Osoro: El Papa nos invita a volver a mirar la renovación pedida por el Concilio Vaticano II

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¡Qué fuerza tiene leer y releer los documentos del Concilio Vaticano II y los posteriores de los Papas, que han sabido captar la novedad de Dios para este momento histórico de la Iglesia!

(Infomadrid)– El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, recuerda en su nueva carta semanal la invitación del Papa Francisco a «volver a mirar la renovación perdida» por el Concilio Vaticano II. «Cuando uno vuelve la vista y contempla la historia de la Iglesia del siglo XX, observa cómo el Concilio Vaticano II recoge todo un camino realizado por la Iglesia», con el deseo de «cumplir la misión que el Señor entregó a los apóstoles: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»».

El prelado, además, subraya la insistencia del Santo Padre en que «estemos unos a la escucha de los otros» y «todos a la escucha del Espíritu Santo». Esta «escucha de la Palabra y de los unos a los otros», descubre el cardenal, «engendra esperanza y alegría».

Así, con el deseo de que seamos «Iglesia en salida», el arzobispo madrileño invita a «poner en el centro el amor en clave evangelizadora, vivir la comunión como armonía de las diferencias en la totalidad y tener paciencia en los procesos, para así provocar la renovación a partir del kerigma evangélico».

Texto completo de la carta

En Laudato si, el Papa recuerda que «en mi exhortación Evangelii gaudium, escribí a los miembros de la Iglesia en orden a movilizar un proceso de reforma misionera todavía pendiente» (LS 3). El Sucesor de Pedro nos invita a volver a mirar la renovación pedida por el Concilio Vaticano II, en sus aspectos vitales y estructurales, siempre a la luz de la doctrina que nos regaló sobre la Iglesia.

Urge que los creyentes acojamos las palabras del Concilio en nuestro corazón y las revitalicemos, participando de esta realidad: «Cristo estableció en este mundo su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y amor, como un organismo visible. La mantiene así sin cesar para comunicar por medio de ella a todos la verdad y la gracia» (LG 8). «De esta manera, la Iglesia ora y trabaja al mismo tiempo para que la totalidad del mundo se transforme en Pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y Templo del Espíritu y para que Cristo, Cabeza de todos, se dé todo honor y toda gloria al Creador y Padre de todos» (LG 17). ¡Qué fuerza tiene leer y releer los documentos del Concilio Vaticano II y los posteriores de los Papas, que han sabido captar la novedad de Dios para este momento histórico de la Iglesia! Tenemos que dar gracias a Dios por ello.

Cuando uno vuelve la vista y contempla la historia de la Iglesia del siglo XX, observa cómo el Concilio Vaticano II recoge todo un camino realizado por la Iglesia, con el deseo de cumplir la misión que el Señor entregó a los apóstoles: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». ¿Qué son si no los diversos procesos de renovación y los movimientos que se engendraron antes del Concilio y que este recoge después en su magisterio? Ahí vemos el movimiento bíblico –Dei Verbun–, litúrgico –Sacrosantum concilium–, eclesiológico –Lumen gentium–, misionero –Ad gentes–, pastoral –Gaudium et spes–, ecuménico –Unitatis redintegratio–…

Me agrada poder recordar esas palabras que el Papa Francisco nos dice: «Toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad» (UR 6). Igual que remueven mi mente y mi corazón aquellas que le oí con motivo del cincuentenario de la institución del Sínodo de los obispos: «Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, está contenido todo ello, en la palabra sínodo». Pero ¿qué significa esto? Sencillamente, caminar juntos: laicos, pastores, el Obispo de Roma… Quizá es fácil expresar con palabras, pero es más difícil ponerlo en práctica. Hemos de hacer todo un esfuerzo por escuchar, pues todos tenemos algo que aprender. ¡Cómo insiste el Papa siempre en que estemos unos a la escucha de los otros y todos a la escucha del Espíritu Santo! Últimamente estoy comprobando que, cuando en la Iglesia todos nos ponemos a la escucha de la Palabra de Dios para iluminar los caminos que hemos de hacer, la riqueza del diálogo, de la acogida de lo que el otro dice después de haber escuchado la Palabra, provoca cauces y actitudes de amor, comunión, iniciativa, intercambio, cooperación y participación de todos en la marcha y en buscar la búsqueda de fidelidad al Evangelio. Esta escucha de la Palabra y de los unos a los otros engendra esperanza y alegría, todo porque los intereses ya no son individualistas.

