La idea del papado que el Cardenal Bergoglio «esperaba ver implementada»

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El que fuera arzobispo de San Francisco, John R. Quinn, conoció al Papa Francisco en Roma en abril de 2012. Bergoglio le felicitó por su libro «la reforma del Papado» y le dijo: «espero verlo implementado». 

Abril de 2012. La renuncia de Benedicto era aún algo inimaginable, y el escándalo Vatileaks no había saltado. Ni siquiera había sido destituido Gotti Tedeschi. Nadie imaginaba que faltaba menos de un año para un cónclave. Dos arzobispos se conocen, por casualidad, en una cafetería de Roma. Uno de ellos, Jorge Mario Bergoglio, era conocido por haber estado cerca de ser elegido Papa en el cónclave de 2005. El otro, John R. Quinn, había sido 20 años atrás arzobispo de San Francisco y presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, pero tuvo que renunciar diez años antes de cumplir la edad por unos escándalos relacionados con abusos sexuales y administración desleal.

Tras su salida de la diócesis, Quinn se dedicó a su propuesta de reforma del papado, ideada en respuesta a la encíclica ‘Ut unum sint’ de Juan Pablo II sobre el empeño ecuménico, y que Quinn condensó en el libro «La reforma del Papado», publicado en Estados Unidos en 1999.

En aquella cafetería romana, Bergoglio saludó a Quinn, y le felicitó por su libro, que confesó haber leído: «He leído su libro y espero que sea implementado» («I’ve read your book and am hoping it will be implemented»). Quinn relató la historia el 25 de junio de 2014 a unos 225 sacerdotes en una reunión de la Asociación de Sacerdotes Católicos de EE. UU en San Luis, y el relato fue recogido por el Register.

¿Y qué dice el libro de Quinn que Bergoglio quería ver implementado?

El libro de Quinn leído y aprobado por el cardenal Bergoglio se remonta al año 1999 y tiene el título programático: “The reform of the papacy. The costly call to Christian unity». En Italia ha sido traducido por la Editorial Queriniana en el año 2000 con el título: “Por una reforma del papado. La difícil llamada a la unidad de los cristianos”.

El volumen, según explicó Sandro Magister en un artículo, se presenta como una reflexión sobre la Encíclica de Juan Pablo II «Ut unum sint», de 1995. La encíclica, según el autor del libro,  «rompe claramente con el pasado y es, en muchos aspectos, revolucionaria» pues «exalta el modelo sinodal de la Iglesia del primer milenio e insiste sobre el hecho de que el Papa es un miembro del colegio de los obispos y que el primado debe ser ejercido de manera colegial». El propio Magister hacía entonces un resumen de los puntos más destacados de la obra:

En resumen, la «Ut unum sint» – siempre según Quinn – «testimonia el hecho de que aceptar el Vaticano I y su enseñanza sobre el primado de jurisdicción no excluye una comprensión más amplia del primado» y «hace entender que el Vaticano I no era la última palabra».

Partiendo de este postulado, Quinn hace una serie de propuestas concretas que atañen el gobierno de la Iglesia. Por ejemplo, en lo que concierne a las conferencias episcopales, a pesar de las normas restrictivas contenidas en el motu proprio de 1998 sobre su naturaleza teológica y jurídica, Quinn sostiene que hay que considerarlas una verdadera realización de la colegialidad episcopal con una función real de magisterio, también doctrinal.

En lo que respecta al sínodo de los obispos, indica la necesidad de sustraerlo del control de la curia romana, excluyendo de él la automática presencia de los jefes de dicasterio. Respecto al nombramiento de obispos, Quinn desea, como obsequio a la «auténtica eclesiología» del Vaticano, que en la elección de los candidatos se redimensione drásticamente el papel de los nuncios, dando en cambio un papel preminente a los obispos de las correspondientes provincias eclesiásticas y, en suborden, a los presidentes de las conferencias episcopales.

En práctica, por lo tanto, «la lista de los nombres elegidos por los obispos debería ser enviada a Roma directamente por el arzobispo de la provincia metropolitana, con la indicación del parecer positivo del presidente de la conferencia», mientras que «no debería haber ninguna discusión sobre la lista entre los obispos de la provincia y Roma», como tampoco ninguna función por parte del nuncio. Y si Roma no está de acuerdo con la lista «esta debería ser reenviada a la provincia para ulteriores consideraciones y enmiendas». Hay que añadir a todo esto una mayor implicación por parte de los sacerdotes y laicos, siempre que se evite la politización, los sectarismos y las violaciones del secreto.

