«Ciertas narrativas sobre las fronteras que escucho en Europa me escandalizan»

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El encuentro del papa con los jesuitas de Tailandia y Japón

Durante su viaje apostólico a Tailandia y Japón, el papa Francisco saludó a un grupo de 48 jesuitas provenientes del área del Sudeste Asiático. En el encuentro sostuvo con ellos una charla de una media hora. Luego de su encuentro con los obispos de la Conferencia Episcopal de Tailandia y de la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas en el santuario del beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, Francisco se trasladó a una sala contigua donde lo esperaban los religiosos. Lo recibió el P. Augustinus Sugiyo Pitoyo, superior de la región de Tailandia, compuesta por 33 jesuitas (17 sacerdotes, 14 estudiantes en formación, un hermano coadjutor y un novicio). Participó también del encuentro Mons. Enrique Figaredo Alvargonzález, jesuita español, prefecto apostólico de Battambang, en Camboya.

(Antonio Spadaro S.I.)

Al entrar en la sala el papa quiso saludar a todos los presentes uno por uno, y luego dijo:

Buenos días. Un gusto saludarlos. ¡Cuántos jóvenes! Veo que la media de la edad es toda una promesa de futuro. Me dijeron que tenemos poco tiempo, así que hagan rápido las preguntas que deseen.

En el contexto asiático existen muchas situaciones de tensión y sufrimiento. Podríamos hacer el elenco. Mi pregunta es: como se hace para equilibrar, por una parte, la necesidad de denunciar las situaciones y, por otra, usar de esa prudencia necesaria que muchas veces sugiere más bien callar por el bien mayor, o para no complicar más las situaciones?

No hay una receta para eso. Están los grandes principios de referencia, pero después el camino que cada uno tiene que hacer más que un camino es siempre un senderito. Un senderito que tienen que ir descubriendo cada día en la oración y en el discernimiento de las situaciones concretas. No hay reglas fijas. El camino se abre caminando con pensamiento abiertos y no con principios abstractos de diplomacia. Hay que ver los signos y discernir el sendero a tomar. En esto es importante dejarse guiar por el Señor. A veces, más que las autopistas funcionan los pequeños senderos, esos caminos que son periféricos pero que te hacen llegar a la meta. No son rígidos, grandes, evidentes, pero son eficaces.

A nosotros los jesuitas, en particular, se nos pide que abramos los ojos a nuestra realidad, que nos pongamos delante del Señor con esa realidad y recemos para encontrar nuestro senderito. A veces, en cambio, cuando queremos que todo esté bien organizado, preciso, rígido, definido de modo siempre igual, entonces nos convertimos en paganos disfrazados de sacerdotes. Creo que Jesús habló muy claro de la hipocresía farisaica a propósito de esto.

Tenemos que buscar nuestro senderito a través de la oración, la contemplación de la realidad, el discernimiento y la acción. Y, por supuesto, a través del compromiso y del coraje. Comprometiéndonos comprendemos las cosas. Se necesita, por tanto, la virtud de la prudencia, que es también una virtud de gobierno. ¡Pero hay que estar atentos! No hay que confundir la prudencia con el simple equilibrio. Los prudentes del equilibrio, con su falta de compromiso, siempre terminan lavándose las manos. Su patrono es «san» Pilato.

¿Como están recibiendo la Iglesia y el mundo su encíclica «Laudato si’»?

Antes del encuentro de la COP21 de diciembre de 2015, en París, había muchas expectativas. Allí se hizo un gran esfuerzo para favorecer el encuentro de líderes mundiales a fin de buscar nuevos caminos para afrontar los cambios climáticos y salvaguardar el bienestar de la tierra, nuestra casa común. Este encuentro de París fue verdaderamente un paso adelante.

Pero después empezaron los conflictos, los compromisos entre lo planteado en París y el «bolsillo» de algunos países. Y así, algunos se fueron retirando. Pero hoy la gente es mucho más consciente que antes respecto del cuidado de la casa común y de la importancia que esto tiene.

Han surgido muchos movimientos, especialmente los animados por los jóvenes. Este es el camino que hay que transitar. Hoy son los jóvenes los que entienden con el corazón que la supervivencia del planeta es un tema fundamental. Ellos comprenden bien, con el corazón, la Laudato si’. Creo que esto es toda una promesa. «El futuro es nuestro», dicen. Hay que seguir trabajando para que el mensaje de la Laudato si’ sea compartido a nivel mundial. La encíclica está escrita para ser compartida ampliamente. Lo que afirma hoy ya es asumido por muchos. ¡Y sin pagar derechos de autor! Esto es muy bueno. Es un mensaje que pertenece a todos.

