«No tengo guardaespaldas ni vehículos potentes como usted»

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En una carta enviada al coordinador del C8, a la que ha tenido acceso InfoVaticana en exclusiva, la viuda del embajador estafado por el cardenal Maradiaga lamenta el trato recibido por el cardenal, al que le reprocha conocer y haber encubierto los manejos de su obispo auxiliar Juan José Pineda.

Para conocer los antecedentes del caso leer esta información.

A continuación, la carta enviada por la viuda del embajador de Honduras al Cardenal Maradiaga.

Tegucigalpa, 9 de abril, 2018

S.E.R.  Cardenal Oscar A. Rodríguez M.

Señor Cardenal:

Conservo un correo electrónico que usted me envió el día en que falleció mi esposo Alejandro, en el cual me dice: «…creo haber perdido a uno de mis mejores amigos, siempre leal y cariñoso. Hace 35 años los conocí y han sido mi mejor regalo…»

Después de un año de su muerte, descubrí la estafa de la compañía financiera Leman Wealth Management, en la cual habíamos invertido nuestro dinero. Jamás he dicho que usted nos obligó a invertirlo, pero si lo hicimos fue porque usted nos incitó, nos animó. Usted nos sacó el tema con la idea de convencernos, porque nos dio absoluta seguridad de la seriedad de la compañía, diciéndonos que por eso usted había invertido todo el dinero de la diócesis, que daban buenos intereses, que había investigado y que era seguro. Al día de hoy ignoro cual era su verdadera intención.

De lo que sí estoy absolutamente segura es que usted fue totalmente irresponsable, al asegurarnos algo que no era cierto, porque después se descubrió que su amigo, el banquero,  había ya sido demandado por estafa  años atrás. Es allí donde está su falta grave; en la irresponsabilidad,  y obviamente esto genera en usted un compromiso moral, ético y cristiano (me resulta incongruente saber que usted fue profesor de Teología Moral en el Instituto Teológico Salesiano Guatemala, 1971-1975  fuente: ECCLESIA DIGITAL) sin embargo lo que hizo fue completamente lo contrario, pues se limitó a darme una limosna en comparación con lo que perdí y que acepté como préstamo, pues le dije que se lo devolvería al recuperar lo perdido; pero lo grave es que a partir de entonces, usted me marginó totalmente con grosería, soberbia y despotismo.

¿Cómo se puede explicar que de considerarme «el mejor regalo» haya pasado a ser la persona más despreciada, sin que yo le hubiera hecho algún mal?  De la única manera que me lo puedo explicar, es replicándole con las mismas palabras  pronunciadas de su propia boca,  «…quieres tener un enemigo?, hazle un favor a alguien!…». Y eso fue precisamente lo que siempre hicimos a usted, favores. Aquí le quiero aclarar algo: Siempre estuve consciente de que si seguíamos en el cargo como embajadores ante la Santa Sede, era en parte porque usted movía sus influencias, y pensaba que lo hacía por cariño hacia nosotros, pero ahora que he comprobado que ese cariño era falso, lo único que podría pensar es  que lo hacía solamente para tener garantizada su «Betania» y eso me causa un dolor muy grande.  El cariño cuando es sincero no se acaba sin motivo ni de repente, como sucedió con el suyo, Cardenal.

Por varios meses me dirigí muchas veces a usted, con humildad, con desesperación y dolor pero en respuesta siempre recibí silencio absoluto. Un silencio insultante, humillante, ofensivo y lleno de desprecio. Posición y actitud indigna en uno que lleva una investidura sagrada y que habla del amor al prójimo, que habla de caridad, de  perdón y misericordia. Actitud indigna de uno que consagra el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. ¿Dónde quedan sus principios Cristianos, señor Cardenal?, le recuerdo que en el libro de Proverbios, dice:

11:2 La arrogancia acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes.

11:3 La integridad guía a los honrados; la falsedad arruina a los desleales.

