Las recientes palabras del Papa, confirmando su actitud en estos últimos años, alienan y desalientan a quienes se resisten a creer que para ser un buen católico hay que comulgar con las ideologías de moda
Totalmente infiltrada eso que llaman ‘sociedad civil’, al pensamiento único, al poder, solo le quedaban dos focos de resistencia: la familia -ese entramado de lealtades naturales ajenas al Estado- y la Iglesia Católica.
La familia está en fase destrucción total, no hace falta extenderse mucho sobre el particular. Y la Iglesia, que tenía como ‘mecanismo de seguridad’ en este sentido representar un mensaje inmutable y transcendente desde hace dos mil años, resistía mal que bien hasta ahora.
Ahora asistimos a la conversión de, al menos, la jerarquía en un patético trasunto de ese cambiante pensamiento único que nos venden todos los medios profanos. Ese, y no otro, es mi problema con los nuevos aires de renovación.
En los cinco años de pontificado de Francisco hemos ido viendo avanzar esta ‘conexión’, este ‘aggiornamento’ de la Iglesia con respecto al mundo. Pero las palabras de Su Santidad en la última de sus innumerables entrevistas, esta concedida a Reuters, son muy claras.
Los ‘conservadores’ sobramos.
Naturalmente, en una institución que lleva dos mil años sobre la tierra, que aspira a llegar hasta el fin de los tiempos y que, sobre todo, representa el mensaje ajeno al tiempo del mismo Dios hecho hombre, la etiqueta de ‘conservador’ no debería significar nada relevante.
Pero el mismo hecho de que el Papa la emplee es significativo. Significa que la Iglesia se alinea con la izquierda, con el progresismo, con la única ideología que se vende hoy desde todas partes, desde las universidades a Hollywood, pasando por la prensa o todo el espectro político ‘respetable’.
Francisco habla mucho más y con mucha mayor firmeza sobre asuntos ajenos a la fe y a su ministerio que sobre aquellos que le competen y sobre los que se le implora que se pronuncie. Se comporta y habla como un líder mundial, mucho más que como nuestro padre. En algo tan fundamental, tan central a nuestra fe como la Sagrada Eucaristía ha dado unos bandazos inexplicables con respecto a la comunión de los divorciados vueltos a casar, primero, y a la intercomunión con los no católicos, después.
Y es lo único que se le pide, lo único que realmente ningún otro puede hacer por él: confirmar en la fe a sus hermanos, aplicar el Depósito de la Fe a las dudas que puedan surgir entre sus fieles. Nadie le ha dado un mandato para decidir sobre energías limpias o el Cambio Climático, nadie le ha elegido para que opine sobre la conveniencia de abrir todas las fronteras, nadie tiene por qué ver como especialmente autorizada su opinión sobre el manipuladísimo asunto de las ‘fake news’ o sobre las causas de la homosexualidad, que todavía eluden a los especialistas.
En un sentido, el de Papa es un cargo muy poco glamuroso. Fuera de una liturgia y una pompa que por lo demás se ha reducido al mínimo, es el papel de un piloto que no puede elegir el rumbo. Ese está ya trazado por Cristo, y el papel de Pedro es mantenerlo fielmente. Muy aburrido, naturalmente, para el hombre que siente bullir dentro de él decenas de ideas e innovaciones.
Entendemos el prurito de Su Santidad por ser ‘moderno’. Pero la Iglesia no puede ser ‘moderna’, como tampoco puede ser ‘antigua’, porque es intemporal, su espacio es la eternidad. La actitud del Papa, sus palabras recientes, solo consiguen alienar y desalentar a una parte importante, tal vez mayoritaria, de católicos practicantes que nos resistimos a aceptar que para ser un buen cristiano hay que ser un buen progresista y comulgar con todas las ideas de moda.
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Se dice que dijo el Papa Medici León X, que reinaba cuando Lutero lanzó su rebelión: «Dios nos ha dado el Papado. Disfrutémoslo». Mientras se dedicaba a cazar y a ver obras teatrales en el Vaticano, Lutero iba destrozando la Iglesia en Alemania y otros países. Se le considera uno de los papas más nefastos de la historia de la Iglesia. Sin embargo, no intentó cambiar la doctrina de la Iglesia como está intentando hacer Francis. ¿Cuál es peor? ¿Un papa que intenta imponer una nueva doctrina contraria a la de siempre o uno superficial que no toca la doctrina?
