‘La maternidad nunca es ni será un problema, es un don, es uno de los regalos más maravillosos’

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Así lo recordó el Papa Francisco en el discurso pronunciado durante la visita al «Centro Penitenciario Femenino» en Santiago de Chile. 

Durante su visita a Chile, el Papa Francisco se trasladó al «Centro Penitenciario Femenino» en Santiago. A su llegada fue recibido por la Comandante de la prisión y por los capellanes. Después del homenaje floral de dos reclusas junto con sus hijos, el Papa Francisco fue al gimnasio del Centro donde lo esperaban la hermana a cargo de la pastoral y una representación de las reclusas.

Después de un breve discurso de la encargada de la pastoral, del testimonio de una detenida y de un canto del coro de la prisión, el Santo Padre saludó a los presentes.

A continuación, el discurso pronunciado por el Papa durante la visita al «Centro Penitenciario Femenino»:

Queridas hermanas y hermanos:

Gracias, gracias, gracias por lo que hicieron y gracias por la oportunidad que me dan para visitarlas. Para mí es importante compartir este tiempo con ustedes y poder estar más cerca de tantos hermanos nuestros que hoy están privados de la libertad. Gracias, Hna. Nelly, por sus palabras y especialmente por testimoniar que la vida triunfa siempre sobre la muerte, siempre. Gracias, Janeth, por animarte a compartir con todos nosotros tus dolores y ese valiente pedido de perdón. ¡Cuánto tenemos que aprender de esa actitud tuya llena de coraje y humildad! Te cito: «Pedimos perdón a todos los que herimos con nuestros delitos». Gracias por recordarnos esa actitud sin la cual nos deshumanizamos, todos tenemos que pedir perdón, yo primero, todos, eso los humaniza. Sin esta actitud de pedir perdón perdemos la conciencia de que nos equivocamos y que nos podemos equivocar y que cada día estamos invitados a volver a empezar, de una u otra manera.

También ahora me viene al corazón la frase de Jesús: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra» (Jn 8,7). ¡La conocéis bien! ¿Y saben qué suelo hacer yo en los sermones cuando hablo de que todos tenemos algo adentro o por debilidad, o porque siempre caemos, o lo tenemos muy escondido? Le digo a la gente: “A ver, todos somos pecadores, todos tenemos pecados. No sé, ¿acá hay alguno que no tiene pecados?. Levante la mano”. Ninguno se anima a levantar la mano. Él nos invita, Jesús, a dejar la lógica simplista de dividir la realidad en buenos y malos, para ingresar en esa otra dinámica capaz de asumir la fragilidad, los límites e incluso el pecado, para ayudarnos a salir adelante.

Cuando ingresaba, me esperaban las madres con sus hijos. Ellos me dieron la bienvenida, que bien se puede expresar en dos palabras: madre e hijos.

Madre: muchas de ustedes son madres y saben qué significa gestar la vida. Han sabido «cargar» en su seno una vida y la gestaron. La maternidad nunca es ni será un problema, es un don, es uno de los regalos más maravillosos que puedan tener. Y hoy tienen un desafío muy parecido: se trata también de gestar vida. Hoy a ustedes se les pide que gesten el futuro. Que lo hagan crecer, que lo ayuden a desarrollarse. No solamente por ustedes, sino por sus hijos y por la sociedad toda. Ustedes, las mujeres, tienen una capacidad increíble de poder adaptarse a las situaciones y salir adelante. Quisiera hoy apelar a esa capacidad de gestar futuro, capacidad de gestar futuro que vive en cada una de ustedes. Esa capacidad que les permite luchar contra los tantos determinismos «cosificadores», es decir, que transforman a las personas en cosas, que terminan matando la esperanza. Ninguno de nosotros es cosa, todos somos personas y como personas tenemos esa dimensión de esperanza. No nos dejemos “cosificar”: No soy un número, no soy el detenido número tal, soy fulano de tal que gesta esperanza, porque quiere parir esperanza.

