Francisco: ‘¡No os olvidéis de bautizar a los niños!’

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El Papa Francisco ha dedicado su catequesis de este miércoles al bautismo y ha respondido a quienes piensan que es mejor esperar a que un niño crezca para que reciba este sacramento. “Esto significa no tener confianza en el Espíritu Santo, porque cuando bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace que crezcan en ese niño, desde pequeño, virtudes cristianas que florecerán después”, ha afirmado el Pontífice, que ha pedido dar la oportunidad a todos los niños de tener dentro el Espíritu Santo.

En la audiencia general que ha tenido lugar este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo. El Santo Padre, concluido el ciclo de catequesis sobre la santa misa, ha dedicado su catequesis al sacramento del bautismo.

A continuación, la catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Los cincuenta días del tiempo litúrgico pascual son propicios para reflexionar sobre la vida cristiana que, por su naturaleza, es la vida que proviene de Cristo mismo. De hecho, somos cristianos en la medida en que permitimos que Jesucristo viva en nosotros. Entonces, ¿desde dónde podemos comenzar a reavivar  esta conciencia si no desde el principio, desde el Sacramento que ha encendido la vida cristiana en nosotros? .Este es el Bautismo. La Pascua de Cristo, con su carga de novedad, nos alcanza a través del Bautismo para transformarnos a su imagen: los bautizados son de Jesucristo, Él es el Señor de su existencia. El bautismo es el «fundamento de toda la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1213). Es el primero de los sacramentos, ya que es la puerta que permite  a Cristo el Señor  tomar morada en nuestra persona y a nosotros sumergirnos en su Misterio.

El verbo griego «bautizar» significa «sumergir» (véase CIC, 1214). El baño con agua es un ritual común a varias creencias para expresar la transición de una condición a otra, un signo de purificación para un nuevo comienzo. Pero para nosotros, los cristianos, no debe pasar por alto que si es el cuerpo el que se sumerge en el agua, es el alma la que se sumerge en Cristo para recibir el perdón del pecado y resplandecer con la luz divina (cf. Tertuliano, Sobre la resurrección de los muertos, VIII, 3: CCL 2, 931, PL 2, 806). En virtud del Espíritu Santo, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, ahogando  en la pila bautismal al hombre viejo, dominado por el pecado que separa de Dios y dando vida  al hombre nuevo, recreado en Jesús. En él, todos los hijos de Adán son llamados a una nueva vida. El Bautismo es, pues, un renacimiento. Estoy seguro, segurísimo de que todos nosotros recordamos la fecha de nuestro nacimiento: seguro. Pero yo me pregunto, con algo de duda, y os pregunto a vosotros : ¿Cada uno de nosotros recuerda la fecha de su bautismo? Algunos dicen que sí –está bien-. Pero es un sí algo débil porque quizás muchos no la recuerdan. Pero si celebramos el día en que nacimos ¿por qué no celebrar, o por lo menos recordar, el día del renacimiento? Yo os pongo unos deberes para casa. Los que no se acuerden de la fecha del bautismo, que pregunten a su madre, a los tíos, a los sobrinos, que pregunten: “¿Tú sabes cuál es la fecha de mi bautismo?” . Y no la olvidéis nunca. Y ese día dad gracias al Señor porque es precisamente el día en que Jesús entró en mí, en que el Espíritu Santo entró en mí. ¿Habéis entendido bien los deberes? Todos tenemos que saber la fecha de nuestro bautismo. Es otro cumpleaños: el cumpleaños del renacimiento. No os olvidéis de hacerlo, por favor.

Recordemos las últimas palabras del Señor Resucitado a los Apóstoles; son un mandato preciso: «Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). A través del lavacro bautismal, el  que cree en Cristo se sumerge en la misma vida de la Trinidad.

De hecho, no es un agua cualquiera la del Bautismo, sino el  agua sobre la que se invoca el Espíritu que «da vida» (Credo). Pensamos en lo que Jesús dijo a Nicodemo, para explicarle el nacimiento en la vida divina: «El que no nazca de agua y de espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu es espíritu «(Jn 3: 5-6). Por lo tanto, el bautismo también se llama «regeneración»: creemos que Dios nos ha salvado «según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación  del Espíritu.» (Tito 3: 5).