Hemos de escuchar con atención la llamada a una transformación misionera de la Iglesia, a ser una Iglesia en salida. Estamos invitados a «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio». Como dijo el Papa san Juan XXIII con motivo de la inauguración del Concilio Vaticano II, en 1962, la Iglesia ha de ser «una madre amorosísima, benigna, paciente, llena de misericordia y bondad». Y como san Pablo VI señaló en la clausura del mismo, la parábola del buen samaritano es el «paradigma de la espiritualidad conciliar»; de igual forma que luego san Juan Pablo II habló de la opción de la Iglesia por los pobres (CA 57) o Benedicto XVI nos dijo que «en el más pequeño encontramos al propio Jesús, y en Jesús encontramos a Dios» (DCE 15).

En este sentido, hay tres realidades que nos ayudan a captar la novedad que el Señor nos pide para este momento de la Iglesia:

1. La alegría del Evangelio es una alegría misionera que nace de la absoluta novedad de Cristo, de la fuerza que nos da para vivir una nueva etapa eclesial marcada por la alegría evangélica y evangelizadora, que se vive como un tiempo de misericordia de Dios ofrecido a todos los hombres. Qué bien lo expresaba un joven padre de familia cuando hace muy poco tiempo me contaba que tenía que recuperar la alegría de anunciar el Evangelio, pues se había encerrado en sí mismo y ello impedía incluso el crecimiento de su propia familia. ¿La causa? Me decía que había dejado de escuchar y meditar la Palabra. Como muy bien nos recuerda el Papa Francisco, la alegría del Evangelio nos mete en una dinámica del éxodo y del don, de salida, oferta y entrega.

2. Llamados a una perenne reforma en la Iglesia. En general estamos muy acostumbrados a lo que hacemos siempre; es más, nos parece que lo hacemos tan bien que no se necesita cambiar nada. Los cambios nos producen y provocan miedos, inseguridades, y nos damos razones para convertir mucho de lo que hacemos en tradiciones que hay que guardar. Como nos recuerda el Papa Francisco, necesitamos avanzar por el camino de una conversión pastoral y misionera, que no nos puede dejar pensando que todo debe seguir igual. ¡Qué bueno es escuchar al Señor! Él nos llama personalmente y llama a toda la Iglesia a una perenne reforma de la que está necesitada en cuanto institución humana y terrena. Qué palabras más esperanzadoras las del Papa cuando nos dice: «Efectivamente, es un sueño, que les comparto y que quiero que, entre todos, hagamos realidad: sueño con una opción misionera, capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se convierta en cauce adecuado para la evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación».

3. Siempre en el anuncio de lo esencial: el amor, la comunión, la paciencia en los procesos y renovación… Qué bueno es entender que el Concilio Vaticano II es el Concilio del Pueblo de Dios. En diversas entrevistas, el Papa Francisco manifiesta que la imagen que más le gusta de la Iglesia es la del «santo Pueblo fiel de Dios» que en el Concilio Vaticano II tiene un lugar central. Podríamos explicarlo así: si el Cuerpo de Cristo explica la realidad cristológica y eucarística de la Iglesia, el Pueblo peregrino de Dios expresa su dimensión sociohistórica. En la Lumen gentium contemplamos más al Pueblo de Dios como el que se inserta en la historia y camina con los pueblos en la historia. Como se nos dice, «el Pueblo de Dios está presente en todos los pueblos de la tierra» (LG 13b), cada uno tiene su propia cultura (EG 115), es un Pueblo con muchos rostros donde se manifiesta la riqueza de la Iglesia (EG 115-118). El primer plano lo ocupa el Pueblo de Dios en camino, en su misión. Ello requiere actitudes esenciales: poner en el centro el amor en clave evangelizadora, vivir la comunión como armonía de las diferencias en la totalidad, tener paciencia en los procesos, para así provocar la renovación a partir del kerigma evangélico.
               Con gran afecto, os bendice,

               +Carlos, Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid   

Publicado por Infomadrid.   

