El cardenal Osoro celebra una misa en Madrid en compañía del cardenal Maradiaga

El cardenal Carlos Osoro presidió la misa de clausura del Simposio de Teología convocado por el 75º aniversario de la revista Vida Religiosa. En ella se pudo ver al cardenal Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y hombre de confianza del Papa Francisco. También se pudo ver al franciscano Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger.

(Archidiócesis Madrid)- Desde 1944, la revista Vida Religiosa, de los misioneros claretianos, acompaña a la vida consagrada de todos los lugares del mundo. Un pasado lleno de vida que da sentido a un presente que llega a 90 países y acompaña a más de 8.000 comunidades religiosas. Con motivo de su 75º aniversario, la revista convocó –del 1 al 3 de marzo– un Simposio de Teología en la residencia de las Hermanas del Amor de Dios.

Con la mirada puesta en todos y cada uno de los consagrados presentes, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, presidió el domingo 3 la Eucaristía de clausura. «Para mí es un gozo poder estar aquí para dar gracias a Dios, y le damos gracias con sinceridad porque el Señor nos pone los medios necesarios para renovar toda nuestra vida». Tras esta acción de gracias inicial, el prelado destacó la labor de la revista, «que ha mantenido desde su nacimiento un servicio ininterrumpido», con el objetivo de «cuidar la coherencia de la vida consagrada en los momentos históricos de cada momento».

El purpurado subrayó el «gran servicio» que ha llevado a cabo, «tanto al Evangelio como a vivir la alegría del Evangelio en estos últimos años de cambio». Una revista, continuó, que «ha sabido acompañar las situaciones de la vida consagrada en los diversos momentos que ha tenido en la historia».

A la luz del Evangelio recordó que un discípulo «no puede ser un buen discípulo si no da frutos liberadores», sino que debe ser «aquel que acepta –con todas las consecuencias– el ser transformado por el amor, la misericordia y la compasión de Jesucristo». Y esto «ha sido la gran fuerza que ha tenido para todos los revista Vida Religiosa».

El arzobispo subrayó que la revista «ha querido regalar y hacer posible que todos los consagrados viesen esa perspectiva de situarse en este momento de la historia con una novedad absoluta y total», pero «entregando los mismos frutos que cuando nació ese carisma».

Un trabajo y una misión que la palabra «gracias» no llega a abarcar. Por ello, el prelado quiso recordar, también, a todos los que han escrito en esta revista a través de estos 75 años, «por todos los esfuerzos que han hecho para mantenernos en la vida religiosa y consagrada: dando frutos y mostrando que hay caminos, que hay esperanza, que nada se cierra y que la Iglesia tiene el mensaje más bello y hermoso que puede dar cualquiera».

Y antes de concluir, posó –en el corazón de todos– un mensaje muy especial: «Si la vida religiosa y consagrada ha sido siempre necesaria, en estos momentos debe ser como la ciudad, cuando ves Madrid de noche, con luces por todos los sitios, eso tiene que ser la vida religiosa, consagrada». Y lo podéis ser, incidió, «si asumís con toda la fuerza el carisma que el Señor os regaló y que hoy tiene su actualidad», porque «es algo de Dios», y «Dios no envejece».

Infomadrid / Carlos González