Es un error muy extendido creer que la labor del periodista es siempre contar lo que pasa, y no, porque a menudo lo que no pasa es tan significativo o más. Por no salir de nuestra temática habitual, en Infovaticana hemos considerado noticiosas respuestas que no se dan, aclaraciones que no se hacen o apelaciones que se omiten, en todos los casos de enorme interés.
O nombramientos que no se producen. Esto es especialmente noticioso cuando el rumor arrecia y el nombramiento en cuestión se da por hecho en medios de algún prestigio. Así, los lectores habituales de Religión Digital -esencialmente, los miembros de la Conferencia Episcopal- empiezan a considerar una tradición que se anuncie para José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el obispado de Ávila.
La última vez -que recuerde- fue el pasado 7 de mayo, en un artículo de Jesús Bastante titulado con osada certeza: ‘Gil Tamayo será el nuevo obispo de Ávila’. Expresado con tal contundencia, casi suena a decreto.
En Infovaticana no somo extraños al rumor, y hemos informado ya de unos cuantos: como rumor, es decir, permitiendo al menos un condicional en el titular. No dudamos de que Bastante esté en esto bastante mejor informado que nosotros. Gil Tamayo es un hombre de su hechura, de los que se mueve bien entre la renovación y el discernimiento, y nos parece bastante razonable que la fuente de RD sea el próximo interesado.
Está a punto, dice Bastante. Y continúa en el segundo párrafo: «Según ha podido confirmar RD, en los próximos días -seguramente antes de San Isidro-, la Nunciatura Apostólica hará oficial el nombramiento de Gil Tamayo como obispo de la sede de Santa Teresa, sustituyendo a Jesús García Burillo. La cercanía de Ávila a Madrid permitiría que el nuevo prelado pudiera ser reelegido, el próximo mes de noviembre, como portavoz de los obispos españoles».
Pues bien, esta es la noticia: San Isidro pasó, estamos en junio y Gil Tamayo sigue sin vestir la púrpura, ni en Ávila ni ‘in partibus infidelium’.
Hay cierta prisa. Si Gil Tamayo no consigue la púrpura ahora, antes de que acabe su mandato en la CEE, se hace muy probable que no la logre jamás y sea decorosamente apartado de la primera fila de la Iglesia española.
El postergado nombramiento puede sorprender a muchos; después de todo, como indica Bastante, Gil Tamayo es un ‘hombre de Francisco’ de pies a cabeza, de los que discierne todo lo que se le ponga por delante, cercano a Lombardi y Rosicca. ¿Qué está pasando?
Pasa que Gil Tamayo pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, y aunque oficialmente la Prelatura y el Papa están a partir un piñón, con los primeros espadas de la Obra haciendo la ola a cada iniciativa de Francisco y mirando para el tendido cuando Su Santidad hace alguna que se da de bofetadas con todo lo que enseñó San José María, lo cierto es que al Santo Padre no le gusta el Opus Dei.
Fernando Ocáriz, el actual prelado, no es obispo, a diferencia de sus dos predecesores, y la Santa Sede ha dado instrucciones para que no se nombre obispo a ningún miembro del Opus Dei en países sensibles.
Naturalmente, Su Santidad puede hacer de su capa un sayo y nombrar a Gil Tamayo obispo cuando le plazca. Bastante lo da, ya lo hemos visto, por cosa hecha. Nosotros tenemos nuestras dudas.
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Pues por ahora parece que Ávila sigue teniendo buena suerte, si tras disfrutar del excelente obispo García Burillo se va librando de que le caiga Gil Tamayo…
El nombramiento de Avila saldra cuando termine el año teresiano, en Octubre.
Pues hoy, 15 de diciembre, està tomando posesión.