Tres obispos de Kazajistán hacen ‘pública profesión de verdades inmutables sobre el matrimonio’

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Lo hacen ‘ante la notable y creciente confusión en la Iglesia’. Se trata Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la archidiócesis de Maria Santísima en Astana, Athanasius Schneider, su obispo auxiliar, y Jan Pawel Lenga, obispo emérito de Karaganda, la otra diócesis del país. 

Los obispos de Kazajistán -un país con un 70% de musulmanes y en el que los católicos son minoría (la archidiócesis de María Santísima -Astana- cuenta con una población de casi 4 millones de habitantes, entre los cuáles sólo hay 55.000 católicos)- el arzobispo de María Santísima en Astaná y su auxiliar, y el obispo emérito de la única diócesis sufragánea, han cerrado 2017 con una ‘profesión pública sobre las verdades inmutables sobre el matrimonio’, algo que han considerado necesario ‘ante la notable y creciente confusión en la Iglesia’ a raíz de la publicación de Amoris Laetitia y la multitud de interpretaciones contradictorias a lo largo del orbe católico.

A modo de ejemplo, mientras los obispos polacos reiteran la tradición de la Iglesia sobre el acceso a la comunión de las personas divorciadas que viven ‘more uxorio’ con alguien que no es su esposo, algunos cardenales y obispos aseguran que la doctrina ha cambiado, y que pueden comulgar tranquilamente ‘si se sienten en paz con Dios’.

Empezaron 2017 haciendo una ‘llamada a la oración para que el Papa Francisco confirme la práctica invariable de la Iglesia sobre la verdad de la indisolubilidad del Matrimonio’, y tras un año revuelto y la publicación de la carta del Papa a los obispos de Buenos Aires en el AAS, los obispos de Kazajistán cierran el año con una profesión pública de las Verdades inmutables respecto del matrimonio sacramental.

En su carta, los obispos lamentan la difusión de normas, en el seno de la propia Iglesia, que prevén que personas   llamadas “divorciados vueltos a casar”, puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Lamentan además que algunas de ellas ‘fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia’, el Papa Francisco.

A juicio de los prelados, ‘Las mencionadas normas pastorales se revelan de hecho y con el tiempo un medio de difusión de la “plaga del divorcio”’, y ‘han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.’

Sobre el peligro de la confusión causada, los obispos traen a colación una amonestación del Papa Juan Pablo II: “La confusión, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de opiniones y enseñanzas en la teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana, termina por hacer disminuir, hasta casi borrarlo, el verdadero sentido del pecado” (Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitenia, 18).

Por todo esto, reiteran en su carta siete principios inmutables de la doctrina católica sobre el matrimonio y la eucaristía:

  • Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas entre sí por el vínculo de un matrimonio válido, como se verifica en el caso de los “divorciados vueltos a casar”, son siempre contrarias a la voluntad de Dios y constituyen una grave ofensa a Dios.
  • Ninguna circunstancia o finalidad, ni siquiera una posible imputabilidad o culpa disminuída, pueden hacer de tales relaciones sexuales una realidad moral positiva y agradables a Dios. Lo mismo vale para los otros preceptos negativos de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Ello a causa de que “existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 17).
  • La Iglesia no posee el carisma infalible de juzgar sobre el estado de gracia interno de un fiel (cf. Concilio di Trento, sess. 24, cap. 1). La no admisibilidad a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar” no significa por lo tanto un juicio de su estado de gracia ante Dios, sino un juicio del carácter visible, público y objetivo de su situación. A causa de la naturaleza visible de los sacramentos y de la misma Iglesia, la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva de los fieles.
  • No es moralmente lícito tener relaciones sexuales con una persona que no es el propio cónyuge legítimo, para evitar un supuesto otro pecado. Ello a causa de que la Palabra de Dios nos enseña que no es lícito “hacer el mal para que venga el bien” (Rom 3, 8).
  • La admisión de tales personas a la Santa Comunión puede ser permitida solamente cuando, con la ayuda de la gracia de Dios y de un paciente e individual acompañamiento pastoral, ellas hacen un sincero propósito de cesar de allí en adelante tales relaciones sexuales y de evitar el escándalo. En ello se ha expresado siempre en la Iglesia el verdadero discernimiento y el auténtico acompañamiento pastoral.
  • Las personas que mantienen relaciones sexuales no conyugales de modo habitual, violan con tal estilo de vida el indisoluble vínculo nupcial matrimonial respecto al legítimo cónyuge. Por esta razón no son capaces de participar “en el Espíritu y en la Verdad” (cf. Jn 4, 23) en la cena nupcial eucarística de Cristo, teniendo también en cuenta las palabras del rito de la Sagrada Comunión: “¡Beatos los invitados a la Cena del Cordero!” (Ap 19, 9).
  • El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en Sus Diez Mandamientos y en Su explícita prohibición del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de las personas aquí en la Tierra, permitiendo así que sean conducidas a la salvación de la vida eterna.

