Francisco: «Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin»

Vatican Media
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San Pedro y san Pablo cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios

Lo dijo ayer el Papa en su homilía en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, en la misa celebrada en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

Les dejamos la homilía completa:

Los apóstoles Pedro y Pablo están ante nosotros como testigos. No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Testigos de vida. Aun cuando sus vidas no fueron cristalinas y lineales, ambos eran de ánimo muy religioso: Pedro, discípulo de la primera hora (cf. Jn 1,41), Pablo incluso «defensor muy celoso de las tradiciones de los antepasados»(Ga 1,14). Pero cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios. Ambos fueron puestos al descubierto por las preguntas de Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21,15); «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hch 9,4). Pedro se entristeció por las preguntas de Jesús, Pablo quedó ciego por sus palabras. Jesús los llamó por su nombre y cambió sus vidas. Y después de todos estos sucesos confió en ellos, en dos pecadores arrepentidos. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?

Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho. Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin. Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado. Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: «Soy un pecador» (Lc5,8). Pablo escribió que él era «el menor de los apóstoles, no digno de ser llamado apóstol» (1 Co 15,9). Mantuvieron durante su vida esta humildad, hasta el final: Pedro crucificado boca abajo, porque no se consideraba digno de imitar a su Señor; Pablo, encariñado con su nombre, que significa “pequeño”, y desapegado del que recibió cuando nació, Saúl, nombre del primer rey de su pueblo. Comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor.

Redescubrámoslos, por tanto, como testigos de perdón. En sus caídas descubrieron el poder de la misericordia del Señor, que los regeneró. En su perdón encontraron una paz y una alegría irreprimibles. Con todo el desastre que habían realizado, habrían podido vivir con sentimientos de culpa: ¡Cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes! Humanamente habían fallado; pero sin embargo se encontraron con un amor más grande que sus fracasos, con un perdón tan fuerte como para curar sus sentimientos de culpa. Sólo cuando experimentamos el perdón de Dios renacemos de verdad. Es el perdón el que nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión de nuestros pecados.

Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. En el Evangelio de hoy Él hace esta pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Las respuestas evocan personajes del pasado: «Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algunos de los profetas». Personas extraordinarias, pero todas muertas. Pedro, en cambio, responde: «Tú eres el Cristo» (cf. Mt16,13.14.16). Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo. Para el testigo, Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado. Por consiguiente, un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús. Porque el testigo, después de todo, lo único que anuncia es que Jesús está vivo y es el secreto de la vida. En efecto, vemos que Pedro, después de haber dicho Tú eres el Cristo, agrega: «el Hijo de Dios vivo» (v. 16). El testimonio nace del encuentro con Jesús vivo. También en el centro de la vida de Pablo encontramos la misma palabra que rebosa del corazón de Pedro: Cristo. Pablo repite este nombre una y otra vez, casi cuatrocientas veces en sus cartas. Para él, Cristo no es sólo el modelo, el ejemplo, el punto de referencia, sino la vida. Escribe: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21). Jesús es su presente y su futuro, hasta el punto de que juzga el pasado como basura ante la sublimidad del conocimiento de Cristo (cf. Flp 3,7-8).

Hermanos y hermanas, ante estos testigos, preguntémonos: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado, de las estadísticas. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadística. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”.

Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente. No se quedaron satisfechos con medias tintas, sino que se decidieron por la única medida posible para aquellos que siguen a Jesús: la de un amor sin límites. Se «derramaron en libación» (cf. 2 Tm 4,6). Pidamos la gracia de no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor. Encontremos nuestras raíces en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón. Jesús nos pregunta también a nosotros como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”. Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús.

Hoy se bendicen los palios para los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. El palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros; es signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla. Según una hermosa tradición, comparte también con nosotros la alegría de hoy una Delegación del Patriarcado Ecuménico, a la que saludo con afecto. Vuestra presencia, queridos hermanos, nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida.

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Comentarios
44 comentarios en “Francisco: «Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin»
  1. Y cuando insultamos y perseguimos a los católicos, no es que que sea el principio del fin, es el fin que se persigue, utilizando una cátedra que nunca se debió utilizar para tal fin, sino para confirmar en la Fe, lo que no se hace ningún día desde hace ya más de 6 años.

