La expulsión de Domenico Giani

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(Stilum Curiae)- Queridos Stilumcuriales:

Romana Vulneratus Curia ha hecho una breve reflexión sobre el despido del general Domenico Giani, después de veinte años de honrado servicio en el Vaticano. Leámosla, y después me permitiré añadir algunas anotaciones que han llegado a mis oídos en estos acalorados días. Buena lectura.

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Estimado Tosatti, quisiera hacer un breve comentario en relación a la noticia divulgada con tanto esmero por la oficina de prensa de la Santa Sede sobre la falta de confianza y la confirmada defenestración del comandante de la gendarmería vaticana, general Domenico Giani. Habiendo sido yo mismo defenestrato (por eso Tosatti me llamó RVC) hace unos doce años, conozco muy bien las técnicas de estas brillantes operaciones.

Las acusaciones contra Giani no son de ninguna manera creíbles; es más, son muy, muy poco probables. Lo suficiente para sugerir que lo que ha ocurrido es exactamente lo contrario de lo que se ha narrado. En primer lugar, Giani es un soldado, un soldado que obedece las órdenes de su superior. Evidentemente no tomó él solo una iniciativa como la que se le imputa, sin una orden específica.
La orden sólo podía venir de su superior: el secretario de Estado, o el papa. Me parecería muy improbable que una orden así la diera el cardenal Parolin, no es su estilo.                       
Además Giani es una persona fiel a la figura del pontífice, es una persona que arriesgó su vida varias veces por el papa.

¿Qué suponemos, entonces, que ocurrió? Podríamos imaginar más hipótesis, pero lo más probable es que: o bien puso las manos sobre alguien cercano al papa, o bien es sólo una víctima de un conflicto entre «alguien» y el entorno de la Tercera Logia. Ahora, si realmente hubiera hecho lo que hemos leído, resultaría curioso que fuese «reciclado».
Si se le reciclara con una «promoción» (…ut amoveatur ), los hechos sospechosos se multiplicarían.
RVC

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Y ahora les cuento algunas de las cosas que me han contado diferentes fuentes, todas extremadamente fiables y conocedoras tanto del ambiente como de algunos hechos.
Empecemos por el «casus» del despido. Es decir de la publicación, en algunos periódicos de la orden de servicio -completa de fotografías de las cinco personas implicadas- en la que se limitaba el acceso más allá de los muros a las cinco personas suspendidas del servicio. Sus nombres ya eran conocidos; pero la publicación de las fotos parece no haber gustado. La orden de servicio se distribuyó tanto a la Policía como a la Guardia Suiza. Y no se entiende entonces, si hablamos de responsabilidad objetiva (seguramente no fue Giani quien hizo salir a la luz el documento; es más, sé con seguridad que estaría muy interesado en saber quién es el titiritero…) por qué dimitió Giani, mientras que el comandante de la Guardia Suiza sigue en su puesto.

Habéis tenido el privilegio de leer, gracias a Osservatore Marziano, la crónica de aquella terrible mañana en la que ocho gendarmes irrumpieron en el Sancta Sanctorum de la Santa Sede, la Secretaría de Estado, y, en particular, en la súper secreta Sección Económica. Una parte del Vaticano absolutamente fuera del control de nadie, e incluso -así me comenta la persona que en esos ambientes vivió y trabajó- hasta del pontífice. Me confirman que era más rica que el IOR y que incluso la CEI había puesto en ella un tesoro de 600 millones de euros, para los días de lluvia; cifra que probablemente ahora ha aumentado.