Estar privadas de la libertad, como bien nos decías, Janeth, no es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanzas. Es verdad, es muy duro, es doloroso, pero no quiere decir perder la esperanza, no quiere decir dejar de soñar. Ser privado de la libertad no es lo mismo que el estar privado de la dignidad, no, no es lo mismo. La dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad. Ustedes están privadas de la libertad. De ahí que es necesario luchar contra todo tipo de corsé, de etiqueta que diga que no se puede cambiar, o que no vale la pena, o que todo da lo mismo. Como dice el tango argentino: “dale que va, que todo es igual, que allá en el horno nos vamos a encontrar..”. No es todo lo mismo, no es todo lo mismo. Queridas hermanas, ¡no! Todo no da lo mismo. Cada esfuerzo que se haga por luchar por un mañana mejor —aunque muchas veces pareciera que cae en saco roto— siempre dará fruto y se verá recompensado.

La segunda palabra es hijos: ellos son fuerza, son esperanza, son estímulo. Son el recuerdo vivo de que la vida se construye para delante y no hacia atrás. Hoy estás privada de libertad, eso no significa que esta situación sea el fin. De ninguna manera. Siempre mirar el horizonte, hacia adelante, hacia la reinserción en la vida corriente de la sociedad. Una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura. Toda pena que uno está llevando adelante para pagar una deuda con la sociedad tiene que tener horizonte, es decir, el horizonte de reinsertarme de nuevo y prepararme para la reinserción. Eso exíjanlo a ustedes mismas y a la sociedad. Miren siempre el horizonte, hacia adelante, hacia la reinserción de la vida corriente de la sociedad. Por eso, celebro e invito a intensificar todos los esfuerzos posibles para que los proyectos como el Espacio Mandela y la Fundación Mujer Levántate puedan crecer y robustecerse.

El nombre de la Fundación me hace recordar ese pasaje evangélico donde muchos se burlaban de Jesús por decir que la hija del jefe de la sinagoga no estaba muerta, sino dormida. Se burlaban, se reían de él. Frente a la burla, la actitud de Jesús es paradigmática; entrando donde la chica estaba, la tomó de la mano y le dijo: «¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!» (Mc 5,41). Para todos estaba muerta, para Jesús no. Ese tipo de iniciativas son signo vivo de que este ese Jesús que entra en la vida de cada uno de nosotros, que va más allá de toda burla, que no da ninguna batalla por perdida con tal de tomarnos las manos e invitarnos a levantarnos. Qué bueno que haya cristianos, que haya personas de buena voluntad, que haya personas de cualquier creencia, de cualquier opción religiosa en la vida o no religiosa pero de buena voluntad que sigan las huellas de Jesús y se animen a entrar y a ser signo de esa mano tendida que levanta. Yo te lo pido, ¡levántate! Siempre levantando.

Todos sabemos que muchas veces, lamentablemente, la pena de la cárcel puede ser pensada o reducida a un castigo, sin ofrecer medios adecuados para generar procesos. Es lo que les decía yo sobre la esperanza, es mirar adelante, generar procesos de reinserción. Este tiene que ser el sueño de ustedes: la reinserción. Y si es larga llevar este camino, hacer lo mejor posible para que sea más corta, pero siempre reinserción. La sociedad tiene la obligación, obligación de reinsertarlas a todas. Cuando digo reinsertarlas, digo reinsertarlas a cada una, cada una con el proceso personal de reinserción, una por un camino, otra por otro, una más tiempo, otra menos tiempo, pero es una persona que está en camino hacia la reinserción. Y eso métanselo en la cabeza y exíjanlo. Esto es generar un proceso. En cambio, estos espacios que promueven programas de capacitación laboral y acompañamiento para recomponer vínculos son signo de esperanza y de futuro. Ayudemos a que crezcan. La seguridad pública no hay que reducirla sólo a medidas de mayor control sino, y sobre todo, edificarla con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad.

Quiero decir que con estos pensamientos quiero bendecir a todos ustedes y también saludar a los agentes de pastoral, a los voluntarios, a los profesionales y, de manera especial, a los funcionarios de Gendarmería y a sus familias. Rezo por ustedes. Ustedes tienen una tarea delicada, una tarea compleja, y por eso los invito, a ustedes, a las autoridades a que puedan también darles, a ustedes las condiciones necesarias para desarrollar su trabajo con dignidad. Dignidad que genera dignidad. La dignidad se contagia, se contagia más que la gripe, la dignidad se contagia, la dignidad genera dignidad.