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Comentarios
27 comentarios en “Osoro: El Papa nos invita a volver a mirar la renovación pedida por el Concilio Vaticano II
  1. Hablan del Vaticano II como los protestantes de la reforma: antes y después. En dos generaciones se han cargado 2000 años de historia de la iglesia. Han dilapidado lo más sagrado. Han abierto las puertas de la iglesia a satanás. Y ante el desastre, todavía nos lo quieren vender como algo positivo. A las generaciones que venimos después nos toca reparar lo que han destruido.

    1. Totalmente de acuerdo Iñaki. Yo iría más allá. Cuando se ha estudiado mínimamente un documento conciliar como Nostra Aetate y se ve que no vale un pimiento, que es todo puro buenismo la postura de gente como Osoro resulta similar a la de los musulmanes con el Corán.

    1. Por un lado, Jesús no es demócrata.
      Por otro lado, nunca hemos conocido ni conoceremos lo que es la democracia, al menos lo que los griegos antiguos entendían por democracia. Como mucho conocemos lo que es un gobierno representativo y tampoco porque sólo representan sus intereses.
      Por otro lado, la Iglesia si quiere ser democrática, dejará de ser Iglesia.

      1. Jeje, así a bote pronto se me ocurren dos decisiones democráticas en la Biblia que fueron unos desastres. En el Antiguo Testamento, cuando el pueblo se cansó de los jueces y se empeñó en tener un rey, para ser como los otros pueblos: el experimento les salió bastante rana.

        En el Nuevo, la solicitud masiva y con amenaza de tumulto para que se condenara a Cristo, que era la razón de la existencia del pueblo judío.

        La verdad es que las pocas decisiones democráticas (que además lo fueron realmente) que aparecen en la Biblia son muy poco modélicas.

        1. Hola javcus, el ejemplo del deseo de los Israelitas de tener un Rey se expone a varias lecturas, el Profeta les advierte de las consecuencias que tendrá tener un jerarca-rey ( se comerá lo mejor de las cosechas, se llevara a las hijas mas guapas, etc) es decir, advierte del abuso del poder; Jesús insiste en este punto cuando advierte sobre los peligros de la ambición.

          La democracia se encuentra en parte del origen de la Iglesia, desde la elección del sustituto del puesto dejado por Judas Iscariote, recayendo la elección en San Matias, como refleja Hechos de los Apóstoles, hasta la constante búsqueda de consensos. Las primera generaciones de cristianos tenían importantes diferencias y tensiones, pero todos se unían por amor y Fe en Jesucristo, desde los problemas entre los judíos palestinos con los helenizados, hasta el Concilio de Jerusalen. No había una democracia propiamente dicha, pero amor a Jesucristo se llegaban a consensos.

  2. ¿el Concilio Vaticano II «nuevo»?

    En los años 60 estaba de moda el futurismo; la confianza en la ciencia como un grado evolutivo hacia una humanidad basada en la ciencia y en la democracia, y el folclore yanki y el hippismo.

    Voilá¡¡ tras el Concilio Vaticano II se comenzaron a construir iglesias que parecían naves espaciales (futurismo), tenemos como liturgo mayor a Bob Dylan (saber que vendráaaas, saber que estaráaaas), y tenemos hippismo (micrófono, guitarras, darse las manos, etc).

    Pues bien, todas esas modas desaparecieron. se pasó del futurismo a la fantasía, del folclore yanki a la música electrónica, y del hippismo se pasó al pijerío. En el mundo estas modas forman parte de los libros de historia, salvo en un lugar en que todavía existen: en la Iglesia católica.

    A los jóvenes católicos les gustó tanto esas modas que decidieron conservarlas; claro que la naturaleza es implacable, y esos jóvenes son ahora viejos, pero que no abandonan sus costumbres los condenados.

  3. Entrevista con san Josemaría Escrivá,

    Querríamos comenzar esta entrevista con una cuestión que provoca en muchos espíritus las más diversas interpretaciones. Nos referimos al tema del aggiornamento. ¿Cuál es, a su entender, el sentido verdadero de esta palabra, aplicado a la vida de la Iglesia?.

