La Diócesis de Mostar, de la que depende la parroquia de Medjugorje, ha sido siempre contraria a las apariciones. Por ello el vaticanista Marco Tosatti insinúa que el nombramiento de Heryk Hoser como enviado especial de forma indefinida, podría ser el principio de la creación de una entidad independiente que desligue a la parroquia de su diócesis correspondiente.
El año pasado el Papa Francisco encomendó al arzobispo polaco Heryk Hoser que llevara a cabo una importante misión como Visitador Apostólico en Medjugorje. Después de concluir su labor como enviado especial, la Santa Sede comunicaba ayer 31 de mayo su continuidad en la parroquia del lugar donde, supuestamente, se lleva apareciendo la madre de Cristo durante más de 30 años.
Heryk Hoser se traslada de forma indefinida
De tal manera, Hoser hace las maletas de forma indefinida y se traslada allí para continuar con la investigación de éste fenómeno que atrae a miles de personas de todo el mundo y que llama a la conversión. Se trata de un hecho extraordinario, ya que en su día éste arzobispo polaco permitió a las diócesis y otras instituciones «organizar peregrinaciones oficiales». Un paso adelante en el largo proceso que está suponiendo el veredicto final de la Iglesia con el santuario.
Todo se produce en un clima, más que sabido por todos, de tensión entre la parroquia de Medjugorje y la diócesis de la que depende: Mostar. Las diferencias vienen de largo ya que, sin ir más lejos, el actual obispo de la capital de Bosnia, Ratko Peric, y su antecesor, han mantenido siempre la postura de que las apariciones son falsas. Por ello los indicios apuntan a que esta nueva función que va adquirir el Arzobispo polaco podría acabar en la creación de una entidad autónoma que desligara a la parroquia de su actual diócesis.
Un polémico artículo
Además, el hecho de que Hoser se traslade a vivir a Medjugorje supone un signo de atención a una realidad de fe que fluye desde hace décadas. Para entender la magnitud de la decisión de Francisco, cabe recordar que hace poco más de un año el Prelado de Mostar y varios obispos de la Conferencia Episcopal Bosnia publicaron un artículo muy duro. En él manifestaban estar en contra de un veredicto expresado por la Comisión, que al parecer era favorable a reconocer las apariciones al menos en una primera fase.
Dicha publicación, de febrero de 2017 y a día de hoy retirada de la página web de la diócesis, impugnaba la veracidad de todo el fenómeno incluso en sus primeras semanas. «Aunque a veces se ha dicho que las apariciones de los primeros días podrían ser auténticas y que después sería añadida una superestructura por otros motivos -en prevalencia no religiosos- esta Curia ha promovido la verdad también referente a esos primeros días. Además siempre ha buscado informar a la Santa Sede, en particular a los Sumos Pontífices San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco», rezaba el texto.
Los cambios en la Iglesia con Medjugorje
Como se viene observando últimamente, el trato a Medjugorje por parte de la Iglesia está experimentado un cambio significativo. Es más, Heryk Hoser manifestaba que el culto a este lugar mariano «no está prohibido y no debe practicarse a escondidas». Destacando que su misión consistía precisamente «en analizar la situación pastoral y proponer mejoras». Recientemente, el polaco ha renunciado a su cargo como arzobispo de Varsovia.
El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke apuntó ayer que el nombramiento del Papa estaba enmarcado en «una misión exclusivamente pastoral, en continuidad con la misión del enviado especial de la Santa Sede para la parroquia de Medjugorje, encabezada por el Arzobispo Hoser desde el 11 de febrero de 2017 y concluida en los últimos meses». Por lo tanto, el propósito es «asegurar un acompañamiento estable a la parroquia y a los fieles que van de peregrinaje».
En 2014 fue entregado un informe final al Papa Francisco y desde entonces se espera una declaración pública que esclarezca la decisión tomada sobre Medjugorje. Una decisión que, a priori, se vaticina próxima.
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