Trabajo en el SJR, el Servicio Jesuita a. Hay muchos refugiados en Tailandia y no faltan problemas. ¿Cómo vivir este ministerio de la acogida?

Para los jesuitas el trabajo con refugiados se ha transformado en un verdadero «lugar teológico». Yo lo considero así: un lugar teológico. Este fue el testamento del P. Pedro Arrupe, que precisamente aquí en Tailandia en su última alocución reafirmó la importancia de esta misión. Para mí, el P. Arrupe fue un profeta: su «canto del cisne» fue la fundación precisamente aquí, en Bangkok, del Servicio Jesuita a Refugiados. Después, durante el vuelo de Tailandia a Roma, sufrió un accidente cerebrovascular.

Siempre ha habido refugiados en el mundo, pero hoy en día el fenómeno es más conocido debido a las diferencias sociales, al hambre, a las tensiones sociales y, sobre todo, a la guerra. Por este motivo, los movimientos migratorios se intensifican. ¡Cuál es la respuesta que da el mundo? La política del descarte. Los refugiados son material de descarte. El Mediterráneo se ha transformado en un cementerio. La impresionante crueldad de algunos centros de detención en Libia me toca el corazón. Aquí en Asia, todos conocemos el problema de los rohinyás. Debo reconocer que ciertas narrativas sobre las fronteras que escucho en Europa me escandalizan. El populismo está tomando fuerza. Por otra parte, hay muros que separan incluso a los hijos de sus padres. Me viene a la mente Herodes. Y para la droga, en cambio, no hay muros que resistan.

Como te decía, el fenómeno migratorio está muy acentuado por la guerra, por el hambre y por una «filosofía de la defensa» que hace creer que solamente con el miedo y reforzando las fronteras es posible defenderse. Por otra parte, está la trata de seres humanos. Sabemos bien cuánto trabaja la Iglesia para salvar a las jóvenes de la prostitución y de tantas formas de esclavitud. ¡Cuántas religiosas trabajan en este campo! La tradición cristiana tiene una rica experiencia evangélica en afrontar el problema de los refugiados. Recordemos la importancia de dar acogida al extranjero, como nos enseña el Antiguo Testamento. Pero también tantas pequeñas costumbres populares de acogida, como la de dejar una silla vacía en un día de fiesta por si golpea la puerta un huésped inesperado. Si la Iglesia es un hospital de campaña, uno de los campos donde hay más heridos es precisamente este. Son estos hospitales los que más tenemos que frecuentar.

Retomo lo del «lugar teológico»: el testamento del P. Arrupe ha dado un gran impulso al trabajo con los refugiados, y lo ha hecho pidiendo sobre todo una cosa: la oración, más oración. Debemos recordarlo siempre: la oración. Es como decirles: en esa periferia física no se olviden de esta otra, la espiritual. Porque solamente en la oración vamos a encontrar la fuerza y la inspiración para meternos en estos «líos» de la injusticia social.

En las comunidades hay católicos divorciados y vueltos a casar. ¿Cómo comportarse pastoralmente con ellos?

Te podría contestar de dos maneras: de una manera casuística, que no es cristiana, aunque pueda ser eclesiástica; o, como dice el Magisterio de la Iglesia en Amoris laetitia, en el capítulo octavo: haciendo un camino de acompañamiento y discernimiento para encontrar las soluciones. Y esto no tiene nada que ver con la moral de la situación, sino con la gran tradición moral de la Iglesia.

Pero veo que el tiempo se ha terminado. Una última y breve pregunta…

¿Qué le gusta más de la Iglesia en Tailandia y cómo podemos trabajar para hacerla mejor?

Te cuento un hecho: hace algunos meses tuve una experiencia muy linda. Vino a Roma un misionero francés que trabaja en el norte del país. Hace cuarenta años que es misionero allí. Vino a Roma con veinte parroquianos que él mismo había bautizado. Ha podido bautizar también a los hijos de aquellos primeros bautizados: la gente aquí se casa joven, y él fue el primer evangelizador en aquella zona. Pues bien, sueño con una Iglesia joven, muy cercana a la gente, fresca.

