La advertencia del Papa sobre las tentaciones del pelagianismo y el gnosticismo

|

En su discurso a los participantes en el V Congreso de la Iglesia italiana en noviembre de 2015, el Papa Francisco señaló que la tentación pelagiana «empuja a la Iglesia a no ser humilde, desinteresada y bienaventurada», mientras que la tentación del gnosticismo “conduce a confiar en el razonamiento lógico y claro, que pierde la ternura de la carne del hermano».

(Vatican News)– En la Carta Placuit Deo de la Congregación para la Doctrina de la fe, que se hizo pública este 1 de marzo, se alude al discurso que el Santo Padre Francisco dirigió a los participantes en el V Congreso de la Iglesia italiana, el 10 de noviembre de 2015, en el ámbito de su visita pastoral a las ciudades de Prato y Florencia

En efecto, encontrándose en la bellísima Catedral de Santa María de la Flor, en cuya cúpula – tal como el mismo Pontífice decía entonces – está representado el Juicio universal con Jesús, “nuestra luz”, en el centro; el Papa Bergoglio recordaba en su discurso que “prefiere una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.

Tentación pelagiana

Y añadía que sabemos que las tentaciones existen; son muchas las tentaciones que hay que afrontar. De ahí que en aquella oportunidad el Pontífice se refirió a dos de ellas: a la tentación pelagiana y a la tentación del gnosticismo. Así es que Francisco les dijo a propósito de la primera, que la tentación pelagiana “empuja a la Iglesia a no ser humilde, desinteresada y bienaventurada. Y lo hace con la apariencia de un bien”. Porque el pelagianismo “nos conduce a poner la confianza en las estructuras, en las organizaciones, en las planificaciones perfectas, siendo abstractas”.

Y añadía que “a menudo nos lleva también a asumir un estilo de control, de dureza, de normatividad”. Sí, porque “la norma da al pelagiano la seguridad de sentirse superior, de tener una orientación precisa. Allí encuentra su fuerza, no en la suavidad del soplo del Espíritu. Ante los males y los problemas de la Iglesia es inútil buscar soluciones en conservadurismos y fundamentalismos, en la restauración de conductas y formas superadas que ni siquiera culturalmente tienen capacidad de ser significativas. La doctrina cristiana – les decía  el Papa – no es un sistema cerrado incapaz de generar preguntas, dudas, interrogantes, sino que está viva, sabe inquietar, sabe animar. Tiene un rostro que no es rígido, tiene un cuerpo que se mueve y crece, tiene carne tierna: la doctrina cristiana se llama Jesucristo.

Iglesia semper reformanda

Además, el Santo Padre decía a los participantes en el V Congreso de la Iglesia italiana que la reforma de la Iglesia es ajena al pelagianismo. “La misma no se agota en el enésimo proyecto para cambiar las estructuras. Significa en cambio injertarse y radicarse en Cristo, dejándose conducir por el Espíritu. Entonces todo será posible con ingenio y creatividad”.

Tentación del gnosticismo

Y de la otra tentación a la que se refería entonces el Obispo de Roma, la del gnosticismo, les decía que “conduce a confiar en el razonamiento lógico y claro, que pierde la ternura de la carne del hermano”. Sí porque “la fascinación del gnosticismo es la de una fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos”. Por lo que “el gnosticismo no puede trascender”.

“La diferencia entre la trascendencia cristiana y cualquier forma de espiritualismo gnóstico – decía el Papa Francisco al concluir esta observación – está en el misterio de la Encarnación. No poner en práctica, no llevar la Palabra a la realidad, significa construir sobre arena, permanecer en la pura idea y degenerar en intimismos que no dan fruto, que hacen estéril su dinamismo”.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
6 comentarios en “La advertencia del Papa sobre las tentaciones del pelagianismo y el gnosticismo
  1. Como bien se puede deducir, lo que piensa Francisco que es el «neopelagianismo» y «neognosticismo» NO es lo que define Ladaria; lástima que éste no haya puesto ejemplos. Quizá no se ha atrevido a dejar en evidencia el caos mental de Francisco.

  2. Weinandy ha captado perfectamente la esencia de la misericorditis :
    ” Además, aprobar a personas en pecado grave no es de ninguna manera un acto benevolente o amoroso, pues se está avalando un estado en el que podrían ser eternamente condenadas, es decir, se estaría amenazando su salvación. De igual manera, a su vez, también se está insultando a esos pecadores-graves, pues se está sutilmente diciéndoles que son tan pecadores que ni siquiera el Espíritu Santo es lo suficientemente poderoso para ayudarles a cambiar sus formas pecaminosas y hacerlos santos. En esencia, son in-salvables. Aunque en realidad, lo que en definitiva se está ofreciendo es la admisión que la Iglesia de Jesucristo no es realmente santa y por eso es incapaz de santificar verdaderamente a sus miembros ”
    Esto no se había atrevidio a decirlo nadie. La acusación es gravísima. Los esbirros de la misericorditis no van a poder acallar esta voz.

  3. Ni sabe lo que es el Pelagianismo ni sabe lo que es el Gnosticismo. O pretende no saberlo para llevar el ascua a su sardina.

    Tengo que hablar muy moderadamente, porque me acabo de confesar esta mañana acusándome de hablar del Papa faltando a la caridad. Así que lo dejaré ahí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles