El extraño caso de la ‘santa gasolina’

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¿Saben qué es la ‘santa gasolina’? En España no es un fenómeno conocido, pero sí en Italia, y muy especialmente en Roma y su entorno.

Resulta que hay una gasolinera en el diminuto Estado Vaticano, justo en la puerta de Santa Marta, donde vive el Papa, a la que van los romanos que pueden a repostar porque, al carecer de impuestos al combustible, es notablemente más barata, un ahorro del 20%. El resultado de tal demanda, no hay que decirlo, es altamente rentable para la Santa Sede.

«Haz lo que digo, no lo que hago», un caso más. Porque este curioso privilegio coexiste cómodamente con las obsesivas prédicas de Su Santidad contra los combustibles fósiles, un asunto en el que el Pontífice parece tener las ideas más claras, hablar con más fuerza y repartir condenas con más serena autoridad que en otros que se dirían más de su competencia, como la comunión a divorciados vueltos a casar o a ‘hermanos separados’.

Ya hemos leído de él que poner en duda el dogma del Cambio Climático es ‘perverso’, un adjetivo que no emplea usualmente para pecados más tradicionales; le hemos visto convocar de urgencia a los altos ejecutivos de las multinacionales del petróleo para conminarles a la conversión -a la energía limpia, no se alarmen- para alcanzar la salvación (del medio ambiente); y lo último fue la conferencia internacional en el Vaticano sobre estos mismos temas.

Y este domingo pasado, ‘Domingo del Mar’, ha aprovechado la ocasión para lanzar un nuevo mensaje en la misma dirección: «Como todo tipo de transporte que usa combustibles fósiles, los barcos producen emisiones de dióxido de carbono que contribuyen de modo significativo al cambio climático global y a la acidificación de los océanos».

Porque, entiendan, si Su Santidad nos ha enseñado que no debemos «idolatrar la verdad», no se refería a esta. En esto es tajante y muestra un grado de certeza que muchos ansiamos notarle en referencia a la fe católica.

Naturalmente, la opinión publicada -los mismo que, en su abrumadora mayoría, consideran el cristianismo un superado cuento para niños- aplaude con las orejas este tipo de declaraciones y se congratula de que por fin tengamos una Iglesia que no da la espalda a la ciencia de su tiempo y deje definitivamente atrás a aquella que condenó a Galileo.

Lo que no deja de tener su gracia, porque si la Iglesia se vio envuelta en ese desgraciado caso fue, precisamente, por empeñarse en defender el ‘consenso científico’ de su tiempo, que era el modelo ptolomaico.

En cualquier caso, la gasolinera del Vaticano puede estar tranquila, porque si algo nos ha enseñado este pontificado es que, siguiendo el consejo evangélico, su mano izquierda prefiere no saber lo que hace su mano derecha.

Lo hemos visto en aquello tan bonito de la «Iglesia pobre para los pobres», que creíamos tenerlo al alcance de la mano en el relevo de la presidencia del APSA, la sociedad que administra las ingentes propiedades inmobiliarias del Vaticano por todo el mundo, sobre todo en Italia.

Al nombrar al ex secretario de la Conferencia Episcopal Italia, Nunzio Galantino, tal verbalmente sensible con el destino de los desheredados hasta el punto de enfrentarse al nuevo Gobierno, confiábamos que anunciaría que las propiedades bajo su administración se entregarían a los refugiados por los que tanto ha clamado. Sin embargo, sus primeras declaraciones tras el nombramiento han sido un jarro de agua helada en este sentido. Todo lo dicho se refería a los otros, no a ellos.

Hablando de refugiados, aquí tenemos otro caso de disonancia. El asunto rivaliza con el ecologismo entre las obsesiones papales. Se ha mostrado en esto no solo insistente hasta la desesperación, sino también extremo: ha defendido la llegada de africanos a Europa sin poner límite de cantidad o hacer distinciones entre legales e ilegales, refugiados o inmigrantes económicos, y ha criticado acerbamente la posición restrictiva del Gobierno Conte.