Por cierto, conozco bien y me preocupan los problemas que tienen que enfrentar, como, por ejemplo, la explotación ligada al turismo sexual. Ustedes, jesuitas jóvenes, tienen que hacer todo lo posible para elevar el nivel social de la gente. ¡Trabajen por el bien de su país y por la dignidad de la gente!

¡Hay que seguir! Lamento que nuestra conversación haya sido tan breve. ¡Gracias por lo que hacen! ¡Dios los bendiga! ¡Recen por mí!

Después de la bendición, los saludos y la entrega de algunos regalos, el encuentro concluyó con una foto grupal.

* * *

En su viaje a Japón, el papa Francisco dedicó la última jornada, el 26 de noviembre, a visitar la Sophia University, de Tokio, que dirige la Compañía de Jesús.[2] Antes de hablar a los estudiantes y al cuerpo académico en el Auditorio, el papa celebró la Misa con los jesuitas de la comunidad y luego desayunó con ellos. Durante la celebración de la eucaristía pronunció una homilía que transcribimos aquí. La misa y el evangelio leído (Lc 9, 57-62) fueron los de la memoria de san Juan Berchmans, jesuita.

El texto de Lucas habla simplemente de tres encuentros con el Señor. Encuentros en el presente. Los tres hombres que se encuentran con Jesús sienten deseos de estar con él. El encuentro de Jesús con nosotros siempre suscita el deseo. Nos unge para hacernos hombres de deseos: hombres que escucharon predicar a Jesús y desean estar con él, comprometiendo incluso la vida con él.

Y en el momento del encuentro con Jesús uno siente el deseo, pero quizás no evalúa bien las condiciones que ese deseo conlleva. Pero es un deseo generoso. El primero de los tres hombres, por ejemplo, le dice: «Te seguiré dondequiera que vayas» «Yo quiero estar con vos». El segundo: «Te quiero seguir». El tercero: «Te quiero seguir». Pero el segundo y el tercero le ponen una condición. Quieren dejar todo en orden. Quieren, de alguna manera, mirar hacia atrás para dejar todo en orden. Y el Señor condena esa mirada hacia atrás. No, así no. No vuelvas a la muerte. No mires para atrás.

Pero acá conviene no equivocarnos: porque una cosa es querer manejar el pasado y otra cosa es tener memoria del pasado. El verdadero deseo de estar con el Señor también tiene una memoria, tiene que ser un deseo memorioso. Un deseo que no es condición para, sino que es memoria de todo un camino andado, memoria de tanta misericordia de Dios para con cada uno de nosotros.

A los que el Señor nos llamó y permitió que camináramos con él por el camino de la vida nos pide no perder la memoria. La memoria de dónde nos sacó, a cada uno. El encuentro con Jesús siempre está preñado de memoria. Cuando uno pierde la memoria de dónde lo sacaron, pierde la capacidad de fidelidad. Y se transforma en juez de los demás. El Señor ya en el Antiguo Testamento le decía a David: «Yo te saqué de detrás del rebaño», no te olvides. Pablo le dice a su discípulo Timoteo: «No te olvides de tu madre y de tu abuela», es decir de tu camino. El encuentro de cada día, como jesuitas, cuando venimos a charlar con él tiene que estar cargado de memoria, de memoria agradecida. Una memoria como la de aquel samaritano leproso que deja a los otros nueve y vuelve atrás para decirle a Jesús: «Tú me sacaste de aquí, me curaste de esto, me elegiste así».

Al primero de estos tres hombres parece que no le interesa el pasado, mira el futuro. Con su generosidad le dice: «Mira, yo te voy a seguir dondequiera que vayas, no pongo condiciones, te sigo». Quizás Jesús ve que idealiza un poco el camino del Evangelio y lo pone en la realidad, o como, decimos en mi tierra, «lo baja de un hondazo», es decir lo hace caer en tierra diciéndole: «Las zorras tienen madrigueras, los pájaros tienen nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». El encuentro con Jesús y el deseo de servirlo no solo tiene que ser memorioso, sino realista, concreto. Con lo que sucede en la vida, la pobreza, el fracaso, las humillaciones, nuestros pecados, todo. El deseo debe ser concreto. Jesús nunca, nunca nos saca fuera de la realidad. De la realidad memoriosa y de la realidad del presente.

