Considerada en la Iglesia como patrona de la pureza, es una de las más populares santas cristianas, y su nombre está incluido en el canon de la misa. En este tiempo de materialismo sea ella un modelo de castidad para la juventud.
Ante esta negativa, sus pretendientes la denunciaron como cristiana al gobernador, quien utilizó halagos y amenazas para persuadirla, pero todo fue en vano, pues Inés se mantuvo firme en su decisión. Fue juzgada y sentenciada a vivir en un prostíbulo, donde, milagrosamente permaneció virgen.
Según las Actas de su martirio, aunque fue expuesta desnuda, los cabellos le crecían de manera que tapaban su cuerpo. El único hombre que intentó desflorarla quedó ciego, pero Inés lo curó a través de sus plegarias. Más tarde fue condenada a muerte, y, cuando iba a ser decapitada, el verdugo intentó que abjurase, a lo que ella respondió: Injuria sería para mi Esposo que yo pretendiera agradar a otro. Me entregaré sólo a Aquél que primero me eligió. ¿Qué esperas, verdugo? Perezca este cuerpo que puede ser amado por ojos que detesto.
San Ambrosio en una de sus homilías habló de Santa Inés como un personaje muy conocido de las gentes de aquel tiempo:
“Se refiere que ella tenía sólo trece años cuando fue martirizada. Y notemos el poder de la fe que consigue hacer mártires valientes en tan tierna edad. Casi no había sitio en tan pequeño cuerpo para tantas heridas. Se mostró valentísima ante las más ensangrentadas manos de los verdugos y no se desanimó cuando oyó arrastrar con estrépito las pesadas cadenas. Ofreció su cuello a la espada del soldado furioso. Llevada contra su voluntad ante el altar de los ídolos, levantó sus manos puras hacia Jesucristo orando, y desde el fondo de la hoguera hizo el signo de la cruz, señal de la victoria de Jesucristo. Presentó sus manos y su cuello ante las argollas de hierro, pero era tan pequeña que aquellos hierros no lograban atarla. Todos lloraban menos ella. Las gentes admiraban la generosidad con la cual brindaba al Señor una vida que apenas estaba empezando a vivir. Estaban todos asombrados de que a tan corta edad pudiera ser ya tan valerosa mártir en honor de la Divinidad. Cuántas amenazas empleó el tirano para persuadirla. Cuántos halagos para alejarla de su religión. Mas ella respondía: ‘La esposa injuria a su esposo si acepta el amor de otros pretendientes. Únicamente será mi esposo el que primero me eligió, Jesucristo. ¿Por qué tardas tanto verdugo? Perezca este cuerpo que no quiero sea de ojos que no deseo complacer’. Llegado el momento del martirio. Reza. Inclina la cabeza. Hubierais visto temblar el verdugo lleno de miedo, como si fuera él quien estuviera condenado a muerte. Su mano tiembla. Palidece ante el horror que va a ejecutar, en tanto que la jovencita mira sin temor la llegada de su propia muerte. He aquí dos triunfos a un mismo tiempo para una misma niña: la pureza y el martirio”.
El cuerpo de la santa fue sepultado a corta distancia de Roma, junto a la Vía Nomentana. Actualmente su cabeza se conserva en la Iglesia de Santa Inés en Agonía, en Piazza Navona de Roma, junto al lugar donde fue martirizada.
Su nombre proviene de la palabra Agnus: Cordero.
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» Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia y esa cruzada es obra vuestra «. San Josemaría Escrivá, Camino.
El martirio de Santa Inés es un testimonio que cuestiona nuestra actual pastoral .
Pareciera que, por un decreto del papa Bergoglio, se hayan derogado el VI° y IX° mandamientos de la ley de Dios. Milagro del «discernimiento misericordioso».
Ahora, Santa Inés nos sigue demostrando el valor de aquella expresión de Paul Claudel: «LA JUVENTUD NO HA SIDO HECHA PARA EL PLACER, SINO PARA EL HEROISMO».
Una mujer de 13 años, que cubrió con sus cabellos, su desnudo cuerpo,. ¿Y ahora?, Desnudan su cuerpo las niñas de 30 años, y lo hacen dentro de Iglesias,. Han cambiado los tiempos, y aún así dicen muchos que eran «tiempos bárbaros», «tiempos de oscuridad» . Los de ahora son satánicos, pues los tormentos a Sta Inés fueron porque no quiso renegar de Cristo, ahora se reniega sin necesidad de atormentar a nadie. Solo a Cristo
La niña santa, virgen y mártir, por la que desde pequeñito tuve especial devoción. Que desde los cielos interceda por todos nosotros.
Su nombre proviene de la palabra Agnus: Cordero
En catalán, Inés es «Agnés»
Pero también proviene del griego, y significa la que es casta y pura.
En griego se escribe así:
Αγνή