El bautismo es, por lo tanto, un signo eficaz de renacimiento, para caminar en una nueva vida. San Pablo lo recuerda a los cristianos de Roma: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva»(Rom 6: 3-4).

Al sumergirnos en Cristo, el Bautismo también nos hace miembros de su Cuerpo, que es la Iglesia, y partícipes de su misión en el mundo (Cfr. CCC 1213).Nosotros, los bautizados, no estamos aislados: somos miembros del Cuerpo de Cristo.  La vitalidad que fluye de la fuente bautismal se ilustra con estas palabras de Jesús: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto”(Jn 15, 5). Una misma vida, la del Espíritu Santo, fluye de Cristo a los bautizados, uniéndolos en un solo Cuerpo (cf. 1 Cor 12:13), con el crisma de la santa unción y alimentado  en  la mesa eucarística.

El bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros  vivir unidos a él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su condición, en la transformación del mundo. Recibido solo una vez, el lavacro bautismal ilumina toda nuestra vida, guiando nuestros pasos hacia la Jerusalén del Cielo. Hay un antes y un después del bautismo. El Sacramento supone un camino de fe, que llamamos catecumenado, evidente cuando es un adulto quien  pide el bautismo. Pero incluso los niños, desde la antigüedad, son bautizados en la fe de sus padres (véase Rito del Bautismo de los Niños, Introducción, 2).  Y  sobre esto quisiera deciros algo. Algunos piensan : pero ¿por qué bautizar a un niño que no entiende? Esperemos a que crezca, a que entienda y sea él mismo el que pida el bautismo . Pero esto significa no tener confianza en el Espíritu Santo, porque cuando bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace que crezcan en ese niño, desde pequeño, virtudes cristianas que florecerán después. Siempre hay que dar a todos esta  oportunidad , a todos los niños, la de tener dentro al Espíritu Santo que los guíe durante la vida. ¡No os olvidéis de bautizar a los niños! Nadie merece el Bautismo, que es siempre un don gratuito para todos, adultos y recién nacidos. Pero como sucede con una semilla llena de vida, este regalo arraiga y da fruto en una tierra alimentada por la fe. Las promesas bautismales que renovamos cada año en la Vigilia Pascual deben ser reavivadas todos los días para que el Bautismo «cristifique»: no hay que tener miedo de esta palabra: el bautismo nos “cristifica”, quien ha recibido el bautismo y es “cristificado”  se asemeja a Cristo , se transforma en Cristo y se hace de verdad otro Cristo.

 

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés

Saludo con alegría a los peregrinos provenientes de Francia, de Bélgica y otros países francófonos, en particular a los jóvenes franceses de diferentes colegios e institutos. Que la renovación de las promesas de vuestro bautismo os pueda ayudar a vivir siempre más unidos a Jesucristo para conducir una vida nueva y colaborar con la Iglesia en la transformación del mundo. ¡Dios os bendiga!

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de Inglaterra, Bélgica, Países Bajos, Noruega, Sudáfrica, Australia, Indonesia y Estados Unidos de América. Dirijo un saludo particular al grupo parlamentario del Reino Unido para las relaciones con la Santa Sede. En la alegría de Cristo Resucitado, invoco sobre vosotros y sobre vuestras familias el amor misericordioso de Dios Padre. ¡Que el Señor os bendiga!

Saludos en alemán

Saludo de todo corazón a los peregrinos de lengua alemana. En el bautismo, el Señor nos ha vuelto a crear. Convertíos en misionarios de esta vida nueva y de este amor. ¡El Papa cuenta con vosotros! Dios os bendiga a todos.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. En este tiempo pascual, los animo a recordar el día de su bautismo, que es el mayor regalo que hemos recibido, para que haciendo memoria de nuestra condición de cristianos tomemos conciencia de que pertenecemos a Dios y estamos llamados a ser testigos, en el ámbito donde vivimos, de la alegría de la salvación. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Saludos en portugués

Saludo de todo corazón a todos los peregrinos de lengua portuguesa, en particular a los fieles de Portugal y de Brasil. Queridos amigos, ser bautizados significa ser llamados a la santidad. Pedimos la gracia de poder vivir nuestros compromisos bautismales como verdaderos imitadores de Jesús, nuestra esperanza y nuestra paz. ¡Dios os bendiga!