 Convencida de que me había traicionado, le notifiqué que no me quedaba más recurso que pedir auxilio  en el Vaticano. Se lo dije porque  no hago nada a espaldas de nadie.  El tiempo transcurrió, usted jamás se bajó de su pedestal, vino la investigación que ordenó el Papa Francisco, me llamaron a declarar sobre todo por la denuncia que  había interpuesto contra su Obispo Auxiliar Juan José Pineda, denunciado por muchísimas personas  por graves faltas   y quien siempre ha actuado bajo su absoluta e incondicional protección. Solo le quiero decir un sabio pensamiento de Albert Einstein: «El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por las que permiten la maldad». También le recuerdo una frase del Papa Benedicto XVI: «La persecución no viene de afuera, nace con el pecado dentro de la Iglesia».             

Fui contactada por el prestigiado escritor y Periodista Emiliano Fittipaldi, autor de diversos libros y artículos que son verdaderas investigaciones de un periodismo libre y sin ataduras, que obviamente no podría existir en nuestro país, y que usted de manera retorcida lo quiso ridiculizar infructuosamente porque él pudo probar  lo que usted había negado en los manejos del dinero en la Universidad Católica de Honduras, y de las acusaciones de inversiones millonarias en la Leman Wealth Management, lo cual usted había negado rotundamente. Usted sabe que el periodista me solicitó una entrevista a la cual me negué en un principio, pero si después cambié de idea fue porque usted ya tenía mi dignidad fuertemente pisoteada y yo no podía ser cómplice avalando con mi silencio una gran mentira suya que  me estaba afectando demasiado.

Hice saber indirectamente al Vaticano que iba a tener que dar esa entrevista a Fittipaldi, porque repito, no acostumbro hacer nada a espaldas de nadie.

El motivo principal de esta carta, Señor Cardenal, es para pedirle que me diga dos cosas:

Primero: Si usted ante la Prensa Internacional negó categóricamente que la diócesis había hecho inversiones en la Leman Wealt Management, y a nosotros nos dijo que habia invertido allí  todo el dinero de la diócesis, a quien le mintió, ¿a la prensa, o a nosotros? porque si fue a nosotros, ¿porqué oscura razón lo hizo?

Segundo: Que me diga lo que siempre he querido saber: ¿De donde nace ese odio hacia mi persona? Cuál es ese misterioso motivo?  Porqué nunca ha querido darme la cara como se lo he pedido?  Porqué se negó el pasado primero de marzo  a reunirse conmigo en Roma como lo deseaba y lo pidió el Santo Padre? Porqué se valió de un engaño y una mentira para no hacerlo?  Es que no tiene valor de mirarme a los ojos?  Será que le da verguenza porque cuando nos necesitaba nos decía que éramos su familia? que nuestra casa era su Betania?. Por favor Cardenal Rodriguez, hoy veo esa expresión como una bofetada en mi rostro, porque si se refiere al pasaje que se encuentra en los cuatro Evangelios, Jesús nunca traicionó a sus amigos verdaderos Maria, Marta y Lázaro. Para sus próximos engaños no utilice la Biblia, por favor respete .

Se lo pregunto porque no quisiera pensar que lo hace en venganza porque presenté la denuncia justa y merecida contra su Auxiliar Pineda. Usted trató de evitarlo pero yo le dije: «Por usted, cualquier cosa Eminencia, pero por su Obispo Auxiliar nada».  A él también lo tratamos por muchos años como si fuera de nuestra familia,  Alejandro lo quería muchísimo y fue uno de los que más se movieron para obtenerle su investidura como obispo Auxiliar, ya que le teníamos mucha admiración. Posteriormente el Obispo Pineda nos hizo cosas horribles, por un lado a mí y por otro lado a mi marido, pero cuando llegó al punto extremo, sobre todo el hecho de esperar a que mi marido estuviera agonizando, para decir una mentira, que él ya no podía desmentir; yo no lo podía pasar por alto porque todo tiene un límite y si usted pretendió que yo por el cariño hacia usted llegara al punto de saltarme por la dignidad ofendida de mi esposo, pues se equivocó, señor Cardenal. Lo siento, y le aseguro que lo siento de verdad, pero para mí, mi marido estaba primero porque estaba indefenso.

Si sospecho que ese es el motivo de su odio, es porque sé que usted ya es famoso por adquirir esa horrible actitud de quitarle el habla y enviar a la basura  a todo el que roza aunque sea mínimamente a su Auxiliar.

Soy una mujer que lo único que he hecho es defenderme de daños, humillaciones y atropellos. Soy una mujer sola, viuda, sin poder, sin guardaespaldas ni vehículos potentes como usted, pero llena de Dios y sé que Él está conmigo guiando mis pasos y llegaré hasta donde Él quiera que llegue; se lo aseguro.