¿Y qué sucede con el corazón de un hombre o de una mujer que le dice que sí a Jesús sabiendo que le puede pasar cualquier cosa, incluso un fracaso en el presente, y teniendo memoria de su pasado? ¿Qué sucede? Sucede que experimenta paz y alegría. Y esto es el futuro. Pablo a los Filipenses, a los que llevaba muy en el corazón —eran los preferidos—, les dice: Alégrense siempre en el Señor. Alégrense siempre. Alégrense porque el Señor está cerca de cada uno de ustedes. No se preocupen por nada. Vivan en acción de gracias. Y la paz de Dios que supera todo juicio será la que custodiará sus corazones. Así es el seguimiento de Jesús que nos propone hoy el Evangelio. Un presente concreto, con nuestra realidad concreta, sin disfrazar los éxitos ni los fracasos: concreta. Un seguimiento que es concreto en el presente y es memorioso del pasado. Un seguimiento que se abre a los grandes deseos en la alegría, en la paz, en el consuelo que es nuestra fuerza.

Que Jesús nos acompañe a nosotros que somos sus compañeros en este camino del seguimiento. No perdamos la memoria de todo lo que hizo con nosotros, con cada uno de nosotros. No perdamos la alegría que da la consolación continua y la paz del corazón en el futuro. Y tengamos el corazón abierto para las condiciones que nos va poniendo en el presente de cada día, para que nuestra fidelidad sea mejor fraguada. Y no tengamos miedo a dormir al aire libre: los animales tienen cueva y, en cambio, nosotros, a veces, no sabemos dónde cobijarnos, pero no tengamos miedo. Permanezcamos libres de la tentación de querer volver atrás a despedir a los muertos. El mundo de los muertos ya está enterrado, los pedazos muertos de nuestra vida están enterrados por la misericordia de Dios. ¡Y no cerremos las ventanas! Abrámoslas para mirar el horizonte con paz, con alegría, haciendo lo que cada uno de nosotros podamos. Jesús nos acompaña siempre. Él nos elige así. Que nos conceda esta gracia.

[1] Los jesuitas en Tailandia tienen una comunidad en Bangkok, cuyos miembros llevan a cabo diversas actividades en la pastoral universitaria, penitenciaria, en ministerios espirituales espiritual y sociales, y se ocupan de una iglesia, la iglesia Xavier Hall. Están también en Chiang Mai, donde actúa el Seven Fountains Retreat Center, una casa de Ejercicios Espirituales; asimismo en Samphran, donde también hay una casa de formación, la Loyola Formation House; y, finalmente, en Chiang Rai, donde dirigen una escuela, la Xavier Learning Community.

[2] La provincia de la Compañía de Jesús en Japón cuenta con 162 jesuitas que residen en 9 comunidades religiosas. Aparte de su importante labor en la Sophia University, de Tokio, dirigen también la Elisabeth University of Music, en Hiroshima. Tienen, además, obras vinculadas a los ministerios espirituales con cuatro casas de Ejercicios (Shinmeikutsu, Nagasaki, Seseragi, Kamakura), otras vinculadas a la educación, con cuatro escuelas secundarias (la Sophia Fukuoka, la Hiroshima Gakuin, la Rokkō Gakuin e la Eikō Gakuene), y cuatro parroquias (Yamaguchi, Gion, Rokkō, Kōjimachi). El provincial, P. Renzo  De Luca, jesuita argentino, fue el traductor oficial del papa durante el viaje apostólico.

 

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Comentarios
27 comentarios en “«Ciertas narrativas sobre las fronteras que escucho en Europa me escandalizan»
      1. Pues no lo sé, Susanaa. No soy tan mayor.
        De todas formas yo no tengo ningún problema con que haya
        fronteras. Es Francisco y no otros el que debe eliminar las del Vaticano ya que le molestan tanto.

  1. Nada que objetar a los temas de Religión de los que habla el Papa, no voy a ser más papista que el, pero con todos los respetos, sí puedo decir que he viajado a países de África de los que nos llegan inmigrantes y me han pedido el pasaporte y visado para entrar y no solo eso, sino también he pasado controles en los aeropuertos a veces bastante lentos y pesados, no quiero imaginar qué pasaría si me saltara alguno y menos aún si atacara a un policía como hacen en las vallas de Ceuta y Melilla con nuestra Guardia Civil. También he entrado en la Basílica de San Pedro pasando por un arco de metales y la bolsa por el escaner, lo que ocurre es que Su Santidad como jefe de estado que es, entra por el área de autoridades y no lo molestan con esas chorradas de visados y registros. El problema de los refugiados se arreglaría si a los gobiernos no les diera por liarla en países del tercer mundo y el tema del Planeta, mejor dejárselo a los científicos que a las adolescentes sin escolarizar.