Hay que derribar muros. Solo que no los imponentes muros del Vaticano. Y no hablamos en sentido literal, que ya sabemos que sería una salvajada contra el patrimonio, no. Es que el Vaticano es un Estado, es decir, que podría no solo albergar, alimentar y cuidar a un número considerable de recién llegados, sino darles la nacionalidad. Y tampoco.

En fin, el caso se reproduce tan a menudo que uno acaba viendo un deprimente patrón, ya sea en decretar la ‘tolerancia cero’ en el caso de abusos y tener durante un mes a Capella paseando tranquilamente por el diminuto Estado, o al exigir transparencia financiera y deplorar las riquezas mientras protege a su ‘valido’, el Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, de toda investigación en sus abundantes trapacerías inversoras en uno de los países más pobres y desiguales de la Tierra, Honduras.

 

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Comentarios
10 comentarios en “El extraño caso de la ‘santa gasolina’
  1. Galileo no fue enjuiciado por heliocentrismo (el sol quieto, la tierra le da la vuelta). Sino porque no demostró esta hipótesis (hoy ley física); pero fue muy activo en presionar a la Iglesia, aun repartiendo hojas entre la gente para ganar simpatizantes a su causa, a fin de que la Iglesia suprimiera o cambiara el pasaje bíblico geocéntrico (la tierra quieta, el sol le da la vuelta). ¡Como si la Biblia fuera un tratado de cómo es el cielo por el lado de acá, y no de cómo llegar al Cielo del lado de allá!

  2. Se puede tener una gasolinera y ser ecologista,estamos en un libre pensamiento no es contradictorio,tampoco es bueno tener ideas radicales o dictatoriales, la gasolina es buenas pues nos da de comer pero siempre intentamos mejorar por un futuro mejor libre de contaminacion.

  3. Los muros del Vaticao fueron construidos para proteger la Ciudad Eterna de ls saqueos de los musulmanes. ¿EL PF sabré algo de la historia de sus predecesores en contra del islam? No parece, Ni qué decir tiene que la defensa de la ecoreligión y demás temas tan cercanos al corazón del PF no tiene ningún fudamento en la Biblia.

  4. Yo también mantengo mi viejo diésel aunque esté a favor de los coches eléctricos. Pero ni tengo capacidad para cambiar el modelo energético, ni soy fabricante de coches, ni puedo ni debo gastar en un Tesla, etc. etc.. y no me considero un hipócrita. Que es la imagen que pretenden ustedes del Papa con este artículo. ¡Vaya católicos! Jesús estará encantado con su odio.
    El Papa hace muy bien en intentar que los gobiernos cambien hacia modelos más ecológicos, y eso no es incompatible con que tenga coches de gasolina y una gasolinera en el Estado Vaticano que ayude con la economía interior. Esperemos que un día esos vehículos y esa gasolinera sean historia y todo sea eléctrico. Eso está más en la mano del Gobierno Europeo, no en cerrar ese surtidor necesario hoy en dia.

  5. Los argumentos ad hominem, como este que pretende socavar la figura del Papa, es aún más antiguo que Copérnico. Ni toda la historia de la filosofía, ni cualquier juicio que se haga contra una persona, por muy elaborado que esté, podrán negar la mayor: Si juzgas a alguien por juzgar, qué haces tú juzgando?
    Dejemos el dedo acusativo, y practiquemos con el ejemplo cristiano, que no acusa, sino que salva por la gracia y misericordia de Dios. Todo lo demás ya sabemos de qué lado viene.

  6. Es evidente que nadie puede negar la importancia del petróleo y sus derivados, así como de su abundante uso y consumo, en la actual época del mundo. Por otra parte, es de esperar que el libre pensamiento sea tan amplio como para dar cabida a la certeza absoluta con que el católico adhiere a la verdad de la fe…eh?…¿cómo ?…Pero….ahhhh…

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