Francisco: «¿Puede el Padre celestial abandonar a su Hijo?»

El Padrenuestro, dijo el Papa, no es una fórmula para repetir mecánicamente Vatican Media
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El Santo Padre ha concluido hoy el ciclo de sus catequesis dedicado al «Padre Nuestro». Podemos decir, dijo, que la oración cristiana nace de la audacia de llamar a Dios con el nombre de «Padre». No se trata de una fórmula, sino de una intimidad filial en la que somos introducidos por gracia: Jesús es el revelador del Padre y nos da familiaridad con Él.

(Patricia Ynestroza/Vatican News)- Esta oración, dijo el Papa, no es una fórmula para repetir mecánicamente. Porque, añadió, al igual que con cualquier oración vocal, es a través de la Palabra de Dios que el Espíritu Santo enseña a los hijos de Dios a orar a su Padre. Jesús mismo usó diferentes expresiones para orar al Padre. Si leemos los Evangelios cuidadosamente, descubrimos que estas expresiones de oración que emergen en los labios de Jesús recuerdan el texto del «Padre Nuestro».

El Papa citó algunos momentos en los que Jesús oró al Padre, en primer lugar, la noche de Getsemaní, allí, dijo el Santo Padre, Jesús ora de esta manera: “Abba, Padre, tú lo puedes todo, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y en el texto del Evangelio de Marcos, se pregunta el Pontífice: ¿Cómo podemos dejar de reconocer en esta oración, aunque sea breve, un rastro del «Padre Nuestro»? “En medio de la oscuridad, Jesús invoca a Dios con el nombre de «Abbà», con confianza filial y, mientras siente temor y angustia, pide que se cumpla su voluntad”.

“En otros pasajes del Evangelio, Jesús insiste con sus discípulos para que puedan cultivar un espíritu de oración”. Pero la oración debe ser insistente, y sobre todo, afirmó Francisco, debe traer la memoria de los hermanos, especialmente cuando vivimos relaciones difíciles con ellos. Jesús dice: «Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, y vuestro Padre del cielo os perdonará vuestras culpas”. ¿Cómo podemos dejar de reconocer la similitud con el «Padre Nuestro» en estas expresiones? Y los ejemplos podrían ser numerosos.

También se encuentran en los escritos de San Pablo una presencia del Padre, en una “estupenda” síntesis, dijo el Papa, donde la invocación del cristiano se condensa en una sola palabra: «Abbà».

“En el Evangelio de Lucas, Jesús satisface plenamente la petición de los discípulos que, al verlo a menudo aislado y sumergiéndose en la oración, un día deciden preguntarle: «Señor, enséñanos a orar, como Juan, el Bautista, enseñó a sus discípulos». Y entonces el Maestro les enseñó la oración al Padre”.

Francisco dijo que “considerando el Nuevo Testamento como un todo, está claro que el primer protagonista de toda oración cristiana es el Espíritu Santo, que sopla en el corazón del discípulo. El Espíritu nos hace capaces de orar como hijos de Dios, lo que realmente somos para el Bautismo”. Porque como dijo el Santo Padre, el Espíritu nos hace orar en el «surco» que Jesús cavó para nosotros. Este es el misterio de la oración cristiana: por gracia nos atrae ese diálogo de amor de la Santísima Trinidad.

“Jesús oró así. A veces usaba expresiones que ciertamente están muy lejos del texto del «Padre Nuestro». Pensemos en las palabras iniciales del Salmo 22, que Jesús pronuncia en la cruz: » Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. ¿Puede el Padre celestial abandonar a su Hijo? No, desde luego”. Y sin embargo, dijo el  Papa, el amor por nosotros, los pecadores, llevó a Jesús a este punto: al punto de experimentar el abandono de Dios, su lejanía. Pero incluso en el grito de angustia, el «Dios mío, Dios mío» permanece. En ese «mío» está el núcleo de la relación con el Padre, está el núcleo de la fe y la oración.

«¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla!”

Por eso, a partir de este núcleo, un cristiano puede orar en cualquier situación. Él puede asumir todas las oraciones de la Biblia, especialmente de los Salmos; pero también puede orar con tantas expresiones que en milenios de historia han brotado del corazón de los hombres. Y al Padre nunca dejamos de hablar de nuestros hermanos y hermanas en la humanidad, porque ninguno de ellos, especialmente los pobres, permanece sin un consuelo y una porción de amor.

