Un lustro de pontificado a ojo de pájaro

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En diciembre de 2013, mucho antes de que me convirtiera en colaborador regular de InfoVaticana, publicaron en estas mismas páginas una columna que escribí bajo pseudónimo con el titular de ‘Mi problema con Francisco’. Ahora que se cumplen cinco años, el tiempo no ha disipado, sino más bien confirmado, mis inquietudes sobre su pontificado.

Escribía entonces sobre lo que en aquella época era apenas una vaga desazón, difícil de concretar sino en anécdotas que aún admitían en todos los casos una interpretación benévola. Pero no era exactamente una declaración concreta, mucho menos un programa definido, lo que me hacía sentir incómodo, sino que, como resumía en aquella ocasión, «el Mundo está encantado con Francisco, y eso me alarma».

De entonces acá han pasado muchas cosas en la Iglesia. Hemos tenido más ambiguas declaraciones ‘de avión’, una exhortación papal, Amoris Laetitia, que ha sembrado la confusión y la división entre diócesis y aun parroquias, y unos cardenales cuyas dudas formales el Papa se niega a responder; hemos tenido a Lutero como inesperado «testigo del Evangelio», la puerta abierta al fin del celibato sacerdotal en el próximo Sínodo de la Amazonía, las acusaciones de ‘calumnias’ a las víctimas de abusos sexuales en Chile, el escándalo de las orgías homosexuales en Roma, la negociación con las autoridades comunistas chinas para legitimar a los obispos cismáticos de la Iglesia Patriótica, las acusaciones de oscuros manejos financieros al Cardenal Maradiaga, las ‘bendiciones a uniones gays’ del Cardenal Marx…

La lista no es corta, así que mejor me detengo aquí, en la seguridad de dejarme en el tintero muchas de las polémicas abiertas en este vertiginoso lustro y que han dejado a numerosos fieles confundidos y a muchos teólogos divididos.

Algunas cosas sí parecen haberse aclarado en este tiempo, sin embargo. El Papa es cada día más claro en su propósito de ‘renovar’ la Iglesia, y las palabras ‘cambio’, ‘nuevo’ e incluso ‘revolución’ aparecen más y más en sus declaraciones y discursos. Incluso el periodista entrevistador de dos Papas, Vittorio Messori, que ha guardado estos años un respetuoso silencio ante los nuevos aires, saltó hace no mucho a la palestra para alertar de la deriva eclesial hacia la ‘verdad líquida’, constantemente interpretable en sentido contrario al tradicional, con su peligrosa insinuación de que la Iglesia no es fuente de otra certeza que de la del cambio constante. La inamovible Roca se convierte en cambiante río.

‘Discernir’ es el verbo de moda en Roma y en las conferencias episcopales de Occidente, la ‘epiqueya’, el concepto clave.

Pero aquello que me inquietaba hace cinco años sigue ahí, el aplauso unánime del Mundo, de los que cuentan, de los que importan. Y no es algo que levante recelos o que se disimule, sino al contrario: como recordaba el Arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, la Iglesia, por primera vez, comparte los mismos objetivos que el mundo tal como los representa la ONU.

Es difícil encontrar asuntos sobre los que haya insistido Francisco con más entusiasmo que el Cambio Climático (en sentido amplio) y la inmigración masiva del Tercer Mundo hacia Europa, en perfecto acuerdo, no ya con la ONU, sino con toda la élite globalista, a juzgar por los machacones mensajes de los medios que controlan.

Otros compromisos estelares del comienzo de su pontificado, anunciados a bombo y platillo, como el de hacer «una Iglesia pobre para los pobres» y limpiar los Establos de Augias de las finanzas vaticanas, o la ‘tolerancia cero’ ante el encubrimiento de abusos clericales a niños, o incluso la apertura y libertad de crítica a las actuaciones papales, han quedado, como tendrán que reconocer hasta los más acérrimos ‘francisquistas’, en agua de borrajas, en el equivalente eclesial a las promesas electorales de lo políticos populistas.

En cuanto a lo primero, salvo medidas anecdóticas y efectistas como renunciar a los aposentos vaticanos en San Pedro o a los zapatos Gammarelli, el IOR sigue como estaba y los casos de Maradiaga o el de los 25 millones de dólares obtenidos de la Papal Foundation y destinados a una clínica dermatológica no son exactamente indicio de que se vaya por el buen camino.

En lo segundo, la negativa a conceder la extradición de un sacerdote encausado en Estados Unidos por tenencia de pornografía infantil tampoco suena a ‘tolerancia cero’ en absoluto, sin hablar del ya citado ‘affaire de la carta’ y el Obispo Barros.