A María, ella que es Madre y para la cual somos hijos —ustedes son sus hijas—, le pedimos que interceda por ustedes, por cada uno de sus hijos, por las personas que tienen en el corazón, y los cubra con su manto. Y, por favor, les pido que recen por mí porque lo necesito. Gracias.

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Comentarios
6 comentarios en “‘La maternidad nunca es ni será un problema, es un don, es uno de los regalos más maravillosos’
  1. Señores, cuando una familia no tiene más recuursos, cosa frecuentísima hoy día con los miserables salarios que hay y los empleos inseguros, un embarazo no es una buena noticia, es una catástrofe. Así lo piensan cientos de millones de personas, y por eso usan anticonceptivos. Cuando vino Juan Pablo II por primera vez a España, salió en una encuesta que el 60% de los matrimonios católicos usaba anticonceptivos. La Humanae Vitae nunca ha sido aceptada de hecho por millones de católicos. Esto debería hacer reflexionar a la Iglesia, y no seguir ESCONDIENDO LA CABEZA DEBAJO DEL ALA como los avestruces. Dios dijo «creced y multiplicaos» hace miles de años, ¡y ya lo hemos hecho, ahora somos 7000 millones! lo importante es la maternidad responsable, que el niño nazca en un hogar en donde pueda desarrollarse integralmente y poder optar a un trabajo para vivir con dignidad, no marginado por falta de formación.

  2. El rico, creativo y ponderado comentario de usted me sugiere una reflexión serena, discernida, reposada, relajada músculo a músculo… Zzzzz… Zzzzz…

  3. Por eso se rodea y premia a los abortistas y pronuncia un discurso ambiguo sobre la eutanasia, criticando tan sólo el encarnizamiento terapéutico que no se da más que en la imaginación calenturienta de la misericorditis. Esquizofrenia en estado puro.

  4. Yo no he hablado de aborto, sino del uso de los anticonceptivos. En tiempos de Alfonso XIII, en España, la esperanza de vida era de 34 años, ahora de más de 80. Por tanto el período de fecundidad se ha alargado en más de 30 años. Como este cambio gigantesco ha tenido lugar en solo 80 años, que no es nada compardo con los últimos 300.000 años del hombre moderno, el cuerpo de la mujer no ha podido evolucionar para disminuir la fecundidad, o controlarla a voluntad. Es la medicina, creada por el hombre, la única posibilidad de controlar la natalidad y ajustarla a las posibilidades reales de cada pareja. Así lo entienden cientos de millones de personas. Insisto, SAQUEN LA CABEZA DE DEBAJO DEL ALA, y dejen de repetir doctrinas antiguas que no se adaptan a la realidad de hoy, y que nadie hace caso (solo algunos del OPUS), y que nunca han funcionado.

  5. Jose Luis, yo creo que tiene mucho sentido que la Iglesia no apoye el uso del preservativo pero por mucho que le cuente no voy a convencerle a comentarios. Solo puedo decirle que en un mundo en que se valora lo «natural» y lo «sano» se hace TODO para no tener hijos y después TODO para tenerlos cuando apetece y cueste lo que cueste. Algo no va bien. La Iglesia acierta.
    Aprovecho para decir que Echenique es un pesado que cansa con tanto insulto al Papa. Váyase Echenique

  6. Pues el tema de la anticoncepción ( o en el caso natural, regularización de la natalidad, que no es lo mismo) yo veo que es complejo y espinoso donde los haya……no voy a hablar de esto, porque el asunto tiene tela.
    Decir que la maternidad y la paternidad es un don, es verdad……..pero también un montón de problemas que hay que afrontar y resolver; y de la misma forma que hay que poner el acento en el don, también hay que hablar de la problemática, que no es menor.
    Los mensajes simplistas, que van para todos (cuando la problemática de todos no es la misma) suponen una cierta «traición» a la realidad, que suele ser compleja.
    Y hablar de maternidad es hablar de pareja, de sexualidad, de economía, de salud, de vivienda, de salubridad…..y de muchas cosas más.

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