A continuación, la carta hecha pública por los obispos de Kazajistán, bajo el título ‘Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental’:

Después de la publicación de la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” (2016) diversos obispos han emitido a nivel local, regional y nacional normas concernientes a la aplicación de la disciplina sacramental a los fieles llamados “divorciados vueltos a casar”, quienes se unieron en una convivencia estable more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge, pese a que esté vivo quien sí tiene esa condición, con quien está unido por un válido vínculo matrimonial.

Las normas mencionadas prevén, entre otras cosas, que en casos individuales las personas   llamadas “divorciados vueltos a casar”, puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Tales normas han recibido a menudo aprobación de parte de diversas autoridades jerárquicas y algunas de ellas fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia.

La difusión de dichas normas pastorales eclesiásticamente aprobadas han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.

Según la doctrina de la Iglesia sólo el vínculo matrimonial sacramental constituye una iglesia doméstica (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). La admisión de los fieles “divorciados vueltos a casar” a la Santa Comunión, que es la expresión máxima de la unidad de Cristo-Esposo con Su Iglesia, significa en la práctica un modo de aprobación y legitimación del divorcio y, en ese sentido, una especie de introducción del divorcio en la Iglesia.

Las mencionadas normas pastorales se revelan de hecho y con el tiempo un medio de difusión de la “plaga del divorcio”, expresión usada por el Concilio Vaticano II (cf. Gaudium et spes, 47). Se trata de una difusión de esta “plaga del divorcio” inclusive en la propia vida de la Iglesia, cuando Ésta debería ser en cambio – a causa de su fidelidad incondicional a la doctrina de Cristo – un baluarte y una señal inconfundible de contradicción contra la plaga del divorcio cada vez más difusas en la sociedad civil.

De modo inequívoco y sin admitir ninguna excepción Nuestro Señor y Redentor Jesucristo ha reconfirmado solemnemente la voluntad de Dios en lo que dice respecto a la prohibición absoluta del divorcio. Una aprobación y legitimación de la violación de la sacralidad del vínculo matrimonial, aunque lo sea indirectamente por medio de la mencionada nueva disciplina sacramental, contradice en modo grave la expresa voluntad de Dios y Su mandamiento. Tal práctica representa por lo tanto una alteración substancial de la disciplina sacramental bimilenaria de la Iglesia. Además, con el correr del tiempo, una disciplina substancialmente alterada acarreará también una alteración de la correspondiente doctrina.

El constante Magisterio de la Iglesia, comenzando por las enseñanzas de los Apóstoles y de todos los Sumos Pontífices, ha conservado y trasmitido fielmente ya sea en la doctrina (en la teoría), ya sea en la disciplina sacramental (en la práctica), de modo inequívoco, sin sombra alguna de duda y siempre en el mismo sentido y con idéntico significado (eodem sensu eademque sententia) la cristalina enseñanza de Cristo con respecto a la indisolubilidad del matrimonio.

