El obispo de Santa Rosa no sabe lo que es la autoridad

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¿Alguien puede explicarme lo del obispo de Santa Rosa, en la Pampa? Como puede no solo leer, sino contemplar en vídeo, el lector de Infovaticana, Monseñor Raúl Martín ha prohibido recibir la Sagrada Eucaristía de rodillas, hasta el punto de enfadarse en plena celebración con sus feligreses y discutir con ellos a la salida del templo.

Dejemos, de momento, de lado la cuestión de su autoridad. Mi primera pregunta es: ¿por qué? La comunión se ha recibido tradicionalmente de rodillas, en gesto de adoración y reconocimiento de que lo que se está recibiendo es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del mismo Cristo. De igual forma, tradicionalmente se ha recibido la Hostia en la lengua.

Bien, ahora se permite recibir la comunión en la mano y de pie. De acuerdo. Es, al menos, razonable argumentar que la veneración que merece el Cuerpo de Cristo no exige necesariamente la postura genuflexa, que no deja de ser un gesto externo, significativo y no trivial, pero tampoco fundamental.

Pero, ¿prohibirlo? ¿Qué prelado católico querría prohibir que se hiciera visible la adoración de Cristo Sacramentado por parte de los fieles? ¿Qué retorcida mentalidad puede desear que no se le venere físicamente con tanto fervor como para regañar a los fieles que se acogen a la postura tradicional?

Solo querría saber eso, la razón profunda. Entiendo, me convenzan o no, las razones para permitir que se haga de otras maneras; pero, por más que me estrujo el cerebro, no hallo razón alguna para prohibir este gesto antiquísimo y universal de adoración. Quiero decir, ninguna que no me alarme.

El obispo, en la penosa discusión, no da ninguna otra que su propia autoridad y la del Papa. «El obispo obliga en la diocesis, el obispo es el liturgo de la diocesis y puede disponer lo que oportunamente crea».

Y ahí, en esas palabras, en la mentalidad que revelan, está una de las principales causas que han traído tanta confusión a la Iglesia.

La Iglesia es una institución humana. La Iglesia NO es solo una institución humana. Está fundada por Jesucristo, para transmitir Su mensaje hasta el final de los tiempos. Y ese mensaje es, como corresponde a Su Autor, atemporal, está fuera del tiempo. No puede ‘evolucionar’.

Pero parece imponerse la idea de que la Iglesia es algo parecido a un movimiento, una empresa o un partido político, algo, en fin, que partiendo de unos principios más o menos vagos va evolucionando a voluntad de sus ‘gerentes’.

Es cada día más difícil ignorar lo que tenemos delante de los ojos en este sentido, la identificación de la ‘doctrina de la Iglesia’ con las opiniones personales de sus clérigos, y muy especialmente su cabeza, el Papa.

Pero el Papa es Vicario de Cristo, no otro Cristo. Su principal misión es entregar intacto el Depósito de la Fe, no introducir en él sus opiniones personales, por muy respetables y aun sensatas que parezcan. El gesto de Su Santidad de cambiar de un plumazo la doctrina sobre la pena de muerte, sin encomendarse a nadie ni consultar a cuerpo eclesial alguno, es un precedente que debería preocuparnos. Porque la Iglesia no es suya, no más de lo que es nuestra.

El Mundo no tiene nada que enseñarle a la Iglesia. Puede ser conveniente adaptar, sin alterarlo, el mensaje cristiano de modo que el Mundo lo entienda mejor, y también dar, a partir de él, respuesta a nuevos retos que pueda plantear el devenir histórico. Pero eso es completa, absolutamente distinto a cambiar el mensaje para halagar al Mundo, o porque se crea que nos ha ‘descubierto’ alguna nueva verdad moral. El Mundo, al menos en un sentido teológico evidente que se desprende incluso de una lectura casual del Evangelio, es el enemigo, aunque sea un enemigo al que hay que amar y atraer a Cristo.

Por lo demás, el obispo de Santa Rosa, en su ataque a la tradición -aunque no sea, en este caso, la Tradición con mayúsculas-, parece no darse cuenta de que la única razón por la que se le debe obediencia -como al propio Papa- es esa misma tradición que lleva al fiel a arrodillarse ante Jesús Sacramentado. El día en que eso se banalice, en que la insistencia en desacralizarlo todo alcance su objetivo y tras los gestos vaya la fe, el obispo de Santa Rosa no tendrá a nadie a quien reñir, ni nadie que le obedezca.

El vídeo, exclusiva del blog de InfoVaticana Adoración y Liberación, a continuación:

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Comentarios
11 comentarios en “El obispo de Santa Rosa no sabe lo que es la autoridad
  1. Según la Conferencia Episcopal Argentina, la comunión «debe» recibirse de pie, en la mano o en la boca, delante del ministro… Así son nuestros obispos…

  2. N. 91 de la Redemptionis Sacramentum, “no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, solo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie”.

    Me parece que este Señor Obispo no entiende lo de «católica» en la Santa Madre Iglesia. No es una sucesión de corrales con ovejas, donde cada pastor la cuida como le viene en gana.

  3. El Mundo… El tercer enemigo del Alma. Convendría recordárselo a toda la clerigalla progre que campa por ahí jorobando y confundiendo a su rebaño!

  4. Es una barbaridad lo de este Obispo, mal ejemplo en el Señor. Cual es el problema? En la mano, en la boca y arrodillado esta todo bien, mientras no este en Pecado Mortal. A ver Polli si llamas por teléfono a este mal ejemplo en el Señor.

  5. Por una vez, no coincido con la forma de titular de IV: el obispo de Santa Rosa sabe perfectamente lo que es la autoridad; la ejerce al estilo francisquista y además no va a ser desautorizado. Mt 20, 25-28, públicamente desautorizado y disfrazado de servicio eclesial.

  6. Este señor impone erróneamente su criterio en el que niega la posibilidad de adorar a Dios y no pasa nada, por que su feligresía es sumamente educada (en Cristo).Mientras que aquella pequeña porción de Iglesia más tradicional, caracterizada por hacer lo que hasta hace 50 años era lo habitual, es perseguida, machacada, triturada, vilipendiada y destruida con una crueldad sin parangón.Alguien duda de lo que está pasando??

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