El cardenal Brandmüller responde a los ‘dubia’

|

En una reciente entrevista, el purpurado recuerda los puntos principales de los «dubia» y asegura que estas preguntas deben ser respondidas sobre la base de la enseñanza moral de la Iglesia católica.

(Marco Tosatti / La Nuova Bussola Quotidiana)– Que no, que no puede haber respuestas oblicuas, implícitas o transversales a los dubia; ni tan siquiera puede haber guiños. A los dubia hay que responder sobre la base de la enseñanza moral de la Iglesia católica. Lo ha confirmado el 30 de diciembre el cardenal Walter Brandmüller, uno de los cuatro signatarios de los dubia, en una entrevista concedida a Armin Schwibach, el corresponsal romano del sitio web católico austriaco Kath.net.

Se trata de una toma de posición que nos hace comprender que el problema nacido a raíz de la publicación de Amoris Laetitia y la confusión causada a nivel mundial por las distintas interpretaciones, no está en absoluto resuelto, como tal vez desearían algunos manipuladores interesados. Por otra parte, la gravedad de la situación ha sido subrayada de manera clamorosa unos días más tarde por la profesión pública de fidelidad a la enseñanza de siempre sobre matrimonio y eucaristía firmada por cinco obispos, tres de Kazajistán y dos italianos.

El cardenal, en la entrevista, recuerda los puntos principales de los dubia. A saber:

1) ¿Puede una persona unida por un vínculo sacramental vigente y que ahora vive con una nueva pareja en una relación conyugal (AL, n. 305, nota 351) recibir en ciertos casos «la absolución y la comunión»?

2) ¿Hay mandamientos morales absolutos que son vinculantes sin excepción y en todas las circunstancias (como matar a una persona inocente)?

3) ¿Es aún verdad que quien vive de manera continua en estado de adulterio se encuentra, objetivamente, en estado de pecado grave?

4) ¿Hay situaciones en la vida que mitigan la responsabilidad moral hasta el punto que un acto inmoral (aquí, adulterio) puede, en consecuencia, ser moralmente perdonado o incluso justificado?

5) ¿Puede una decisión de conciencia personal permitir excepciones a la prohibición absoluta de un acto intrínsecamente inmoral?

Tras haber recordado esto puntos, el cardenal hace notar al entrevistador que «estas cinco preguntas pertenecen a los fundamentos de la fe y de la enseñanza moral. Según estos fundamentos, las preguntas 1, 4 y 5 deben tener como clara respuesta un «no» y las preguntas 2 y 3 un «sí»».

Hace unos meses el purpurado se había expresado públicamente sobre este lacerante tema que alguno, inútilmente, intenta hacer caer en el olvido de la cotidianidad ante la desconcertante ausencia de una respuesta clara por parte del Pontífice reinante, que es evidente que está en un impasse sin una salida bien definida y que se entrega, por consiguiente, a escamoteos ambiguos, como es la inclusión de una carta privada en las Acta Apostolicae Sedis.

En octubre de 2017, Brandmüller había dicho, respecto a quien piensa que puede haber excepciones para los adúlteros que se acercan a los sacramentos: «Quien sostiene que una persona puede iniciar una nueva relación mientras su cónyuge legítimo está aún vivo está excomulgado porque ésta es una enseñanza errónea, es una herejía. Todo el que defiende algo así está excomulgado… Así, si alguien piensa que puede contradecir el dogma definido por un concilio general (por ejemplo, el Concilio de Trento), bien, eso es verdaderamente muy destructivo. Exactamente, esto es lo que se llama herejía –y esto significa exclusión de la Iglesia– porque uno ha abandonado los fundamentos comunes de la fe».

En la entrevista el cardenal aborda también el tema de Lutero y de las fiestas que se han dedicado en ámbito católico al ex monje agustino. Citando historiadores protestantes, Brandmüller recuerda que Martín Lutero quería abatir tres muros: «El primer muro era el sacerdocio basado en el orden sacro; el segundo era el Magisterio basado en la misión dada por Jesucristo; el tercero era la existencia del papado. Que estos tres «muros» tuvieran una sólida base bíblica era algo que no le interesaba al enfurecido monje agustino. Ahora que ha abatido estos tres muros, Lutero ve que todo el edificio de la Iglesia papal se ha derrumbado. Declarar que esta destrucción total es «un trabajo del Espíritu Santo» es una declaración absolutamente extraña que sólo puede explicarse con la pura y simple ignorancia de los textos y de los hechos históricos; una ignorancia que es aún más sorprendente en un obispo». Es evidente la referencia a la declaración incauta –por no decir algo peor– de Monseñor Nunzio Galantino, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana.

(Artículo publicado originalmente en La Nuova Bussola Quotidiana. Traducción de Helena Faccia Serrano)

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
12 comentarios en “El cardenal Brandmüller responde a los ‘dubia’
  1. El Cardenal dubitativo se responde a si mismo. De modo que queda claro que no se trata de «dudas» sino de una abierta confrontación con el magisterio pontificio. Ha dejado de ser un cardenal «duduso» para ser lo que dije desde el principio un cardenal desafiante y equivocado. La única respuesta que cabe es un profundo silencio y rezar para que el Cardenal hable menos y «dude» menos.