Estas nuevas modalidades en la elección de los obispos servirían – según Quinn – para obviar  los «graves problemas» causados por los procedimientos en vigor. Y cita el retraso en cubrir las sedes vacantes, el excesivo «énfasis» en la elección de candidatos que den confianza doctrinal segura, el traslado de un obispo de una sede a otra, la multiplicación los auxiliares.

Quinn apoya también la sustracción al colegio cardenalicio de la exclusividad en la elección del Papa. Sugiere que se admitan en el cónclave los patriarcas de las Iglesias católicas orientales, aunque no se les haya concedido la púrpura; que participen en el voto al menos algunos presidentes de las conferencias episcopales y que se permita a las grandes organizaciones laicas que indiquen a los electores las cualidades que ellos desearían ver en el nuevo Papa.

Por último, para Quinn el nudo decisivo de una reforma del papado cuya finalidad sea la unidad de los cristianos no es sólo la centralización, sino también la reforma de la curia romana. Una curia romana que, ante todo, debería tener menos obispos y menos sacerdotes. Y a este propósito Quinn tacha como «abuso del sacramento del orden sagrado y del oficio de obispo» el hecho de que los secretarios de los dicasterios vaticanos sean elevados sistemáticamente a la dignidad episcopal.

Quinn falleció en San Francisco hace pocos meses, sin ver implementada su obra.

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Comentarios
17 comentarios en “La idea del papado que el Cardenal Bergoglio «esperaba ver implementada»
  1. No nos engañemos, este pontificado ha manipulado la colegialidad de los dos sínodos de la familia a placer, para que la tesis heterodoxas obtuvieran el placet que finalmente no obtuvieron, levantando abundantes protestas, como el documento de los trece cardenales, que provocó un cabreo monumental pontifical. Del mismo modo , el pontífice está encantado con la colegialidad de Buenos Aires, favorable a sus tesis, pero no con la colegialidad de Polonia, totalmente desfavorable. Un pontífice que dice creer en la colegialidad no necesita manipularla. Todo es una colsal mentira, para ganarse, una vez más, los aplausos del mundo, que contrastan con las lágrimas divinas.

  2. Claro que escribir cómo reformar el papado sin siquiera haber reformado su diócesis hasta el extremo de ser separado de ella por escándalos de abusos sexuales y manejos de dinero poco claros es ver paja en ojo ajena y no ver viga en el suyo. Luego escribimos un libro, nos hacemos los intelectuales escribiendo mucho para no decir nada y nos creemos el sumum de todo, con todas las recetas posibles y para que sirven Concilios, Encíclicas, Exhortaciones y demás si tenemos la respuesta y somos tan listos. De este modo de pensar se pasa a decir que la Iglesia lleva mala deriva porque no se les hace caso lo que hace un tremendo daño y lo estamos viendo desde 40 años para acá porque consejos vendo que para mí no tengo.

  3. No hay que creer demasiado en lo que dice o piensa JorgeMario porque ni él se toma en serio a sí mismo.

    Un día, Spadaro asegura que «el Papa no tiene un plan para la Iglesia» y otro día el Papa de San Gallen parece que le dijo a quien fuera arzobispo de San Francisco, John R. Quinn, que le gustó su idea de papado que espera ver implementada. Es decir, que vió un plan para la Iglesia a implementar.

    Lo normal en JorgMario es mentir. El engaña y se engaña. Ni sus fans pueden creen en él.

  4. El problema no son las propuestas de Quuinn, sinto la novedad del Vaticani II respecto a la colegialidad. Se afirma que esite un colegio permanente de obispos con el Papa enfrente, como una suerte de Primer Ministro. No es de extrañar que Kung y otros herterodoxos se alegraron cuando estas propuestas inauditas en la Tradición de la Iglesia fueron aprobadas y caba señalar que el Papa Pablo Vi estaba de aucerdo con ellas. Contradicen la doctrina de León XII, sin mencionar obviamtne al del Vaticani I y la práctica constante de la Iglesia. En cuanto a las Conferencias Episcopales, tienen muchos inconvenientes y su burocracia perjudija la acción del obispo diocesano y a muchos obispos les gusta porque´ya no publican cartas pastorales sino se apoyan en lo que hacen las Conferencias. Hay que pedir a Dios que venga un papa valiente que elimine tales novdades y vuelva el gobierno de la Iglesia a lo que siempre ha sido. Además,, el denostado centralismo romano es es lo que ha salvado la Igle

  5. Sinceramente, que un señor apartado de su diócesis por administración desleal y encubrimiento de abusos no tiene nada que decir. Tampoco me creo que el Papa Francisco le haya dicho nada de eso a este señor en una cafetería, ya que su inglés es deficiente. No me creo que se haya leído ese libro, tampoco. Me parece preocupante que ese tío vaya diciendo esas cosas, porque da la impresión de que es simplemente allanar el camino a esas ideas, sean del Papa actual o no.

