, y se lamenta de que «haya activistas que estén arremetiendo contra Sky porque pongo en evidencia los problemas increíbles de la condena del cardenal Pell. Pero, ¡demonios!, la justicia debe servir de algo en este país. Cada uno de nosotros, en este país, debería protestar cuando un hombre o una mujer son encarcelados por un crimen que no han cometido. Piensen en cómo se debe sentir el cardenal Pell, en su celda, cubierto de vergüenza. Pero recuerden: si cualquiera de ustedes fuera acusado injustamente y condenado injustamente, le gustaría que hubiera alguien que le defendiera de la masa».

Y concluye: «Esperemos que el Tribunal Supremo ponga remedio a este escándalo». Que, efectivamente, parece un caso clamoroso de mala justicia, como han dicho también otras personas en Australia, dado que ha bastado la palabra, sin respaldo de prueba alguna o de un testigo, de un único acusador para encerrar en la cárcel, con una acusación infamante, a un hombre que, entre otras cosas -y esta sería una anomalía extraordinaria-, en este tipo de crimen nunca tenido, ni antes ni después, un comportamiento como este.

Publicado por Marco Tosatti en la Nuova Bussola Quotidiana.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
20 comentarios en “«Esperemos que el Tribunal Supremo ponga remedio a este escándalo»
  1. Hay que acabar con las sentencias basadas exclusivamente en el relato de la supuesta víctima, máxime si el relato resulta inverosímil o imposible, como es el caso Pell. La presunción de inocencia debe prevalecer. De otro modo, todos, absolutamente todos, estamos bajo sospecha. El Estado de Derecho no admite quiebras.

    Gracias Infovaticana y Carlos Esteban.

    1. Cuánto dinero mueve la mafia lavanda qué elaboran un documental pseudo científico para intentar manipular la decisión de los magistrados del Tribunal Supremo. Dais pena, defendiendo a ultranza a alguien que ya fue condenado en dis instancias.

      1. Ruego a cualquier comentarista serio _no es mi caso_ que no responda a ninguna TROLa ni provocación.
        No hay mejor respuesta que el desprecio a estos TROLes

      1. No: los masones medievales la construyeron, y unos cantamañanas autodenominados masones, que en vez de trabajar se dedican a elucubrar chorradas y hacer el indio con «rituales» grotescos, la han destruido.

  2. El Cardenal Pell fue SIMPLEMENTE quitado y estaba PREVISTO, del Banco Vaticano para que SIRVA lavando el dinero NEGRO narcocomunista en dinero BLANCO. El papa Francisco TRANSFORMA lo NEGRO en BLANCO como LUTERO.

  3. Por culpa de todos los casos de abusos sexuales sobre menores (81% sobre varones, o sea homosexuales) y del encubrimiento en Boston, después en otros sitios (cardenal McCarrick entre otros), por la ley del péndulo se ha ido al otro extremo (vicioso), y así: «El ex-párroco de la iglesia Santa Cruz de Roma [El Salvador] ha sido absuelto por la justicia civil, mientras que los tribunales eclesiásticos le declararon culpable… sus superiores religiosos no investigaron en profundidad las acusaciones y tomaron la decisión de suspenderlo aún SIN ESCUCHAR SU VERSIÓN».
    La ley del péndulo ha funcionado en muchos otros casos, algunos tan conocidos como lo «respetados» que eran Harvey Weinstein y Polansky, mientras que ahora incluso alguien absuelto como Woody Allen es un apestado. También podría citar esa ley del péndulo en 1976-77 en la enseñanza francesa, que pasó del encubrimiento a la «caza de brujas» (y la expresión no es mía).

  4. «El valor probatorio del testimonio de la víctima de violencia en casos donde por su especial modo de comisión no puedan ser corroborados por otros medios, no puede ser descalificado dado que ello constituiría una forma de violencia institucional»
    Este texto no forma parte de la sentencia de PELL, pero «como si lo seriese». Traduciendo esta palabrería pedante al castellano: si alguien es mediáticamente, políticamente, lobbyísticamente y ONGísticamente (a lo mejor aún me falta algún que otro poder) víctima, no hacen falta pruebas, ni habrá presunción de inocencia para el acusado.
    Como decían en una del oeste: «le haremos un juicio justo y luego lo colgaremos».

  5. Si es mejor escuchar lo que diga un periodista… yo me pregunto por qué pagamos un sistema judicial, con sus jueces, abogados, etc… con lo caros que salen.

    También me pregunto cómo puede nadie saber si ese hombre dice la verdad o miente…

    Pero es que si escuchamos lo que dice el hombre hay contradicciones tan ridículas como decir que la acusación se basa únicamente en la palabra de la víctima y, a la vez, hablar de los otros testigos. Si hay testigos entonces no se basa sólo en la palabra de la víctima. Y hay otro testigo presencial de los hechos, que es el propio cardenal. Si se contradijo en su testimonio será por algo… («sí» se contradijo… que no lo sé y ustedes tampoco).

    Yo le preguntaría a este hombre y al resto, cuánto tiempo lleva sacarse el pene y metérselo en la boca a dos chavales… Hablar de «imposible» cuando el margen de error es de 1 minuto, según él… en fin.

    1. Desidereo…»yo me pregunto por qué pagamos un sistema judicial, con sus jueces, abogados, etc… con lo caros que salen», dices…
      ¿Acaso no has comprobado hasta qué punto los medios de comunicación contribuyen al linchamiento de las personas induciendo a los jueces con su despiadada presión y creando culpables antes de ser juzgados?
      Y sí, los jueces son personas y por supuesto ceden a las presiones sociales y políticas…
      En España la calle se ha convertido en el tribunal supremo.

      1. No. Tom. NO. Eso no es cierto.

        Sí, es cierto que muchas veces se somete a un linchamiento público a gente que no se lo merece. O a gente que sí se lo merece. Estoy de acuerdo con usted: Me parece fatal. Me parece fatal cuando se somete a linchamiento a Monedero o Pablo Iglesias (que no pisaron la cárcel ni se sentaron delante de un juez, ¿verdad?), y me parece fatal cuando se somete al cardenal Pell.

        Dicho ésto, NO, el juez no va a fallar dependiendo de lo que cuenten en el telediario. Va a aplicar la ley. Eso es un invento suyo.

        Por otra parte, ¿ha oido lo que dice ese hombre? ¿Le parece imposible, como dice él, que el cardenal tuviera tiempo de meterle su pene en la boca a esos chicos?

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