A causa de su naturaleza divinamente establecida, la disciplina de los sacramentos no debe contradecir la palabra revelada: “Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman ‘sacramentos de la fe’ » (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 59). “Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1125). La fe católica por su propia naturaleza excluye una formal contradicción entre la fe profesada, por una parte, y la práctica de los sacramentos, por otra. En este sentido se puede entender también la siguiente afirmación del Magisterio: “El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 43) y “la pedagogía concreta de la Iglesia debe estar siempre unida y nunca separada de su doctrina” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).

En vista de la importancia de la doctrina y de la disciplina del matrimonio y de la Eucaristía, la Iglesia está obligada a hablar con la misma voz. Por lo tanto, las normas pastorales que dicen respecto a la indisolubilidad del matrimonio no deben contradecirse entre una diócesis y otra, entre un país y otro. La Iglesia ha observado este principio, como lo atestigua San Ireneo de Lyon, desde los tiempos de los Apóstoles: “Si bien la Iglesia esté difundida por todo el mundo hasta los extremos de la tierra, por el hecho de haber recibido de los Apóstoles y de los discípulos la fe, conserva esta predicación y esta fe con cuidado y – como si habitase en una sola casa – cree en ella de la misma manera, como si tuviese una sola alma y un solo corazón y con voz  unánime, como si tuviese una sola boca, predica la verdad de la fe, la enseña y la transmite”  (Adversus haereses, I, 10, 2). Santo Tomás de Aquino nos transmite el mismo perenne principio de la vida de la Iglesia: “Hay una sola y misma fe de los antiguos y de los modernos; si no, no habría una única y misma Iglesia” (Questiones Disputatae de Veritate, q. 14, a. 12c).

Permanece actual la siguiente amonestación del Papa Juan Pablo II: “La confusión, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de opiniones y enseñanzas en la teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana, termina por hacer disminuir, hasta casi borrarlo, el verdadero sentido del pecado” (Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitenia, 18).

A la doctrina y disciplina sacramental concerniente a la indisolubilidad del matrimonio rato y consumado, es plenamente aplicable el sentido de las siguientes afirmaciones del Magisterio de la Iglesia:

  • “Pues la Iglesia de Cristo, diligente custodia y defensora de los dogmas a Ella confiados, jamás cambia en ellos nada, ni disminuye, ni añade, antes, tratando fiel y sabiamente con todos sus recursos las verdades que la antigüedad ha esbozado y la fe de los Padres ha sembrado, de tal manera trabaja por limarlas y pulirlas, que los antiguos dogmas de la celestial doctrina reciban claridad, luz, precisión, sin que pierdan, sin embargo, su plenitud, su integridad, su índole propia, y se desarrollen tan sólo según su naturaleza; es decir, el mismo dogma, en el mismo sentido y parecer” (Pio IX, Bula dogmática Ineffabilis Deus).
  • “En lo que dice respecto a la substancia de la verdad, la Iglesia tiene, frente a Dios y a los hombres, el sagrado deber de anunciarla, de enseñarla sin atenuantes, como Cristo la ha revelado y no existe ninguna condición de los tiempos que pueda dispensar del rigor de esta obligación. Ese deber liga la conciencia de todos los sacerdotes a los cuales ha sido confiado el cuidado de amaestrar, amonestar y guiar a los fieles” (Pio XII, Discurso a los párrocos y cuaresmalistas, 23 de marzo de 1949).
  • “La Iglesia no historiza, no relativiza las metamorfosis de la cultura profana, su naturaleza siempre igual y fiel a sí misma, como Cristo la quiso y la tradición la perfeccionó” (Paulo VI, Homilía dal 28 de octubre de 1965).
  • “No menoscabar en nada la saludable doctrina de Cristo es una forma de caridad eminente hacia las almas” (Paulo VI, Encíclica Humanae Vitae, 29).
  • “La Iglesia no cesa nunca de invitar y animar, a fin de que las eventuales dificultades conyugales se resuelvan sin falsificar ni comprometer jamás la verdad.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).
  • “De tal norma (la ley moral divina) la Iglesia no es ciertamente ni la autora ni el árbitro. En obediencia a la verdad que es Cristo, cuya imagen se refleja en la naturaleza y en la dignidad de la persona humana, la Iglesia interpreta la norma moral y la propone a todos los hombres de buena voluntad, sin esconder las exigencias de radicalidad y de perfección” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).
  • “El otro es el principio de la verdad y de la coherencia, por el cual la Iglesia no acepta llamar bien al mal y mal al bien. Basándose en estos dos principios complementarios, la Iglesia desea invitar a sus hijos, que se encuentran en estas situaciones dolorosas, a acercarse a la misericordia divina por otros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, hasta que hayan alcanzado las disposiciones requeridas del alma” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 34).
  • “La firmeza de la Iglesia en defender las normas morales universales e inmutables no tiene nada de humillante. Está sólo al servicio de la verdadera libertad del hombre. Dado que no hay libertad fuera o contra la verdad” (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, 96).
  • “Ante las normas morales que prohíben el mal intrínseco no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la Tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales” (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, 96).
  • “El deber de reiterar esta no posibilidad de admitir a la Eucaristía (a los divorciados vueltos a casar) es condición de verdadera pastoralidad, de auténtica preocupación por el bien de estos fieles y de toda la Iglesia, ya que indica las condiciones necesarias para la plenitud de aquella conversión a la cual todos son siempre invitados por el Señor” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración acerca de la admisibilidad a la Santa Comunión a los divorciados vueltos a casar,  24 de junio del 2000, n. 5).