Todos tenemos una dignidad, señor Cardenal, y como seres humanos merecemos respeto, sobre todo los que no hemos cometido ni delitos ni faltas graves; y más, los que le hemos servido con cariño, lealtad y desinterés. Le recuerdo que usted decía que nos quería mucho porque le dábamos todo y no le pedíamos nada; y le aseguro que no es ni Cristiano ni ético que por su culpa mis hijas hayan perdido la herencia que con tanto esfuerzo les dejó su padre; un hombre bueno, honrado, trabajador y honorable. Su leal y gran amigo Alejandro. Le repito, nunca le hemos exigido nada, pero si usted hubiera sido sensato, humilde y de noble corazón, nos hubiera brindado apoyo en vez de darnos la espalda.  Según los cánones de Teología Moral usted no tiene obligación conmigo, pero sí tiene Responsabilidad, que es casi lo mismo. ¿Será que para eludir esa responsabilidad  usted prefirió elegir una vil traición?

24:15  Malvado, no aseches la casa del justo, no destruyas su morada.

 24:16  pues el justo cae siete veces y se levanta, pero los malvados se hunden en la desgracia. Proverbio

Lo que le aseguro es que mis hijas y yo, siempre podremos salir a la calle con nuestra frente en alto, mientras que usted con todos sus millones encima, llevará a cuestas el deshonor y la verguenza.

Mi conciencia está absolutamente limpia y tranquila. Y le voy a decir algo Cardenal: nadie en toda su vida le ha dado una prueba de amistad tan pura, sincera y desinteresada como la que yo le di.. Recuerde bien porqué se lo digo. Recuérdelo y verá cómo tengo razón.

Si me va a responder, respóndame con la verdad, no con ofensas como usted acostumbra ni  con mentiras como lo hizo al tratar de defenderse de las acusaciones de Fittipaldi, porque después él sacó las pruebas y usted se tuvo que quedar callado.

A continuación le hago un breve relato de la noticia internacional que ha circulado en todo el mundo y que seguramente tuvo la oportunidad de leer.

«TOCADO Y HUNDIDO: DEMUESTRAN QUE MARADIAGA MINTIÓ AL DEFENDERSE DE LAS ACUSACIONES DE CORRUPCIÓN»

Este es el titular del periódico italiano INFOVATICANA del 6 de febrero, 2018;   uno de los tantos periódicos que en Europa reprodujeron los artículos de Emiliano Fittipaldi, incluida mi entrevista del día 2 de marzo, que fue muy comentada porque muchos estaban esperando otra  prueba sobre las acusaciones que el prestigiado periodista había hecho al Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga.

Medios de la Prensa Católica europea como «The Catholic Register»,  «Vatican News» «Gloria TV» «Infovaticana»,  «Dagospia», y muchos más, han publicado artículos denunciando cosas muy feas ya sea de usted como de su Auxiliar Pineda; o sea que usted  ya no podrá seguir diciendo:  «es que son los judíos que no me quieren, es que son de la prensa amarillista…»“es que es un complot, o una campaña contra el Papa”. Cuando quieren atacar al Papa lo hacen directamente.

Es obvio que parte de la prensa hondureña trata de encubrirlo a usted señor Cardenal, pero es imposible lograrlo porque gracias a la tecnología de las comunicaciones, existen otras maneras de comunicarse y cualquier artículo se difunde rápidamente.  Eso fue lo que pasó con mi entrevista.

En Honduras se publicó solamente lo que usted quiso que se publicara en su canal;  solo mueve un dedo y manda a sus emisarios para que informen como a usted le conviene.  Esto pasó con la ratificación de su nombramiento como Arzobispo de Tegucigalpa. Es increíble como lo inflaron!!! con bombos y platillos!!! como si lo hubieran nombrado Papa!!!  Una simple ratificación de las que en Roma suceden a menudo. Usted y yo lo sabemos. Pero aquí usted seguramente pretendió con esto, tapar los escándalos que enfrenta.  De hecho, aquí varios medios escondieron todas las noticias publicadas en el exterior y cuando lo ratificaron, aparecieron diciendo que ha habido una campaña para desprestigiarlo. No he oído algo tan ridículo, descabellado y absurdo, pues ante las «PRUEBAS» (que fueron 9 páginas de auténtica información contable)  de las cuales usted no se pudo defender, es usted y solamente usted quien se ha auto desprestigiado.

