En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Tomás Whitbread y compañeros Guillermo Harcourt, Juan Fenwich, Juan Gavan y Antonio Turner, presbíteros de la Compañía de Jesús, que, acusados falsamente de tomar parte en la conjura para asesinar al rey Carlos II, alcanzaron el reino de los cielos al ser ajusticiados en Tyburn († 1679).
(Catholic.net)- En Londres, en la plaza de Tyburn, donde tantos mártires habían dado su sangre por la fe católica, fueron ajusticiados el día 20 de junio de 1679 cinco sacerdotes jesuitas acusados de conspiración y traición, que en realidad no morían por otra causa que la de su sacerdocio ejercido en Inglaterra y su fe católica. A los cinco los había acusado Titus Oates de conspirar contra el rey, promover su destitución o su muerte y querer cambiar por la fuerza la religión del país. No se presentaron pruebas que pudieran hacer creíble esta falsa acusación, e incluso unos años más tarde Titus Oates será condenado por perjurio, pero en el clima de la Inglaterra de entonces la acusación prosperó y los acusados, entre ellos estos jesuitas, terminaron su vida terrena en el cadalso.
Tomás Whitbread, llamado también Harcourt, había nacido en Essex. Estudió en Saint Omer y en el 1635 ingresó en la Compañía de Jesús. Provincial de la misión inglesa en tiempos del «complot papista»; había dado motivo de odio personal a Titus Oates cuando, estando en Flandes, pidió éste ingresar en la Compañía y Tomás, entonces provincial, se negó rotundamente a admitirlo, pero en realidad Oates no odiaba solamente a este religioso sino a toda la Compañía de Jesús.
Guillermo Harcourt, nació en Lancashire. En 1632 se hizo jesuita en Saint Omer y desde 1645 al 1678 trabajó en la misión inglesa, sobre todo en Londres. Para poder pasar inadvertido había usado en Inglaterra también los apellidos de Barrow y Warring. Su actividad había sido conocida por el Consejo real, que no había dudado en tildarlo de traidor por ejercer el ministerio sacerdotal en Inglaterra.
Juan Fenwick, también había usado el apellido de Caldwell. Natural de Durham y estudio en Saint-Omer; en 1656 ingresó en los jesuitas. Fue arrestado a media noche y llevado a la cárcel de Newgate donde pasó dos meses de prisión antes de ser llevado a juicio y acusado de traidor. Como no pudo probarse su conspiración, se le mandó a la prisión nuevamente junto con Tomás Whitbread hasta que, posteriormente, se les renovó la acusación y la falta de pruebas no fue motivo para esquivar la condena a muerte.
Juan Gavan, nació en Londres. Estudió en Saint Omer e ingresó en los jesuitas en 1660. Acusado y condenado por participar en la falsa conspiración delatada por Oates, parece que ya muerto fue objeto de una segunda acusación: la de haber dicho que la reina podía lícitamente atentar contra el rey por las infidelidades de éste.
Antonio Turner, sacerdote jesuita; no fue detenido sino que al conocer que se había levantado esta nueva persecución anticatólica, llevado del deseo del martirio, marchó a Londres y se presentó al juez al que declaró ser jesuita y sacerdote, lo que le acarreó prisión, juicio y condena a muerte. No puede alegarse la voluntariedad de su presentación al juez para negar la verdad de su martirio, ya que hay muy largos precedentes de esa conducta.
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La pena de muerte en la plaza del Tyburn era horrorosa: Primero los arrastraban hasta el cadalso en unas pariuelas tiradas por caballos; luego los medio ahorcaban; luego les abrían en canal y les arrancaban los testículos y el corazón. A veces al final les cortaban la cabeza. Como le sucedió al héroe escocés Wallace, el de la película de Mel Gibbson. Horroroso. Cuantos católicos de hoy día nos dejaríamos hacer mansamente lo mismo por amor a Jesucristo.