Osoro: El Sínodo ha sido un acontecimiento extraordinario

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«El discípulo misionero no es el Maestro, no sabe lo que tiene que hacer ni tiene respuestas, pero sabe escuchar al Señor y discernir lo que hay que ser y hacer»

Bajo el título «Un acontecimiento extraordinario», el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha escrito una carta en la que comenta el reciente Sínodo de la Amazonía, que ha publicado la web del arzobispado madrileño.

El cardenal comienza diciendo que el sínodo ha sido «un acontecimiento extraordinario» y continúa diciendo que damos gracias a Dios «por el camino sinodal recorrido y por todo cuanto han reflexionado los participantes».

«¡Qué belleza y valentía tiene la Iglesia de Jesucristo -dice Osoro- (…) cuando la vemos queriendo entrar en todos los caminos!». Don Carlos asegura que el Sínodo «ha sido un momento eclesial de encuentro en el Señor», un espacio «de afirmación de identidad y de toma de conciencia de la misión en un ámbito de comunión y participación». Todo ello refleja, según el arzobispo de Madrid, «la vivencia de la Iglesia que apuesta por salir y no se encierra en sí misma».

En el encuentro, dice Osoro, «se han escuchado las voces de los pobres» y se ha reflexionado sobre «lo precario de sus vidas amenazadas por modelos depredadores de desarrollo». El sínodo ha sido un camino «de escucha y de ver», por la acción del Espíritu, «cómo el Señor nos llama a una conversión integral», asegura Osoro.

El purpurado se apoya en el documento final del Sínodo para hablarnos de «una Iglesia misionera «que sirve y acompaña a los pueblos amazónicos»: con «rostro indígena y joven, campesino y afrodescendiente», «migrante»». Sigue analizando el documento Osoro y dice que «Apostando por una «ecología integral» desde la encíclica Laudato si, reclama «nuevos modelos de desarrollo justo, solidario y sostenible»» y sitúa a la Iglesia «como actor clave», con propuestas «como la creación de un Observatorio Socio Pastoral Amazónico».

El Sínodo de la Amazonía, resume Osoro, «no nos trae recetas, sino unas claves, unos criterios», unas pequeñas «grandes certezas» para iluminar y encender el «deseo profundo» de quitarnos «todo el ropaje innecesario y volver a las raíces, a lo esencial», a esa actitud que «plantó la fe en los comienzos de la Iglesia e hizo de nuestro mundo «madre tierra» de la esperanza».

Ante la pregunta «¿qué es lo que hay que hacer?», el arzobispo de Madrid afirma que hay «una respuesta contundente», ser discípulos misioneros «en el hoy de nuestros lugares». Pero ser misioneros «con una mirada humilde», que desea «aprender», con una «escucha silenciosa y atenta» (?).

Porque el discípulo misionero «no es el Maestro, no sabe lo que tiene que hacer ni tiene respuestas», pero sabe «escuchar al Señor y discernir lo que hay que ser y hacer. Aprende de Él siguiéndolo, contemplándolo, viviendo la comunión con Él», concluye Osoro.

Un acontecimiento extraordinario

El Sínodo de la Amazonía que acaba de concluir ha sido un acontecimiento extraordinario. Damos gracias a Dios por el camino sinodal recorrido y por todo cuanto han reflexionado los participantes y han entregado al Santo Padre, que ahora planteará la exhortación postsinodal.

Una vez más experimentamos a la Iglesia viva, que desea entrar en los caminos por donde transitan los hombres para vivir el mandato de Nuestro Señor: «Id por el mundo y anunciad el Evangelio ». ¡Qué belleza y valentía tiene la Iglesia de Jesucristo, de la que deseamos ser miembros vivos, cuando la vemos queriendo entrar en todos los caminos! La belleza y la valentía se la da Jesucristo. Ella sabe que, cuanto más fieles somos al Señor, más luz refleja del Señor para los hombres.

El Sínodo de la Amazonía ha sido un momento eclesial de encuentro en el Señor; un espacio de afirmación de identidad y de toma de conciencia de la misión en un ámbito de comunión y participación. Todo ello refleja la vivencia de la Iglesia que apuesta por salir y no se encierra en sí misma, en su yo, porque experimenta que el Señor la llama a no caer en la «religión del yo», sino a recordar que el precepto más importante es «amar a Dios y al prójimo» (Mt 22, 36-40). La Iglesia no quiere participar en el drama de quien se centra en sus intereses y seguridades particulares, olvidando a Dios, que se ocupa de todos los hombres, y olvidando al prójimo en su historia, en su territorio, en sus bienes, en su cultura. La Iglesia nunca olvida la dinámica de la vida y de la historia. Como muy bien nos recordaba el Papa Francisco, no podemos considerar inferior y de poco valor a nadie.