En países serios como los Estados Unidos, solamente con estar señalado, nadie puede ostentar un cargo, pero usted, ha sido ratificado.  Tal vez el pobre Papa Francisco, avergonzado, no haya como encubrir a su gran colaborador o quizá simplemente lo hace por agradecimiento por haberle ayudado a ser Papa.

Por otro lado, ya sabemos que en Honduras «el corcho se hunde y el plomo flota» y si usted cree que aquí le limpiaron el nombre, está bien equivocado. Usted se manchó solito y eso no se lo quita nadie.

Por último Cardenal, si mis palabras le suenan simples en esta humilde pero sincera, verdadera y dolorosa carta, que dista mucho de sus bonitas pero falsas palabras pronunciadas en sus homilías, no buscan esconder absolutamente nada, salen del corazón de una mujer viuda, maltratada y despreciada únicamente por haber creído en «hombres de Dios» y ahora busco la Verdad y la Justicia en esta acción dolosa a la que usted nos indujo y que ha causado un daño severo en mi vida, después de la desaparición física de mi esposo Alejandro.

Hay muchísimas personas que me han demostrado solidaridad y comprensión sabiendo que a muchos les causa indignación que usted y sus instituciones millonarias (universidades, fundaciones nacionales, fundaciones extranjeras, medios de comunicación, etc.) no puedan responsabilizarse de los malos actos cometidos por su máxima autoridad el arzobispo y Gran Canciller de la arquidiócesis de Tegucigalpa.

No puedo terminar esta carta sin decirle algo importantísimo: si usted hubiera accedido al encuentro solicitado en Roma por el Papa, yo no hubiera dado la entrevista. Esto se lo había expresado al Secretario de Estado, Su Eminencia Pietro Parolin al llamarme por teléfono el pasado 16 de febrero,  pero como usted se rehusó burlándose de todos con gran soberbia y prepotencia, la tuve que conceder. Tenía la ilusión de que usted se había arrepentido de su terrible comportamiento, pensaba que le iba a poder dar un abrazo y que esta pesadilla quedaría en el pasado, pero solo fue una vaga ilusión pues usted demostró con más fuerza su maldad y ese su odio feroz y enfermizo que lleva dentro y  que lo corroe, porque revelarse al Papa para reunirse con alguien que solo bien le había hecho, es algo inconcebible. Jamás hubiera imaginado recibir de usted tanta maldad.

Solo me resta decirle que he presentado un extenso documento a las oficinas de Derechos Humanos de varias Instituciones Internacionales, donde declaro que usted y su Auxiliar Pineda son mis únicos enemigos y únicos sospechosos si algo inusual me llegase a pasar.

10:11 Sean fuertes en el Señor y en su gran poder. Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo. No participen en las obras inútiles de la maldad y la oscuridad, al contrarío, sáquenlas a La Luz. Efesios                  

Martha Alegría Reichmann

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Comentarios
6 comentarios en “«No tengo guardaespaldas ni vehículos potentes como usted»
  1. Madariaga, tiene que estar entre rejas de por vida por delincuente y con él quien le ampara y defiende. Los delitos los cometen los actores, cómplices y encubridores. Qué escándalo y vegüenza¡. Y este delincuente quería ser Papa?. Un ateo, ladrón, comunista, antireligión, católica, anticristo.

  2. Gracias, Infovaticana, por tener la valentía de exhibir a tipejos vestidos de escarlata, y demás fauna nociva, como las lacras que en realidad son: lobos con pieles de cordero, chacales, jabalíes y zorras que tienen asolada a la Santa Iglesia, como está profetizado, incluso en la Biblia.

  3. ¿Y éste es al que el Papa defiende? Dime con quién andas, y te diré quién eres.
    ¡Dios mío, ven en auxilio de Tu Iglesia. Señor, date prisa en socorrerla!

  4. ¿ No hay quien controle en el Vaticano, las irregularidades de ciertos «pajaros «, con capelo o sin capelo ?.
    Ya no se pueden tapar. No huelen a oveja. Huelen a M.

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