¿Quién dio la orden de registro? Los jueces hicieron la petición, pero Giani tenía que tener la autorización de un superior. Podemos confirmar a RVC que fue el propio pontífice quien la autorizó. Parolin, como sabemos, tiene el carisma de no saber, no estar allí, y si por casualidad estaba, dormía… Así que, con el apoyo del sello papal, el general se puso en marcha. En estos últimos años, esta no es la primera vez que personas nombradas por el pontífice (pensemos en George Pell, en el cardenal Burke en el caso de la Orden de Malta, por ejemplo) hayan sido, una vez cumplidas las órdenes, sustancialmente desautorizadas, víctimas de fuego amigo. Siguen adelante, convencidas de tener al papa detrás apoyándolas y cuando se dan la vuelta no encuentran a nadie…

Y, de hecho, parece que las formas, quizás no demasiado urbanas, utilizadas por los gendarmes para llevar a cabo la tarea han preocupado a los monseñores de la Curia, que han presentado sus quejas al papa. No olvidemos que de los cinco suspendidos el único prelado había sido nombrado pocas semanas antes para guardar el cofre papal de los doblones; que su nombramiento -fue anteriormente el secretario del anterior Sustituto, Becciu- fue fruto del nuevo y discutido sustituto, Peña Parra; que, según parece, el mismo Peña Parra fue quien puso en marcha todo este asunto pidiendo al IOR una ayuda multimillonaria para resolver una inversión de la Sección Económica en Londres. Y que, en consecuencia, el IOR involucró a las autoridades.

Pero, ¿por qué decapitar a Giani? Al menos dos fuentes internas, y muy bien situadas, me cuentan fundamentalmente la misma historia. Y es que cuando Bergoglio fue elegido, no confiaba en Giani. Pero que este se las arregló para ganarse su confianza y llegar a ser -a ojos de alguien del círculo íntimo que susurra en el oído del Papa- demasiado importante. Así comenzó el trabajo de azada, recordando las relaciones de Giani con los Servicios exteriores, su insistencia (es un militar) en la disciplina y la firmeza, los modales abruptos de sus súbditos, especialmente esa terrible mañana que llenó la Tercera Logia de angustia y gritos. El episodio de la orden de servicio, en nuestra opinión una bala claramente dirigida a golpear a otros en la guerra de bandas que ruge alrededor del Monarca, fue hábilmente utilizado por sus opositores. Nada más sencillo que azuzar a un personaje incline a los cambios de humor como el papa Bergoglio y, tal vez, mostrarle como ataque personal una daga dirigida vete tú a saber a quién…Y así, una vez más, una persona decente se ha quemado en su generosidad hacia la Iglesia. Lectura recomendada, recientemente reeditada: Nido di vipere [Nudo de víboras], de Mauriac.

Publicado por Marco Tosatti en su blog, Stilum Curiae.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.

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Comentarios
6 comentarios en “La expulsión de Domenico Giani
  1. Estas expulsiones anecdóticas son para evitar la más necesaria expulsión: la de Francis, el mayor desastre de la historia de la Iglesia.

  2. Me pierdo en el lodazal de los pasillos vaticanos. Pero atufa como un cadáver. No me extrañan casos Orlandi, ni el envenamiento que sufrió Su Santidad Benedicto XVI.
    En este último punto, si recrimino a Gianni, no estuviera «en su puesto». Y tuviera que venir el prefecto de la unidad de crimenes de Baviera para «cubrir los fallos de seguridad» como relata el libro El Secreto de Benedicto XVI. Eso si debiera «explicarnoslo a los católicos Gianni». Un aspecto muy oscuro que debiera Gianni – al menos- aclarar.

  3. Guerra civil: el Vaticano destrozado entre el «odio» y las «luchas de poder»

    «El sentido de lealtad y fidelidad a las instituciones se está desvaneciendo dentro del Vaticano», dijo el cardenal Angelo Becciu, quien se encuentra en medio de un escándalo financiero del Vaticano.

    Según AdnKronos.com, Becciu cree que «ser Iglesia» no tiene sentido si «nos separamos y atacamos por el odio y las luchas de poder».

    Becciu, ex subsecretario de Estado, fue promovido para ser trasladado a la Congregación para las Causas de los Santos.

    La Iglesia bajo Francisco está en estado de guerra civil. Se ha visto claro con el asunto del despido de Giani, por un choque abierto entre dos facciones

    Domenico Giani, el ex comandante de la Gendarmería vaticana, es una víctima de las intrigas de palacio.

    El 1 de octubre, el raid llevado a cabo por la gendarmería de Giani en la sección económica ultra secreta de la Secretaría de Estado fue solamente la oportunidad para deshacerse de él.

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