Carta Apostólica del Papa Francisco en forma de Motu Proprio “Imparare a congedarsi”, con la que se regula la renuncia, por motivos de edad, de los titulares de algunos oficios de nombramiento pontificio.
(Vatican News)– La Santa Sede ha hecho pública la mañana de este jueves, 15 de febrero, la Carta Apostólica del Papa Francisco – que lleva la fecha del 12 de febrero – en forma de Motu Proprio “Imparare a congedarsi”, con la cual se regula la renuncia a los 75 años de edad, de los titulares de algunos oficios de nombramiento pontificio que, “debe ser considerada parte integrante del mismo servicio, en cuanto necesita de una nueva forma de disponibilidad”.
En el documento, se precisa que el encargo no cesa ipso facto a 75 años, sino sólo después de la decisión del Pontífice, a quien es necesario presentar la renuncia. Por lo tanto, una decisión que puede prolongarse por más de los tres meses establecidos en el artículo 3, del canon 189 del Código de Derecho Canónico.
Nueva forma de disponibilidad y actitud interior
Además, en la Carta Apostólica, el Santo Padre subraya la importancia de prepararse adecuadamente para dejar el proprio encargo, “despojándose de los deseos de poder y de las pretensiones de ser indispensables”. Esto, señala el Papa, permitirá afrontar este momento con paz y confianza, en vez de ser un momento doloroso y de conflicto. “Quien asume en la verdad esta necesidad de renunciar – escribe el Pontífice – debe discernir en la oración como vivir la etapa que está por iniciar, elaborando un nuevo proyecto de vida, marcado por cuanto sea posible por la austeridad, humildad, oración de intercesión, tiempo dedicado a la lectura y disponibilidad para brindar simples servicios pastorales”.
Continuar en el encargo no es un triunfo personal
Por otra parte, el Obispo de Roma precisa que, cuando excepcionalmente se solicita continuar en el servicio por un periodo más largo, debe ser considerado en el ámbito del bien común eclesial y “no debe ser considerado – escribe el Papa – un privilegio o un triunfo personal, o un favor debido a presuntas obligaciones derivadas de la amistad o cercanía, ni siquiera como gratitud por la eficacia de los servicios prestados”.
“Esta decisión pontificia – puntualiza el Santo Padre – no es un acto automático, sino de gobierno; de consecuencia implica la virtud de la prudencia que ayudará, a través de un adecuado discernimiento, a tomar la decisión apropiada”. Entre las razones para continuar en el cargo, el Pontífice señala, la importancia de completar adecuadamente un proyecto provechoso para la Iglesia; la conveniencia de asegurar la continuidad de las obras importantes; el periodo de transición de un Dicasterio; la importancia del aporte de una persona a la aplicación de las directivas emitidas por la Santa Sede o sobre la recepción de nuevas orientaciones magisteriales.
La renuncia por límite de edad
Con este Motu Proprio, “he querido integrar la legislación canónica – escribe el Papa – y predisponer algunas modificaciones” de la Rescriptum ex audentia del 3 de noviembre de 2014, la cual confirmo integralmente, a excepción de algunas las partes contenidas en el artículo 2 y modificar las normas canónicas referentes a la renuncia por motivos de edad.
Por ello, el Papa Francisco establece que al cumplimento de los 75 años, los Obispos diocesanos y Eparcas, como también los Obispos Coadjutores y Auxiliares o Titulares con especiales encargos pastorales, están invitados a presentar al Sumo Pontífice la renuncia a su oficio pastoral. Lo mismo vale por los Jefes de los Dicasterios de la Curia Romana no Cardenales, los Prelados Superiores de la Curia Romana y los Obispos que desempeñan otros oficios en las dependencias de la Santa Sede, y los Representantes pontificios que así no cesan ipso facto.
Finalmente, el Papa Francisco establece que la renuncia es aceptada y que el oficio es considerado prorrogado hasta cuando no le sea comunicado al interesado la aceptación de la renuncia o la prórroga, por un tiempo determinado o indeterminado. De este modo, se modifican los cánones 189 § 3 CIC e 970 § 1 CCEO que establecía: “la renuncia que necesita ser aceptada, si no es aceptada dentro de tres meses, carece de todo valor; aquella que no necesita ser aceptada ejecuta el efecto con la comunicación del renunciante hecho a norma de derecho”.
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Establece un sistema de «silencio administrativo positivo».
Hasta ahora:
1) Era obligatorio renunciar a los 75 años.
2) La renuncia necesitaba ser aceptada (hasta entonces continuaba vigente el cargo)
3) Transcurridos tres meses sin que la autoridad se pronuncie, la renuncia se entiende rechazada («silencio administrativo negativo».
A partir de ahora:
1) Es obligatorio renunciar a los 75 años
2) La renuncia no necesita ser aceptada (el cargo continua vigente solo un máximo de tres meses)
3) Transcurridos tres meses sin que la autoridad se pronuncie, la renuncia se entiende aceptada («silencio administrativo positivo»).
Lo que no se entiende muy bien es que se adopte el sistema de «silencio administrativo» (que en principio está previsto cuando una administración se relaciona con millones de administrados potenciales) para la provisión de cargos de gobierno (que serán unos pocos cientos o miles). Parece que tal administración debería ser capaz de responder ordenadamente caso por caso
A ver si predica con el ejemplo. No puede exigir a otros lo que no cumple él. ¿ Se le ha olvidado que ha cumplido 81 años, una buena edad para el retiro ?
A los católicos los jubila a los 75; a los suyos los prorroga in aeternum. La misericorditis es así de contradictoria. Ya la conocemos.
?Y por qué el documento no se publica en Latín?
Quiero añadir unos matices:
1.- Con el nuevo sistema no es que hayan de pasar tres meses de silencio para que la renuncia se entienda aceptada y se haga efectiva, sino que la renuncia se entiende aceptada y es efectiva desde el momento en que se presenta y el renunciante solo continúa «en funciones» como máximo hasta tres meses más (si antes no se le ha comunicado el cese efectivo y su sustitución).
2.- Se especula con que el motivo de este cambio (antes la renuncia debía ser aceptada; ahora es inmediatamente efectiva) sea poder «retirar sin ruido» a los obispos chinos fieles a la Iglesia Católica y que no se «vea demasiado» que los apartan poniendo en su lugar a los obispos cismáticos. Porque la práctica hasta ahora era «no aceptar» la renuncia de los obispos de esa Iglesia perseguida.
Estan desatados los censores. Es propio del pensamiento único.
Eso digo yo también, Juan Caballero; parece que el italiano es la nueva lengua oficial de la iglesia.
Le sugiero a Francisco que presente su renuncia y la acepte de inmediato o aplique el silencio positivo a los tres meses. Es lo mejor que puede hacer, en bien de la Iglesia, pues lo único que sabe hacer, a falta de construir, es demoler, con un encarnizamiento digno de mejor causa.
Es un Motu Propio a modo…
A modo de su conveniencia: No se va porque no indica cuál es la situación del pontífice.
Otra de sus ambiguedades. Está escondiendo algo, ¡SEGURO!