Finalmente no estuvieron en la Misa
El ‘sprint’ final de este esperpéntico Sínodo de la Amazonía está alcanzando tales cotas de surrealismo que es difícil seguir las noticias.
Ruffini nos dice que lo que todos vimos en los jardines vaticanos no lo vimos en realidad, fue una ilusión, un extraño efecto óptico.
El Papa anuncia que los carabinieri italianos han recuperado las tallas arrojadas al Tíber, pide perdón a los organizadores del Sínodo “como obispo de Roma” por lo ocurrido y llama “pachamama” a las figuras, lo que se había estado negando durante semanas.
El efecto es dejar tan mal a tanto defensor mediático y eclesiástico de la renovación que Vatican News, el órgano oficial del Vaticano online censura al propio pontífice y elide la palabra, mientras Bruni, el portavoz, sale con uno de sus más torpes desmentidos, diciendo que cuando el Papa les llama ‘pachamama’, no quiere decir realmente ‘pachamama’ -ya saben, la diosa pagana de la tierra en la religión incaica-, sino que la llamaba así porque así la llama todo el mundo. Bruni está de concurso, y es difícil decir si este desmentido es aún menos creíble que el del avión, cuando intentó convencernos de que el Papa no tenía nada contra Estados Unidos al declararse honrado de que le criticaran desde ahí.
La idea de que un Papa, en asunto tan debatido y escandaloso, haya usado una palabra simplemente porque es así como se conoce en los medios italianos es, creemos, aún menos creíbles y, en el improbabilísimo caso de ser cierta, muy preocupante.
Al anunciar la recuperación de las efigies, Francisco dice que el comandante de los carabineros le sugirió exponerlas en San Pedro, durante la misa de clausura del sínodo, y termina diciendo que ya verá si lo hace. Sería una verdadera primicia, exponer unos ídolos en una misa celebrada por el Romano Pontífice en el corazón mismo de la cristiandad. Por otra parte, ¿qué sentido tiene que un comandante de carabineros haga esa extrañísima sugerencia a un Papa? ¿Por qué? ¿Para qué?
A todo esto, quienes han investigado el origen de las tallas aseguran que se compraron en Manaos, en el Amazonas brasileño, en un mercadillo, y que las producen prácticamente en masa. Imagínense, tanto revuelo, los carabineros en busca y captura peinando el Tíber y el Papa dando un anuncio solemne por unas tallas de todo a un euro producidas en masa.
Habrá que esperar a mañana pasa saber si Francisco cumple la velada amenaza, porque incluso si las tallas fueran una mera representación de la tierra, la vida, la maternidad o lo que ustedes quieran, ya no lo son. Todo este proceso mediático las ha convertido en verdaderos ídolos o, en el mejor de los casos, en un desafío y un mensaje de que, como se ha dicho de este sínodo, ya nada será igual en la Iglesia a partir de ahora.
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Benedicto XVI, Dios te de fuerza durante tiempo. No se como lo aguantas, si es que donde estés, te enteras de algo. Ahora entiendo, porqué renunciaste. Aunque nos hiciste la puñeta.
Tu como portador del verdadero anillo, no te atormentes mucho, pues todo estaba profetizado y la voluntad de Dios hay que cumplirla, guste o no.
QUIEN COMO DIOS.
P.D…estoy de pachamama hasta las narices.