Saludos en árabe

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, ¡en particular a los que provienen de Oriente Medio! Queridos hermanos y hermanas, reavivemos cada día las promesas bautismales, para permitir a Cristo de vivir en nosotros y a nosotros de vivir unidos a Él, para que podamos colaborar en la Iglesia a la transformación del mundo, cada uno según su condición. ¡El Señor os bendiga!

Saludos en polaco

Queridos peregrinos polacos, os saludo cordialmente y os deseo que permanezcáis en la alegría de Pascua. Durante la vigilia pascual renovamos las promesas bautismales: renunciamos a Satanás y a todo lo que nos conduce al pecado, profesamos nuestra fe y prometimos fidelidad a Cristo. Dichas promesas tienen que ser renovadas cada día, porque sabemos que Cristo vive en nuestro interior; que Él nos ayude a servirle con toda nuestra vida. Que este pensamiento de la catequesis de hoy sea para todos vosotros ocasión de reflexión personal. Os bendigo de todo corazón.

Saludos en italiano

Saludo cordialmente a los fieles de lengua italiana.

Me complace recibir a las Monjas Canosianas, a la Comunidad Católica Palavra Viva, a los peregrinos de la diócesis de Génova, con su pastor, el cardenal Angelo Bagnasco, y a las parroquias, especialmente a las de Vico del Gargano y de Varapodio. Animo a todos a ser fieles a Cristo para que podáis hacer resplandecer la alegría del Evangelio.

Saludo al grupo de la Universidad del Campus Biomédico de Roma, después de 25 años del inicio de dicha significativa institución. Exhorto a todos a vivir el evento como ocasión de renovado impulso al servicio del enfermo, atestiguando con ello la alegría y los valores de la fe.

Saludo a los grupos de estudiantes; a la Escuela para Migrantes de Florencia; a los miembros de la Unión deportiva ACLI; a los participantes a la manifestación promovida por la Lega Pro y la delegación del campeonato mundial automovilista de “Fórmula E”.

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Comentarios
18 comentarios en “Francisco: ‘¡No os olvidéis de bautizar a los niños!’
  1. Ocasión perdida para hablar del pecado original, una verdad de fe que molesta tanto a cierta mentalidad. ¿ Porqué nunca habla Francisco del pecado original ? ¿ Acaso lo niega como negó el infierno ? Los cardenales deben actuar. No se puede seguir así, negando las verdades más elementales de nuestra Fe católica. Si no cree, que se vaya o que le inviten a irse.

  2. El Espíritu Santo reside, esta y habita en todo nasciturus, el bautismo es un rito para la confirmación oficial de discípulo de Jesús Cristo. » Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. «

  3. El que no bautiza a sus hijos no es porque se le olvide, sino porque no quiere bautizarlos. Aunque a veces lo hacen para que los abuelos no les den la tabarra…

  4. «Ya casi en el final de la catequesis, el Santo Padre recordó que quien ha recibido el bautismo es “cristificado”, es decir, “se asemeja a Cristo, se transforma en Cristo”. El bautismo, agregó, permite a Cristo vivir en nosotros, y a nosotros vivir unidos a Él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su condición, a la transformación del mundo».
    Es algo importante de meditar, la gracia inmerecida del bautismo. De hecho deberíamos estar agradecidos aunque mas no fuera porque Dios Padre nos podría haber hecho nacer en un pueblo no cristiano o en una familia que no lo fuera. Lo cual como dice la Biblia y el Magisterio, nos hace deudores de Dios, ya que al que mas se le ha dado más se le demandará, y seremos juzgados con mayor rigor si no damos los frutos que se esperan de nuestra condición privilegiada. El fruto que se espera de cada uno es reflejar a Cristo en el mundo.

  5. J.M.R. Creo que te equivocas.Digo de memoria… Con el Bautismo recibimos la gracia santificante, se borra el pecado original, pasamos a ser hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
    Preciosa homilía del Papa, por cierto.

  6. Lo grave son las omisiones, que no son casuales sino intencionales. Son ya muchas. La misericorditis recorta el evangelio para adaptarlo al pensamiento único y el politically correct. No hay que molestar al mundo, sólo a los católicos, esos seres tan rígidos a perseguir y extinguir.

  7. ¿Hablar de pecado original cuando se habla de bautismo?