  6. La cuestión es qué piensa el Papa de todo esto. Cuando fue elegido tuve un mal presentimiento. Después me fui tranquilizando, hasta que pasó lo de Livieres. Después el Sínodo de la familia. Ahora me pregunto si es un anti Papa, si es que estamos al final de los tiempos, si es solo bobo, si es malo, si se entera de lo que está haciendo, si es él el cerebro de la operación, si … En cualquier caso, como católica me angustia la situación, porque no le veo salida. Sea malo, tonto, inconsciente, santo o anti Papa da igual. Está destruyendo la Iglesia, al margen de la impresión personal que cada cual tenga de él. Y esto solo puede tener una salida: un milagro de Dios. Y si Dios no hace el milagro, agárrate que hay curva, porque viene el fin del mundo. The End. Me siento idiota, como si fuera una adventista del séptimo día, pero es que no le veo otra solución.

  7. Estupefacta:

    Coincido con usted en cuanto a que los desastres del pontificado de JorgeMario sólo serán corregidos mediante intervención divina.

    Pero el tiempo de ello sólo Dios lo sabe; puede correr mucha agua bajo el puente, en especial en aquellos lugares donde no ha llegado la voz de Cristo y en los cuales el Papa de San Gallen no quiere que se haga proselitismo, entregando el cristianismo a los poderes mundanos de turno.

  8. Ja, ja, ja Francisco quería verlo implementado siempre y cuando él no fuera papa, pero si él es papa, lo del Primado colegial, lo dejamos para el próximo papa.

  9. No les parece que el Papa como responsable de la Iglesia tiene que gobernar? y no saben que cada cual interpreta y gobierna de una forma? o es que creen que el papado de J.P II o de Benedicto fue del gusto de todo. Llevamos siglos asi, pero ahora hay una vuelta a l conservadurismo religioso por parte de ciertos sectores, y si a unos les parece bien a otros no. Y hay que respetar lo mismo que durante otros papados algunos /muchos hicimos de tripa corazón.

  10. Con todo respeto hay una estructura «humana» en la Iglesia que es operativa, de orden práctico, que se formula en normas concretas opinables y revisables, que hacen a su funcionamiento cotidiano, que son no permanentes, elijan el ejemplo que quieran, (el color del papel de la correspondencia). De esa estructura se pueden proponer todas las modificaciones que les parezcan. Con lo que no se puede jugar es con la Iglesia Cuerpo Místico de Cristo, que es de El y tiene una única forma estructural dada por el mismo Cristo, de carácter permanente. De esas verdades esenciales la Iglesia es custodia no modificatoria. En general los Obispos de USA son norteamericanos y piensan como tales y como están en el «centro del mundo» quieren exportar su manera de ver la Iglesia y aplicarla uniformemente del Tibet a Tanzania y eso no es posible en la realidad, ya que existen diferencias muy nítidas entre las Conferencias Episcopales según su radicación en el mundo.

  11. Lydia company, totalmente de acuerdo con usted: Dios permite el mal, Dios permite a JorgeMario al frente de su Iglesia. Pero esto no quiere decir que el Espíritu Santo haya votado por él. El Espíritu Santo no se equivoca. Quien yerra es quien se entroniza como falso Papa y desarrolla, coherentemente, la desastrosa gestión a la vista.

  12. Porque Jesús eligió el » peor » de sus apóstoles para gobernar Su Iglesia .Porque los cardenales nombrados por San Juan Pablo II y Benedicto XVI eligieron al Papa Francisco si es tan malo para la Iglesia ……
    Probablemente , que el Cardenal Bergoglio , era el MEJOR candidato para gobernar la Iglesia , los Cardenales consideraron que era el mejor entre ellos , el que más amaba a Dios y a la Iglesia .
    Así , Jesús eligió a Pedro ……. » ¿.. Simón Pedro me amas mas que estos ..? » Jesús sabía que Pedro lo amaba más que los otros .
    Es tan simple todo .

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