¿Cómo puedo hoy encontrar a Cristo?

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Esta es la pregunta que ha recorrido estos dos mil años que nos separan de Cristo. Así lo recordaba el entonces arzobispo de Bolonia, Carlo Caffarra, en un discurso dirigido a los jóvenes de Castel Maggiore en abril de 2004.

En este discurso, pronunciado bajo el título Iglesia, ¿por qué? Iglesia, ¿cómo?, Caffarra advertía a los jóvenes acerca de las falsas respuestas que se han dado a la pregunta por el encuentro con Cristo y señalaba que “hay un único modo, un único método, un único camino para encontrar a Cristo: vivir la experiencia de la Iglesia; estar en la Iglesia, porque la Iglesia es vivir con Cristo”.

Este discurso, así como otros pasajes de las homilías, catequesis y ponencias que Carlo Caffarra pronunció durante los años en los que guio a la diócesis de Bolonia han sido recogidos en el libro No anteponer nada a Cristo, publicado en España en el primer aniversario del fallecimiento del purpurado italiano.

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A continuación, pueden leer un fragmento del discurso Iglesia, ¿por qué? Iglesia, ¿cómo? que Carlo Caffarra pronunció en 2004 y que ha sido incluido en el libro No anteponer nada a Cristo:

“Esta pregunta ha recorrido estos dos mil años que nos separan de Cristo. Y como se han dado respuestas falsas que no han llevado a encontrar a Cristo, creo que, ante todo, tengo que indicároslas para que no las sigáis. En los caminos que os indicaron nunca encontraréis a Cristo. Son una pérdida de tiempo y un desperdicio de esfuerzo.

El primer camino equivocado es el siguiente. Imaginemos que un chico ha conocido a una chica y entre ellos surge el amor. Uno de los dos empieza a pensar: “¿Cómo sé si me ama o no?”. Y decide: “Visto que me ha escrito algunas cartas, las analizo y así sabré si me ama o no”. ¡Qué estulticia! ¿Se puede saber, darse cuenta de lo que significa una persona para ti prescindiendo de esa persona, estudiando lo que ha dicho o escrito?

Muchos han buscado una respuesta a esa pregunta haciendo un estudio muy detallado de lo que Jesús hizo o dijo, mediante un análisis minucioso de lo que nos han transmitido sobre Él las personas que le vieron y escucharon: los textos evangélicos. ¿Qué han encontrado al final? Nada.

En el origen de esta actitud hay un error de método muy grave. ¿Por qué? Porque hay una única manera de darte cuenta de si tu chica/tu chico te ama: su compañía, el estar juntos. Por tanto, hay un modo para ver si Jesús dice la verdad, si sus promesas son fiables: su compañía. Por consiguiente, es necesario verificar si su “compañía” sigue siendo posible hoy en día.

El segundo camino equivocado es un camino muy recorrido en la actualidad, también (y sobre todo) por vosotros, los jóvenes. Es más engañoso, porque es más atractivo.

La pregunta, os acordáis, es: “¿Cómo puedo hoy encontrar a Cristo…?”. La respuesta es: “Haciendo lo que te diga que hagas (trabaja para los pobres, comprométete por la paz…); realiza con generosidad lo que te dice que hagas”. Repito: debido a que esta respuesta es muy atractiva y ha engañado a muchos jóvenes, impidiéndoles su encuentro con Cristo, tenemos que analizarla bien.

Empiezo llamando vuestra atención sobre un episodio evangélico: el encuentro con Zaqueo. ¿Cuándo sucede este encuentro? ¿Cuando Zaqueo dice: «La mitad de mis bienes se la doy a los pobres»? (Lc 19, 8). No: esta decisión de Zaqueo es una consecuencia de su encuentro con Cristo. Es Cristo quien dice: «Zaqueo, date brisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa» (Lc 19, 5). ¡He aquí el encuentro! Sólo entonces Zaqueo comprende que no se puede estar en compañía de Cristo y seguir robando, ser prepotente con los débiles o prevaricar sobre los inocentes.

Este segundo camino comete el mismo error del primero. Piensa: sólo hay un modo de estar con Cristo, imitando lo que Él ha hecho. Parte del presupuesto de que Él, en persona, no puede unirse al camino del hombre. Se piensa que Él sigue estando en medio de nosotros en el sentido que podemos, debemos, “llevar adelante su causa”.

Pero, ¿es realmente verdad que esta es su compañía, la modalidad de su presencia? ¿O puedo vivir la misma experiencia que Zaqueo: Cristo en persona me invita a “estar con Él”?

Esta es la pregunta y la respuesta tiene un nombre: se llama Iglesia. Hay un único modo, un único método, un único camino para encontrar a Cristo: vivir la experiencia de la Iglesia; estar en la Iglesia, porque la Iglesia es vivir con Cristo.

Hemos encontrado la respuesta que buscábamos. ¿Cómo puedo hoy encontrar a Cristo? Existe una comunidad de hombres y mujeres en la que, cuando entras, vives en “compañía con Cristo”, porque esta comunidad es, sencillamente, la compañía de Cristo. Y esta compañía es la Iglesia, que es la presencia de Cristo en medio de nosotros. De Cristo, he dicho. No sólo el lugar donde permanece su enseñanza, donde se quiere mantener viva su memoria, y su “causa”. No: allí está Él mismo.”

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