    Fidelidad. Para mí aggiornamento significa sobre todo eso: fidelidad. Un marido, un soldado, un administrador es siempre tanto mejor marido, tanto mejor soldado, tanto mejor administrador, cuanto más fielmente sabe hacer frente en cada momento, ante cada nueva circunstancia de su vida, a los firmes compromisos de amor y de justicia que adquirió un día. Esa fidelidad delicada, operativa y constante —que es difícil, como difícil es toda aplicación de principios a la mudable realidad de lo contingente— es por eso la mejor defensa de la persona contra la vejez de espíritu, la aridez de corazón y la anquilosis mental.

    1. Lo mismo sucede en la vida de las instituciones, singularísimamente en la vida de la Iglesia, que obedece no a un precario proyecto del hombre, sino a un designio de Dios. La Redención, la salvación del mundo, es obra de la amorosa y filial fidelidad de Jesucristo —y de nosotros con El— a la voluntad del Padre celestial que le envió. Por eso, el aggiornamento de la Iglesia —ahora, como en cualquier otra época— es fundamentalmente eso: una reafirmación gozosa de la fidelidad del Pueblo de Dios a la misión recibida, al Evangelio.

      Es claro que esa fidelidad —viva y actual ante cada circunstancia de la vida de los hombres— puede requerir, y de hecho ha requerido muchas veces en la historia dos veces milenaria de la Iglesia, y recientemente en el Concilio Vaticano II, oportunos desarrollos doctrinales en la exposición de las riquezas del Depositum Fidei, lo mismo que convenientes cambios y reformas que perfeccionen —en su elemento humano, perfectible— las estructuras organizativas

    2. y los métodos misioneros y apostólicos. Pero sería por lo menos superficial pensar que el aggiornamento consista primariamente en cambiar, o que todo cambio aggiorna. Basta pensar que no faltan quienes, al margen y en contra de la doctrina conciliar, también desearían cambios que harían retroceder en muchos siglos de historia —por lo menos a la época feudal— el camino progresivo del Pueblo de Dios.

  4. Mi sacerdote estaba muy contento con el CV II. Decía que había sido necesario para sacar a la Iglesia del parón en que había quedado después de la Reforma. Mi sacerdote está fallecido. QEPD.

    1. Mejor parada que camino al infierno, Esckarmonde.
      Vaya manía que tiene la gente de decir que la Iglesia tiene que evolucionar. Como si hubieran ya agotado y cumplido a carta cabal el mensaje de Cristo, que por otro lado es inagotable. Es como si dijeran: «Mira Jesús, lo que dijiste no está mal, pero nosotros lo podemos superar».
      Y encima hablan tanto de evolucionar y lo único que hacen es retroceder…Por ejemplo, la gente tiene un desconocimiento brutal de la fe Católica y eso en pleno siglo XXI y con todos los medios habidos y por haber para poder instruirse, eso por no hablar de muchos curas que cuando menos te lo esperas en vez de la bendición te dan una sesión de reiki…pues eso, un retroceso hacia el paganismo.
      Es todo una sarta de despropósitos.
      Saludos!!

  5. Siguen insistiendo en que el veneno del Vaticano II soluciona la enfermedad que su texto provoca, porque en realidad se malinterpretó. ¿pero de la frase «la Iglesia de Cristo subsiste en el Iglesia católica», cómo se interpreta correctamente que la iglesia de Cristo sólo es la católica?¿Y cuando dice que el dios moro es el mismo Dios cristiano, cómo interpreto correctamente que no es el mismo?¿y cuando dice que fuera de la Iglesia hay muchos caminos de salvacion santidad y gracia del Espiritu Santo, cómo interpreto que fuera de la iglesia no hay salvacion ni Espiritu Santo porque no hay otros caminos ni de santidad ni de Gracia?. El que no lo vea es porque tiene un problema mental.