Como obispos católicos, los cuales – según la enseñanza del Concilio Vaticano II – deben defender la unidad de la fe y de la disciplina común de la Iglesia, y buscar que surja para todos los hombres la luz de la verdad plena (cf. Lumen gentium, 23), nos vemos obligados en conciencia a profesar, ante la desenfrenada confusión, la inmutable verdad y la igualmente inmutable disciplina sacramental concerniente a la indisolubilidad del matrimonio conforme a la enseñanza bimilenaria e inalterada del Magisterio de la Iglesia. En este espíritu reiteramos:

  • Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas entre sí por el vínculo de un matrimonio válido, como se verifica en el caso de los “divorciados vueltos a casar”, son siempre contrarias a la voluntad de Dios y constituyen una grave ofensa a Dios.
  • Ninguna circunstancia o finalidad, ni siquiera una posible imputabilidad o culpa disminuída, pueden hacer de tales relaciones sexuales una realidad moral positiva y agradables a Dios. Lo mismo vale para los otros preceptos negativos de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Ello a causa de que “existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 17).
  • La Iglesia no posee el carisma infalible de juzgar sobre el estado de gracia interno de un fiel (cf. Concilio di Trento, sess. 24, cap. 1). La no admisibilidad a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar” no significa por lo tanto un juicio de su estado de gracia ante Dios, sino un juicio del carácter visible, público y objetivo de su situación. A causa de la naturaleza visible de los sacramentos y de la misma Iglesia, la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva de los fieles.
  • No es moralmente lícito tener relaciones sexuales con una persona que no es el propio cónyuge legítimo, para evitar un supuesto otro pecado. Ello a causa de que la Palabra de Dios nos enseña que no es lícito “hacer el mal para que venga el bien” (Rom 3, 8).
  • La admisión de tales personas a la Santa Comunión puede ser permitida solamente cuando, con la ayuda de la gracia de Dios y de un paciente e individual acompañamiento pastoral, ellas hacen un sincero propósito de cesar de allí en adelante tales relaciones sexuales y de evitar el escándalo. En ello se ha expresado siempre en la Iglesia el verdadero discernimiento y el auténtico acompañamiento pastoral.
  • Las personas que mantienen relaciones sexuales no conyugales de modo habitual, violan con tal estilo de vida el indisoluble vínculo nupcial matrimonial respecto al legítimo cónyuge. Por esta razón no son capaces de participar “en el Espíritu y en la Verdad” (cf. Jn 4, 23) en la cena nupcial eucarística de Cristo, teniendo también en cuenta las palabras del rito de la Sagrada Comunión: “¡Beatos los invitados a la Cena del Cordero!” (Ap 19, 9).
  • El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en Sus Diez Mandamientos y en Su explícita prohibición del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de las personas aquí en la Tierra, permitiendo así que sean conducidas a la salvación de la vida eterna.

