Más de 180 personas asistieron el 14 de diciembre a la presentación de Confesiones de un padre sin vocación, el último libro de José María Contreras Espuny, editado por Homo Legens. Contradiciendo aquello del profeta y su tierra, el acto, celebrado en el paraninfo de la Escuela Universitaria de Osuna, su pueblo natal, levantó una expectación que rara vez se da con la presentación de un libro.
Quizás buena parte del mérito recayera sobre el presentador, José María Contreras Mazuelos, padre del autor. Las palabras del doctor Contreras, oftalmólogo de profesión, se centraron en su propia experiencia como hijo, luego padre y finalmente abuelo. Toda su intervención tuvo el mismo tono que el libro que presentaba: descacharrante y profundo al mismo tiempo, porque, como escribió Chesterton, ser divertido no te impide ser serio, sólo te impide ser aburrido.
El autor, llegado su turno, explicó que la génesis del libro se encuentra en su temor a que los niños hicieran inviable su vocación literaria. “Como tenía miedo a no poder escribir con los niños, me pareció una buena solución escribir sobre ellos”. Reconoció, asimismo, la deuda que tiene con su mujer, Matilde, ya que, afirmó, “cada una de estas líneas hubiera sido imposible sin un sacrificio previo de ella”.
Cinco días después, el 19 de diciembre, se presentó en Sevilla, en la sala La Revuelta. Más de 100 sevillanos abarrotaron la sala. Esta vez, además del padre del autor, la presentación corrió a cargo de Francisco José Soler Gil, profesor titular de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla. En una intervención centrada en los aspectos más literarios de Confesiones de un padre sin vocación, alabó su aparente sencillez (“el libro se lee solo”), que oculta, no obstante, un trabajo concienzudo para que la prosa resulte fluida y amena en un estilo que resulta ya característico de Contreras Espuny. Ponderó también el tono cómico del libro que, sin embargo, “en ningún caso es una sucesión de chistes”, sino una forma muy divertida de decir cosas muy graves.
Han empezado bien estas malandanzas de un padre que no pretendía serlo, pero que parece encantado de que la vida le haya llevado la contraria. Alrededor de 300 personas han asistido ya al alumbramiento de un libro que habla, precisamente, sobre nacimientos, tanto metafóricos como literales.
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