Una nueva ley que prepara el Gobierno australiano para luchar contra los abusos a menores pretende que los sacerdotes denuncien los delitos que conocen en confesión. La Iglesia ya ha anunciado que no lo hará, aunque eso suponga la cárcel.
Por ahora es solo una ‘recomendación’ de la Comisión Real Australiana de Respuestas Institucionales al Abuso Sexual contra Niños, que se procese penalmente a los confesores que conozcan casos de pedofilia en el confesionario, pero el Gobierno se lo está planteando muy en serio, con la protesta cerrada de la Iglesia australiana.
La comisión real es la máxima institución de investigación del país y respondía al encargo de elaborar directrices para luchar contra la plaga de abusos infantiles, un delito a menudo difícil de probar e incluso de denunciar. Y una de las conclusiones obvias fue que el confesionario era un lugar ideal de confesión de este tipo de delitos, así como una posible triquiñuela para lograr el silencio del sacerdote, que de esta manera no podría declarar contra el perpetrador.
Monseñor Mark Coleridge, arzobispo de Brisbane y presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, señala que violar el secreto de confesión no va a ofrecer una mayor seguridad a los niños.
“Los sacerdotes y los fieles laicos australianos están profundamente comprometidos tanto con la seguridad de los niños como con la inviolabilidad del secreto de confesión”, dijo Coleridge a la prensa. “Y no porque pensemos estar por encima de la ley o porque ignoremos la suma importancia de garantizar la seguridad de los niños. Pero rechazamos que su protección y el secreto se excluyan mutuamente”, añadió.
Los gobiernos provinciales están aumentando la presión sobre la Iglesia para que denuncie los abusos, aprobando leyes que permitan procesar a los curas que se nieguen a revelar los casos de pederastia que conozcan en confesión.
El exarzobispo de Adelaide Philip Wilson fue condenado semanas atrás a 12 meses de prisión domiciliaria, el clérigo católico de mayor jerarquía que haya sido condenado por encubrimiento del abuso sexual de menores.
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El clero, la verdad, es que ha perdido toda credibilidad. Cuando dicen que no harán algo, probablemente ya lo han hecho.