En el encuentro se han escuchado las voces de los pobres y se ha reflexionado sobre lo precario de sus vidas amenazadas por modelos depredadores de desarrollo, poniendo el foco en que todo lo creado es un bien que se debe proteger. En la medida en que todos se han involucrado en la vida del pueblo fiel que vive en la Amazonía, se ha sentido la hondura de sus heridas y, mirando el rostro de Cristo, se ha podido discernir lo que necesita. No se han buscado soluciones rápidas y prearmadas ya en la distancia, sino que se ha hecho dejándose iluminar y transformar por la oración, la confrontación con otros y permitiendo que sea Dios el que hable. Y ahí nace el documento final entregado al Santo Padre.

I. Amazonía: de la escucha a la conversión integral. Con palabras del documento intentaré expresar cómo se ha realizado el camino en estos días del Sínodo: ha sido un camino de escucha y de ver, por la acción del Espíritu, cómo el Señor nos llama a una conversión integral. Se ha escuchado en el Sínodo «la voz y el canto de la Amazonía como mensaje de vida», pero al mismo tiempo observando «que hoy es una hermosura herida y deformada», «un lugar de dolor y de violencia», y que «los atentados contra la naturaleza tienen consecuencias contra la vida de los pueblos». Se unen «el clamor de la tierra y el grito de los pueblos», que llaman a «una verdadera conversión integral». La conversión al Evangelio tiene que expresarse en cuatro dimensiones: pastoral, cultural, ecológica y sinodal.

II. Nuevos caminos de conversión pastoral. «¡La Iglesia es misión!», «la acción misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia». La conversión pastoral tiene que llevar a una salida misionera a los caminos reales de la Amazonía, es una misión itinerante. La Iglesia ha de presentarse como samaritana, misericordiosa y solidaria. Dicen así: «Queremos ser una Iglesia servidora, kerigmática, educadora, inculturada en medio de los pueblos que servimos». Una Iglesia en diálogo ecuménico, interreligioso y cultural. Una Iglesia misionera «que sirve y acompaña a los pueblos amazónicos»: con «rostro indígena y joven, campesino y afrodescendiente», «migrante», que es capaz de recorrer «nuevos caminos en la pastoral urbana».

III. Nuevos caminos de conversión pastoral y cultural. «Nuestra conversión debe ser también cultural, hacernos al otro, aprender del otro». Se trata de «estar presentes, respetar y reconocer sus valores, vivir y practicar la inculturación y la interculturalidad en el anuncio de la Buena Noticia». Ello lleva a que la Iglesia tenga un rostro en los pueblos amazónicos, descubriendo los «valores culturales» de los mismos. Una Iglesia que se hace presente y aliada de los pueblos en sus territorios.

IV. Nuevos caminos de conversión ecológica. Parte de la afirmación de que «nuestro planeta es un regalo de Dios», pero afirma con claridad que «sabemos que vivimos una urgencia clara como es actuar frente a una crisis socioambiental sin precedentes». Apostando por una «ecología integral» desde la encíclica Laudato si, reclama «nuevos modelos de desarrollo justo, solidario y sostenible» y sitúa a la Iglesia como actor clave, con propuestas como la creación de un Observatorio Socio Pastoral Amazónico.

V. Nuevos caminos de conversión sinodal. Hay que vivir caminando juntos, en «la sinodalidad del Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu». Necesitamos «fortalecer la cultura de diálogo, de escucha recíproca, de discernimiento espiritual, de consenso y de comunión», a fin de «buscar espacios y modos de decisión conjunta» y así poder «responder a los desafíos pastorales». Se abordan temas como «la igualdad de todos los bautizados» o «el complemento de los carismas y los ministerios», y se realiza una reflexión sobre «nuevos caminos para la ministerialidad» y para «la sinodalidad eclesial».

El Sínodo de la Amazonía no nos trae recetas, sino unas claves, unos criterios, unas pequeñas grandes certezas para iluminar y, sobre todo, encender el deseo profundo de quitarnos todo el ropaje innecesario y volver a las raíces, a lo esencial, a esa actitud que plantó la fe en los comienzos de la Iglesia e hizo de nuestro mundo «madre tierra» de la esperanza. Como veis, ante la pregunta ¿qué es lo que hay que hacer?, hay una respuesta contundente: ser discípulos misioneros en el hoy de nuestros lugares, con una mirada humilde, que desea aprender, con una escucha silenciosa y atenta. Porque el discípulo misionero no es el Maestro, no sabe lo que tiene que hacer ni tiene respuestas, pero sabe escuchar al Señor y discernir lo que hay que ser y hacer. Aprende de Él siguiéndolo, contemplándolo, viviendo la comunión con Él.

