El prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI, Georg Gänswein, habla del pontificado de Francisco, de su relación con el Papa emérito y de los desafíos que afronta cada Papa en el libro El otro Francisco, publicado en España con motivo del quinto aniversario de la elección de Jorge Mario Bergoglio.
«El verdadero desafío al que debe enfrentarse cada Papa, junto a muchas otras tareas diarias, es el desafío de la fe. El Papa tiene que confirmar en la fe a todo el pueblo de Dios anunciando la Palabra del Señor, para que así los fieles se sientan sostenidos y consolados. Éste es el desafío más importante y de grandísima actualidad.»
Son palabras de Mons. Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI, recogidas en El otro Francisco, un libro con catorce entrevistas a colaboradores, familiares y amigos de Jorge Mario Bergoglio que ha sido publicado en España con motivo del quinto aniversario del actual pontificado.
El 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa. Un mes antes, el 11 de febrero, Benedicto XVI había anunciado su decisión de renunciar al ministerio petrino. Un acto «casi impensable», «inaudito» e «inesperado para todos», según describe en este libro entrevista el secretario personal de Joseph Ratzinger.
Gänswein mantiene que, con su renuncia, «Benedicto XVI ha abierto una puerta» e indica que Francisco ha abordado esta cuestión en diversas ocasiones al hablar del Papa emérito. «Si un Papa sabe que ya no es capaz de llevar adelante el mandato petrino, es legítimo renunciar por amor al Señor y a la Iglesia, es un acto valiente y de gran humildad», afirma el prefecto de la Casa Pontificia. Sin embargo, aclara que no se trata de un «automatismo», sino de una «decisión libre y consciente, haciendo cuentas con el Señor». «Además, si no fuera una decisión libre, ni siquiera sería válida», añade.
‘Cada vez que Francisco visita a Benedicto soy testigo de esta bondad’
A lo largo de estos cinco años, Gänswein ha sido testigo de los encuentros entre Francisco y el Papa emérito y destaca «la estima recíproca, el aprecio y el respeto que sienten el uno por el otro». «No es una realidad ficticia, de fachada, sino verdadera, vivida, de la que soy testigo a diario», asegura. Asimismo, se muestra conmovido por la bondad que Francisco muestra hacia Benedicto: «Cada vez que Francisco visita a Benedicto en el monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano, soy testigo de esta bondad.»
Ante la pregunta de si comenta con Benedicto XVI episodios o gestos del pontificado de Francisco, Gänswein responde: «A menudo cuento en casa cómo han ido las audiencias privadas, las generales y los encuentros del día. El Papa Benedicto escucha sin comentar, interesándose en las distintas anécdotas. No es su estilo hacer comentarios.»
El modo de relacionarse, la principal diferencia entre Ratzinger y Bergoglio
El secretario de Benedicto XVI también ofrece su punto de vista sobre las diferencias y semejanzas entre Ratzinger y Bergoglio. Tras señalar que comparten «la fe en Cristo, el amor por el Señor y por su Iglesia, que se manifiesta cotidianamente en todo lo que hacen», indica que la diferencia más evidente entre los dos es el modo que tienen de relacionarse con las personas: «El Papa Francisco instaura una relación directa con las personas. Benedicto es una persona que se acerca con discreción al otro. El modo distinto de comportarse con los otros no es el resultado de una decisión querida y ponderada, sino que forma parte de la personalidad de ambos Papas.»
Más allá de las diferencias en el estilo personal, Gänswein defiende que «hay una persistente y esencial continuidad entre el magisterio de Benedicto XVI y el de Francisco». «Yo no veo diferencias, veo sólo aspectos a los que se da más realce y un estilo diferente, pero la sustancia no ha cambiado», afirma.
‘Hablar de desacralización del papado es querer confundir’
Durante estos cinco años de pontificado, Francisco ha introducido algunas novedades con respecto a algunos usos y costumbres. En la entrevista recogida en El otro Francisco, el prefecto de la Casa Pontificia defiende que «es normal y legítimo innovar algunos usos y costumbres» y responde a quienes critican que Bergoglio actúa con excesiva libertad y espontaneidad, llegando a hablar de una desacralización de la figura del Papa: «Hablar de desacralización del papado es querer confundir. Los cambios protocolarios no pueden ser considerados como un pecado y tampoco son un drama; no veo que haya nada que objetar a estas novedades.»
Preguntado por un cambio en particular que le haya sorprendido, Gänswein señala la decisión de Francisco de vivir en la Casa de Santa Marta. «Como secretario particular de Benedicto XVI -explica- he vivido en el Palacio Apostólico y esta experiencia fue para mí muy positiva, sobre todo en lo que atañe a la vida diaria con las audiencias y los encuentros. Con Francisco surgió esta novedad, que al principio parecía sorprendente e inusual, pero que con el tiempo se ha convertido en algo normal, parte de la vida cotidiana».
Sobre los motivos que llevaron a Francisco a decidir vivir en Santa Marta, Gänswein aclara: «Es necesario recordar que muchos se hicieron una idea falsa sobre los motivos de esta decisión, pensando que el apartamento pontificio fuera demasiado lujoso o suntuoso y que el Papa Francisco no quisiera vivir en él por este motivo. El propio Francisco ha dicho que el apartamento papal no es ni lujoso, ni ostentoso, sino sólo demasiado grande para él. El Papa no está acostumbrado a tanto espacio, por lo que prefiere vivir en Santa Marta. Lo ha recordado en distintas ocasiones, pero, por desgracia, es una idea que cuesta erradicar».
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Este Gänswein no es trigo limpio: no sé a qué juega. Y por lo que se ve, es prácticamente el único enlace que tiene BXVI con el exterior y la realidad.
De acuerdo contigo Javeus, no se sabe a que juega, ¡Pobre Benedicto!
“[…] El Papa tiene que confirmar en la fe a todo el pueblo de Dios anunciando la Palabra del Señor, para que así los fieles se sientan sostenidos y consolados. Éste es el desafío más importante y de grandísima actualidad.”
Y una porra, eso no es lo que se entiende por confirmar en la Fe. Ésa es la misión de TODOS los obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas y el pueblo de Dios en general, cada uno según su saber y competencia… como ha sido siempre hasta que la radio, la televisión y los aviones lo han confundido todo. La confirmación en la fe no es eso, es justamente lo que no hace Francisco: conservar el depósito de la Fe y velar por la comunión de la Iglesia; por ejemplo, contestando dubia. Es, por así decirlo, la última instancia. Si hace falta, hasta pronunciando anatemas.
No somos una iglesia protestante balsámica y sosegante como la anglicana, que a lo único que se dedica (o dedicaba) es a entonar sermones bonitos: es sacramental y profética
Monseñor Ganswein no ha explicado el ESCANDALO de recibir en público al presidente homosexual de Luxemburgo con su «MARIDO» en 2017 .
Debe ser, según el, un acto «PROTOCOLAR» que cambio.
Y Nuestro SEÑOR JESUCRISTO HUBIERA HECHO LO MISMO QUE EL, VERDAD ?
Que es lo que no está podrido en el Vaticano ?