¿Cómo ayudar a los hijos en procesos de divorcio?

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Recogemos, por su interés, un artículo publicado en la revista TROA sobre un libro del mismo tema.

“Los bebés menores de un año no tienen la capacidad de saber lo que está pasando –cuando sus padres deciden divorciarse-, pero sí sienten la tensión, los cambios emocionales y conductuales” (Denia Méndez y Paqui González).

Y es que “nadie duda de que el divorcio sea una realidad dolorosa, una situación vital que en principio nadie quiere para sí y , sin embargo, cada día se producen más divorcios…… en España seis de cada diez matrimonios hoy terminan rompiéndose” (Pilar Noriega) .

La primera reflexión que surge de las páginas del libro DIVORCIO ¿cómo ayudamos a los hijos? es la necesidad de la preparación para la vida matrimonial y familiar,  la importancia de cuidarla cada día y asistirla cuando surgen problemas y dificultades  que con una mediación y asistencia adecuadas podrían resolverse. Pero es especialmente en los momentos de crisis  cuando se hace necesaria  una ayuda a la familia, a los que deciden divorciarse, a los hijos, a la familia más extensa, a los abuelos que también tiene su papel que realizar, tejiendo esas redes de apoyo que aportan y buscan las fortalezas de esa familia en proceso de ruptura o ya rota. Detrás de las encuestas y sus perspectivas sociológicas, los números, las políticas llamadas  familiares  que están detrás de toda encuesta sociológica hay hijos, padres, personas concretas a las que ayudar de manera efectiva, afectiva y científica. Este es el objetivo de este libro colectivo que tiene la riqueza de la interdisciplinariedad en una cuestión, la ruptura conyugal, que a menudo se trata con una frivolidad penosa por la sociedad e incluso por los  profesionales que se atribuyen la cualidad de “sabios del estrés matrimonial”.

Los hijos son pues, en especial, el objetivo de la ayuda:  ellos no  se han divorciado, su relación paterno-filial no se ha roto ni puede hacerlo nunca. Tienen derecho  a tener una relación y una imagen positiva de su padre y de su madre y también tienen derecho a sentirse queridos siempre y en todo momento por sus padres. La relación paterno-filial prima sobre el conflicto conyugal. Las familias necesitan ayuda.

Cuando los padres se divorcian o separan se produce en los hijos, pequeños, adolescentes e incluso mayores, un desgarro que puede considerarse existencial que les afecta de forma si no irreversible sí de manera profunda en sus vidas y en el desarrollo de su personalidad. En el divorcio todos pierden pero los hijos pierden internamente muchas cosas, por ello pasan un tremendo duelo que es inevitable. Todos sufren, salen dañados. El trabajo interdisciplinar de los coautores de este libro viene a ser un apoyo fuerte profundo y práctico para afrontar diversas situaciones conexas y derivadas de la ruptura matrimonial.

El libro se estructura en cuatro partes. En la primera de ellas, el prof. Aquilino Polaino plantea una cuestión esencial y valiente: la posible reconsideración de la ruptura. Para ello ahonda en el sentido antropológico del vínculo amoroso y la comunicación conyugal, el ingrediente imprescindible de la relación perdurable: “Independiente de que la mujer y el varón sientan, no sientan o disientan, afectivamente quieren querer y ser queridos por el otro”. En este sentido ambos deben partir del principio de que “ceder no es perder “.

En la segunda Cristina Noriega y Mª Esther García analizan de forma exhaustiva las reacciones emocionales de los padres, el duelo inevitable de los hijos ante la nueva situación familiar y proponen pautas para ayudar a sobrellevar el duelo de este proceso en sus diferentes fases: Negación, ira, negociación, tristeza,  aceptación…

Denia Méndez, Paqui González-Gil, Pilar López Bueno y Gabriel Dávalos abordan en la tercera parte de forma muy práctica y útil el corazón del problema: qué necesidades de los hijos hay que tener en cuenta y cómo hablar del divorcio a los hijos, cuándo, qué decirles, responder a sus preguntas generando confianza, buscando la paz que minimice en lo posible la repercusión que el divorcio produce en ellos, estando con ellos. Nos acercan a la figura del mediador, “agente de la realidad” ante la Torre de Babel de la incomunicación familiar en que padres divorciados o separados se encuentran.

Por último, la cuarta parte está dedicada a las redes de apoyo a la familia esenciales en una situación de ruptura matrimonial. Los abuelos aportan el reencuentro con el pasado, la inmortalidad a través del clan familiar, la indulgencia y el cuidado efectivo y cotidiano de los nietos.

El enfoque espiritual de la fé vivida ofrece el acompañamiento, la acogida fraternal, enseña el valor de la resiliencia como la capacidad de convertir el sufrimiento en oportunidad de crecimiento y transformación interior y proporciona el antídoto inequívoco del perdón.

La escuela refuerza el arraigo perdido del alumno cuyos padres se han separado y en ese momento se ve afectado de dudas, inseguridades, pues se ha convertido en arma arrojadiza entre sus padres. Los amigos benevolentes, que quieren el bien de los padres heridos y el bien de sus hijos y saben no tomar partido en la batalla.

Cada una de estas redes de apoyo son tratadas por psicólogos especialistas en terapia familiar  Javier López, Cristina Noriega, Cristina Velasco y Mercedes Tajada, que ofrecen una panorámica completa de posibilidades de apoyo a las familias que  viven momentos de fragilidad, incertidumbre,  sufrimiento y desesperanza.

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