Siendo los obispos en su oficio pastoral quienes deben “velar por la fe católica y apostólica” (cf. Missale Romanum, Canon Romanus), estamos conscientes de esta grave responsabilidad y de nuestro deber ante los fieles que de nosotros esperan una profesión pública e inequívoca de la verdad y de la disciplina inmutables de la Iglesia en lo que dice respecto a la indisolubilidad del matrimonio. Por esta razón no nos es permitido callar.

Afirmamos por lo tanto en el espíritu de San Juan Bautista, de San Juan Fisher, de Santo Tomás Moro, de la Beata Laura Vicuña y de numerosos conocidos y desconocidos confesores y mártires de la indisolubilidad del matrimonio:

No es lícito (non licet) justificar, aprobar o legitimar, ni directamente ni indirectamente, ya sea el divorcio ya sea una relación sexual no conyugal estable, con una disciplina sacramental de admisión a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar”, tratándose en este caso de una disciplina ajena a la entera Tradición de la fe católica y apostólica.

Haciendo esta pública profesión ante nuestra conciencia y ante Dios que nos ha de juzgar, estamos sinceramente convencidos de prestar así un servicio de caridad en la verdad a la Iglesia de nuestro tiempo y al Sumo Pontífice, Sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo sobre la Tierra.

31 de diciembre del 2017, Fiesta de la Sagrada Familia, en el año del centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima.

+ Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la archidiócesis de Santa Maria en Astana

+ Jan Pawel Lenga, Arzobispo-Bispo emérito de Karaganda

+ Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de la archidiócesis de Santa Maria en Astana

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Comentarios
34 comentarios en “Tres obispos de Kazajistán hacen ‘pública profesión de verdades inmutables sobre el matrimonio’
  1. Yo lo llamo corrección formal, frontal y fundadísima al papa. Sus afirmaciones son clarísimas e irrebatibles. ¡ Laus Deo !. Gracias a estos corajudos obispos, que no tienen ningún temor a ser misericordiados, a diferencia de los obispos españoles y de tantas naciones. La salvación nos viene del este.

  2. Así es. Así tal cual lo he entendido yo, Echenique, como habrás visto. Corrección en toda forma a Francisco. Y con cierto aroma a ser distinta a otras veces. ¡Laus Deo! ¡Adelante! ¡Hasta el cielo no paramos!

  3. No es ya siquiera Francisco. Los jerarcas llevan decenios arrebatándole la Iglesia a los católicos. Si vais a cualquier instancia eclesial española, por ejemplo, lo que emanan y lo que permiten y favorecen no tiene nada que ver con lo que aprendimos en la infancia, y ni siquiera con lo que ha significado la fe en los últimos 500 años, sino muchas veces con lo opuesto. Nos han dado gato por liebre en nuestras propias narices, mientras nosotros chupábamos «un palo sentados sobre una calabaza», como canta Serrat.

  4. Las afirmaciones de los tres obispos, que ellos califican de inmutables, LO SON PARA ELLOS. ¿De cuando unos obispos pueden «corregir» al Papa? Los anti Francisco de este foro jalean la opinión de cualquiera que critique lo que el Papa dice o hace. La doctrina de Jesús, recogida en el nuevo testamento, pertenece a una época remota, 2000 años, en un país oriental, en un entorno cultural muy diferente al de hoy. En aquella época, la esposa dependía de su marido totalmente, si éste la dejaba quedaba desamparada. Es lógico que la ley Mosáica la protegiera; Ahora las leyes no permiten ese abandono, el marido tiene que pasar una pensión a su exmujer y a los hijos, por tanto las condiciones han cambiado radicalmente. ¿Les parece bien a sus señorías que un matrimonio que no funciona, que se faltan al respeto a menudo, que discuten fuertemente delante de los hijos, y que se quieren separar de mutuo acuerdo, no puedan? Hay cosas inmutables, pero muy pocas. ¡Hay que cambiar las barbaridades!