Con gran afecto, os bendice,

+Carlos Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid

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Comentarios
29 comentarios en “Osoro: El Sínodo ha sido un acontecimiento extraordinario
  1. Esta muy bien lo que dice osoro,y ademas os digo que la ecología estará presente tras el paso de los años,es el futuro de la tierra,y la iglesia tiene ese tesoro en sus manos.

    1. En el sinodo ese no escucharon por ejemplo al cacique Macuxi quien muy en contrario transmitio el clamor de los pobladores de la Amazonia que requieren gozar de los derechos de cualquier ciudadano: rutas, agua potable, electricidad, educacion, y lo mas importante : evangelizacion. La tierra debe ser administrada y cuidada, pero derechos solo tiene el ser humano.

  2. El discípulo misionero es un perroflauta, por eso no me arrepiento de haberme abstenido de contribuir este año al Domund por primera vez en mi vida.

  3. el documento final no está todavía hasta que escriba el Papa la Exhortación….. Y respecto a los sinodos tengo una duda porque no sé bien para qué sirven y qué son, pues ahora hay sínodo cada dos por tres, sirve para algo además de estar de romería en Roma?

    1. Los protestantes siguen evangelizando. Así que los católicos en todo caso estarían contribuyendo a mantener en el paganismo a esas gentes o a que les bauticen otros cristianos.
      A lo mejor eso interesa a los que mueven los hilos.

  4. ¿Qué opina del misionero catastrófico que se jacta de no haber bautizado a nadie en la Amazonia durante sus 40 años de misión?

    ¿Cómo se atreve?
    ¿Dónde quedó el mandato imperativo «Id y bautizad» de Nuestro Señor Jesucristo?

  5. No creo que este señor se merezca un artículo de Infovaticana ni de nadie, ni siquiera para criticarlo. No perdamos el tiempo, por favor.

  6. Sí ha sido un «acontecimiento extraordinario»: con grandísimo dolor, hemos visto que el espíritu que se cernía (Roberto de Mattei) sobre el sínodo, desde luego ¡no era el del Espíritu Santo!. Potestades y Dominaciones infernales han estado inspirando a muchos Pastores de la Iglesia que han propiciado este maléfico sínodo.
    Me uno a las Oraciones que pide Mons. Athanasius Schneider, por la salvación de las Almas del Papa Francisco y de todos los consagrados y laicos que han hecho posible semejante engendro sacrílego.

    En Cristo y María!

  7. Gracias a Dios nuestros verdaderos pastores al menos demuestran un equilibrio mental y un sentido común que en el país de las momias se echa de menos…

  8. Más le valiera haber aprobado matemáticas en su momento, en lugar de decir cosas raras. Hay que estudiar más, Osoro, que si no, se dicen muchas tonterías

  9. Ha sido el Sínodo de la Pachamama, o sea, de Lucifer. Ha sido un terrible ultraje de templos y almas. Y se ha pisoteado, eso sí, con pies descalzos, el Primer Mandamiento. Nunca mejor dicho el que Dios nos pille confesados.

  10. Ha sido tan extraordinario y vergonzoso el Sínodo que vimos como Obispos y sacerdotes se bajaron de la barca de Pedro y se subieron a la canoa amazonica de Francisco, con Pachamamas desnudas, llevadas en procesión, en adoración y hasta un via Crucis Pachamanico, acompañadas las ídolas del ídolo indigena del falo erecto. Un Sínodo histórico dónde los ídolos profanadores de templos terminaron dónde deben estar, en el Tiber. Un Sínodo dónde con descaro se peco escandalosamente contra el 1er mandamiento. Se acordarán los purpurados cuáles son los mandamientos?

  11. Salir…Entrar….
    No son conceptos básicos ni fundamentales, sino más bien intrascendentes.

    Ser y Estar son verbos esenciales que deben utilizarse para definir lo que es la Iglesia según el Evangelio y lo que debería estar haciendo en nuestro tiempo para Evangelizar a todo el mundo, para que todos tengan acceso a Jesús, Camino, Verdad y Vida.

    Nuestra Fe, nuestra Esperanza y nuestra Caridad no tienen mas apellido que su origen, son Cristianas y no deben adulterarse con ritos paganos ni de otras creencias, sino ofrecerse a todos como Cristo mandó a Su Iglesia.

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