  2. Las explicaciones a base de «senderitos», vaguedades y generalizaciones inconcretas, no se porqué, pero me recordaban a las brillantes frases de Forrest Gump, ese intelectual…

  3. A mí también me ha escandalizado lo del Sínodo de los Amazonía, y en España la profanación sacrílega de la Basílica del Valle de los Caídos y la tumba de Francisco Franco, sin que ni Usted, ni los obispos españoles hayan dicho ni mú, y me he tenido que aguantar…

  4. A veces pienso que el pecado mas grave de esta generacion es rechazar el camino que nos dejo Jesus que es lo mismo que rechazarlo a El y dedicarse al humanismo

  5. Cuando derribe las fronteras vaticanas y extinga el mini Estado vaticano, que existe para protegerle de sus encubrimientos, entonces empezaremos a creerle, aunque sólo un pelín.

    1. Hasta donde yo sé, el mismo estado existía desde unos Papas atrás. ¿La has tomado con éste porque es mu rojo, o ya venías así de antes? Apuesto por lo primero.

          1. No, Susanaa. No es lo mismo, pero es igual, porque son los monotemas de Francisco: Puentes, muros, inmigración, cambio climático.
            ¿Le has oído hablar como un Papa alguna vez?
            Yo sí, únicamente para contradecir sus propios actos y siempre dedicando alguna jaculatoria poco amable a quienes queremos seguir la doctrina bimilenaria.
            Si quiere hablar de inmigración, perfecto. Un buen Papa diría que detrás de todas las masas de movimientos de población, hay una mano negra que se está llevando los bolsillos. Pero no lo hará porque una de esas manos es su amigo Soros con la Open Society.
            En lugar de denunciar, nos pide que colaboremos. ¡¡Que colaboremos!!
            Y así con todos los temas. No habla como Papa, sino como monigote de la ONU.
            Opino como Belzunegui, quien te aconseja que te informes porque es agotador tener que explicar lo obvio.

          2. Por supuesto, Susanaa. Si te parece bien cómo actúa y habla Francisco, yo lo respeto.
            Defiéndelo a capa y espada, pero sin negar lo que está a vista de todos, porque no somos ni tontos ni gente que no se informa.
            Si alguna de mis palabras te molesta, créeme que no es mi intención.
            Saludos, Susanaa.

    2. Pues Jesús no se pronunció sobre la politica de Herodes ni de los romanos ni sobre la division entre los reinos de su epoca ni sobre sus fronteras sino que se preocupó por intentar curar el corazón de cada hombre que es la verdadera solucion de todos y cada uno de los problemas

      1. ¿ No son recientes el protegido y promovido McCarrick y el protegido y promovido Zanchetta ? Infórmate. Con los desformados es imposible el diálogo.

    1. Los que se han puesto las gafas de ver,solo en los últimos años,ven cosas que piensan que son nuevas,pero queridos hermanos,deben saber que no hay nada nuevo bajo el sol.Y especialmente el pecado,tan antiguo que no se puede poner fecha,pero eso no justifica,que se apalee,contantemente al Vicario de Cristo.

      1. Susanaa ¿Apalear? Corregir al que yerra no es apalear. Es todo lo contrario.
        ¿Sabes que rezamos por él?
        No creo yo que sus «amigos» los rojos, soristas y onuístas lo hagan. Simplemente, porque no creen y le van a dar la patada cuando Francisco no les sirva para llevar a cabo la implantación del delirio mental que tienen.
        Cuando llegue ese día, que espero que llegue, nosotros actuaremos igual que siempre. Rezando y pidiendo por él. Mientras que sus «amigos» superprogres le dejarán en la estacada y no le mandarán ni las «buenas vibras» que a veces ha pedido a los que creen a saber qué cosas.

  6. Lo único que propone el santo padre es que los pueblos no tenemos derecho de negar la entrada a nadie a nuestro territorio. Nos quita así un derecho a todos los españoles. Inaceptable. Somos soberanos. Nosotros, el pueblo, decidimos quién entra y quién sale. Nadie nos puede quitar ese derecho.

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