  5. Me alegro de estemos tantos de acuerdo, creo que los tres obispos están en el camino y que la Iglesia en su conjunto tiene que hacer algo para volver a los diez mandamientos, creo que se han hecho muchas cosas mal y que todavía a día de hoy se están haciendo, y esto hay que corregirlo las directrices las dejo el Señor bien definidas y nosotros no somos quienes para cambiarlas.

  6. Jesucristo mandó que el hombre no separe lo que Dios ha unido, pero el hombre puede pecar y desobedecerle. De hecho, ni siquiera abolió la Ley mosaica, que permite a los judíos divorciarse y casarse de nuevo (cf. Mt 5,17-19); aunque la perfeccionó con sus mandatos a quienes creen en Él, y con la potestad de atar y desatar que otorgó a Pedro. Así pues, no queda más remedio que reconocer que quienes se han divorciado y vuelto a casar, casados están de nuevo, aunque haya sido pecando. Ante esa realidad, no podemos empeñarnos, cuan nuevos fariseos, en que se vuelvan a divorciar, o se abstengan de tener relaciones sexuales, incumpliendo así con sus compromisos matrimoniales, para poder reconciliarse con Dios. Hay pecados, como este, que no tienen vuelta atrás; ¿por qué no habría de bastar con que reconozcan que han pecado, se confiesen y cumplan la penitencia, como bastaría a quienes hubiesen asesinado a sus cónyuges?

  7. ¡Demos gracias a Dios! Quiera Dios que muchos los imiten, para que después no tengan que escuchar de nuestro Señor Jesucristo: «Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.». (Apoc. 3,15-16).

  8. Al Lector:
    ¿Es que nunca ha leído que sería abominable a los ojos del Señor que alguien vuelva a casarse con la mujer de la que se divorció, si esta ha estado después casada con otro (Deut 24,1-4)?

  9. Carlos dice: «Tengo entendido que en Kasajistán hay otra diócesis, Almaty, pastoreada por un español. Es que no se ha expresado?

    Es el padre José Luis Mumbiela Sierra, español, pertenece al Opus Dei. ¡Así se entiende que no firme!

  10. A Jose Luis

    La Iglesia no dice que no se puedan separar, de hecho en el caso que propones si no es posible una reconciliación lo apoyarán. Pero eso no significa que se puedan casar de nuevo y seguir comulgando.

    El tema no es de divorciados donde uno puede no tener toda la culpa sino de los que deciden casarse de nuevo como en un «ahora si que irá bien».

    Fraternalmente

  11. En las contradicciones de algunos comentaristas, se denota como el veneno de la confusión y el relativismo hace meya.. Al pan, pan, y al vino, vino… Que así se hacen las almas coredentoras, piadosas, caritativas, miembros del Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor Misericordioso ¡Padre, †Hijo y Espíritu Santo! Santa María, Madre de Dios y nuestra, ruega por nosotros.

  12. ¡Gracias a Dios!»Cuando el afligido invoca al Señor, El lo escucha……»Así dicen los Salmos.Supongo que hay muchos hermanos rezando como yo para que se empiece a aclarar éste diabólico asunto.Pues bien, ya empezado.Los Diez Mandamientos dicen lo que dicen y no tienen por qué acomodarse a nuestros gustos.Nadie nos obliga a cumplirlos .El Señor respeta tanto la libertad que nos ha regalado que nos permite ofenderle cuando hacemos un mal uso de la misma.Por tanto: si somos católicos estamos obligados al cumplimiento de las normas de Nuestro Señor, tal como El las ha formulado.Si no nos gustan podemos cambiar a otra religión, pero sabiendo que la nuestra es la auténtica.A fuerza de mundanismo hemos olvidado que nuestra misión y aspiración es ser felices en la Vida Eterna y, si para éso, hemos de sufrir en ésta, con un matrimonio que no sea de cine o con una separación,ofrezcamos nuestro sufrimiento al que sufrió sin pecado.Rezaré por el hermano que no lo entienda.El Señor le iluminará.