  2. Es decir que como los fariseos a Jesús hace preguntas no para resolver sus dudas sino para tratar de pillarle en un renuncio.
    Y Francisco, como Cristo, no se deja pillar por tan torticeras «dubia

  3. El cardenal Brandmüller no hace preguntas por sí mismo, sino por el rebaño que, como pastor, tiene obligación de cuidar. Sólo hay un rebaño, y los pastores de la Iglesia han de cuidar de ellos, sean o no de su territorio. Para ello, debe haber unanimidad en la verdad, de todos los pastores, y no contradecirse entre sí.

    San Juan Evangelista envió a sus discípulos a preguntar a Jesús si era él el Mesías o tenían que esperar a otro. No les envió por saberlo él mismo, sino para que su discípulos se fueran con Jesús.

  4. En el capítulo 2 de la carta a los Gálatas, cuenta San Pablo lo que se ha dado en llamar el incidente de Antioquía. Es bien conocido. San Pedro se dedicaba a disimular ante los judíos para que éstos no se enfadaran por las exigencias del cristianismo naciente. Vamos, que ya en aquella época el Vicario de Cristo tendía puentes y planteaba el discernimiento. Ahora hubiera dicho: Si un judío quiere ser judío y a la vez ser cristiano, pero su conciencia está tranquila, puede acercarse a la comunión. Seguramente algunos querrían haber redactado alguna nota 305 en el Concilio de Jerusalén. Pero san Pablo lo impidió. Le cantó las cuarenta en bastos al Papa Pedro y puso las cosas en su sitio.

  5. Nadie se escandalizó. No hubo ningún problema, porque San Pedro era humilde (de verdad, no de boquilla) y supo aceptar la reprimenda. No era un dictadorzuelo y sabía perfectamente que la Iglesia no era su finca particular, ni su rancho, ni su cortijo. Como San Pedro era realmente bueno (y no de boquilla), ni había sido elegido hombre del año por las revistas gays de Antioquía, ni era celebrado por la web corintodigital.com como pobre y humilde, supo aceptar lo que San Pablo exigía. Y menos mal, porque eso salvó a la Iglesia. Es que entonces había las dos cosas: un verdadero Vicario de Cristo preocupado por la fidelidad al mandato del Señor, y un verdadero Obispo que dijo lo que tenía que decir.

  6. Suscribo que «Amoris Laetitia» ha creado gran confusión, y lo que dice sobre Lutero, pero no su forma de plantear el problema de los divorciados vueltos a casar. Para empezar, aquí nadie sostiene que una persona puede iniciar una nueva relación mientras su cónyuge legítimo está aún vivo, pero hay que reconocer que, aunque Jesucristo mandó que el hombre no separe lo que Dios ha unido, el hombre puede pecar y desobedecerle. En las mismas palabras de Cristo, cuando dijo que quien se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio, se constata que quien lo ha hecho está divorciado y casado, aunque haya sido pecando. Por tanto, ese pecado, al igual que ocurre con un asesinato, ya no tiene vuelta atrás; ¿por qué entonces empeñarnos, cuan nuevos fariseos, en que se vuelvan a divorciar, o se abstengan de tener relaciones sexuales, incumpliendo así con sus compromisos matrimoniales, para poder reconciliarse con Dios mediante el sacramento de la confesión?

  7. El Cardenal Brandmüller hace muy bien en dar testimonio de la Verdad. Es su deber. Y él mismo hubiese querido que respondiera a las dubia el Papa, confirmando a todos los fieles en la verdadera fe, como también en su deber. Pero, como el Papa no quiere hacerlo, lo hace Su Eminencia, que también es Obispo. Pues muy bien hecho. Yo se lo agradezco, de corazón.

  8. Un párroco linchado en Italia por los media por decir la Verdad sobre el matrimonio y la familia y otra verdad obvia: Los hijos de los divorciados sufren más que los hijos de matrimonios estables. ¿ Ya no se puede decir la Verdad ? ¿ Decir la Verdad es estar contra el Papa ? En la nueva iglesia de la misericorditis parece que sí, desgraciadamente. Por eso es tan necesario que tantos obispos digan la Verdad, para que los párrocos que la sostienen no se encuentren indefensos y los fieles recibamos la buena doctrina de Jesucristo y de su santa Iglesia, no las ocurrencias contemporizadoras. http://www.lanuovabq.it/it/se-un-parroco-e-linciato-per-aver-detto-una-verita

  9. «El Santo Padre no cayó en su trampa …»
    Si en materia de fe se formula a modo de dubia ¿Resucitó Jesucristo de entre los muertos? o ¿Fue asunta la Virgen María a los cielos en cuerpo y alma?, como por otra parte a veces se hace en los catecismos ¿acaso se tiende una trampa? ¿acaso se desconoce de antemano por cualquier católico que la respuesta debe ser afirmativa en ambos casos?
    Y si en materia de moral se formula a modo de dubia ¿Es lícito matar al inocente? o ¿Es lícito defraudar el jornal del trabajador?, como por otra parte a veces se hace en los catecismos ¿acaso se tiende una trampa? ¿acaso se desconoce por cualquier católico que la respuesta debe ser negativa en ambos casos?
    No ha habido trampa. Simplemente el Sumo Pontífice se guarda de responder, ni directamente (cosa que no le es exigible) ni, como sería indispensable, a través de la Curia. Ni respuesta católica (la única legítima) ni respuesta herética (inconcebible). Silencio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles