La disputa entre los obispos alemanes sobre la distribución de la Sagrada Eucaristía entre cónyuges luteranos de fieles católicos podría desembocar en una situación en la que cada diócesis del país siga sus propias reglas, quebrándose la unidad en un aspecto absolutamente crucial en la vida sacramental católica.
Si esto puede resultar obvio para el lector, lo sorprendente es que el Arzobispo de Munich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Cardenal Reinhard Marx, también lo entiende así y no parece ver ningún problema en ello, según se desprende de una entrevista concedida por el purpurado al sitio de la CEA en Internet, Katholisch.de.
Preguntado por la posibilidad de que cada diócesis apruebe sus propias normas sobre la intercomunión, el cardenal respondió que «sí, así sucede ya actualmente», añadiendo que la CEA «no puede adoptar medidas legislativas para las distintas diócesis».
Así, el cardenal no tiene la menor objeción en que una misma persona en idénticas circunstancias tenga permitido o prohibido el acceso a la comunión según el terreno que pise. Dado que Marx es uno de los miembros del C9, el consejo privado del Papa encargado de la reforma de las estructuras eclesiales, y dada la insistencia de Francisco en la creación de una ‘Iglesia sinodal’, más descentralizada, es de temer que este régimen de ‘verdad fragmentada’, en el que algo será lícito o ilícito para el fiel católico dependiendo de la jurisdicción que habite, sea uno de los efectos secundarios, si no la meta, de la citada ‘renovación’.
Por lo demás, la intercomunión sigue en el candelero de la actualidad, y el último en opinar sin tener vela en este entierro ha sido el presidente de la República Federal, Frank-Walter Steinmeier, en el sentido de que los católicos deberíamos «compartir» la eucaristía con los protestantes.
En declaraciones pronunciadas en el curso del Katholikentag -una conferencia para católicos germanohablantes celebrada en Münster-, Steinmeier, hablando «no como presidente federal, sino como cristiano evangélico que vive en un matrimonio interdenominacional», afirmó: «Busquemos fórmulas de expresar la fe cristiana común compartiendo la Última Cena y la Comunión. Estoy seguro de que miles de cristianos en matrimonios mixtos esperan esto».
Lo que nos confirma que, como aseguraba el Cardenal Walter Kasper, no abundan entre los cristianos quienes entiende el concepto de Transubstanciación
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La comunión eucarística no creo que les interese en lo más mínimo, es tan solo un capricho, una envidia de porqué los otros si, y yo no, y que feo que se les siga el cuento,
Esta disparidad de criterio ya se está tolerando en el caso de los divorciados vueltos a casar. Insisto en que esto cada vez se parece más al camarote de los hermanos Marx.
Una Iglesia sinodial terminará siendo una sin dial y a la vez una Iglesia descentralizada será una descentrada. Es cierto que una explicación teológica sobre la transubstanciación no es fácil de pedir pero un católico verdadero sabe quién está en la hostia consagrada. No entiendo por qué excluyen a los Luteranos solteros o los viudos de ir a comulgar o a cualquiera que esté en la Misa. Groucho sabe que no va a lograr la unanimidad que le pido el Jefe por eso aplica cada maestrito con su librito y así cree que es un genio que salió del (bergog) lío que hizo, hace trampa es un sofisma si la CEA no lo puede hacer tampoco ninguna de sus partes como una Diócesis sin cumplir el Canon. Sigamos viendo la serie para ver si el asesino es el mayordomo o la mucama.
Este ecumenismo, me parece que está mal entendido, si creyeramos todos lo mismo seguiriamos siendo todos católicos, son ellos los que se marcharon de la santa madre iglesia. Son ellos los que tienen que volver si quieren, nosotros nos podemos llevar bien con ellos y compartir el creer que Jesucristo es Dios, pero al ser ellos los que se separaron de la verdad, es una decisión solo de ellos de volver. Lo que creo que tendrían que hacer, es compartir a los Padres y doctores de la Iglesia que explican nuestra Fe y el catecismo,pero la iglesia católica deberia exigir coherencia de los protestantes con la Fe que tienen, si no creen en la Eucaristia, es una falta de coherencia, y una farsa contra si mismos querer recibirla. En el relato del hijo pródigo el padre espera pacientemente en la casa, no va a buscar al hijo que se marchó, porque el hijo ya sabe el camino de vuelta a su casa, tener la puerta abierta si, pero es el hijo el que tiene que decidir si quiere volver a vivir con el padre.