  13. Gracias, Tomash Peta, Jan Pawel Lenga y Athanasius Schneider.
    Ha sido un gran regalo por el día de la Sagrada Familia; ya sabemos que hay en la Iglesia Católica tres prelados que dicen la Verdad, cumplen con su obligación y dan la cara por la familia. Los Cardenales fallecidos mientras esperaban ser recibidos en la audiencia que nunca existió también lo hicieron.

  14. Ruego a Infovaticana transmita a estos tres obispos el agradecimiento mío y de tantos que nos sentimos defraudados por una misericorditis que censura del evangelio todos los pasajes de exigencia, de conversión, de juicio, de condena y que suplanta a Jesucristo para regalarnos, con fraude y engaño, el cielo sin esfuerzo, sin puerta angosta, la absolución sin propósito firme de la enmienda y la comunión para todos. El mayor fraude de la historia. Las rebajas no llevan al cielo.

  15. Carlos y Beatriz. Quiero creer que el obispo de Almaty, Mumbiela Sierra, se adherirá a la corrección y superará las amenazas en forma de recriminaciones injustas a Gotti tedeschi y Antonio Livi por parte de Fazio, vicario del Opus Dei, por haber firmado la corrección filial. El Opus Dei, como todos, está en la encrucijada : O con la Iglesia Católica o con la misericorditis protestante.

  16. Antes era inmutable que el Sol daba vueltas alrededor de la Tierra, podemos ponernos de acuerdo la humanidad entera y obligar a que todos los humanos llevemos un aro en la nariz y aún así no se convertiría en algo inmutable, sería una ley arbitraria e impuesta.

  17. Es imposible no reconocer la voz del Buen Pastor en el escrito de esos tres valientes Obispos. Son auténticos defensores de la fe. Que Dios les bendiga y les guarde.

  18. Tres Obispos de una Nacion mayoritariamente Musulmana. En vez de Predicar y misionar, objetan a pequeñeces teologicas contra el Papa. Dejan pasar el elefante pero no al mosquito.

  19. Marcelo, usted cree que la cuestión del matrimonio y divorcio es tamaño mosquito?

    Adviértase que Jesucristo no debe haber perdido el tiempo en aclarar temas tamaño mosquito. Por ejemplo, al aclarar e ir contra leyes humanas socialmente aceptadas como el divorcio, dadas nada menos que por Moisés.

  20. Por más que se empeñen algunos, solo es leña la que arde. La doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio hace aguas por todas partes. Después del concilio vaticano II se hizo la primera gran encuesta en España sobre la religión, y algunos datos fueron: sobre matrimonios despues de 10 años, solo el 25% decía estar enamorado y ser feliz, el 50% se toleraba, aunque cada uno iba a lo suyo, y el otro 25% hacía vida por separado, aunque viviendo en la misma casa (no había divorcio). Por tanto los matrimonios fracasados no son casuística, sino millones. Cerrar toda posibilidad de emprender una nueva vida a millones de parejas es inhumano. Jesús dice que el hombre no puede él solo repudiar a su mujer y romper lo que ha unido Dios, pero no dice nada en el caso de que los dos quieran divorciarse. Conozco parejas que se faltan al respeto a diario, que se odian, no tienen solución. ¿Tienen que seguir machacandose así porque lo dice una ley? Esta es la realidad, lo demás son idealismos.