Para comprender a Francisco, es esencial captar lo que ha sido en Peronismo en Argentina. Lo explica muy bien Henry Sire en su Papa Dictador. El que no entiende eso no tiene la clave para entender nada de Francisco, por ejemplo su mentira sobre los duba de los cuatro cardenales.
Y si encima el papado y las altas jerarquías eclesiásticas los desempeñan tipos sin luces, pero con hambre insaciable de focos, entonces lo que son ya es instituciones cansinas y prescindibles.
Muy buen análisis (este artículo de Carlos Esteban).
Al abreviar respecto a otros artículos, don Carlos Esteban ha hecho un análisis realmente luminoso, que no pide comentarios: sólo un cerrado aplauso por lo certero del argumentario.
Si algo consigue alienar a un creyente es el uso de la doctrina católica para justificar los más variados pecados. Esa es la verdadera impostura y no los comentarios del Papa sobre el cambio climático, las falsas noticias o la apertura a los cristianos desgajados del tronco común. Hacéis de cada matiz una brecha por la que atacar este pontificado ya sea con AL o con el acceso a la Comunión. Cuanto más sutil es la mentira mayor es su capacidad de esclavizar a las gentes y es, precisamente, ése matiz lo que las puede liberar. El matiz es lo que proporciona solidez al Magisterio porque no se pasa de lo bueno a lo malo, de la virtud al pecado, de la vida a la muerte en un abrir y cerrar de ojos. Solamente en el Juicio final la separación entre buenos y malos se hará sin claroscuros. El silencio de un Papa puede ser más elocuente que la amenaza cuando el crimen del aborto ya ha sido anatematizado anteriormente. Como bien decís, la heterodoxia es el fruto podrido de la heteropraxis.
La Iglesia no se alinea con la izquierda, porque es Una, Santa, Católica y Apostólica, y es indefectible. Otra cosa son los que están en ella y particularmente algunos miembros de la Jerarquía, que ciertamente se encuentra en la que probablemente es la crisis más grave de toda la historia de la Iglesia.
Luchar contra el maligno y sus tentaciones mundanas para pecar no creo que sea aburrido y menos a nivel filosófico y Doctrinal. Lo del papa Francisco no es por aburrimiento sino por convencimiento personal íntimo, intenta normalizar el pecado en la Doctrina por los hechos consumados y, si es posible, en el texto de la misma.
¡Dios mío, ven en auxilio de Tu Iglesia. Señor, date prisa en socorrerla!
Recemos por el Papa Francisco, como él siempre pide, para que se abra a la acción del Espíritu Santo y confirme a sus hermanos en la fe.
El Papa, claramente, se alineó no solo con la izquierda, sino con sus versiones más extremas. En el caso de Argentina, sus vínculos con las líderes de movimientos políticos como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, son una muestra irrefutable. Ni siquiera gente, que podríamos llamar socialista o progresista, adhiere a los postulados de grupos como los citados. Pero, como plantea el periodista Esteban, la cuestión es mucho más grave, Bergoglio ha convertido a la «Iglesia» en una ONG, preocupada por lo que preocupa «al mundo». Incluso, desde un lugar ideológico cuasi anarquista. Muchas personas, no católicas, y de buena fe, poco y nada se sienten identificadas con la mentalidad y opciones de este pontificado. Esto también debemos tenerlo en cuenta. La Iglesia está perdiendo también, poder trabajar junto a grupos o personas, que no adhieren a los postulados más nefastos de la cultura dominante, y que buscan hacer el bien. Lamentable y ciertamente, muy preocupante.
Todos los días, rezo por el, especialmente por su conversión, pues cuando rezo por sus intenciones, añado la coletilla de «siempre que sean buenas», pero estoy de este Papa hasta los atributos colgantes.
Jaja Bienvenido al club de los colgantes por el suelo…
Espero que Infovaticana haga algún comentario sobre las tremendas «homilías» de Bergoglio en contra de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Según él, la Biblia ( la que él tiene, no las que tengo yo, que son varias) en ningún momento habla de mandamientos sino de palabras: de diálogo. Yo espero que alguien le alcance una Biblia completa, porque a la de él tal vez le falten páginas. Muchas. O tal vez sea que el que le provee yerba para el mate le esté haciendo alguna chanza. Porque aquí en la Argentina hay pícaros que ponen yuyos raros al mate, y estos yuyos traen problemas.