En lo que se refiere a lo tercero, InfoVaticana es prueba, muy a su pesar, de que no son buenos tiempos para la crítica y que el temor a ‘no salir en la foto’ es grande en círculos eclesiales. Francisco ha sido implacable con los críticos e incluso se ha rodeado de una camarilla de cardenales, estrechos colaboradores -el llamado C9-, que gobiernan un poco al margen y por encima del gobierno formal de las congregaciones.

Pew Research ha pulsado la opinión pública y la opinión que tiene el común sobre el Papa es mayoritariamente positiva; en España, es una figura positivamente considerada por nueve de cada diez católicos. Ha sido ‘Persona del Año’ de la revista TIME y los grandes de este mundo no tienen más que buenas palabras sobre él y sus intenciones.

Y sin embargo… Sin embargo quizá convenga recordar que un Papa no tiene la menor obligación de ser popular; el cristianismo no tiene el menor interés en serlo, especialmente una popularidad que se obtiene, no atrayendo al mundo, sino repitiendo algunos de sus ‘mantras’ de moda y que no parece resolverse en una riada de conversiones.

La popularidad de Francisco, por ejemplo, no parece traducirse tampoco en poder de convocatoria masivo. Sus ‘Ángelus’ en San Pedro apenas son seguidos por un puñado de fieles, difíciles de distinguir de los turistas curiosos, y el caso de sus alocuciones públicas en Chile y Perú fue llamativo, especialmente comparado con los de pontificados anteriores.  Todos esos con una visión positiva de Francisco no parece que se sientan impelidos por ella para atender a sus discursos.

La sorpresa del aniversario ha sido el contudente espaldarazo de su predecesor, Benedicto XVI, a quienes los tradicionalistas gustan presentar como su némesis. Ha sido tan tajante, de hecho, en su defensa de Francisco que muchos detractores de este papado han empezado a sugerir tesis más o menos peregrinas que expliquen lo que, para ellos, resulta incomprensible.

Hasta ahora, la ‘renovación’ ha consistido esencialmente en aceptar las tesis favoritas de la modernidad y en insistir en aquellos rasgos de la Iglesia que la asemejan a una enorme ONG universal.

Decía la semana pasada un cardenal nigeriano que el verdadero problema de la Iglesia en Europa son los bancos vacíos en sus templos, un ‘éxodo’ que se inició en el post-concilio cuando se insinuaron las mismas innovaciones que ahora se quieren hacer permanentes.

Eso haría de la Iglesia un organismo redundante, una especie de ONU con pintorescos ritos y un viejo y glorioso historial. Esa es la percepción, quizá errónea -deseablemente errónea- que tienen muchos fieles de este pontificado que, si puede aún pasar a la historia como el de la Gran Renovación de la Fe, por ahora tiene la confusión y la división como sus dos marcas más destacadas.

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Comentarios
17 comentarios en “Un lustro de pontificado a ojo de pájaro
  1. Coincido con el análisis estebaniano, pero miremos a lo bueno y esperanzador: Lo mejor de estos cinco años es que, con la ayuda de Dios, ya tenemos el diagnóstico de la enfermedad que padece este pontificado, la misericorditis, a cargo del gran y destituido Weinandy, y de la Amoris Laetitia, la conciencitis, la privatización del matrimonio y la antisacramentalidad, a cargo de otro grande, Meiattini. De los dos nos trae noticia Vicentón Montesinos en Adoración y Liberación, de lo mejor de Infovaticana. Gracias Carlos, gracias Vicentón.

  2. Produce asombro que el emérito Benedicto XVI haya hecho pública una carta en la que reconoce que el pontificado de Francisco es en total medida continuación del suyo, y asimismo confiesa en esa misma carta que Jorge Mario Bergoglio tiene una gran formación filosófica y teológica.

    Porque si damos total crédito a lo que afirma en la misiva de marras Benedicto XVI, ¿cómo hemos de entender al Francisco que afirma «yo no condeno a los gais, yo no creo en un Dios católico, que a un niño se le eduque como católico, judío, protestante, musulmán o agnóstico, poco me importa, mientras se le eduque, se le dé un techo y comida; yo afirmo que todas las religiones son hijas de Dios; yo sugiero que todas las religiones son caminos de salvación; las mujeres católicas no han de ser paridoras como conejas…? Y así un largo etcétera.

    Vaya tiempo de descomunal confusión en la Iglesia.

  3. Creo que sólo hay una continuación cronológica de Francisco en el pontificado de Benedicto XVI. Nada más. Y reconocer que Bergoglio tiene una gran formación, es una afirmación tan genérica que no supone afirmar nada concreto ni comprometido, aunque no le llegue a la altura de los zapatos de Benedicto XVI. De ninguna manera creo que eso supone un apoyo a Francisco, cuyos 11 tomos de filosofía/teología Benedicto ni siquiera se ha tomado la molestia de leerlos. No son ninguna prioridad, y eso manifiesta la importancia que concede al pensamiento de Bergoglio.

