El insoportable silencio de la reina de Inglaterra sobre Alfie

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La inconsistencia moral de Isabel II, muda ante la masacre que se va a cometer en su nombre con el pequeño Alfie, mientras ella celebra el nacimiento de su descendiente.

En los días de la esperanza y la angustia por Alfie Evans, en los días de los coloquios y las oraciones, de las protestas y las lágrimas, en Inglaterra hay un silencio terrible que desconcierta y causa amargura: el de Buckingham Palace. Isabel II no ha pronunciado una palabra en favor de su pequeño súbdito. Y, sin embargo, la soberana había sido llamada en causa los días pasados directamente por los padres de Alfie que, con un lenguaje conmovedor e incluso de sabor arcaico, habían pedido la «protección de la vida y de la libertad de Su súbdito de veintitrés meses Alfie Evans».

Se le recordaba a la gran soberana del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte que unos jueces de los Tribunales de Su Majestad habían dado la orden de asesinar a Alfie mediante la puesta en marcha de un protocolo y de rechazar cualquier intento de liberarlo del hospital en el que está retenido contra la voluntad de sus padres, ordenes «crueles», escribían los Evans, jamás autorizadas por un parlamento democrático. «Estos jueces pretenden ejercer la antigua jurisdicción autocrática de Su Majestad sobre la vida y la muerte de sus súbditos».

Concluían la carta con este llamamiento conmovedor y grandioso: «Como súbditos leales, nos negamos a creer que Su Majestad haya podido ordenar que dichas acciones malvadas se llevan a cabo, y denunciamos la condena a muerte y retención ilegal de Alfie como una usurpación sediciosa contra Su Majestad». Una conclusión extraordinaria: los Evans señalan a la reina que unos jueces -colaboradores suyos en la administración de la justicia en el reino- la están traicionando, están traicionando el más noble espíritu de la justicia británica.

Parece que estemos en un relato antiguo, salido de las páginas de un Robert Benson: unos súbditos leales y fieles quieren poner en guardia a la reina del mal que se está llevando a cabo a sus espaldas.

Parece que estemos reviviendo el drama de Tomás Moro, del obispo John Fisher, de esos católicos ingleses que amaban su patria, pero que amaban aún más la Verdad. Isabel II, ante este acto de amor y devoción, ha permanecido en silencio. Ha permanecido en silencio en el día de su cumpleaños, cuando un acto de clemencia habría sido visto como un gran gesto de justicia y misericordia, digno de quien es también la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra, máxima autoridad religiosa.

Podía hacerlo el 23 de abril, Fiesta de San Jorge, antiguo Patrono de Inglaterra. Este acto de clemencia no ha llegado. El silencio impenetrable de Buckingham Palace no ha sido roto por la voz de una soberana que, en cambio, ha permanecido indiferente ante el drama de su pequeño súbdito y sus padres. Un silencio que causa desconcierto. Porque un soberano debe ser, necesariamente, rey de todos, garantizando la justicia para todos. Mucho más que un presidente de la República, que siempre es un hombre parcial, si no de partido; de ello dio amplia prueba en Italia Giorgio Napolitano, en su intento de salvar a Eluana Englaro. Una reina no: ha sido educada y formada para proteger su pueblo.

Pero Isabel, que será la última verdadera monarca de Inglaterra, ha demostrado toda la fragilidad y la inconsistencia moral de su dinastía, la de los Hannover, que hace tres siglos fue puesta en el trono de Londres por una clase dirigente económica y financiera, por una aristocracia ávida y rapaz, que no quería saber nada de los soberanos legítimos, los católicos Stuart.

Pusieron en el lugar de los Stuart a unos reyes marioneta para poder hacer lo que quisieran con el poder. Hoy, tres siglos después, este poder, que se expresa también en ámbito judicial, no tiene la intención de ser puesto en discusión por una pobre familia papista de Liverpool. Y la reina asiste, muda, a esta masacre.

Publicado originalmente en La Nuova Bussola. Traducción de Helena Faccia para InfoVaticana

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Comentarios
9 comentarios en “El insoportable silencio de la reina de Inglaterra sobre Alfie
  1. Hay un video del año pasado que lo dice todo: La gran asamblea masónica en el Albert Hall durante la celebración de su tercer centenario, cantando todos de pie el «Dios salve la reina». Creo que es de la TV argentina de A. Salbuchi. Pero se les acaba el tiempo. La farsa satánica disfrazada con pompas cristianas ya tiene fecha de liquidación.

  2. Me parece de mal gusto traer esto así. Mejor sería pedirle a ella o a su nuera, Catalina, un gesto si ello es posible.
    Un reina no gobierna.

  3. Normando, yo no quiero para ella la misma suerte que el niño, pues no sabemos que decida Dios, y si El quiere, el niño vivirá, contra todo y contra todos, entonces tendríamos otros ¿80?, años más de dulce y amable majestad, !!!!!!????

  4. Pero qué pasa con el pueblo británico? En innumerables ocasiones acuden a puertas de palacio a celebrar o a dejar velas y flores, etc. ¡¡¡Y NADIE HA IDO A PUERTAS DE PALACIO A PEDIR INTERVENCIÓN DE LA REINA, PARA SALVAR A ALFIE!!! Acaso la gran mayoría del pueblo británico está en favor de la muerte???

  5. Temo que sí, María Estela. Otro día estuve leyendo comentarios de los lectores de The Independent. Una verdadera lástima. Casi todos justificando el abandono de Alfie a su propia suerte cuando no defendiendo su muerte inmediata. Si son filtrados los comentarios para obtener una mayoría a una posición, no lo sé. Pero así estaba…

  6. Una vez más, los hijos de la Gran Bretaña capitaneados por su reina se han cubierto de gloria. Espero que esta nueva canallada no quede impune.

  7. Y que va a hacer ni decir, cuando un miembro de la Familia Real inglesa se ha distinguido por su gran humanidad y por defender valores. El estilo anglosajón es protestante y estas cosas les repatean y están más a favor que en contra. No pronunciándose por lo menos son son discretos. Alguien cree que la cabeza de la Iglesia anglicana que es una caricatura de la verdadera Iglesia va a decir nada ni opinar de religión. ¿Y la confesión anglicana qué dice en su jerarquía? ni mu, esos para hacer encuentros ecuménicos, ponerse capitas y de vez en cuando casar o bautizar a la familia real, por eso están a punto de desaparecer y ser la nada con sifón.

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