    Eso queda para los gnósticos pelagianos, ya que naturalmente en la Iglesia Nuevo Paradigma no se cree en dicho pecado.

  8. Se le olvida decir a Francisco que normalmente son los curas de la misericorditis quienes no quieren bautizar a los niños recién nacidos y tienden a demorar el sacramento hasta edades avanzadas. ¿ Les reprenderá por ello ? No creo, las reprensiones las suele reservar para los católicos.

  9. Olvidarse de bautizar ¿a los niños? Para qué tanta prisa, si el limbo no existe y todos los inocentes, bautizados o no, tienen abierta la puerta del cielo. Y cuando sean adultos, salvación universal y canonización fulminante en la misa de funeral (¡salvo Hitler!).
    Cuando en la Iglesia se predicaba sobre el pecado original y la necesidad del bautismo para entrar en el cielo, los nacidos en familias católicas recibían el bautismo dentro de los primerísimos días, muchas veces con la madre todavía convaleciente y por ello ausente de la hermosa ceremonia (exorcismos a la puerta de la iglesia etc.).
    Hace muchos años que, en cambio, las parroquias organizan bautizos colectivos (coherentes con el olvido del pecado original y con la concepción del bautismo como ingreso en la comunidad cristiana) cada dos o tres sábados, te apuntan en una lista ¡y a esperar! Así los parientes venidos de todas partes pueden reunirse con comodidad, hacer regalos rumbosos y darse un homenaje postinero.

  10. Con todo respeto recuerdo que se trata de una obligación de los padres, no alcanza con aconsejar que no se olviden, se les debe explicar claramente cuáles son los efectos, hay que enseñar qué sucede si se olvidan
    Canon 849 El bautismo, puerta de los sacramentos, cuya recepción de hecho o al menos de deseo es necesaria para la salvación, por el cual los hombres son liberados de los pecados, reengendrados como hijos de Dios e incorporados a la Iglesia, quedando configurados con Cristo por el carácter indeleble, se confiere válidamente sólo mediante la ablución con agua verdadera acompañada de la debida forma verbal.
    Y el Canon 867, que establece, § 1. Los padres tienen obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas; cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento para su hijo y prepararse debidamente. § 2. Si el niño se encuentra en peligro de muerte, debe ser bautizado sin demora.

  11. Claudio, la misericorditis se pasa los cánones por el arco del triunfo. Únicamente los utiliza y manipula cuando le conviene en su obsesión persecutoria de los católicos, como Infovaticana.
    Silvia, has dado en el clavo. La misericorditis lleva a hacerse el harakiri. Si ya estamos salvados y no existe el pecado original ni el infierno, no necesitamos de bautismo, de sacramentos, de sacerdocio, de obispos ni papas. Quienes sustentan la misericorditis aguda son meros funcionarios a jubilar cuanto antes con extinción de la plaza.

  12. Catalpa: Si se borra el pecado original, porque reincidimos en él repitiendo la expulsión del Paraíso por atentar contra las Leyes Naturales, Morales y de Dios. Acaso la curiosidad del libre albedrío. Solo la equitativa Fe de la Razón y la Razón de la Fe, borra el pecado original.
    Todo nasciturus es hijo de Dios.

  13. ¿ Tanto le cuesta a Francisco citar el Catecismo ?
    Catecismo de la Iglesia Católica
    389 La Iglesia, que tiene el sentido de Cristo (cf. 1 Cor 2,16) sabe bien que no se puede lesionar la revelación del pecado original sin atentar contra el Misterio de Cristo
    Para leer el relato de la caída
    390 El relato de la caída (Gn 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre (cf. GS 13,1). La Revelación nos da la certeza de fe de que toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros primeros padres (cf. Concilio de Trento: DS 1513; Pío XII, enc. Humani generis: ibíd, 3897; Pablo VI, discurso 11 de julio de 1966).

  14. Con todo respeto pido que si alguien va a realizar un comentario a lo que expongo no lo haga con expresiones que pueden entenderse como desagradables. Lo que pretendo hacer es recordar lo que está vigente para que todos en paz, sin violencia, sin agresiones, podamos prepararnos adecuadamente en el conocimiento.

  15. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. 2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, 3 y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. 4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse.
    Hechos2: 1 ,4

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