  21. En primer lugar, no ponga la teología al nivel de la ciencia. La ciencia se basa en la realidad y la lógica, la teología es pura especulación intelectual. Puedo afirmar que en una estrella a diez mil años luz hay seres con antenitas, como no hay modo de refutar eso, -al menos por ahora-, puedo considerarlo como verdad inmutabke, pero lo cierto es que es una pura especulación de mi mente, no se funda ni en la realidad conocida ni en la lógica, es solo una afirmación inatacable, pero no por ser cierta, si no por falta de mecanismos de comprobación.
    Por otro lado no estamos hablando de teología sino en realidad de moral, si lo hablamos del punto de vista religioso, o de ética si ptescindimos de la religión, lo cual lo hace menos inmutable todavía. Si ya es imposible verificar si Dios existe, -al menos por ahora-, por lo menos es un enunciado logicamente válido, las normas morales dependen de la visión subjetiva que se tenga del hombre, imposible llamar inmutable a eso

  22. ¿ Quien nos iba a decir que 5 obispos serían perseguidos en el seno de la Iglesia Católica por defender la indisolubilidad del matrimonio y la consiguiente prohibición del divorcio establecidas por Nuestro Señor Jesucristo con carácter absoluto ? Antes se nos perseguía desde fuera; ahora desde dentro, pero los perseguidores de la misericorditis ¿ seguro que son católicos ? http://www.marcotosatti.com/2018/01/03/la-strategia-del-pontefice-contro-i-cinque-vescovi-coraggiosi-secondo-anonimi-della-croce-screditarli-poi-una-coincidenza-singolare/comment-page-1/#comment-33719

  23. Echenique y Adoraciónyliberación: es una «profesión pública» (es decir una opinión, totalmente subjetiva) la de estos 3 Obispos (o 5 si contamos los 2 italianos); NO una corrección.-

  24. El Espìritu Santo està en la Iglesia y si un traidor se mete a dirigirla,los cardenales entraràn en defensa de su depòsito de la fè.No se cree en Dios cuando un sujeto no se hinca ante el Santìsimo sacramento nunca,cuando le escatima esa adoraciòn a Dios te indica que no es catòlico,aunque se ostente como Papa,la escritura te dice que al nombre de Jesucristo toda rodilla se doble.Francisco no la dobla,pero si se inclina ante el rabino judìo,igualando el honor que le dà al rabino con el que le otorga a Cristo.Vaya imbècil.

  25. Cuando Dios cierra una puerta abre una ventana. Y por esta ventana que han abierto los obispos fieles a Cristo y al depósito de la fe, el resto de católicos fieles remontaremos un día el vuelo hacia la eternidad, cuando, como y en el momento que Dios, Creador y Señor de todo, disponga. Y nuestras alas estarán tejidas de aceptación de nuestro destino sin quejas, ni rebeliones, de pureza y de un alma inocente y sencilla con un ansía infinita de Amor y de Vida. Con un ansía infinita de Dios.

  26. Si en la Naturaleza hay Leyes primigenias inmutables, ya sean físicas, químicas o biológicas, también las hay en las Leyes Morales y de Dios, que se reflejan en la Doctrina Católica inspirada en las enseñanzas de Jesús Cristo.

  27. Aquí falta una verdadera exégesis bíblica sobre las palabras pronunciadas por Nuestro Señor Jesucristo por lo que se refiere al matrimonio. Si no, cualquiera podría interpretar que sólo al hombre le está vedado repudiar a su mujer y casarse con otra y que sólo el varón comete adulterio si se casa con la repudiada. La amplitud interpretativa, en la que se incluye tanto al hombre como a la mujer como sujetos de adulterio, no puede negarse a los que leen los Evangelios con disposición distinta. Si el matrimonio únicamente se deshace cuando muere uno de los cónyuges que lo digan claramente y dejen de conceder nulidades, o que las concedan prohibiendo un matrimonio posterior, porque todo comenzó por ahí.

  28. ¡Escuchen al Papa!
    Escúchenlo, por Dios y vean lo que dice en Espíritu y en Verdad . «Tu est Petrus» y solo Tu.
    Mediten también en Espíritu y en Verdad los Textos Evángélicos y….¡No los descontextualizen!
    Los Evangengelios deben asimilarse en el «Corpus scriptorum», como el Papa Francisco y como se hacía en los cinco primeros siglos de la Iglesia.

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