  4. Al final dice que ni quiere ni puede leer esos cuadernitos. El fino y cortés, responde fina y cortesmente. Solamente. Ni lee ni leerá basura. Como lo hago Yo desde hace 5 años.

  5. El Señor nos ha castigado con Francisco. Para purificar nuestros corazones desviados y enderezarlos hacia lo alto. Y todavía no ha terminado la purga….las puertas del mal siguen abiertas, aunque por la fe creo que no prevalecerán sobre el Bien.

  6. Lo que más me sorprende de todo lo que estamos viviendo es la falta de temor de Dios del Papa Francisco y de todos los que participan de sus actividades destructivas. ¿No se darán cuenta que en algún momento -y ya están más cerca del arpa que de la guitarra- van a escuchar el «No va más» como escuchan los que están apostando en el casino? Están tan ciegos para no ver que, tarde o temprano, se encontrarán cara a cara con nuestro Señor Jesucristo y le tendrán que rendir cuentas. La verdad, no quisiera estar en el pellejo de ninguno de ellos si continúan por el camino que van y no se convierten.
    Recemos mucho por ellos.

  7. Excelente análisis, Esteban. No se puede resumir mejor, con menos palabras, la destrucción de la Iglesia Católica por la mafia de San Gallen y su Papa, el Papa de la Iglesia Nuevo Paradigma.

  8. ¿Ha cambiado algo la decadencia con los ya cinco años de Francisco? Digo, porque partidarios entusiastas tiene ¿Habéis conseguido algo los entusiastas partidarios? ¿Se siente ya la explosión primaveral religiosa? ¿Algún dato optimista que nos permita comprender que nos equivocamos profundamente en nuestras valoraciones?
    Porque a mí, y voy en serio, me encantaría estar equivocada y observar una explosión primaveral de espiritualidad y amor de Dios, de vuelta a las iglesias, de profunda conversión eclesial, de vocaciones de jóvenes… esa cosas.

  9. Benedicto nos ha dado dos sorpresas «inexplicables»: su renuncia y su carta de apoyo a Francisco. Y Francisco sigue sin contestar a las Dubia.

  10. Francisco cae socialmente bien a la gente porque se ajusta al sentir general. Pero no mueve a los fieles porque se mueve precisamente según este sentir general.

  11. La comunión a los adúlteros de Amoris laetitia no es herejía porque no la ha hecho de cumplimiento obligatorio bajo sanción, pero sí una proposición próxima a la herejía, pues contradice el n. 1650 del Catecismo.

  12. Sus alabanzas a Lutero, sus coqueteos con los marxistas como Evo Morales, sus insultos a España en la Conquista y en las Independencias americanas, cómo se cargó a Livieres y Ureña, el sojuzgamiento de los Franciscanos de la Inmaculada, su colaboracionismo con la invasión musulmana de Europa, lo de Granada y los Romanones, la intervención de la Orden de Malta, sus feos a Trump y Macri….
    Esto es el cuento de nunca acabar.

  13. La misericorditis selectiva y complaciente con los poderosos de la tierra, cada vez más al descubierto. Persigue a los débiles y utiliza a un anciano, que maneja la ironía con mucho arte, antes que se les muera. Ya se ve que la misericorditis, a falta de confianza en Dios, quiere confíar en sí misma, pero tampoco lo consigue y necesita urgentemente bendiciones ajenas, a ser posible benedictinas, que también la dejan en evidencia, antes que el invento, más viejo que la tos, se vaya al carajo con mucho acompañamiento y discernimiento.

  14. La mosca cojonera de Ricardito veo que sigue incansable e impasible el ademán. Es inútil. O le pagan por esto o solo posee una neurona con todos los genes de terquedad en su haber. Es lo que hay. No esperemos ningún razonamiento digno de este nombre de su parte. Su monotema son los echeniques de este mundo. Y no hay más.
    En cuanto al artículo, es un fiel reflejo de la triste realidad que percibimos los católicos que intentamos estar al día de lo que ocurre en el mundo a nivel religioso. Porque, un detalle: la mayor parte de los católicos que aplauden a Francisco no tienen la menor idea de sus escritos, de sus declaraciones, de sus nombramientos, de quiénes son sus amigos, de sus actitudes, de sus omisiones. Y le aplauden. Algunos, con buena intención, porque es el Papa. Otros, con la peor de las intenciones, porque ven su labor de destrucción.

  15. Macabeo tienes toda la razón. Esos católicos que le aplauden a Francisco lo único que conocen de él son las frasecitas cursis que les llegan, vía wathsapp o facebook, calcadas o copiadas de libros de autoayuda, sin referencia alguna a Dios ni al poder de la gracia, o de una forma tan vaga que resulta inapreciable. Inmanentismo puro.

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