En sus saludos a los fieles de habla hispana, el Papa saludó a los peregrinos venidos de España y Latinoamérica, como también a los peregrinos de la diócesis de Ebibeyin, Guinea Ecuatorial, acompañados por su Obispo.

“A todos los animo a que pidan al Señor la gracia de ser hombres y mujeres de oración, y a que recuerden ante el Padre a todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente a los más necesitados y abandonados, para que a ninguno falte consolación y amor. Que Dios los bendiga”.

Publicado en Vatican News.

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Comentarios
10 comentarios en “Francisco: «¿Puede el Padre celestial abandonar a su Hijo?»
  1. Pero el hijo sí puede abandonar al Padre, en un mal ejercicio de su libertad, y, para volver al Padre, que lo espera, se precisa conversión, de la que Francisco nunca habla, salvo de la ecológica, que es precisamente la que no salva.

    1. Tú no pareces saber nada de lo que se nos ha venido encima, por lo que veo. No sabes al parecer la catástrofe planetaria en la que nos hemos metido. Eres monotemático e ignorante. Y si por lo menos vfuetas feliz… Pero no. Se te ve completamente amargado. Ese es tu ejemplo de católico? Qué panorama.

      1. La catástrofe planetaria es la apostaría. Miles de almas, digo millones, al infierno porque no hay quien les predique la verdad. Y eso dura mucho tiempo, eternamente. Eso sí es catástrofe.

      2. Tienes razón Miguel: Ese tío ya no es católico, vive pescando cualquier noticia para atacar al Papa, es un pobre diablo amargado.

    2. Lo que usted escribe es una magna estupidez. En vez de dedicar su tiempo a comentar aquí, vaya a estudiar el Catecismo porque demuestra una ignorancia supina de la verdadera doctrina sobre Jesús.

      1. La doctrina la conozco, pero no me interesa. Las doctrinas tienen su lugar, pero no salvan a nadie. Las doctrinas, todas, son como los trazos que se dan con carboncillo al empezar un cuadro. Soy pintor, y sé que esos trazos son importantes al comienzo, pero cuando se empieza de verdad el cuadro, los trazos de carboncillo se olvidan. Quedarse en la doctrina es como ir a pintar un cuadro, y no pintarlo, porque se queda uno colgado de lo que menos importa: los primeros trazos. Podeis olvidaros de la doctrina: no sirve para nada, salvo para empezar el camino. Pero si estais colgados con ella, es porque ni siquiera habeis empezado a andar. Ni con muletas.

  2. El aprendizaje del lenguaje, consiste en la repetición de fórmulas ya establecidas y admitidas por un amplio conjunto de la población.
    La «m» con la «a», es «ma». Mamá, mapa… es la consecuencia de la repetición de fórmulas.
    El Padrenuestro, es una fórmula.
    Para su aprendizaje, es necesario que el niño lo repita mecánicamente.
    No es de extrañar que, a lo largo de nuestra vida, lo repitamos de forma mecánica.
    Lo ideal es rezarlo de corazón, bien. Pero la fuerza de la costumbre, también nos lleva a repetirlo hasta en momentos en los que no nos damos ni cuenta. Es como rezar «sin querer». Bendita costumbre.
    ¿Cuál es el problema? ¿Qué es lo peor que nos puede pasar por hacerlo?
    No creo que a Dios le moleste.

    1. Buen comentario el suyo.

      Se puede ampliar diciendo que el Padrenuestro es la única oración propuesta por Dios mismo, ante la inquietud de los discípulos sobre cómo orar bien. Y Jesucristo no desecha esa inquietud, siempre es mejor orar bien que orar mal, y les enseña esa formula que es el Padre nuestro. Fórmula con la cual estamos seguros que agradamos a Dios. A pesar de Jorge Mario.

      Pero no pretenda teología del usurpador. No tiene propia y lee lo que otros le escriben con nivel de libro de autoayuda. Le interesan a él otras cosas mediante las cuales destruir la Iglesia, como la comunión para los adúlteros.

      Estas bobadas que pronuncia y narradas en este artículo es para cumplir con la farsa de que tiene una teología. La tiene con el nivel acostumbrado: no existe. Ese nivel es el que llevó a nuestro Pontífice Máximo Benedicto PP XVI a descartar prologar, cuando se lo propusieron, una colección de libros de lameculos afines al circo bergo.gliano.

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