    1. Belzunegui, ¿te has leído la homilía entera? ¿O te conformas con 4 trazos para lanzar tu artillería mayor con gran donaire?
      Reconozco que leo poco a Don Jorge, pero hoy lo hice, y a mí me pareció una buena homilía, lo cual no deja de sorprenderme, para ser sincera.
      En fin, no logro comprender como casa esta homilía con todas las demás ocurrencias y acciones más que chocantes de Don Jorge…

      1. La paz felicita, como hermano considero que no hay por qué incomodarse por tal comentario. Uno es libre de hablar lo que su corazón siente. A Jesucristo les dijeron que era un borracho y un bebedor, y sin embargo, EL no se defendió. Los teólogos católicos, se defienden con la pluma dejando que el otro escriba lo que su mente le dicte.
        No olvidemos que el demonio es el padre de la mentira y como buen mentiroso, USA la Biblia. San Pedro para estos tiempos nos aconseja: “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con DULZURA y RESPETO”.
        No olvidemos que la Escritura es la fuente del teólogo, sin excluir otras fuentes, como la Tradición, los Concilios, los Padres de la Iglesia, su Magisterio.
        Saludos

      2. Pues la estrategia tiene 6 años. Una sucesión de heterodoxias tiznadas de pizcas de ortodoxia para engañar a los fieles respecto a las verdaderas intenciones, que se plasman en hechos y decisiones. Estas palabras catolicas en realidad anuncian nuevos desastres. No os dejéis engañar. Sin ir más lejos hace un momento ha salido en el telediario anunciado un concierto solidario. Los hechos y las decisiones. Eso es lo que define a este pajaro.

          1. Tal vez se refiera al Espíritu Santo!si es así,es natural que esté con el Papa,pues El Espíritu Santo,anima e inspira lo que con gemidos inefables,pide la Iglesia.

      3. Cuando corrija la Amoris Laetitia empezaré a fiarme de quien, de vez en cuando, se para, o incluso da un paso atrás, como mera táctica para seguir su plan sin perder a tantos fieles como va perdiendo a lo largo de 6 años desastrosos para la Iglesia. Mientras tanto mi confianza será cero. El tiempo, desgraciadamente, me va dando la razón. Desearía lo contrario. Estoy deseando darle un abrazo el día que rectifique. Hasta la fecha no me ha dado la oportunidad. Todo lo contrario. Lo último ha sido la negación del milagro de los panes y los peces, que supone la negación de la divinidad de Jesucristo. Creo que no nos acabamos de percatar del peligro llamado Francisco.

        1. La Amoris Laetitia no ha sido más que el reconocimiento de la vida real, que suele ser mucho más de fiar que el mundo de las ideas en el que quisieran vivir algunos que cagan y mean.

          1. También es vida real los que son fieles en su matrimonio o los que a pesar de «haber tomado las de Villadiego», no pretenden adaptar la voluntad de Dios a su caso particular. A su manera, estos últimos dan también un valioso testimonio de la verdad.

        2. Ay Señor!!! Lo que hay que leer,Belzunegui,no se fía del Papa,hasta que el Papa no haga lo que él quiere.Toma del frasco Carrasco!!!!!.

          1. No se sacrifique no lo lea. En general a usted no le gusta Infovaticana ni la mayoría de los comentaristas y, sin embargo, anda todo el día por aquí.

            Hagase ver por el siquiatra, usted tiene vocación de masoquista.

  2. No hay que perder de vista el trasfondo político del papado ya desde su inicio. Las luchas de poder entre los elegidos, traiciones, negaciones, de las que el propio Dios-hecho-hombre quiso ser víctima. Viniendo luego a sumarse algún «elegido de segunda hora» que no podía quedar por debajo y con episodios tan lamentables como el de Antioquía.
    Política. Desde entonces. Desde siempre. Antioquía, la «donación» de Constantino, Aviñón, el saqueo, la reforma, los pactos de Letrán. Política siempre y en los genes.

    1. Señor PF, no se ofusque. El enemigo siempre está fuera. La diferencia es que ahora hay un tonto útil que le hace el juego desde dentro, cosa que el mundo le agradece, cómo no.

  3. En Venezuela se están viviendo momentos dramáticos que están afectando a las instituciones de la iglesia de lleno. La posición pro Maduro o, por lo menos, muy indefinida, de la diplomacia vaticana no está haciendo un gran favor a la iglesia en Venezuela. Son muchos los seminaristas y novicios que se están formando fuera de su país añorando un retorno que se retrasa. Son muchos los sacerdotes que están abandonado Venezuela por tantas causas, falta de medicinas, amenazas y están dejando parroquias desatendidas. Nos llegan noticias de la dificultad para distribuir la comunión por falta de harina para la fabricación de pan. Desde aquí nuestra oración por una iglesia mártir, otra más, ante la indiferencia de unos pastores a los que parece gustar más el verdugo.

  4. Es una catequesis estupenda sobre el perdón, la misericordia, y sobre mis debilidades. Para ser sincero, durante estos 40 años que «camino» en una de las comunidades Neocatecumenales del Perú, la Iglesia me ha mostrado dos cosas: “Misericordia y perdón por mis debilidades» y el “otro” es Cristo.
    Decía Santa Teresa: «Soy la nada más el pecado»
    Saludos a todos los participantes.

  5. Sí, está muy bonito lo que dice el Papa, y tiene mucha razón. Menciona cómo San Pablo dice como 400 veces el nombre de Cristo, y es que, como se lee en la Biblia: » de la abundancia del corazón, habla la boca.» Pero si es éso lo que quisiera uno ver, leer y vivir. Que abundara en nuestros corazones el nombre sobre todo nombre, JESÚS, nuestro Salvador.

