«Despertar en el Vaticano» es una nueva iniciativa turística ideada por la Santa Sede y dirigida no exactamente a los parias de la tierra. Se trataría de una visita privilegiada que, a partir de 314 euros, permite visitar los lugares más codiciados de la Ciudad del Vaticano sin necesidad de aguantar las incómodas colas.
«Despertar en el Vaticano» puede ser un sueño para cualquiera, no digamos para los miles de refugiados que abarrotan Italia y por cuya llegada masiva tanto ha luchado el episcopado del país, siempre y cuando no suponga despertar como uno de los sintecho que hacen sus necesidades en la columnata de Bernini.
Es, también, una nueva iniciativa turística ideada por la Santa Sede y dirigida no exactamente a los parias de la tierra. Se trataría de una visita privilegiada que, a partir de 314 euros, permite visitar los lugares más codiciados de la Ciudad del Vaticano sin necesidad de aguantar las incómodas colas.
Solo se admiten grupos reducidos, esa es la gracia, en visitas de no más de veinte personas que se contratan a través de TripAdvisor y se llevan a cabo de lunes a sábado a las seis de la mañana. Con esta modalidad se pueden visitar son las habitaciones de Rafael, la Capilla Sixtina y otras salas y galerías de importante valor artístico y cultural, y el moderlo está disponible hasta el 1 de junio de 2019.
Y es que la Iglesia puede ser pobre para los pobres, pero la Santa Sede, si puede elegir, prefiere a los ricos.
Nos llega esta interesante noticia poco después de enterarnos de ese nombramiento del hasta ahora secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, Monseñor Nunzio Galantino, como presidente del APSA, la sociedad que administra el ingente patrimonio inmobiliario de la Santa Sede, que tantas esperanzas ha suscitado en nosotros.
Pero no podemos ocultarles que han empezado a asaltarnos las dudas, y no solo por esta enésima prueba de la opción preferencial por los ricos de las autoridades de la ciudad-Estado, sino por lo que nos cuenta del nombramiento un ‘primer espada’ del periodismo vaticano como es Marco Tosatti en su blog Stilum Curiae.
Quiere Tosatti que este nombramiento sea un caso más de ‘promoveatur ut removeatur’ o, por decirlo en castizo, una ‘patada hacia arriba’, un modo de quitárselo de encima dándole un cargo en el que, aunque solo sea por inexperiencia, no hará nada de nada. Nuestro gozo en un pozo.
Galantino no ha brillado, precisamente, en su cargo en la CEI. O lo ha hecho, pero del modo equivocado. Siempre buscando los focos, ha alienado a los obispos individuales y, en no pocas ocasiones, al propio Papa, sirviéndole de improvisado e innecesario intérprete.
Ha movido violentamente a la izquierda la voz de los obispos, especialmente en su entusiasmo algo histérico por la inmigración masiva, ha librado ásperos combates verbales con el factotum del nuevo Gobierno de coalición, Matteo Salvini, ministro del Interior y líder de la Liga Norte, y ha establecido unas estrechas nupcias entre la Iglesia italiana y el PD, los socialdemócratas, dejando al episcopado en el bando de los perdedores y enajenándose la simpatía de muchos fieles. Para acabar, el detalle no menor de que durante su mandato las campañas del ‘otto per mille’ -nuestra X en la casilla de la Iglesia en el IRPF- han ido de mal en peor, alcanzando niveles desastrosos.
Nos quedamos, así, con la esperanza de que la interpretación de Tosatti sea errónea y de que, aunque haya motivos para felicitar a la CEI del ‘muerto’ del que se ha liberado, en su nuevo puesto cumpla Galantino la luminosa misión que se le ofrece evidente y que tan bien casa con una causa por la que tanto ha combatido y que tan cara le es al propio Papa.
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JUAN DE AUSTRIA
Con todo respeto, me parece que esta vez se han equivocado. Cuando la oferta de un pequeño bien o servicio es gratuita y la demanda es muy grande, no podrá satisfacerse a todos porque los bienes o servicios no alcanzan. Las galerías vaticanas no tienen dimensiones infinitas para recibir decenas de miles de demandantes que no pagan nada. Las propias leyes de la naturaleza, indican que los únicos medios para resolver este problema son dos: 1° RACIONAR, es decir fijar un cupo de visitantes y ofrecerlo con criterios arbitrarios e injustos como ser: a) madrugadores, b) amigos de funcionarios vaticanos, c) vestidos con pobreza, d) certificado de grave enfermedad, e) extranjeros de raza negra o amarilla. 2° DIVIDIR LA DEMANDA, estableciendo dos categorías: a) un precio muy alto para los que tengan verdadero interés cultural y b) utilizar esos ingresos para permitir la entrada masiva de pobres de solemnidad y aquellos que sólo buscan ocupar su curiosidad turística.
Seguramente, Jesús optaba por los ricos cuando fue a la casa de Jairo, jefe de la sinagoga y por lo tanto nada pobre, a resucitar a su hija. O cuando mantenía amistad con José de Arimatea, hombre rico, según Mateo 27. O cuando Jesús se hospedó en casa de Zaqueo, hombre rico, según Lucas 19. O cuando hablaba a solas con Nicodemo, judío de los principales, según Juan 3.
¿Ser rico y querer comodidad son pecados?