    1. Y lo mismo pasa con el amoris leticia. Aunque ponga que los que están en adulterio pueden comulgar, no puedes interpretar que los adúlteros pueden comulgar, tienes que interpretar que eso no es lo que pone. O sea, que la frase » los adúlteros pueden comulgar» no significa que los adúlteros puedan comulgar, significa que no pueden comulgar, porque esa es la interpretación correcta. Parecen una secta de fanáticos esquizofrénicos q oyen voces con interpretaciones correctas.

      1. Los concilios ecumenicos son aquellos que se convocan para definir dogmas y solucionar problemas con un lenguaje claro, que es el lenguaje del Espíritu Santo. Como el cvii no define nada ni soluciona ningun problema sino que crea problemas porque dice una cosa y lo contrario, eso no es un concilio ecuménico. Es un concilio pastoral desastroso con lenguaje ininteligible. El lenguaje del cvii es imposible que lo haya inspirado Dios, Dios no inspira ambigüedades ni errores doctrinales malinterpretables. Esa cosa no es palabra de Dios. Es un aborto de concilio. La tradición está antes que eso.

  6. ¿En el cvii se dice que la misa de Tradición apostólica hay que prohibirla para sustituirla por la misa de Cranmer condenada en Trento y Auctorem Fidei? ¿Eso es legítimo y legal? El novus ordo ni siquiera se basa en la autoridad de un concilio, no se basa en la autoridad de la tradición, y la autoridad del Papa no fue dada para inventar nuevas doctrinas en materia litúrgica sino para transmitir las que recibe por tradición¿ dónde está la misa de pablo VI en la tradicion? En la tradición lo que está es condenada.¿ hay que obedecer? Que obedezca pablo VI primero que es su obligacion.

  7. Yo les «invito» a leer el libro de Mattei (que pueden adquirir en esta misma web) titulado El Concilio Vaticano II. Entenderán donde se introdujeron los mandiles y el triángulo de los Hijos de la Viuda. Incluso los verán con nombres y apellidos. El libro está tan bien estructurado y documentado que es irrefutable. Con un rigor metodológico propio de un científico. Con innumerables y documentadísimas citas. No ha hilo que no tenga Mattei controlado y contrastado.
    Por el libro desfilan desde Roncali a Montini, pasando por Bea y los sionistas a quienes este último les garantizó un Concilio.
    Si Ud. es experto en judeo-masonería, todavía obtendrá más información, porque identificará su «modus operandi», que atufa.
    No voy a destripar el excelente libro. Sólo añadir, que después de leído, nada de cuanto ocurre les será ajeno. Allí tienen la fuente y el modus operandi. Por allí desfilan todos los mandiles, que son realmente «los amos del mundo».

    1. Lola.
      Aunque solo a un ciego se le oculta la presencia de los mandilones en el Vaticano, siempre está bien informarse y documentarse más y mejor.
      Gracias por la recomendación.

      1. Mariela: Le aconsejo encarecidamente el libro citado. Le va a encantar. Es un libro excelente. Hay que leerlo «despacito» porque es tanta la información que se debe procesar (sobre todo para los creyentes) que en muchos pasajes desfilan ante una, con la maestría de un genio como es Mattei, todos los actores de reparto, tan clarísimamente y tan documentado, que impacta. Sabíamos las consecuencias del Concilio. Lo que no sabíamos (porque jamás se desveló como ha hecho Mattei) toda la «trama». Ud. disfrutará mucho más por su demostrada formación teológica. Por ello – creo- le va a impactar mucho más, como le ha ocurrido a un amigo sacerdote a quien se lo he regalado.

  8. Osoro. «No se puede esconder una casa en lo alto de un monte».
    Mucho más temprano que tarde, alguien te dejará con el mandil al aire. La foto tuya revestido «al uso» se hará viral.

    1. Me deja usted de piedra, Lola. Porque buscando, buscando, se encuentra.
      Siempre habrá quien diga que es un «ratito»
      A mí me llama esa gente para un ratito y bueno si voy es para «hacer lío», pero grande porque las cuatro cosas que hay que decirles, no me las callo, desde luego.
      Pero me temo que Osoro no fue en ese tono y tesitura, si así hubiera sido, no hubiera posado con atuendo.
      Allá él y sus cuentas…
      Una vez más, gracias por la información, Lola.

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