  6. Menos soberbias clericales, menos aspavientos confesionales, menos hipocresías consentidas. Más oración en silencio, más humildad en las sombras y más amor al prójimo. Fácil de recetar y difícil de cumplir.

  7. Las palabras bonitas se contradicen con la tozudez de los hechos, en dirección opuesta: Sigue adelante la destrucción de la Orden de Malta. Nos lo cuenta Marco Tosatti en La Nuova Bússola Quotidiana, una gran fuente informativa apasionada de la Verdad.

    1. En efecto, expresa el representante de San Gallen :

      “¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé? Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho.»

      1. En decir, enfrenta inicuamente a los apostole. La “autosuficente” persona Juan con la Pedro y “el que se creía bueno” Bernabé con Pablo. Y a ambos Bernabé y Juan, renglón los pasa a insultar con compasión nueva-paradigmática.

        Se creían buenos. El Señor no pudo hacer mucho con ellos. El Señor no hace milagros con quien se cree justo. Autosuficientes. No dispuestos a abrirle sus corazones. No comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse.

        ¿Bergo.glio es católico?

          1. Son sus palabras no las de San Agustín quien tuvo la fortuna de no sufrir el bergogliato. Quien luego de su conversión si hubiese leído los insultos proferidos por Jorge Mario a los apóstoles Juan y Bernabé, no hubiere tenido por católico al farsante noPapa vigente.

  8. «Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin». Absolutamente cierto en el plano humano. Pero este hombre olvida que tenemos dos títulos dados por el mismo Señor: Somos «bautizados» y además Jesús nos apeó el tratamiento llamándonos no siervos ni discípulos, sino «amigos». No somos mejores, pero, por gracia y porque al Señor así le plugo, un poquito especiales sí que somos. No mejores, pero un poquito más elegidos; «santos», es decir, selectos, nos llama Pablo en alguna de sus cartas. Y eso no nos hace «mejores» sino más responsables por llevar un tesoro en vasijas de barro.

  9. En fin, creo gravísimo estos insultos a la santidad católica proferidos por Bergo.glio el usurpador, quien tiene el tupé, además, de calificar no testigos del Señor a los santos Apóstoles Juan y Bernabé.

    “¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?»

    ¿Bergo.glio es católico?¿Es semi-católico? ¿o masón? No lo sé, pero es linaje Rampolla, inclsuso su condición de obispo está en duda.

    1. Solodudasyenquina,usted ha entrado en bucle,en la rueda de hamster,sus trabajos no haya reposo,contemplación,deleite.Sin confianza no hay esperanza.He conocido algunas personas,que por dudar,han dudado de su eran verdaderamente hijos de sus padres,o les cambiaron con otro al nacer.Que doloroso no poder fiarte ni de tu propio Padre,no le parece?.La confianza es fruto del Amor,como tener fe si no confías,como un niño en los brazos de su Padre.Hay que hacerse como los niños para entrar en la vida Eterna.

      1. Tiene usted problemas con los nombres, para empezar con el suyo Susanada. Tipico de quienes están sometidos al Padre…….de la mentira.

        Usted anda demasiado tiempo por Infovaticana hablando mal de los demás comentaristas. Eres resentida y tienes vocación de masoquista. Vaya al siquiatra.

          1. bueno vamos mejorando: aceptas que necesitas atención siquiátrica. Consígase uno y cuando estés curada vuelva por Infovaticana. Ahora y mientras estés en tratamiento, dedicate a la cocina que bien lo haces y no leas ni comentes en Infovaticana, te hace mal el masoquismo, y la irrealidad de vivir insultando a todo el mundo en la PC.

  10. Yo creo que el bergogliato es un castigo de Dios o una consecuencia natural de que muchos católicos no hemos sabido apreciar y estimar a los grandes santos y Papas que hemos tenido antes de la dictadura vaticana actual. Inclusive otros muchos han combatido contra figuras de elevado espíritu católico a capa y espada. La masónica mafia de San Gallen es un ejemplo de ello.

    En verdad, no sabemos hasta cuando podremos soportar la merecida pena de vivir el bergogliato que Dios permite.

    Escuchar que el noPapa dice que Lutero es testigo del Evangelio y luego, de frutilla en la torta, que San Juan y San Bernabé apóstoles no lo son, es demasiado fuerte para nuestra alma católica.

    Espero que Dios se lo lleve pronto y que acabe tanto dolor. Solo el sufrimiento de Jesucristo nos sostiene.

    1. Qué Dios no le oiga!!!como explica usted,definirse católico y desearle la muerte,a quien es la cabeza visible de la Iglesia?.Que clase de patología mental,puede sostener esas dos afirmaciones?….mire no me de el nombre del psiquiatra,que veo que a usted no le funciona.

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